-Joonchae-ni...
palli ka....(vayámonos rápido)
Eran las ocho de
la mañana, y aquellos dos jóvenes seguían sin creerse lo que les
acababa de pasar. La pequeña Hanna miraba a su amigo cansada de
haber corrido durante un buen rato, intentando escapar de sus padres.
Los dos estaban cansados, pero Hanna se sentía más asustada que
cansada. En cambio él, estaba mucho más furioso que cansado. Ella
lo observaba nerviosa mientras él pensaba como salir de aquella
situación.
-Joonchae-ni...-
le estiraba de la camiseta.
-Hanna! Kuman!
(¡Para!) Déjame pensar...- sonaba muy cabreado.
-Dee (Sí)... Pero
tenemos que ir al colegio...
-¡¿De verdad te
importa ahora ir al colegio más que esto?!- seguía muy alterado.
-Annyo, kunde... (No, pero...)-
ella lo miraba con miedo.
-Entonces piensa
algo. Algo inteligente para salir de este lío. Esto... Esto no me
puede pasar a mi.-caminaba alterado de un lado a otro- ¡Si yo no
quiero la empresa! ¡Me da igual lo que haga con ella!- le pegaba
patadas a todo lo que encontraba.
-A lo mejor es
por eso...- Joonchae la miró fríamente.
-¿Tú la
quieres?
-Eh?- los ojos de
Joonchae la incomodaban- Ya lo sabes...
-¡Pues quédatela! Vamos a decirles eso. Vamos.- la cogió del brazo muy
fuerte.
-Joonchae...
Joonchae-ni...- intentaba separarse- me... haces daño.
-¿A caso quieres
que esto continúe?- su cabreo cada vez la asustaba más.
-ANNYO! (¡NO!)- dijo
entre rabia y miedo.
-Ttarawa.
(Sígueme.)
Caminaron de
nuevo en dirección a la empresa. Joonchae seguía cogiéndola del
brazo con fuerza. Estaba poniendo toda su rabia en el brazo de Hanna.
Ella se quejaba e intentaba separarse pero no podía, era más fuerte
que ella.
-Joonchae-ni!- en
frente de ellos alguien lo llamaba.
Joonchae soltó con fuerza el brazo de Hanna, ella lo cogió adolorida. Joonchae
corría en dirección a aquella persona. Era una chica. Ambos sabían
perfectamente quién era. Hanna dejo de correr, ya los alcanzaría.
-Beakshi-ni.-
Joonchae se lanzó a abrazarla.
-He visto tu
mensaje. ¿Pero que locura es esta Joonchae-ni?
-No sé que esta
pasando. Voy a ir ahora mismo a hablar con mi padre otra vez. No nos
pueden hacer esto. Hanna-ya y yo tenemos que parar esto.
-Hanna?¿Otra vez
esa niñata te ha vuelto a meter en uno de sus problemas?¡Esto es el
colmo! ¿Con esto va a conseguir realmente quedarse contigo?
-¿Qué dices
Beakshi-ni? Ninguno de los dos quiere que esto pase. ¿A qué no?- se
giró enfadado buscando a Hanna.
Ella se acercaba
cansada y con cara de perro por tener que aguantarla a ella en un
momento así.
-Joonchae-ah,
vamos a solucionar esto nosotros.
-¡Por fin
piensas en algo!- quiso comenzar a andar otra vez en dirección a la
agencia.
-Joonchae-ni!- lo
cogió Oh Beakshi del brazo.- ¿Vas a pasar de mi?
-Exacto.- Hanna
lo cogió por el otro brazo- Ahora no tiene tiempo para prestarte
atención. Esto es mucho más importante.
-Perdona. Pero la
única que tiene una relación con él de verdad, soy yo.
-Usted perdone.
Pero creo que nadie te ha dado vela en este entierro.
-Si lo han hecho.
Y ha sido Joonchae-ni, porque tenemos una relación y una confianza,
cosa que tú nunca vas a tener con él.
-Eish...-
Joonchae se separó de ambas- ¿Creéis qué es momento para estar
peleando? Beakshi-ni, Hanna-ya y yo...
-¿Ella o yo?- le
preguntó ella mientras cogía a Hanna del brazo y se ponían en
frente suya.
-Weo? (¿Qué?)
-¿Vas a elegir a
alguien que puede realmente ayudarte y que te quiere? ¿O a alguien
que siempre te esta manipulando como quiere?
-¿Pero qué?-
Hanna quitó la mano de Oh Beakshi con rabia y asco.
-¿Ella o yo?
-Baekshi-ni...-
se quedó pensativo.
-Por dios. ¿Me
lo dices enserio? ¿Te lo estas pensando?- él no respondía-
Patético...- dijo bajito- ¡Eligela a ella, venga!- él la miró
sorprendido- Porque estas demasiado ciego como para darte cuenta de
lo sucia y rastrera que es.
-Kim Hanna!
-WEO!? (¡¿QUÉ?!)
¿Digo mentiras?
-Dee! (¡Sí!) La única
sucia, rastrera y mentirosa aquí eres tú niñata. Que lo único que
has hecho siempre es intentar que Joonchae-ni se quedara sin amigos.
-Weo? (¿Qué?)
Pero si ese siempre ha sido tu plan, no el mio.- las jóvenes cada
vez se acercaban más, y más cabreadas.
-Omo, ¿cómo
permites qué diga eso Joonchae-ni?- lo miraba ofendida- Estas
obsesionada con Choi Joonchae. Todos lo sabemos, pero él es
demasiado bueno como para dejarte sola. Pero ya estoy cansada de que
lo manipules y que lo utilices a tu antojo. ¡Déjalo en paz! Este
plan tuyo ya ha ido demasiado lejos.
-¿Has sido tú?-
le preguntaba Joonchae furioso aunque triste.
-ANNYO! (¡NO!)
Pero como...- Hanna se moría por dentro, ¿cómo podía no creerla?-
¿Enserio te la crees?- lo miraba a él buscando un ápice de
confianza. Pero en los ojos de Joonchae ya no había nada. Su mejor
amigo ya no estaba.
-Seguro que
convenció a su padre, y sobornaron al señor Choi para tener parte
de la empresa.
-¿Pero
qué locura es esa?- Hanna se llevaba las manos a la cabeza para no
matarla.
-Hanna-ya,
explícate.- sentenciaba Choi Joonchae. Kim Hanna lo miraba
sorprendida no sabía que tenía que explicarle, porque ella no había
hecho nada.
-Joonchae-ah
no sé de que esta hablando, te lo juro...- se acercaba a él para
cogerle de la mano.
-Como
siempre, haciéndote la inocente y la niña buena delante de él. ¿No
ves que no vas a conseguir su amor?- se colocaba rápidamente Oh
Beakshi entre él y ella.
-Cállate
de una vez víbora venenosa.- se lanzaba hacia ella mientras decía
esas palabras. La cogía muy fuerte del pelo al mismo tiempo que la
otra joven gritaba y se quejaba.
-YA!
KEUMANE! (¡BASTA!)- gritaba Joonchae mientras cogía a Hanna del brazo para
separarla de Oh Baekshi. Pero la separó con tanta fuerza que la tiró
al suelo.
Se
hizo un silencio en ese momento. Hanna no sentía dolor físico. Solo
estaba en shock. Pero nunca se esperó lo que le dijo él después.
-Me
– das – asco... olvídate de mí. Ya he aguantado muchos
berrinches tuyos. Kaja. (Vamos.)- cogió a Oh Beakshi y se fue.
Hanna
en el suelo los veía irse corriendo. Cada vez se hacían más y más
pequeños. Se tiro completamente en el suelo, no tenía ni idea de lo
que acababa de pasar. Cerró los ojos y suspiró muy fuerte. ¿Qué
le había pasado a su mejor amigo? ¿Quién era ese? ¿Qué acaba de
hacer? Nunca se le había ocurrido hacerle daño de verdad, y ahora
estaba en el suelo. Tocaba con sus manos la tierra de aquel parque.
No sentía nada. No le dolía el cuerpo, no sentía rabia hacia él.
No podía llorar. Solo tenía en la cabeza ir tras su amigo y
ayudarlo. Ayudar a Joonchae fue lo único que la ayudo a levantarse.
Hanna comenzó a
andar rápido. Cuando se quiso dar cuenta estaba corriendo. Corría
todo lo que podía y más. Gastó cada una de sus energías para
llegar a CJS Entertaiment. Debía convencer al padre de Joonchae para
que desistiera en la idea del compromiso, y todo ello antes de que él
llegase para hablar con su padre. Todo aquello estaba siendo una
locura y no podía permitir que su amigo creyera de verdad que todo
aquello había sido por culpa suya. Que ella les había convencido a
los dos hombres para llevar a cabo ese compromiso. Seguía
corriendo. Con cada paso desgastaba un poco más aquellas vans grises
y naranjas, pero ahora no era tiempo para detenerse. Llegó por fin
a la agencia, y paró en seco para pensar mejor donde se localizaba
el despacho de Choi Jungsoo. Cuando lo visualizó siguió corriendo
como alma que llevaba al diablo. Todos por allí le gritaban “¿qué
hacía ahí?”. ¿Qué estaba haciendo una joven de 15/16 años por
una agencia de famosos? Aunque más de uno la reconoció en seguida y
simplemente gritaban su nombre. Ella no escuchaba a nadie. Llegó a
aquel gran pasillo lleno de plantas y derrapó. Corrió hacia la
puerta del despacho pero cuando fue a abrir escuchó un grito que
provenía de dentro. La puerta estaba entre abierta y solo se quedó
allí fuera a mirar.
-Choi JoonChae!
¡Niño insolente!- Hanna veía como Choi Jungsoo cogía del brazo a
su hijo- ¡Si crees que tus niñerías van a afectar este contrato lo
tienes difícil!
-No creas que voy
a ser siempre un niño- le respondía Joonchae.
-JoonChae-ah...-
escuchaba la voz de Oh Beakshi.
-Porque no me vas
a controlar para siempre.
Hanna quería
entrar y detener todo aquello pero el miedo la paralizó. Choi
Jungsoo golpeó la cara de Joonchae con firmeza, y Hanna solo pudo
llevarse las manos a la boca y darse la vuelta.
-So...
solo quería que... que comprendieras cómo me sentía... eres mi
padre...
El
padre de Joonchae se dirigía hacia la puerta con una cara muy seria.
Hanna corriendo se escondió detrás del conjunto de las plantas que
habían a la altura de la puerta del despacho. Pero Choi Jungsoo paró
en seco al escuchar el grito de su hijo de nuevo. Hanna apartó una
de las ramas para ver mejor.
-¡Me da igual lo
que pienses, yo la quiero y es lo único que debe de importarte!
¡Entiende que no me quiero casar con Hanna! ¡Ella no es nada para
mi! ¡Ni si quiera una amiga! ¡Solo una niña rara que nunca debió
salir de su país!- decía con rabia mientras arrancaba una pulsera
de su brazo.
Hanna sabía
perfectamente que pulsera era, no le hizo falta verla para saber que
el sonido de las pequeñas bolitas y la cadena al caer al suelo eran
de la pulsera de la amistad que tenían. Hanna miro la suya con
tristeza. No supo bien en que momento empezó a llorar, pero su
rostro ya era un mar de lágrimas. Vio como Joonchae y Beakshi salían
corriendo de allí cogidos de las manos. No podía respirar. No podía
escuchar nada. No podía hablar. Y no quería seguir viviendo. Kim
Hanna no sabía que hacia, pero se levantó y también corrió.
Empezó a subir las escaleras hasta llegar a la azotea. Cada uno de
los escalones parecía ser más alto que el anterior, y las escaleras
no parecían terminar nunca. Su cabeza le daba vueltas y se cogía a
la barandilla solamente con el deseo de llegar arriba. Como si de un
túnel se tratara.
De un momento a
otro se vio allí casi subida a la cornisa del tejado del edificio.
El aire le daba en la cara y secaba sus lágrimas. Podía escuchar su
respiración fuerte y angustiada. Sentía como sus manos se agarraban
fuertemente a la cornisa y la piedra de esta le hacia heridas en los
dedos.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Pudo gritar. Y
escuchar su voz rasgada. Se apartó corriendo de la cornisa y se
abrazó a uno de los tubos de aire que habían allí arriba. Rompió
a llorar muy fuerte. Por su cabeza pasaban muchas cosas, muchos
sentimientos y muchas sensaciones. Pero ninguna era la de odio hacia
él. Se había vuelto tan enfermizo aquel amor que podía perdonarle
lo que fuese, podía tirarla al suelo, podía no creerla, podía
engañarla, podía despreciarla, podía morir por él si es lo que él
hubiese querido. Cualquier cosa hubiese hecho por él. ¿Entonces
quién era ella? ¿Solamente era un juguete? ¿Era alguien que no
valía? Ella quería sentir que valía, y que era alguien, alguien
sin él.
Cayó desplomada
del cansancio. Las lágrimas no la dejaban pensar con claridad, pero
tampoco podía dejar de llorar. Su mundo se había venido abajo y
ella simplemente era una espectadora más.
Se
sonaba la nariz y quitaba sus lágrimas, pero no podía parar de
llorar. Algo empezó a incomodarla, tenía la sensación de que
alguien más estaba allí. Así que alzó su mirada poco a poco y
allí estaba. Él se quedo
mirándola extrañado, mientras ella se levantaba rauda, pues por
desgracia, no esperaba verlo allí.
-Kim... ¿Kim
Hanna?- ella lo miró con los ojos llorosos, y se colocó las gafas-
¿Qué haces aquí?
Intentó salir
de allí corriendo. No quería que Joonchae la viese así. Débil. Él
la cogió por el brazo.
-Suéltame.-
respondió enfadada.
-¿Qué pasa?-
preguntó angustiado.
-Si me pasara
algo, a ti no te importaría. Y de todas maneras no deberías que
tener curiosidad de lo que le pasen a una rara como yo.- le empujó
rudamente.
-YA! Hanna-ya!!
Kim Hanna salió
corriendo de aquella azotea dónde solamente sentía agobio,
oscuridad, ira, tristeza y decepción. No dejaba de llorar. Como
ocurría siempre, ella acababa siendo la mala de la película de
Joonchae. Se maldecía mientras bajaba rápido las escaleras que
daban a las afueras de la agencia “CJS Entertaiment”. En su
camino vio a una pequeña Choi Seungchae jugar con su osito de
peluche. Hanna no quería que aquella pequeña criatura viera como
lloraba desconsolada. Así que tapo su rostro con su brazo y la
esquivó.
Siguió
corriendo, solo quería perder de vista a Joonchae. No quería verlo
más. No quería saber nada más de él. No quería seguir allí
donde no la querían. Si tenía que huir lo haría. Si todos querían
que se marchara de allí lo haría. Porque iba a oponerse.
Dejó de llorar.
Sus lágrimas se habían secado por el viento, y este le ayudaba a
coger velocidad. Esquivaba a la gente que se encontraba por su
camino. Tenía una meta y una dirección. En un cerrar y abrir de
ojos, con toda la adrenalina que tenía, se presentó en casa de su
tío. Comenzó a golpear la puerta con fuerza.
-¿Extranjera?
¿Qué haces aquí?- Moonsoo la miraba muy extrañado.
-Samchom! (Tío)-
se tiró al suelo para hacer una reverencia- Jebal! (Por favor)
¡Llévame contigo!
Kim Moonsoo no
supo que hacer en esos momentos.
-¡Tú estás
loca!- entró en casa de nuevo.
-Jebal, samchom.
(Por favor, tío.)- seguía con su reverencia en el suelo.
-Solo tienes 16
años, Hanna-ni. Cuando cumplas la mayoría de edad podrás venirte
conmigo.- terminaba de empacar sus cosas.
-¡No quiero
quedarme aquí! ¡No pertenezco a este lugar! ¡Todo el mundo me
odia, y nadie quiere que una extranjera como yo siga aquí! ¡Jebal,
samchon, (Por favor, tío) no quiero seguir viendo a Choi Joonchae-ah!- su voz se
quebraba a la vez que contenía sus lágrimas con fuerza.
Su tío la
miraba con pena y rabia. Ella arrodillada en el suelo aún, haciéndole una reverencia, parecía tener las cosas más claras que
él para huir de allí.
-Yo me voy para
no volver jamás. ¿Entiendes?
-No quiero
volver.- levantó su mirada.
-¿Y tus padres?
-Amma... lo
entenderá.
-¿Y Kim
Moonsik-hyung?
-Samchon... no
quiero hacer ese contrato...- cayó una lágrima por su mejilla, pero
se mantuvo firme.
Moonsoo la
levantó del suelo y la abrazó. Él sabía como se sentía. La rabia
también corría por sus venas, la cual controlaba sus lágrimas.
-Te vendrás
conmigo a España.
Hanna lo abrazó
con más fuerza aún. Los dos estaban hartos de todo aquello. Y el
contrato había sido la gota que colmó el vaso. Hanna se había dado
cuenta de que aquel amor enfermizo solamente le haría daño y que no
quería sufrir más. ¿Por qué iba a sacrificar su vida por alguien
que ni siquiera apreciaba su amistad? “Alguien así no te merece
Hanna-ni.”, recordaba las palabras de su tío. Y Moonsoo... él ya
había cumplido suficientes órdenes estúpidas en su vida, y no iba
a consentir que un simple negocio de su padre destrozará la vida de
su sobrina. Habían llegado demasiado lejos, y todo por el cochino
dinero. “¡Dinero que te da de comer!”, recordaba las palabras de
su padre con rabia.
Intentaron que
todo se llevara a cabo lo antes posible. Aunque la noticia a los
padres de Kim Hanna fue la peor discusión de sus vidas, pues
intentaban hacer entrar en razón a dos grandes cabezotas, que ya
tenían sus objetivos bien marcados.
Y así fue. No
sirvió de nada lo que les dijeron. Y pasados dos días saldrían de
allí rumbo a España. Hanna solamente les contó todo lo sucedido a
Park Yoona y Kang Jihoo.
-¿Cómo eres
capaz de hacerme esto?- lloraba desconsolada Yoona mientras Jihoo le
acariciaba la espalda y agachaba la cara para que no viesen sus
lágrimas.
-Mianhaeyo (Lo siento)...
-¡No me vale tu
disculpa!- Hanna intentaba cogerla de la mano, pero Yoona se la
soltaba.
-Unni...
-Me da igual
dónde te vayas. Siempre vamos a estar contigo.- se limpiaba
sutilmente.
-Sambe...- Hanna
no podía resistirse.
-KUJI! (¡Cierto!)
¡Vamos a hablar todas las semanas!
-¡Todos los días
si hace falta!
-Dee! (¡Sí!)- les
sonreía con tristeza.
Hanna sonreía
por aquellos dos, era los únicos amigos que tenía en ese momento, y
era triste pensarlo. Los dos amigos emocionados sentían que esos
días también serían los peores de sus vidas. Su grupo se había
roto, y no sabían que hacer para arreglarlo. Uno se iba a ir lejos,
y el otro aún estaba esperando a que Seungchae saliera de peligro.
-Me tengo que
ir...- se quedó parada.
-Hanna-ya...
Joonchae-ah...- Jihoo quería contarle todo lo que estaba pasando.
-Annyo! (¡No!) No quiero
volver a escuchar ese nombre nunca más.- se dio la vuelta para subir
al coche.
-Kure (Claro)...-
dijo con tristeza.
Hanna limpió
sus lágrimas rápido y miró hacia delante. Su tío la esperaba
apoyado en la puerta del coche. Pasaría mucho tiempo hasta que se
volverían a ver. Se giró rauda y fue a abrazarlos. Todos se
echarían mucho de menos, pero ellos sabían que Hanna estaría bien.
Ella, ya les trasmitía un aura diferente después de todo aquello.
-Chingudul!
Saranghae!! (Amigos. Os quiero.)- les gritaba mientras corría hacia
el coche.
-Urido! (Nosotros
también.)- gritaron también mientras se cogían de las manos y la
despedían con la otra.- Saranghae!! (Te queremos)
Su tío le abrió
la puerta y Hanna entró al coche.
-Hanna-yaaaaaaa!!!
Escuchó antes
de que su tío cerrara. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, pero
cerró los ojos y respiró. En ningún momento giró su cara. Y fuera
del coche seguía sonando su nombre. El coche arrancó y empezó a
moverse.
-No llores.- le
dijo su tío al verla con lo ojos cerrados, pues ambos sabían quién
la llamaba.
-Lloré.- dijo
muy seria mientras miraba por la ventana.
Pues estaba convencida de que no iba a
llorar más por esa persona.
. . .
-Recuerdo...
recuerdo algo...
-¿Qué es...?
-Recuerdo
llamarte...- Joonchae se tocaba la cabeza y después se miraba la
mano- sostenía algo en la mano...- Hanna lo miró extrañada- Era un
peluche...
-Era un osito de
peluche.
-Dee (Sí)...- Joonchae la
miró sorprendido- ¿Entonces si qué es verdad? Estuviste en el
hospital.
-Le dejé el peluche
a Seungchae cuando tú estabas dormido en el hospital... yo ya no lo
necesitaba. Ella necesitaba más aquel peluche.
-No quería que te
fueras...
-No podía quedarme.
-Pero a lo mejor tu
me hubieras ayudado a superar todo eso.
-¿Y cómo querías
qué yo me sintiera con todo eso Joonchae-ah?
-No me dejaste
decirte como me sentía.
-Ni tu a mi...- los
dos se miraron fijamente. Las lágrimas en sus ojos eran cada vez más
visibles- ¿Qué querías? A tu siempre fiel Hanna-ya. La que siempre
te decía que sí a todo. La que iba detrás tuyo. Sí, no pasa nada.
Mi mejor amigo me dejó tirada en el suelo por creer en la persona
que amaba, y después esperabas que yo te resolviera los problemas.
¿Y dónde estaba tu gran amada?
-No estaba...
-Huyó.
-¡Tú también!
-¡¿Ya me estás
comparando otra vez con ella?! Yo no te ofrecí el cielo y luego te
lo quité. Yo solo quería seguir siendo tu amiga, y solo quería que
me... que me creyeras...
-¡Pero si me
hubieses dejado hablar contigo te hubiese creído!
-¡¿Estás seguro
Joonchae-ah?! ¿Eh? ¿No hubiese sido lo de siempre?
-¿Qué es lo de
siempre Hanna-ya?
-¿Qué qué es? Que
era la única que aguantaba tus plantones. La que recibía tus
estufidos cuando estabas cabreado. La que te apoyaba en todo por muy
locura que fuera. Da igual si llovía, si nevaba o hiciera calor... yo
siempre iba a ayudarte. Se supone que era tu mejor amiga. Pero... al
final... solo me sentía como una triste marioneta del fantástico Choi Joonchae.
-Hanna...
-Había...-
respiraba bien fuerte para poder continuar hablando sin que las
lágrimas la parasen- había momentos mágicos en los que creía que
mi amigo había vuelto... pero... venías al día siguiente con tus
aires de persona responsable y tu novia cogida del brazo, y hacías
el esfuerzo de no mirarme... ignorabas que estuviera allí... A lo
mejor... me cansé de intentarlo.
-Pero era
Seungchae...- lloraba Joonchae e intentaba no derrumbarse- Era por
Seungchae-ni...
-¡Lo sé,
Joonchae-ah! Ya lo sé... Y lo siento... realmente lo siento...-
Hanna le cogió de las manos- Pero... si me hubiera bajado de ese
coche... quién me hubiese dicho que no me hubiese vuelto a pasar lo
mismo... Era demasiado dependiente de ti. Hubiese movido cielo y
tierra por ti. ¿Lo entiendes?
Claro que lo
entendía. Si se hubiese dado cuenta de todo antes... No le hubiese
prometido el amor que ella sentía por él en aquel momento, pero...
si al menos la hubiese creído. Aunque, a lo mejor hubiese sido mucho
peor saber que ella estaba enamorada. Sus sospechas hubiesen sido
peores. Puede... que simplemente es lo que tenía que pasar. Debían
separarse, para saber realmente quienes eran.
-Mianhaeyo (Lo siento)...-
agachaba la cabeza para que no lo viese llorar.
-¿Qué haces?-
Hanna le levantó la cabeza. Los dos se miraban con los ojos llenos
de lágrimas- Míranos.- Hanna se reía- Somos los amigos más
patéticos del mundo. Soy tan cabezota.- se pegó fuerte en la
cabeza.
-Te vas a hacer
daño.- le cogió la mano. Hanna se empezó a reír otra vez.
-Perdóname...
debería haberte dicho que todo saldría bien aunque yo no podía
estar a tu lado.
Joonchae abrió sus
ojos. “Esas palabras...”. Realmente eran las únicas palabras que
quería escuchar. El corazón de Joonchae comenzó a latir como loco.
-Hanna-ya...
sarang...
-Joonchae-ni!- le
cortó con una gran sonrisa llena aún de lágrimas- ¡Juro que voy a
olvidar todo lo que haya sucedido entre tu y yo! ¡LO JURO!- él se
quedo paralizado mirándola- ¡Empecemos otra vez!- le extendió la
mano con una gran sonrisa, mientras con la otra se quitaba las
lágrimas.
Ella estaba
decidida, su corazón se había desatado como una gran ola. Y de
verdad creía que esta vez podría ser diferente, sin contratiempos
del corazón. Amigos. Amigos de verdad. Le daría a Joonchae lo que
realmente quería y necesitaba. A su mejor amiga. ¿Pero era eso lo
que él quería ahora?
Él la miraba
ojiplático aún. No pudo decirle lo que sentía. Se lo guardaría
para él. Puesto que... esta podía ser otra señal del destino para
confirmar todo aquello que estaba sintiendo por ella. ¿Realmente es
amor? ¿O es que echaba mucho de menos a su amiga?
-Hanna-ni...
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