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Capítulo 23 – -No llores.- me dijo. -Lloré- le dije. - Parte 2


-Joonchae-ni... palli ka....(vayámonos rápido)
Eran las ocho de la mañana, y aquellos dos jóvenes seguían sin creerse lo que les acababa de pasar. La pequeña Hanna miraba a su amigo cansada de haber corrido durante un buen rato, intentando escapar de sus padres. Los dos estaban cansados, pero Hanna se sentía más asustada que cansada. En cambio él, estaba mucho más furioso que cansado. Ella lo observaba nerviosa mientras él pensaba como salir de aquella situación.
-Joonchae-ni...- le estiraba de la camiseta.
-Hanna! Kuman! (¡Para!) Déjame pensar...- sonaba muy cabreado.
-Dee (Sí)... Pero tenemos que ir al colegio...
-¡¿De verdad te importa ahora ir al colegio más que esto?!- seguía muy alterado.
-Annyo, kunde... (No, pero...)- ella lo miraba con miedo.
-Entonces piensa algo. Algo inteligente para salir de este lío. Esto... Esto no me puede pasar a mi.-caminaba alterado de un lado a otro- ¡Si yo no quiero la empresa! ¡Me da igual lo que haga con ella!- le pegaba patadas a todo lo que encontraba.
-A lo mejor es por eso...- Joonchae la miró fríamente.
-¿Tú la quieres?
-Eh?- los ojos de Joonchae la incomodaban- Ya lo sabes...
-¡Pues quédatela! Vamos a decirles eso. Vamos.- la cogió del brazo muy fuerte.
-Joonchae... Joonchae-ni...- intentaba separarse- me... haces daño.
-¿A caso quieres que esto continúe?- su cabreo cada vez la asustaba más.
-ANNYO! (¡NO!)- dijo entre rabia y miedo.
-Ttarawa. (Sígueme.)
Caminaron de nuevo en dirección a la empresa. Joonchae seguía cogiéndola del brazo con fuerza. Estaba poniendo toda su rabia en el brazo de Hanna. Ella se quejaba e intentaba separarse pero no podía, era más fuerte que ella.
-Joonchae-ni!- en frente de ellos alguien lo llamaba.
Joonchae soltó con fuerza el brazo de Hanna, ella lo cogió adolorida. Joonchae corría en dirección a aquella persona. Era una chica. Ambos sabían perfectamente quién era. Hanna dejo de correr, ya los alcanzaría.
-Beakshi-ni.- Joonchae se lanzó a abrazarla.
-He visto tu mensaje. ¿Pero que locura es esta Joonchae-ni?
-No sé que esta pasando. Voy a ir ahora mismo a hablar con mi padre otra vez. No nos pueden hacer esto. Hanna-ya y yo tenemos que parar esto.
-Hanna?¿Otra vez esa niñata te ha vuelto a meter en uno de sus problemas?¡Esto es el colmo! ¿Con esto va a conseguir realmente quedarse contigo?
-¿Qué dices Beakshi-ni? Ninguno de los dos quiere que esto pase. ¿A qué no?- se giró enfadado buscando a Hanna.
Ella se acercaba cansada y con cara de perro por tener que aguantarla a ella en un momento así.
-Joonchae-ah, vamos a solucionar esto nosotros.
-¡Por fin piensas en algo!- quiso comenzar a andar otra vez en dirección a la agencia.
-Joonchae-ni!- lo cogió Oh Beakshi del brazo.- ¿Vas a pasar de mi?
-Exacto.- Hanna lo cogió por el otro brazo- Ahora no tiene tiempo para prestarte atención. Esto es mucho más importante.
-Perdona. Pero la única que tiene una relación con él de verdad, soy yo.
-Usted perdone. Pero creo que nadie te ha dado vela en este entierro.
-Si lo han hecho. Y ha sido Joonchae-ni, porque tenemos una relación y una confianza, cosa que tú nunca vas a tener con él.
-Eish...- Joonchae se separó de ambas- ¿Creéis qué es momento para estar peleando? Beakshi-ni, Hanna-ya y yo...
-¿Ella o yo?- le preguntó ella mientras cogía a Hanna del brazo y se ponían en frente suya.
-Weo? (¿Qué?)
-¿Vas a elegir a alguien que puede realmente ayudarte y que te quiere? ¿O a alguien que siempre te esta manipulando como quiere?
-¿Pero qué?- Hanna quitó la mano de Oh Beakshi con rabia y asco.
-¿Ella o yo?
-Baekshi-ni...- se quedó pensativo.
-Por dios. ¿Me lo dices enserio? ¿Te lo estas pensando?- él no respondía- Patético...- dijo bajito- ¡Eligela a ella, venga!- él la miró sorprendido- Porque estas demasiado ciego como para darte cuenta de lo sucia y rastrera que es.
-Kim Hanna!
-WEO!? (¡¿QUÉ?!) ¿Digo mentiras?
-Dee! (¡Sí!) La única sucia, rastrera y mentirosa aquí eres tú niñata. Que lo único que has hecho siempre es intentar que Joonchae-ni se quedara sin amigos.
-Weo? (¿Qué?) Pero si ese siempre ha sido tu plan, no el mio.- las jóvenes cada vez se acercaban más, y más cabreadas.
-Omo, ¿cómo permites qué diga eso Joonchae-ni?- lo miraba ofendida- Estas obsesionada con Choi Joonchae. Todos lo sabemos, pero él es demasiado bueno como para dejarte sola. Pero ya estoy cansada de que lo manipules y que lo utilices a tu antojo. ¡Déjalo en paz! Este plan tuyo ya ha ido demasiado lejos.
-¿Has sido tú?- le preguntaba Joonchae furioso aunque triste.
-ANNYO! (¡NO!) Pero como...- Hanna se moría por dentro, ¿cómo podía no creerla?- ¿Enserio te la crees?- lo miraba a él buscando un ápice de confianza. Pero en los ojos de Joonchae ya no había nada. Su mejor amigo ya no estaba.
-Seguro que convenció a su padre, y sobornaron al señor Choi para tener parte de la empresa.
-¿Pero qué locura es esa?- Hanna se llevaba las manos a la cabeza para no matarla.
-Hanna-ya, explícate.- sentenciaba Choi Joonchae. Kim Hanna lo miraba sorprendida no sabía que tenía que explicarle, porque ella no había hecho nada.
-Joonchae-ah no sé de que esta hablando, te lo juro...- se acercaba a él para cogerle de la mano.
-Como siempre, haciéndote la inocente y la niña buena delante de él. ¿No ves que no vas a conseguir su amor?- se colocaba rápidamente Oh Beakshi entre él y ella.
-Cállate de una vez víbora venenosa.- se lanzaba hacia ella mientras decía esas palabras. La cogía muy fuerte del pelo al mismo tiempo que la otra joven gritaba y se quejaba.
-YA! KEUMANE! (¡BASTA!)- gritaba Joonchae mientras cogía a Hanna del brazo para separarla de Oh Baekshi. Pero la separó con tanta fuerza que la tiró al suelo.
Se hizo un silencio en ese momento. Hanna no sentía dolor físico. Solo estaba en shock. Pero nunca se esperó lo que le dijo él después.
-Me – das – asco... olvídate de mí. Ya he aguantado muchos berrinches tuyos. Kaja. (Vamos.)- cogió a Oh Beakshi y se fue.
Hanna en el suelo los veía irse corriendo. Cada vez se hacían más y más pequeños. Se tiro completamente en el suelo, no tenía ni idea de lo que acababa de pasar. Cerró los ojos y suspiró muy fuerte. ¿Qué le había pasado a su mejor amigo? ¿Quién era ese? ¿Qué acaba de hacer? Nunca se le había ocurrido hacerle daño de verdad, y ahora estaba en el suelo. Tocaba con sus manos la tierra de aquel parque. No sentía nada. No le dolía el cuerpo, no sentía rabia hacia él. No podía llorar. Solo tenía en la cabeza ir tras su amigo y ayudarlo. Ayudar a Joonchae fue lo único que la ayudo a levantarse.
Hanna comenzó a andar rápido. Cuando se quiso dar cuenta estaba corriendo. Corría todo lo que podía y más. Gastó cada una de sus energías para llegar a CJS Entertaiment. Debía convencer al padre de Joonchae para que desistiera en la idea del compromiso, y todo ello antes de que él llegase para hablar con su padre. Todo aquello estaba siendo una locura y no podía permitir que su amigo creyera de verdad que todo aquello había sido por culpa suya. Que ella les había convencido a los dos hombres para llevar a cabo ese compromiso. Seguía corriendo. Con cada paso desgastaba un poco más aquellas vans grises y naranjas, pero ahora no era tiempo para detenerse. Llegó por fin a la agencia, y paró en seco para pensar mejor donde se localizaba el despacho de Choi Jungsoo. Cuando lo visualizó siguió corriendo como alma que llevaba al diablo. Todos por allí le gritaban “¿qué hacía ahí?”. ¿Qué estaba haciendo una joven de 15/16 años por una agencia de famosos? Aunque más de uno la reconoció en seguida y simplemente gritaban su nombre. Ella no escuchaba a nadie. Llegó a aquel gran pasillo lleno de plantas y derrapó. Corrió hacia la puerta del despacho pero cuando fue a abrir escuchó un grito que provenía de dentro. La puerta estaba entre abierta y solo se quedó allí fuera a mirar.
-Choi JoonChae! ¡Niño insolente!- Hanna veía como Choi Jungsoo cogía del brazo a su hijo- ¡Si crees que tus niñerías van a afectar este contrato lo tienes difícil!
-No creas que voy a ser siempre un niño- le respondía Joonchae.
-JoonChae-ah...- escuchaba la voz de Oh Beakshi.
-Porque no me vas a controlar para siempre.
Hanna quería entrar y detener todo aquello pero el miedo la paralizó. Choi Jungsoo golpeó la cara de Joonchae con firmeza, y Hanna solo pudo llevarse las manos a la boca y darse la vuelta.
-So... solo quería que... que comprendieras cómo me sentía... eres mi padre...

El padre de Joonchae se dirigía hacia la puerta con una cara muy seria. Hanna corriendo se escondió detrás del conjunto de las plantas que habían a la altura de la puerta del despacho. Pero Choi Jungsoo paró en seco al escuchar el grito de su hijo de nuevo. Hanna apartó una de las ramas para ver mejor.

-¡Me da igual lo que pienses, yo la quiero y es lo único que debe de importarte! ¡Entiende que no me quiero casar con Hanna! ¡Ella no es nada para mi! ¡Ni si quiera una amiga! ¡Solo una niña rara que nunca debió salir de su país!- decía con rabia mientras arrancaba una pulsera de su brazo.
Hanna sabía perfectamente que pulsera era, no le hizo falta verla para saber que el sonido de las pequeñas bolitas y la cadena al caer al suelo eran de la pulsera de la amistad que tenían. Hanna miro la suya con tristeza. No supo bien en que momento empezó a llorar, pero su rostro ya era un mar de lágrimas. Vio como Joonchae y Beakshi salían corriendo de allí cogidos de las manos. No podía respirar. No podía escuchar nada. No podía hablar. Y no quería seguir viviendo. Kim Hanna no sabía que hacia, pero se levantó y también corrió. Empezó a subir las escaleras hasta llegar a la azotea. Cada uno de los escalones parecía ser más alto que el anterior, y las escaleras no parecían terminar nunca. Su cabeza le daba vueltas y se cogía a la barandilla solamente con el deseo de llegar arriba. Como si de un túnel se tratara.
De un momento a otro se vio allí casi subida a la cornisa del tejado del edificio. El aire le daba en la cara y secaba sus lágrimas. Podía escuchar su respiración fuerte y angustiada. Sentía como sus manos se agarraban fuertemente a la cornisa y la piedra de esta le hacia heridas en los dedos.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Pudo gritar. Y escuchar su voz rasgada. Se apartó corriendo de la cornisa y se abrazó a uno de los tubos de aire que habían allí arriba. Rompió a llorar muy fuerte. Por su cabeza pasaban muchas cosas, muchos sentimientos y muchas sensaciones. Pero ninguna era la de odio hacia él. Se había vuelto tan enfermizo aquel amor que podía perdonarle lo que fuese, podía tirarla al suelo, podía no creerla, podía engañarla, podía despreciarla, podía morir por él si es lo que él hubiese querido. Cualquier cosa hubiese hecho por él. ¿Entonces quién era ella? ¿Solamente era un juguete? ¿Era alguien que no valía? Ella quería sentir que valía, y que era alguien, alguien sin él.
Cayó desplomada del cansancio. Las lágrimas no la dejaban pensar con claridad, pero tampoco podía dejar de llorar. Su mundo se había venido abajo y ella simplemente era una espectadora más.
Se sonaba la nariz y quitaba sus lágrimas, pero no podía parar de llorar. Algo empezó a incomodarla, tenía la sensación de que alguien más estaba allí. Así que alzó su mirada poco a poco y allí estaba. Él se quedo mirándola extrañado, mientras ella se levantaba rauda, pues por desgracia, no esperaba verlo allí.
-Kim... ¿Kim Hanna?- ella lo miró con los ojos llorosos, y se colocó las gafas- ¿Qué haces aquí?
Intentó salir de allí corriendo. No quería que Joonchae la viese así. Débil. Él la cogió por el brazo.
-Suéltame.- respondió enfadada.
-¿Qué pasa?- preguntó angustiado.
-Si me pasara algo, a ti no te importaría. Y de todas maneras no deberías que tener curiosidad de lo que le pasen a una rara como yo.- le empujó rudamente.
-YA! Hanna-ya!!
Kim Hanna salió corriendo de aquella azotea dónde solamente sentía agobio, oscuridad, ira, tristeza y decepción. No dejaba de llorar. Como ocurría siempre, ella acababa siendo la mala de la película de Joonchae. Se maldecía mientras bajaba rápido las escaleras que daban a las afueras de la agencia “CJS Entertaiment”. En su camino vio a una pequeña Choi Seungchae jugar con su osito de peluche. Hanna no quería que aquella pequeña criatura viera como lloraba desconsolada. Así que tapo su rostro con su brazo y la esquivó.
Siguió corriendo, solo quería perder de vista a Joonchae. No quería verlo más. No quería saber nada más de él. No quería seguir allí donde no la querían. Si tenía que huir lo haría. Si todos querían que se marchara de allí lo haría. Porque iba a oponerse.
Dejó de llorar. Sus lágrimas se habían secado por el viento, y este le ayudaba a coger velocidad. Esquivaba a la gente que se encontraba por su camino. Tenía una meta y una dirección. En un cerrar y abrir de ojos, con toda la adrenalina que tenía, se presentó en casa de su tío. Comenzó a golpear la puerta con fuerza.
-¿Extranjera? ¿Qué haces aquí?- Moonsoo la miraba muy extrañado.
-Samchom! (Tío)- se tiró al suelo para hacer una reverencia- Jebal! (Por favor) ¡Llévame contigo!
Kim Moonsoo no supo que hacer en esos momentos.
-¡Tú estás loca!- entró en casa de nuevo.
-Jebal, samchom. (Por favor, tío.)- seguía con su reverencia en el suelo.
-Solo tienes 16 años, Hanna-ni. Cuando cumplas la mayoría de edad podrás venirte conmigo.- terminaba de empacar sus cosas.
-¡No quiero quedarme aquí! ¡No pertenezco a este lugar! ¡Todo el mundo me odia, y nadie quiere que una extranjera como yo siga aquí! ¡Jebal, samchon, (Por favor, tío) no quiero seguir viendo a Choi Joonchae-ah!- su voz se quebraba a la vez que contenía sus lágrimas con fuerza.
Su tío la miraba con pena y rabia. Ella arrodillada en el suelo aún, haciéndole una reverencia, parecía tener las cosas más claras que él para huir de allí.
-Yo me voy para no volver jamás. ¿Entiendes?
-No quiero volver.- levantó su mirada.
-¿Y tus padres?
-Amma... lo entenderá.
-¿Y Kim Moonsik-hyung?
-Samchon... no quiero hacer ese contrato...- cayó una lágrima por su mejilla, pero se mantuvo firme.
Moonsoo la levantó del suelo y la abrazó. Él sabía como se sentía. La rabia también corría por sus venas, la cual controlaba sus lágrimas.
-Te vendrás conmigo a España.
Hanna lo abrazó con más fuerza aún. Los dos estaban hartos de todo aquello. Y el contrato había sido la gota que colmó el vaso. Hanna se había dado cuenta de que aquel amor enfermizo solamente le haría daño y que no quería sufrir más. ¿Por qué iba a sacrificar su vida por alguien que ni siquiera apreciaba su amistad? “Alguien así no te merece Hanna-ni.”, recordaba las palabras de su tío. Y Moonsoo... él ya había cumplido suficientes órdenes estúpidas en su vida, y no iba a consentir que un simple negocio de su padre destrozará la vida de su sobrina. Habían llegado demasiado lejos, y todo por el cochino dinero. “¡Dinero que te da de comer!”, recordaba las palabras de su padre con rabia.
Intentaron que todo se llevara a cabo lo antes posible. Aunque la noticia a los padres de Kim Hanna fue la peor discusión de sus vidas, pues intentaban hacer entrar en razón a dos grandes cabezotas, que ya tenían sus objetivos bien marcados.
Y así fue. No sirvió de nada lo que les dijeron. Y pasados dos días saldrían de allí rumbo a España. Hanna solamente les contó todo lo sucedido a Park Yoona y Kang Jihoo.
-¿Cómo eres capaz de hacerme esto?- lloraba desconsolada Yoona mientras Jihoo le acariciaba la espalda y agachaba la cara para que no viesen sus lágrimas.
-Mianhaeyo (Lo siento)...
-¡No me vale tu disculpa!- Hanna intentaba cogerla de la mano, pero Yoona se la soltaba.
-Unni...
-Me da igual dónde te vayas. Siempre vamos a estar contigo.- se limpiaba sutilmente.
-Sambe...- Hanna no podía resistirse.
-KUJI! (¡Cierto!) ¡Vamos a hablar todas las semanas!
-¡Todos los días si hace falta!
-Dee! (¡Sí!)- les sonreía con tristeza.
Hanna sonreía por aquellos dos, era los únicos amigos que tenía en ese momento, y era triste pensarlo. Los dos amigos emocionados sentían que esos días también serían los peores de sus vidas. Su grupo se había roto, y no sabían que hacer para arreglarlo. Uno se iba a ir lejos, y el otro aún estaba esperando a que Seungchae saliera de peligro.
-Me tengo que ir...- se quedó parada.
-Hanna-ya... Joonchae-ah...- Jihoo quería contarle todo lo que estaba pasando.
-Annyo! (¡No!) No quiero volver a escuchar ese nombre nunca más.- se dio la vuelta para subir al coche.
-Kure (Claro)...- dijo con tristeza.
Hanna limpió sus lágrimas rápido y miró hacia delante. Su tío la esperaba apoyado en la puerta del coche. Pasaría mucho tiempo hasta que se volverían a ver. Se giró rauda y fue a abrazarlos. Todos se echarían mucho de menos, pero ellos sabían que Hanna estaría bien. Ella, ya les trasmitía un aura diferente después de todo aquello.
-Chingudul! Saranghae!! (Amigos. Os quiero.)- les gritaba mientras corría hacia el coche.
-Urido! (Nosotros también.)- gritaron también mientras se cogían de las manos y la despedían con la otra.- Saranghae!! (Te queremos)
Su tío le abrió la puerta y Hanna entró al coche.
-Hanna-yaaaaaaa!!!
Escuchó antes de que su tío cerrara. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, pero cerró los ojos y respiró. En ningún momento giró su cara. Y fuera del coche seguía sonando su nombre. El coche arrancó y empezó a moverse.
-No llores.- le dijo su tío al verla con lo ojos cerrados, pues ambos sabían quién la llamaba.
-Lloré.- dijo muy seria mientras miraba por la ventana.
Pues estaba convencida de que no iba a llorar más por esa persona.


. . .


-Recuerdo... recuerdo algo...
-¿Qué es...?
-Recuerdo llamarte...- Joonchae se tocaba la cabeza y después se miraba la mano- sostenía algo en la mano...- Hanna lo miró extrañada- Era un peluche...
-Era un osito de peluche.
-Dee (Sí)...- Joonchae la miró sorprendido- ¿Entonces si qué es verdad? Estuviste en el hospital.
-Le dejé el peluche a Seungchae cuando tú estabas dormido en el hospital... yo ya no lo necesitaba. Ella necesitaba más aquel peluche.
-No quería que te fueras...
-No podía quedarme.
-Pero a lo mejor tu me hubieras ayudado a superar todo eso.
-¿Y cómo querías qué yo me sintiera con todo eso Joonchae-ah?
-No me dejaste decirte como me sentía.
-Ni tu a mi...- los dos se miraron fijamente. Las lágrimas en sus ojos eran cada vez más visibles- ¿Qué querías? A tu siempre fiel Hanna-ya. La que siempre te decía que sí a todo. La que iba detrás tuyo. Sí, no pasa nada. Mi mejor amigo me dejó tirada en el suelo por creer en la persona que amaba, y después esperabas que yo te resolviera los problemas. ¿Y dónde estaba tu gran amada?
-No estaba...
-Huyó.
-¡Tú también!
-¡¿Ya me estás comparando otra vez con ella?! Yo no te ofrecí el cielo y luego te lo quité. Yo solo quería seguir siendo tu amiga, y solo quería que me... que me creyeras...
-¡Pero si me hubieses dejado hablar contigo te hubiese creído!
-¡¿Estás seguro Joonchae-ah?! ¿Eh? ¿No hubiese sido lo de siempre?
-¿Qué es lo de siempre Hanna-ya?
-¿Qué qué es? Que era la única que aguantaba tus plantones. La que recibía tus estufidos cuando estabas cabreado. La que te apoyaba en todo por muy locura que fuera. Da igual si llovía, si nevaba o hiciera calor... yo siempre iba a ayudarte. Se supone que era tu mejor amiga. Pero... al final... solo me sentía como una triste marioneta del fantástico Choi Joonchae.
-Hanna...
-Había...- respiraba bien fuerte para poder continuar hablando sin que las lágrimas la parasen- había momentos mágicos en los que creía que mi amigo había vuelto... pero... venías al día siguiente con tus aires de persona responsable y tu novia cogida del brazo, y hacías el esfuerzo de no mirarme... ignorabas que estuviera allí... A lo mejor... me cansé de intentarlo.
-Pero era Seungchae...- lloraba Joonchae e intentaba no derrumbarse- Era por Seungchae-ni...
-¡Lo sé, Joonchae-ah! Ya lo sé... Y lo siento... realmente lo siento...- Hanna le cogió de las manos- Pero... si me hubiera bajado de ese coche... quién me hubiese dicho que no me hubiese vuelto a pasar lo mismo... Era demasiado dependiente de ti. Hubiese movido cielo y tierra por ti. ¿Lo entiendes?
Claro que lo entendía. Si se hubiese dado cuenta de todo antes... No le hubiese prometido el amor que ella sentía por él en aquel momento, pero... si al menos la hubiese creído. Aunque, a lo mejor hubiese sido mucho peor saber que ella estaba enamorada. Sus sospechas hubiesen sido peores. Puede... que simplemente es lo que tenía que pasar. Debían separarse, para saber realmente quienes eran.
-Mianhaeyo (Lo siento)...- agachaba la cabeza para que no lo viese llorar.
-¿Qué haces?- Hanna le levantó la cabeza. Los dos se miraban con los ojos llenos de lágrimas- Míranos.- Hanna se reía- Somos los amigos más patéticos del mundo. Soy tan cabezota.- se pegó fuerte en la cabeza.
-Te vas a hacer daño.- le cogió la mano. Hanna se empezó a reír otra vez.
-Perdóname... debería haberte dicho que todo saldría bien aunque yo no podía estar a tu lado.
Joonchae abrió sus ojos. “Esas palabras...”. Realmente eran las únicas palabras que quería escuchar. El corazón de Joonchae comenzó a latir como loco.
-Hanna-ya... sarang...
-Joonchae-ni!- le cortó con una gran sonrisa llena aún de lágrimas- ¡Juro que voy a olvidar todo lo que haya sucedido entre tu y yo! ¡LO JURO!- él se quedo paralizado mirándola- ¡Empecemos otra vez!- le extendió la mano con una gran sonrisa, mientras con la otra se quitaba las lágrimas.
Ella estaba decidida, su corazón se había desatado como una gran ola. Y de verdad creía que esta vez podría ser diferente, sin contratiempos del corazón. Amigos. Amigos de verdad. Le daría a Joonchae lo que realmente quería y necesitaba. A su mejor amiga. ¿Pero era eso lo que él quería ahora?
Él la miraba ojiplático aún. No pudo decirle lo que sentía. Se lo guardaría para él. Puesto que... esta podía ser otra señal del destino para confirmar todo aquello que estaba sintiendo por ella. ¿Realmente es amor? ¿O es que echaba mucho de menos a su amiga?
-Hanna-ni...

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