“Los cantantes
y actores: Choi Joonchae y Ok Jiyoung. Se pelean en los despachos de
la agencia “Sons of Golden”, después de la inquietante noticia publicada sobre Ok Jiyoung y su escándalo tras los rodajes del
dorama “Like you”. ¿Cómo creen que afectará esto a sus
carreras? ¿Creen qué los conflictos están relacionados? Todo esto
y más intentaremos averiguar.”
Hanna
miraba las noticias del móvil preocupada. Todas hablaban sobre que
estaba pasando exactamente entre aquellos escándalos.
-Hanna-ya!- entraba
Joonchae entusiasmado a su despacho- ¡Tengo una idea genial!
Al verlo Hanna tan
entusiasmado pensaba que sería alguna gran idea para el proyecto de
“The World”, aunque no fue así.
-A ver, cuéntamela.-
le decía entusiasmada.
-Hablé con
Jihoo-hyung y Yoona-ni. Y me dieron la mejor idea del mundo.- Hanna
se extrañó un poco pero lo dejo continuar- Les conté lo que pasó
con OK Jiyoung, y todo eso de que te amenazo y eso.
-Es-espera, espera,
espera, ¿qué? ¿Qué le hablas a quién, de qué?- su cara asombro
daba miedo.
-A-a... Jihoo-hyung
y Yonna...- decía con miedo.
-¿¡Pero tu estas
loco!? ¿¡Y así pretendes que yo confíe en ti!?
-Anny, anny, escúchame. Tuvieron una gran idea para que la gente no sospeche, y
para que Ok Jiyoung no pueda sacar cosas de contexto de nuestra
relación.
-Me va a dar un
infarto...
-Tenemos que irnos
de Luna de Miel.- dijo super emocionado y con una gran sonrisa.
-¡¡¿¿QUÉ??!!
¡NI EN LOS MEJORES SUEÑOS DE LA VÍBORA DE PARK YOONA!
-Escucha, es una
buena idea.
-ANNY! ANNYO! NEIN!
NO! ¡Y en todos los idiomas de este planeta, no me pienso irme de
FUCKING HONEYMOON!
. . .
-Chogi (Disculpe)...- miraba a
todos lados preocupado- ¿Sabe dónde esta Kim Hanna-shi?
-Kim Hanna-shi se ha
cogido unos días de vacaciones.
-Oh... dee,
gamsahamnida (sí, gracias)...- decía preocupado- Chogi (Disculpe), ¿y sabe si esta bien?
-Eh? Dee...- no
sabía que contestar exactamente- Digo yo que estará disfrutando de
su Luna de Miel.
-WEO? (¿QUÉ?)- dijo muy
sorprendido.
Jason fue corriendo
a la sala donde sus compañeros estaban ensayando tranquilamente.
-Ya! Moonjin! ¡No me
dijiste que en la entrevista comunicaron que no se iban a ir de luna
de miel!- iba muy alterado Jason hacia él.
-Dee...- contesto su
amigo asustado.
-¿¡Y por qué me
acaban de decir qué no va a venir porque esta de viaje en su FUCKING
HONEYMOON!?- chillaba desesperado como un niño pequeño. Sus amigos
le daban palmaditas en la espalda intentando consolarle.
-Sorry dude.
. . .
-No entiendo aún
que hago aquí...- decía Hanna intentando colocarse las gafas de sol
mientras arrastraba la maleta sin gana alguna.
-Esto es un
paraíso.- decía Joonchae mirando a su alrededor.
-No sé a quién
odio más, si a ti o a Yoona.
-A Yoona-ni, a
Yoona-ni.- ella le puso cara de asco.
-No estoy muy
segura.
-Venga ya. Por lo
menos hemos venido a un sitio de playa. Calor, sol, buen ambiente.-
Joonchae se lo mostraba emocionado- Lo has elegido tú.- seguía con
la misma cara de asco.- Debería haber elegido un sitio en la
montaña. Frío y oscuro.
-Me seguiría sin
gustar.
-Ara! (¡Lo sé!) Pero yo
estaría más cómodo.- se quejaba- No, que voy a tener que estar al
sol, con el calor, el maldito calor...
-No se porque te
gustaba tanto la idea entonces de la Luna de Miel.
-Encima que he
querido que estuvieses agusto.
-¿Contigo? ¿Los
dos solos? JA!- Joonchae la miraba mal mientras ella seguía
caminando hacia la recepción del hotel.
-Chs...
desagradecida... A la nieve debería haberla llevado. Con lo fría
que es se confundiría con ella, y la perdería de vista. Chs...
-¡Rubia!- lo
llamaba Hanna desde la recepción.
Joonchae fue con
morritos de perro, seguía sin gustarle que lo llamase así pero no
podía hacer nada. Y ha decir verdad ya se había acostumbrado. Ya no
veía nada mal lo que ella le decía, aunque fuese la persona más desagradable y borde del mundo.
Fueron a la
habitación, aunque más que una habitación aquello era un pequeño
apartamento, solamente para ellos dos. Estaban en Hawaii, y no iban a
escatimar en gastos, siempre que fuera para conseguir intimidad.
Aunque seguramente nadie de allí sabría quienes eran.
La habitación era
perfecta. Era amplia y luminosa, con una terraza enorme rodeada de
plantas que guiaban a un camino que daba justo a la playa. Se
escuchaban las olas desde la habitación. Casi todo eran grandes
cristaleras con cortinas. “Precioso...”, pensaba Hanna, aunque
tenía muchas dudas de que aquello les proporcionara intimidad. Salió
fuera para ver mejor, y suspiró un tanto aliviada de que no habían
muchos más apartamentos por aquella playa. Y de que el más cercano
a ellos estaba lo suficientemente lejos. Hanna se apoyaba en la
puerta que daba a la terraza, y miraba perdida la playa de arena
blanca.
-Es bonito, ¿verdad?
-Es realmente precioso...- decía ella respirando profundamente.
Joonchae la
observaba aliviado. Sabía que todo aquello no le hacía ni una pizca
de gracia, pero aún así, estaba mucho más tranquila y feliz, y eso
él lo notaba. Y mientras ella disfrutaba de aquella paz, del sonido
del rumor de las olas y del aire fresco, a él le encantaba verla
respirar como si reviviera. Cada uno mirando aquello que querían
tener y no podían. La libertad y la felicidad.
Hanna se sorprendió
un poco de ver a Joonchae allí de pie observándola, pero él intento
disimular, haciendo como que miraba a otro lado. Entró dentro de la
habitación extrañada mientras lo veía andar por la terraza sin
nada que hacer, porque solamente estaba disimulando. Disimulando muy
mal. Prefirió ignorarlo, como siempre hacía, aunque últimamente
estaba más extraño de lo normal.
Empezó a
desempacar toda su ropa. No iban a quedarse mucho tiempo por allí,
pero lo suficiente como para emparejarlo todo. Iban a estar allí
exactamente una semana. Siete días que pasarían más rápido de lo
que ella creía.
Ese primer día,
como ya era muy tarde, simplemente preguntaron dónde podrían ir a
cenar por la isla. Fue algo tranquilo. Pudieron echarle un primer
vistazo a la isla, que por la noche estaba preciosa y dejaba que las
estrellas y la Luna iluminaran el cielo.
Choi Joonchae esa
noche no estaba, lo que se dice muy hablador. Aunque no podía
creerlo estaba muy nervioso. Era una cena a solas con Hanna, en un
sitio dónde nadie los conocía, y daba igual quienes eran. Además
de que el lugar era muy pintoresco y tranquilo, con un ambiente
romántico que le ponía los pelos de punta. No sabía bien que
hacer. Nunca se habría imaginado estar en esa situación con Kim
Hanna. Parecía un crío de 15 años enamorado que no sabía como
declararse. “¿Enamorado?”, pensaba alterado. Joonchae solo hacía
que estar más y más nervioso.
Hanna, como bien se
había propuesto, intentaba ignorar el raro comportamiento de
Joonchae, pero le daba más miedo que intriga. Alguna que otra vez en
la cena le preguntó que si se encontraba bien, pero este simplemente
le respondía que sí casi al borde del ataque de pánico. Ninguno de
los dos entendía que le estaba pasando. Pero Joonchae tenía claro
que era muy tarde ya para pararlo.
Cuando llegaron de
nuevo a la habitación, Hanna fue directa al aseo para cambiarse y
ponerse el pijama. Estaba muy cansada de pasar todo el día viajando.
Joonchae salió a que le diera un poco el aire.
-¿Qué te pasa
Joonchae?- se decía asimismo mientras se daba golpes en la cabeza.-
¿Por qué tienes que estar sintiendo estás cosas ahora? ¿De
verdad las siento?- estaba muy confundido, su propio corazón estaba
jugando con él.
Se pegaba cabezazos
contra una de las palmeras cocoteras de la terraza cuando Hanna lo
llamo.
-¿Cómo lo quieres
hacer?
-¡¿Hacer?! ¿Hacer
el qué?- preguntaba muy alterado y ruborizado.
-Pues que va a ser.-
Hanna le señalaba la cama.
-WEO?! (¡¿QUÉ?!)
-¿Qué cómo
quieres dormir? Chico, hay que decírtelo todo.- Joonchae había
perdido el alma en esos segundos pero intentaba hacer como si nada.
-A-a-ara, ara (Lo-lo sé)... Me
da igual.
-Es que la cama es
lo suficientemente grande. Creo que son dos colchones juntos.- Hanna
se agachaba para poder ver mejor. Él solo podía mirar ojiplatico su
trasero.- Dee, efectivamente.- se levantaba. Joonchae la miró con la
misma cara de tonto con la que segundos antes la había estado
mirando- Tu no estas bien... necesitas dormir.
-Dee... y mucho...
Hanna se acostó en
la cama y apagó la luz que estaba a su lado de la cama.
-Ya. Ya-ya, ya.- le
decía nervioso.
-Weo? (¿Qué?)
-¿No-no no vas a
poner cojines en medio de la cama?
-Jongmal? (¿En serio?) La cama es
suficientemente grande para los dos.
-A-a-annyo.(N-no)
-No creo que nos
movamos tanto como para poder si quiera rozarnos.- los ojos de
Joonchae se salieron de sus cuencas.
“¡Tocarnos!”,
pensaba alterado.
-Anny, anny, anny,
anny! Mejor los ponemos.- empezó a poner en mitad de la cama todos
los cojines que encontraba por la habitación.
Él no se estaba
dando cuenta pero estaba cubriendo a Hanna de cojines. Cuando los
apartó, Joonchae lanzó uno que le dio justo en la cara.
-YA! ¡Estate
quieto!- se paralizó- ¡Vete a dormir! ¡O te duermo de un
puñetazo!- no tuvo que pensárselo mucho. Joonchae entró corriendo
en la cama.
Aquella noche fue
más larga de lo previsto. Joonchae casi no podía dormir por todos
los pensamientos que se le venían a la cabeza. A veces se asomaba
entre la pila de almohadas para verla dormir. Y se preguntaba el por
qué. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué llevaba un pijama de
seda? ¿POR QUÉ TENÍA QUE SER TAN PEQUEÑO? Eran preguntas
existenciales. Preguntas a las que aún no podía encontrar
respuesta.
Al día siguiente
Joonchae se quedó en la cama más de lo previsto. Al ver pasado una
gran noche de reflexión, por la mañana tuvo que dormir todo lo que
no había podido. Pero no pasaba nada, no había nada que hacer. Y
había dormido realmente bien.
Abrió uno de sus
ojos y miró a su alrededor. Todo parecía estar en perfecta armonía.
No sabía que hora era pero no pasaba nada. Empezó a quitar cojín a
cojín de aquel muro que lo separaba de Hanna, pero sin levantar la
cara de la almohada. Quitaba uno, quitaba otro, y los cojines volaban por la habitación. Cuando ya no palpó más cojines que
quitar, abrió uno de sus ojos para verla. Pero... Hanna no estaba
allí. Se sorprendió un poco, y levantó su cuello de la almohada buscándola por la habitación. Unos segundos más tarde, Hanna entró
por la puerta de la terraza.
-Hey, bello
durmiente, ¿ya has despertado de tu letargo? Si que tenías sueño.
Joonchae se giró
al segundo de escuchar su voz. Y por lo que vio se levantó de un
salto de la cama y se sentó en ella mientras se restregaba los ojos
para ver mejor. Hanna había entrado toda empapada con uno de los
bañadores más pequeños que Joonchae había visto en su vida.
Entraba en la habitación para coger una de las toallas del aseo para
secarse mejor el pelo.
-El agua esta
buenísima.- se secaba allí el pelo- Y el sol es lo mejor de esa
playa. No te vendría nada mal tomar algo de sol.
Joonchae aún no
sabía que responder estaba teniendo el shock más grande de su vida.
Sin que ella lo notara se cogía el brazo izquierdo con fuerza para notar su pulso. No sabía si podía seguir con vida después de eso.
-Hey. ¿Estás
dormido aún o qué?
-Anny, anny, anny,
anny! (¡No, no, no, no!) Estoy.- se miró de nuevo el pulso- Estoy vivo. ¡DIGO! Estoy
despierto.
-¿Vienes a tomar el
sol?
Joonchae se fue a
levantar de la cama, pero notó algo muy extraño.
-A-a-annyo.(N-no)- dijo
muy nervioso mientras sus mejillas se volvían rojas cual tomate-
Ve-ve tú.
Hanna lo miró
extrañada, pero salió fuera de nuevo. No quería estar preocupándose por sus locuras cuando tenía un paraíso de sol, agua y arena esperándola.
Joonchae se cogió del pantalón con fuerza y fue corriendo al aseo asustado. “¡¿POR
QUÉ ME TIENE QUE PASAR ESTO A MI?!”, pensaba mientras se miraba al
espejo. El pobre había despertado más contento de lo normal con
aquellas vistas tan sexys que Hanna le había proporcionado
gratuitamente. Hanna desde la playa escuchó una especie de gritito
de nena, el cual la asustó un poco. “¿De dónde... qué ha sido
eso?”, pensaba ella.
Cuando el pobre
Joonchae había logrado bajar esa erección mañanera salió a la
terraza y algo triste se sentó en uno de los sofás que había. En
la mesita de enfrente había una bandeja con una gran variedad de
frutas cortadas. Cogió la bandeja entera y empezó a comer como si
no hubiese mañana. No sabía que hacer con su vida. Y la sola idea
de ir dónde estaba Hanna le asustaba. No quería volver a tener un
percance igual. No podía. ¡No debía! “¡Céntrate Joonchae!”
Ese día fue más
aburrido para Joonchae de lo que tenía pensado que sería ir de
viaje con Hanna. Pues Hanna solo se movía de la arena para comer o
para refrescar su cuerpo dentro del agua, y después volvía otra vez
a ser un pescadito, que parecía freírse lentamente al sol.
Joonchae paseaba
por la habitación sin rumbo alguno. Después de dos horas ya se
conocía aquella habitación como la palma de su mano. Se aburría muchísimo. A veces la miraba desde lejos. La observaba y se mordía
el labio sensual. Tenía muchas ganas de ir allí y... y... “¡¿Y
QUÉ?! ¡NI TU MISMO SABES LO QUE QUIERES!”, se encelaba de la
rabia que tenía.
Después de haber
pasado las horas más estresantes de su vida intentando contener algo
que ya estaba siendo más fuerte que él, decidió coger su portátil
y ver si venía algo de inspiración a su cabeza.
-Este paraje paradisíaco. Los árboles, la arena, el mar, las preciosas
vistas...- miraba a Hanna como se daba la vuelta- Maldita seas...-
intentaba coger con la mano su silueta mientras apretaba su puño con
fuerza- ÑA... Que dolor... de cabeza.
Ese no era el día
de Joonchae. Toqueteaba el portátil pero nada salía. Sus manos
necesitaban algo para poder componer. Aunque no era un instrumento lo
que estaban buscando sus manos exactamente. Pasaron las horas, y
Hanna salía de la ducha cuando ya se había hecho de noche. Joonchae
dejaba el portátil y se lanzaba a la cama irritado.
-¿Has encontrado
inspiración?- Joonchae movía su cabeza rápidamente negando
mientras la hundía más en el cojín- Eso es porque necesitas que te
dé el sol. Estas muy blanco.- Joonchae la miró indignado.
-No creo que lo que
necesite sea sol.
-¿Y qué
necesitas?- Joonchae se reincorporó sorprendido.
-Eh...- “Creo que
no debería de decírtelo”, pensaba- No sé. Necesito... ¡Un
instrumento! Kuge! Dee, kuji. (¡Claro, sí! Cierto.)
-¿Un instrumento?
-Podríamos ir
mañana a buscarlo a la isla.
-Mmmmm, prefiero
tomar el sol.
-Vengaaaa...- le
hacía pucheros- Jebaaal (Por favooor), que aquí me aburro.- se entristecía-
Quiero ir de aventura.
-¿Aventura?
-Dee. Quiero ir a
ver si hay algo por ahí.
-¿No puedes
intentar componer sin aventuras y sin instrumentos?
-Lo he intentado...
pero no tengo inspiración. Me falta algo.
-Si es un guantazo,
estaría encantada de dártelo.
-NO!
-¿Quieres salir a
comprarte un juguetito, no?- él le sonrió tiernamente.- ¿Eso es
una aventura?
-Venga mujer... ¿Te
vas a tirar todos los días tirada en la arena?
-Dee. Cuál croqueta friéndose al sol.- se giró para peinarse otra vez.
-¿Cro... qué?
Aigo... Ya veo...- suspiraba. Hanna se peinaba en frente del espejo
mientras lo veía a él reflejado haciendo pucheros- jebal (por favor)...
-Aigoo... lo que
tiene que hacer una.- volvió a sonreír de nuevo.
. . .
Al día siguiente
Joonchae era el primero en estar en pie y preparado para ir al pueblo
en busca de aventuras. El terminaba de desayunar mientras Hanna cogía
todo lo que necesitaba. Le pareció un buen momento para coger la
cámara y empezar a hacerle fotos a aquel gran paraje.
Eran totalmente la
definición de turistas. Joonchae con su pequeña mochila, su gorra y
sus gafas de sol prestaba atención a cada una de las tiendecitas y
los puestos de comida y ropa que había por aquel pueblecito
turístico. Hanna con su pamela y sus gafas de sol colgadas de su
blusa pomposa, hacía fotos a todo aquello que le parecía
interesante. Iban de un lado a otro en busca de aquel instrumento que
Joonchae necesitaba para componer. Pero antes de encontrarlo pasaron
por un puesto de helados, varias tiendas de souvenires, unas cuantas
de ropa, en dónde los dos recién casados se probaban todo lo que
veían. Los dos se lo estaban pasando mejor de lo que Hanna esperaba.
Joonchae parecía
haber perdido la vergüenza del primer día y hacía el tonto como de
costumbre, lo que sacaba más de una sonrisa a Hanna. Los dos se
olvidaban de si estaban o no juntos, de si tenían que aparentar o
no. Solamente se podían permitir ser ellos mismos.
Visitaron alguna
que otra playa, dónde Hanna hizo unas fotos espectaculares del
lugar, y dónde pudo practicar con el vídeo. Comieron en un
puestecito de la playa. Todo iba sobre ruedas, y la inspiración iba
viniendo como olas en la playa. Las cuáles marcaba el compás de una
gran melodía.
Horas más tarde,
cuando el sol parecía estar cayendo, encontraron de vuelta a los
apartamentos del hotel una pequeña tiendecita de música. La emoción
de Joonchae no cabía en su pecho. Parecía un niño pequeño en una
tienda de golosinas. No tenía control. Lo quería todo y lo tocaba
todo. Hanna se reía de él, pues tocaba cada uno de los instrumentos
que cogía. Menos los de vientos, los cuales le advirtió el
dependiente que si lo utilizaba lo pagaba. Fue muy claro.
De salida de la
tienda, Joonchae se había hecho no con un instrumento, sino con
dos. Se había comprado un kazoo, ya que era un instrumento que le
resultaba muy curioso. Y el segundo era un ukelele. Cada uno llevaba
uno consigo. Mientras Joonchae probaba su nuevo kazoo, Hanna
intentaba averiguar como tocar el ukelele, todo ello sin sonar
horrible.
-Esto es más
difícil de lo que pensaba.- decía Hanna un tanto ortopédica
mientras intentaba poner las manos en una posición normal. Joonchae
la veía y se reía, pero a la vez estaba muy feliz tocando su
kazoo.- Es muy difícil...
-Es fácil, yo te
enseño.
-Nah... tranquilo.
Tengo clara una cosa en la vida, y es que no soy músico.
¡AAAAAAAAAAAAAH!- gritó muy fuerte Hanna y salió volando detrás
de Joonchae, el cuál también se asusto y saltó hacia delante pero
sin saber porque.
-OMG! ¡¿Qué
pasa?!- veía cómo Hanna comenzaba a andar rápido.
-¡Una cucaracha!-
decía con mucho repelús.
-Jinjjaro?! (¿¿En serio?!) ¡¿Me
has dado ese susto por una cucaracha?!
-¡UNA MUY GRANDE!-
le indicaba el tamaño exagerando de más. Joonchae se reía de ella.
-A ver, ven conmigo.
Vamos a ver que tan grande era.- la cogía del brazo y la arrastraba,
literalmente, hasta dónde estaban las cucarachas.
-¡Pero tu estás
loco! ¡Suéltame! ¡Si he corrido es para huir de ellas, no para
acercarme!
-Míralas. Son
inofensivas.- se paraba varios pasos antes de llegar.
-Son asquerosas. Eso
es lo que son.
-Míralas.- señalaba
a dos cucarachas que estaban muy juntas. Joonchae se reía.
-¿De qué te ríes?
No sé que tienen de gracioso.
-Parecen que sean
pareja.- Hanna lo miraba extrañada- Ellas si que parece que estén
de luna de miel.- Hanna las miró mejor.
-Si que están muy
juntitas... Ellas parecen tener amor, y nosotros no...-Joonchae la
miró extrañado- Pero me siguen dando asco. Asco te digo.
Hanna se dio la
vuelta y comenzó a andar, esta vez mirando bien al suelo. Joonchae
se quedó unos segundos más mirando a las cucarachas. Si que
parecían tener amor. Empezaron a ponerse una encima de la otra.
-Uh, oh no. Iros a
un hotel.- se tapaba los ojos “avergonzado” mientras se iba en
dirección a Hanna.
Llegaron al hotel
muy cansados. El día había sido más largo de lo que esperaban. Y
los pueblitos de la isla eran demasiado grandes como recorrerlos en
un día. Los dos estaban muy satisfechos de haber salido del hotel, y
haber podido visitar todo aquello.
-Joonchae-ah...
-Eung?
-Podríamos ir
mañana a otra aventura.- le decía algo tímida.
A Hanna le sabía
muy mal haber rechazado desde un principio el plan de Joonchae,
cuando después resultó ser todo un éxito. Joonchae sonreía por
dentro, y también por fuera.
-Dónde quieras.
-No estaría mal ir
a algún sitio 'espectacular'- representaba, aunque algo tímida-
para grabar lugares nuevos, y hacer buenas fotografías. Y así
hacemos algo distinto. Pero sobre todo por las fotos y eso...
-Kure! (¡Claro!) Un sitio
¡espectacular!- representaba el también con una gran sonrisa.
Le encantaba el
hecho de que Hanna le hubiese propuesto el volver a salir juntos por
ahí, aunque su excusa era para hacer fotografías y vídeos del
lugar. El en el fondo quería pensar que era sobre todo para
disfrutar de su compañía. Eso quería pensar, y eso pensaría.
Y así fue. El día
fue más espectacular de lo que Hanna hubiese imaginado. Joonchae
había reservado una excursión en helicóptero para ver las islas y
los volcanes de estas. ¿Qué mejor que eso para filmar y hacer
fotografías que ese momento? Esa y más sorpresas había reservado
Joonchae para aquel día. Un día que los dos disfrutaron como niños,
y que los unió un poco más.
. . .
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