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Capítulo 20 – Honeymoon - Parte 1


Los cantantes y actores: Choi Joonchae y Ok Jiyoung. Se pelean en los despachos de la agencia “Sons of Golden”, después de la inquietante noticia publicada sobre Ok Jiyoung y su escándalo tras los rodajes del dorama “Like you”. ¿Cómo creen que afectará esto a sus carreras? ¿Creen qué los conflictos están relacionados? Todo esto y más intentaremos averiguar.”
Hanna miraba las noticias del móvil preocupada. Todas hablaban sobre que estaba pasando exactamente entre aquellos escándalos.
-Hanna-ya!- entraba Joonchae entusiasmado a su despacho- ¡Tengo una idea genial!
Al verlo Hanna tan entusiasmado pensaba que sería alguna gran idea para el proyecto de “The World”, aunque no fue así.
-A ver, cuéntamela.- le decía entusiasmada.
-Hablé con Jihoo-hyung y Yoona-ni. Y me dieron la mejor idea del mundo.- Hanna se extrañó un poco pero lo dejo continuar- Les conté lo que pasó con OK Jiyoung, y todo eso de que te amenazo y eso.
-Es-espera, espera, espera, ¿qué? ¿Qué le hablas a quién, de qué?- su cara asombro daba miedo.
-A-a... Jihoo-hyung y Yonna...- decía con miedo.
-¿¡Pero tu estas loco!? ¿¡Y así pretendes que yo confíe en ti!?
-Anny, anny, escúchame. Tuvieron una gran idea para que la gente no sospeche, y para que Ok Jiyoung no pueda sacar cosas de contexto de nuestra relación.
-Me va a dar un infarto...
-Tenemos que irnos de Luna de Miel.- dijo super emocionado y con una gran sonrisa.
-¡¡¿¿QUÉ??!! ¡NI EN LOS MEJORES SUEÑOS DE LA VÍBORA DE PARK YOONA!
-Escucha, es una buena idea.
-ANNY! ANNYO! NEIN! NO! ¡Y en todos los idiomas de este planeta, no me pienso irme de FUCKING HONEYMOON!

. . .

-Chogi (Disculpe)...- miraba a todos lados preocupado- ¿Sabe dónde esta Kim Hanna-shi?
-Kim Hanna-shi se ha cogido unos días de vacaciones.
-Oh... dee, gamsahamnida (sí, gracias)...- decía preocupado- Chogi (Disculpe), ¿y sabe si esta bien?
-Eh? Dee...- no sabía que contestar exactamente- Digo yo que estará disfrutando de su Luna de Miel.
-WEO? (¿QUÉ?)- dijo muy sorprendido.
Jason fue corriendo a la sala donde sus compañeros estaban ensayando tranquilamente.
-Ya! Moonjin! ¡No me dijiste que en la entrevista comunicaron que no se iban a ir de luna de miel!- iba muy alterado Jason hacia él.
-Dee...- contesto su amigo asustado.
-¿¡Y por qué me acaban de decir qué no va a venir porque esta de viaje en su FUCKING HONEYMOON!?- chillaba desesperado como un niño pequeño. Sus amigos le daban palmaditas en la espalda intentando consolarle.
-Sorry dude.

. . .

-No entiendo aún que hago aquí...- decía Hanna intentando colocarse las gafas de sol mientras arrastraba la maleta sin gana alguna.
-Esto es un paraíso.- decía Joonchae mirando a su alrededor.
-No sé a quién odio más, si a ti o a Yoona.
-A Yoona-ni, a Yoona-ni.- ella le puso cara de asco.
-No estoy muy segura.
-Venga ya. Por lo menos hemos venido a un sitio de playa. Calor, sol, buen ambiente.- Joonchae se lo mostraba emocionado- Lo has elegido tú.- seguía con la misma cara de asco.- Debería haber elegido un sitio en la montaña. Frío y oscuro.
-Me seguiría sin gustar.
-Ara! (¡Lo sé!) Pero yo estaría más cómodo.- se quejaba- No, que voy a tener que estar al sol, con el calor, el maldito calor...
-No se porque te gustaba tanto la idea entonces de la Luna de Miel.
-Encima que he querido que estuvieses agusto.
-¿Contigo? ¿Los dos solos? JA!- Joonchae la miraba mal mientras ella seguía caminando hacia la recepción del hotel.
-Chs... desagradecida... A la nieve debería haberla llevado. Con lo fría que es se confundiría con ella, y la perdería de vista. Chs...
-¡Rubia!- lo llamaba Hanna desde la recepción.
Joonchae fue con morritos de perro, seguía sin gustarle que lo llamase así pero no podía hacer nada. Y ha decir verdad ya se había acostumbrado. Ya no veía nada mal lo que ella le decía, aunque fuese la persona más desagradable y borde del mundo.
Fueron a la habitación, aunque más que una habitación aquello era un pequeño apartamento, solamente para ellos dos. Estaban en Hawaii, y no iban a escatimar en gastos, siempre que fuera para conseguir intimidad. Aunque seguramente nadie de allí sabría quienes eran.
La habitación era perfecta. Era amplia y luminosa, con una terraza enorme rodeada de plantas que guiaban a un camino que daba justo a la playa. Se escuchaban las olas desde la habitación. Casi todo eran grandes cristaleras con cortinas. “Precioso...”, pensaba Hanna, aunque tenía muchas dudas de que aquello les proporcionara intimidad. Salió fuera para ver mejor, y suspiró un tanto aliviada de que no habían muchos más apartamentos por aquella playa. Y de que el más cercano a ellos estaba lo suficientemente lejos. Hanna se apoyaba en la puerta que daba a la terraza, y miraba perdida la playa de arena blanca.
-Es bonito, ¿verdad?
-Es realmente precioso...- decía ella respirando profundamente.
Joonchae la observaba aliviado. Sabía que todo aquello no le hacía ni una pizca de gracia, pero aún así, estaba mucho más tranquila y feliz, y eso él lo notaba. Y mientras ella disfrutaba de aquella paz, del sonido del rumor de las olas y del aire fresco, a él le encantaba verla respirar como si reviviera. Cada uno mirando aquello que querían tener y no podían. La libertad y la felicidad.
Hanna se sorprendió un poco de ver a Joonchae allí de pie observándola, pero él intento disimular, haciendo como que miraba a otro lado. Entró dentro de la habitación extrañada mientras lo veía andar por la terraza sin nada que hacer, porque solamente estaba disimulando. Disimulando muy mal. Prefirió ignorarlo, como siempre hacía, aunque últimamente estaba más extraño de lo normal.
Empezó a desempacar toda su ropa. No iban a quedarse mucho tiempo por allí, pero lo suficiente como para emparejarlo todo. Iban a estar allí exactamente una semana. Siete días que pasarían más rápido de lo que ella creía.
Ese primer día, como ya era muy tarde, simplemente preguntaron dónde podrían ir a cenar por la isla. Fue algo tranquilo. Pudieron echarle un primer vistazo a la isla, que por la noche estaba preciosa y dejaba que las estrellas y la Luna iluminaran el cielo.
Choi Joonchae esa noche no estaba, lo que se dice muy hablador. Aunque no podía creerlo estaba muy nervioso. Era una cena a solas con Hanna, en un sitio dónde nadie los conocía, y daba igual quienes eran. Además de que el lugar era muy pintoresco y tranquilo, con un ambiente romántico que le ponía los pelos de punta. No sabía bien que hacer. Nunca se habría imaginado estar en esa situación con Kim Hanna. Parecía un crío de 15 años enamorado que no sabía como declararse. “¿Enamorado?”, pensaba alterado. Joonchae solo hacía que estar más y más nervioso.
Hanna, como bien se había propuesto, intentaba ignorar el raro comportamiento de Joonchae, pero le daba más miedo que intriga. Alguna que otra vez en la cena le preguntó que si se encontraba bien, pero este simplemente le respondía que sí casi al borde del ataque de pánico. Ninguno de los dos entendía que le estaba pasando. Pero Joonchae tenía claro que era muy tarde ya para pararlo.
Cuando llegaron de nuevo a la habitación, Hanna fue directa al aseo para cambiarse y ponerse el pijama. Estaba muy cansada de pasar todo el día viajando. Joonchae salió a que le diera un poco el aire.
-¿Qué te pasa Joonchae?- se decía asimismo mientras se daba golpes en la cabeza.- ¿Por qué tienes que estar sintiendo estás cosas ahora? ¿De verdad las siento?- estaba muy confundido, su propio corazón estaba jugando con él.
Se pegaba cabezazos contra una de las palmeras cocoteras de la terraza cuando Hanna lo llamo.
-¿Cómo lo quieres hacer?
-¡¿Hacer?! ¿Hacer el qué?- preguntaba muy alterado y ruborizado.
-Pues que va a ser.- Hanna le señalaba la cama.
-WEO?! (¡¿QUÉ?!)
-¿Qué cómo quieres dormir? Chico, hay que decírtelo todo.- Joonchae había perdido el alma en esos segundos pero intentaba hacer como si nada.
-A-a-ara, ara (Lo-lo sé)... Me da igual.
-Es que la cama es lo suficientemente grande. Creo que son dos colchones juntos.- Hanna se agachaba para poder ver mejor. Él solo podía mirar ojiplatico su trasero.- Dee, efectivamente.- se levantaba. Joonchae la miró con la misma cara de tonto con la que segundos antes la había estado mirando- Tu no estas bien... necesitas dormir.
-Dee... y mucho...
Hanna se acostó en la cama y apagó la luz que estaba a su lado de la cama.
-Ya. Ya-ya, ya.- le decía nervioso.
-Weo? (¿Qué?)
-¿No-no no vas a poner cojines en medio de la cama?
-Jongmal? (¿En serio?) La cama es suficientemente grande para los dos.
-A-a-annyo.(N-no)
-No creo que nos movamos tanto como para poder si quiera rozarnos.- los ojos de Joonchae se salieron de sus cuencas.
“¡Tocarnos!”, pensaba alterado.
-Anny, anny, anny, anny! Mejor los ponemos.- empezó a poner en mitad de la cama todos los cojines que encontraba por la habitación.
Él no se estaba dando cuenta pero estaba cubriendo a Hanna de cojines. Cuando los apartó, Joonchae lanzó uno que le dio justo en la cara.
-YA! ¡Estate quieto!- se paralizó- ¡Vete a dormir! ¡O te duermo de un puñetazo!- no tuvo que pensárselo mucho. Joonchae entró corriendo en la cama.
Aquella noche fue más larga de lo previsto. Joonchae casi no podía dormir por todos los pensamientos que se le venían a la cabeza. A veces se asomaba entre la pila de almohadas para verla dormir. Y se preguntaba el por qué. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué llevaba un pijama de seda? ¿POR QUÉ TENÍA QUE SER TAN PEQUEÑO? Eran preguntas existenciales. Preguntas a las que aún no podía encontrar respuesta.
Al día siguiente Joonchae se quedó en la cama más de lo previsto. Al ver pasado una gran noche de reflexión, por la mañana tuvo que dormir todo lo que no había podido. Pero no pasaba nada, no había nada que hacer. Y había dormido realmente bien.
Abrió uno de sus ojos y miró a su alrededor. Todo parecía estar en perfecta armonía. No sabía que hora era pero no pasaba nada. Empezó a quitar cojín a cojín de aquel muro que lo separaba de Hanna, pero sin levantar la cara de la almohada. Quitaba uno, quitaba otro, y los cojines volaban por la habitación. Cuando ya no palpó más cojines que quitar, abrió uno de sus ojos para verla. Pero... Hanna no estaba allí. Se sorprendió un poco, y levantó su cuello de la almohada buscándola por la habitación. Unos segundos más tarde, Hanna entró por la puerta de la terraza.
-Hey, bello durmiente, ¿ya has despertado de tu letargo? Si que tenías sueño.
Joonchae se giró al segundo de escuchar su voz. Y por lo que vio se levantó de un salto de la cama y se sentó en ella mientras se restregaba los ojos para ver mejor. Hanna había entrado toda empapada con uno de los bañadores más pequeños que Joonchae había visto en su vida. Entraba en la habitación para coger una de las toallas del aseo para secarse mejor el pelo.
-El agua esta buenísima.- se secaba allí el pelo- Y el sol es lo mejor de esa playa. No te vendría nada mal tomar algo de sol.
Joonchae aún no sabía que responder estaba teniendo el shock más grande de su vida. Sin que ella lo notara se cogía el brazo izquierdo con fuerza para notar su pulso. No sabía si podía seguir con vida después de eso.
-Hey. ¿Estás dormido aún o qué?
-Anny, anny, anny, anny! (¡No, no, no, no!) Estoy.- se miró de nuevo el pulso- Estoy vivo. ¡DIGO! Estoy despierto.
-¿Vienes a tomar el sol?
Joonchae se fue a levantar de la cama, pero notó algo muy extraño.
-A-a-annyo.(N-no)- dijo muy nervioso mientras sus mejillas se volvían rojas cual tomate- Ve-ve tú.
Hanna lo miró extrañada, pero salió fuera de nuevo. No quería estar preocupándose por sus locuras cuando tenía un paraíso de sol, agua y arena esperándola.
Joonchae se cogió del pantalón con fuerza y fue corriendo al aseo asustado. “¡¿POR QUÉ ME TIENE QUE PASAR ESTO A MI?!”, pensaba mientras se miraba al espejo. El pobre había despertado más contento de lo normal con aquellas vistas tan sexys que Hanna le había proporcionado gratuitamente. Hanna desde la playa escuchó una especie de gritito de nena, el cual la asustó un poco. “¿De dónde... qué ha sido eso?”, pensaba ella.
Cuando el pobre Joonchae había logrado bajar esa erección mañanera salió a la terraza y algo triste se sentó en uno de los sofás que había. En la mesita de enfrente había una bandeja con una gran variedad de frutas cortadas. Cogió la bandeja entera y empezó a comer como si no hubiese mañana. No sabía que hacer con su vida. Y la sola idea de ir dónde estaba Hanna le asustaba. No quería volver a tener un percance igual. No podía. ¡No debía! “¡Céntrate Joonchae!”
Ese día fue más aburrido para Joonchae de lo que tenía pensado que sería ir de viaje con Hanna. Pues Hanna solo se movía de la arena para comer o para refrescar su cuerpo dentro del agua, y después volvía otra vez a ser un pescadito, que parecía freírse lentamente al sol.
Joonchae paseaba por la habitación sin rumbo alguno. Después de dos horas ya se conocía aquella habitación como la palma de su mano. Se aburría muchísimo. A veces la miraba desde lejos. La observaba y se mordía el labio sensual. Tenía muchas ganas de ir allí y... y... “¡¿Y QUÉ?! ¡NI TU MISMO SABES LO QUE QUIERES!”, se encelaba de la rabia que tenía.
Después de haber pasado las horas más estresantes de su vida intentando contener algo que ya estaba siendo más fuerte que él, decidió coger su portátil y ver si venía algo de inspiración a su cabeza.
-Este paraje paradisíaco. Los árboles, la arena, el mar, las preciosas vistas...- miraba a Hanna como se daba la vuelta- Maldita seas...- intentaba coger con la mano su silueta mientras apretaba su puño con fuerza- ÑA... Que dolor... de cabeza.
Ese no era el día de Joonchae. Toqueteaba el portátil pero nada salía. Sus manos necesitaban algo para poder componer. Aunque no era un instrumento lo que estaban buscando sus manos exactamente. Pasaron las horas, y Hanna salía de la ducha cuando ya se había hecho de noche. Joonchae dejaba el portátil y se lanzaba a la cama irritado.
-¿Has encontrado inspiración?- Joonchae movía su cabeza rápidamente negando mientras la hundía más en el cojín- Eso es porque necesitas que te dé el sol. Estas muy blanco.- Joonchae la miró indignado.
-No creo que lo que necesite sea sol.
-¿Y qué necesitas?- Joonchae se reincorporó sorprendido.
-Eh...- “Creo que no debería de decírtelo”, pensaba- No sé. Necesito... ¡Un instrumento! Kuge! Dee, kuji. (¡Claro, sí! Cierto.)
-¿Un instrumento?
-Podríamos ir mañana a buscarlo a la isla.
-Mmmmm, prefiero tomar el sol.
-Vengaaaa...- le hacía pucheros- Jebaaal (Por favooor), que aquí me aburro.- se entristecía- Quiero ir de aventura.
-¿Aventura?
-Dee. Quiero ir a ver si hay algo por ahí.
-¿No puedes intentar componer sin aventuras y sin instrumentos?
-Lo he intentado... pero no tengo inspiración. Me falta algo.
-Si es un guantazo, estaría encantada de dártelo.
-NO!
-¿Quieres salir a comprarte un juguetito, no?- él le sonrió tiernamente.- ¿Eso es una aventura?
-Venga mujer... ¿Te vas a tirar todos los días tirada en la arena?
-Dee. Cuál croqueta friéndose al sol.- se giró para peinarse otra vez.
-¿Cro... qué? Aigo... Ya veo...- suspiraba. Hanna se peinaba en frente del espejo mientras lo veía a él reflejado haciendo pucheros- jebal (por favor)...
-Aigoo... lo que tiene que hacer una.- volvió a sonreír de nuevo.

. . .

Al día siguiente Joonchae era el primero en estar en pie y preparado para ir al pueblo en busca de aventuras. El terminaba de desayunar mientras Hanna cogía todo lo que necesitaba. Le pareció un buen momento para coger la cámara y empezar a hacerle fotos a aquel gran paraje.
Eran totalmente la definición de turistas. Joonchae con su pequeña mochila, su gorra y sus gafas de sol prestaba atención a cada una de las tiendecitas y los puestos de comida y ropa que había por aquel pueblecito turístico. Hanna con su pamela y sus gafas de sol colgadas de su blusa pomposa, hacía fotos a todo aquello que le parecía interesante. Iban de un lado a otro en busca de aquel instrumento que Joonchae necesitaba para componer. Pero antes de encontrarlo pasaron por un puesto de helados, varias tiendas de souvenires, unas cuantas de ropa, en dónde los dos recién casados se probaban todo lo que veían. Los dos se lo estaban pasando mejor de lo que Hanna esperaba.
Joonchae parecía haber perdido la vergüenza del primer día y hacía el tonto como de costumbre, lo que sacaba más de una sonrisa a Hanna. Los dos se olvidaban de si estaban o no juntos, de si tenían que aparentar o no. Solamente se podían permitir ser ellos mismos.
Visitaron alguna que otra playa, dónde Hanna hizo unas fotos espectaculares del lugar, y dónde pudo practicar con el vídeo. Comieron en un puestecito de la playa. Todo iba sobre ruedas, y la inspiración iba viniendo como olas en la playa. Las cuáles marcaba el compás de una gran melodía.
Horas más tarde, cuando el sol parecía estar cayendo, encontraron de vuelta a los apartamentos del hotel una pequeña tiendecita de música. La emoción de Joonchae no cabía en su pecho. Parecía un niño pequeño en una tienda de golosinas. No tenía control. Lo quería todo y lo tocaba todo. Hanna se reía de él, pues tocaba cada uno de los instrumentos que cogía. Menos los de vientos, los cuales le advirtió el dependiente que si lo utilizaba lo pagaba. Fue muy claro.
De salida de la tienda, Joonchae se había hecho no con un instrumento, sino con dos. Se había comprado un kazoo, ya que era un instrumento que le resultaba muy curioso. Y el segundo era un ukelele. Cada uno llevaba uno consigo. Mientras Joonchae probaba su nuevo kazoo, Hanna intentaba averiguar como tocar el ukelele, todo ello sin sonar horrible.
-Esto es más difícil de lo que pensaba.- decía Hanna un tanto ortopédica mientras intentaba poner las manos en una posición normal. Joonchae la veía y se reía, pero a la vez estaba muy feliz tocando su kazoo.- Es muy difícil...
-Es fácil, yo te enseño.
-Nah... tranquilo. Tengo clara una cosa en la vida, y es que no soy músico. ¡AAAAAAAAAAAAAH!- gritó muy fuerte Hanna y salió volando detrás de Joonchae, el cuál también se asusto y saltó hacia delante pero sin saber porque.
-OMG! ¡¿Qué pasa?!- veía cómo Hanna comenzaba a andar rápido.
-¡Una cucaracha!- decía con mucho repelús.
-Jinjjaro?! (¿¿En serio?!) ¡¿Me has dado ese susto por una cucaracha?!
-¡UNA MUY GRANDE!- le indicaba el tamaño exagerando de más. Joonchae se reía de ella.
-A ver, ven conmigo. Vamos a ver que tan grande era.- la cogía del brazo y la arrastraba, literalmente, hasta dónde estaban las cucarachas.
-¡Pero tu estás loco! ¡Suéltame! ¡Si he corrido es para huir de ellas, no para acercarme!
-Míralas. Son inofensivas.- se paraba varios pasos antes de llegar.
-Son asquerosas. Eso es lo que son.
-Míralas.- señalaba a dos cucarachas que estaban muy juntas. Joonchae se reía.
-¿De qué te ríes? No sé que tienen de gracioso.
-Parecen que sean pareja.- Hanna lo miraba extrañada- Ellas si que parece que estén de luna de miel.- Hanna las miró mejor.
-Si que están muy juntitas... Ellas parecen tener amor, y nosotros no...-Joonchae la miró extrañado- Pero me siguen dando asco. Asco te digo.
Hanna se dio la vuelta y comenzó a andar, esta vez mirando bien al suelo. Joonchae se quedó unos segundos más mirando a las cucarachas. Si que parecían tener amor. Empezaron a ponerse una encima de la otra.
-Uh, oh no. Iros a un hotel.- se tapaba los ojos “avergonzado” mientras se iba en dirección a Hanna.
Llegaron al hotel muy cansados. El día había sido más largo de lo que esperaban. Y los pueblitos de la isla eran demasiado grandes como recorrerlos en un día. Los dos estaban muy satisfechos de haber salido del hotel, y haber podido visitar todo aquello.
-Joonchae-ah...
-Eung?
-Podríamos ir mañana a otra aventura.- le decía algo tímida.
A Hanna le sabía muy mal haber rechazado desde un principio el plan de Joonchae, cuando después resultó ser todo un éxito. Joonchae sonreía por dentro, y también por fuera.
-Dónde quieras.
-No estaría mal ir a algún sitio 'espectacular'- representaba, aunque algo tímida- para grabar lugares nuevos, y hacer buenas fotografías. Y así hacemos algo distinto. Pero sobre todo por las fotos y eso...
-Kure! (¡Claro!) Un sitio ¡espectacular!- representaba el también con una gran sonrisa.
Le encantaba el hecho de que Hanna le hubiese propuesto el volver a salir juntos por ahí, aunque su excusa era para hacer fotografías y vídeos del lugar. El en el fondo quería pensar que era sobre todo para disfrutar de su compañía. Eso quería pensar, y eso pensaría.
Y así fue. El día fue más espectacular de lo que Hanna hubiese imaginado. Joonchae había reservado una excursión en helicóptero para ver las islas y los volcanes de estas. ¿Qué mejor que eso para filmar y hacer fotografías que ese momento? Esa y más sorpresas había reservado Joonchae para aquel día. Un día que los dos disfrutaron como niños, y que los unió un poco más.

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