Al otro lado, en la
sala de la novia, Hanna esperaba tranquilamente. Parecía que todas
aquellas visitas y todo aquel pequeño revuelo habían hecho que los
nervios que tenía hubiesen desaparecido. Solamente deseaba cruzar
aquella pasarela, decir que si, y seguir con su vida y con su trabajo
como hasta ahora. Sin ningún sobre salto. Sin ningún cambio. Con
las ganas de trabajar en el equipo de siempre. Pensaría que esto era
una prueba más para avanzar con su carrera.
Alguien tocó a la
puerta, y esta se giró curiosa.
-¿Estas nerviosa?-
entraba su tío al ver que la puerta estaba entre abierta y que ella
estaba sola.
-Eh? Dee...?
-Si quieres huir
estas a tiempo. Tu tranquila, tu corres y yo los distraigo.
-Samchom...- le
pegaba flojito en el brazo.
-Yo solo digo que
aún no es tarde, ¿estas segura de lo qué vas a hacer?
-Dee, no estoy
cieeeen por cien segura.- su tío abría bien sus ojos y le hacía
una gran sonrisa- Peeero, lo voy a hacer.- quitó la sonrisa.
-Bueno... pues nada.
Tendré que cancelar el vuelo a Singapour.
-OMG, samchom,
micheosseo. (estás loco)- él se reía.
-Por lo menos creía
que iba a funcionar con el regalo que te he traído, pero ni eso.
-Sonmul? (¿Regalo?)
-Cristian.
-OMO, OMO... Lo tuyo
no es normal.- su tío se reía y la abrazaba.
-Estas preciosa.- le
dio un beso en la frente.
-Gomawoyo. (Gracias.)
-Kaja. (Vamos) Joonchae-shi
acaba de salir.
-Dee... he escuchado
la música. Estará apunto de entrar.
Cogió del brazo a
su tío, que se lo ofrecía como todo un caballero. Y salieron de la
habitación con rumbo a lo que había escrito su destino. Porque da
igual cuándo, cómo o dónde, el destino siempre los uniría.
Parecía que su
vida estuviese pasando por diapositivas. Miraba a su tío con
confianza, intentaba buscar su aprobación. Estaría cometiendo un
error, pero a lo mejor debía cometer sus propios errores. Y una
parte de ella se sentía bien al hacerlo. Estaba haciendo lo
correcto, por ella, por su familia y por él. Miraba al suelo
mientras salía de aquella sala. A pocos metros se encontraba la
puerta del salón de bodas abierta de par en par, y logró ver como
un temeroso Choi Joonchae se colocaba la chaqueta y entraba al salón.
Sonaba una dulce melodía tocada a piano. Apretó el brazo de su tío
con fuerza. Él se asusto y paró en seco. Hanna lo miró sorprendida
pero tiró de él hacia la puerta.
Desde fuera se
escuchaban los aplausos y los comentarios que le hacían a Joonchae.
Hanna se intentaba asomar para verlo mejor, pero no conseguía verlo.
Aunque tendría tiempo para fijarse en él. Ahora era su turno. El
personal del salón les dio paso, y tras escuchar las teclas del
piano Hanna comenzó a andar. Ahora si que estaba nerviosa. Se quedó
a las puertas del salón y saludó a todos invitados con una
reverencia. Comenzaron otra vez los aplausos y los comentarios.
Comentarios de sus amigas, que no podían mantener la boca cerrada.
Hanna agradecía esos comentarios, porque la distraían de su
nerviosismo, pero los demás invitados las miraban más bien con
desprecio. Aunque no todo el mundo tachaba su comportamiento de
infantil, sobre todo el grupo de Joonchae al otro lado del salón,
que las animaba y les seguía el juego. Consiguieron sacar una
sonrisa en Hanna y Moonsoo, pero también en Joonchae.
Joonchae sonreía
con mucha tranquilidad. Era increíble lo guapo que estaba en ese
momento y lo seguro que parecía de sí mismo. “¿Cómo quieres no
volver a enamorarte de él? Sí su apariencia es la de un ángel...”,
pensaba Hanna mientras andaba hacia él. Se olvidó unos segundos de
todo, de los comentarios, de los invitados, de dónde estaba, de
Moonsoo, que la cogía del brazo; incluso del largo vestido con el
que le costaba andar. La música la acompañaba mientras lo veía sonreír con su traje blanco de solapas negras, su pajarita negra
brillante y su tupé rubio. Ya se había acostumbrado a el y lo veía
normal, incluso le favorecía. Pero eso sería algo que nunca le
confesaría, de momento.
Joonchae no sabía
bien como sentirse, aunque ya parecía algo habitual y estaba
empezando a cansarse un poco. Pero simplemente era que aún no le
había puesto nombre a lo que sentía. Y no sabía si era por el
alcohol, que aún rondaba por su cabeza; o por comentarios tontos de
sus amigos, pero realmente Kim Hanna estaba guapísima. Podía ser el
vestido, que favorecía toda su figura. Podía ser su forma de andar
tan decidida. Podía ser el recogido de su pelo que dejaba ver sus
pequeños hombros y su clavícula. Podía ser su mirada que parecía
sonreírle también. O podía ser el rojo de sus labios que hacían
juego con el ramo de rosas rojas que llevaba. Pues todo en ella
empezaba a brillar, y le resultaba muy extraño pero a la vez se
sentía seguro.
Joonchae se había perdido tanto en los labios de Hanna, que no se había dado cuenta
de que ya estaba justo a su lado. Kim Moonsoo lo sacó de su trance ofreciéndole la mano de su sobrina muy serio, tanto, que el fotógrafo que inmortalizó ese momento se asusto. “Te estoy vigilando.”, le
dijo Moonsoo muy bajito. Los jóvenes lo miraron asustados, y este
continuó su camino hasta sentarse.
Se cogieron de las
manos, aunque no tenían porque. Se sentaron y dio comienzo la
ceremonia. Esta fue más amena y divertida de lo que esperaban,
aunque le repitieron a Yoona mil veces que no querían nada bonito.
Querían algo serio y rápido. Algo que no les diera por recordar.
Puesto que no iba a ser el día más feliz de sus vidas, como les
solía pasar a las parejas normales. Ellos querían otro día más en
su teatral vida juntos. Pero acabó siendo un día especial con los
amigos y la familia, y todo gracias a Kang Jihoo y Park Yoona.
La ceremonia llegó
a la parte más esperada por todos, y la más incómoda para algunos.
Pero al avecinar el final de aquel teatro. Sin contar con las otras
veces que ya habían tenido que besarse. Los dos se miraron a los
ojos y se besaron rápidamente. Otro beso más para la lista, otra
situación incómoda más que habían pasado. Los dos se mentalizaban
de que besaban otra cosa, u otra persona. Pero a uno de ellos cada
vez se le hacía más y más difícil.
Escucharon a la
gente aplaudirles, y simplemente se giraron avergonzados. Los dos
querían meterse bajo tierra en esos momentos, pero sobre todo porque
los flashes de las cámaras les estaban empezando a incordiar más de
los necesario.
El salón se cerró
por fin para los periodistas, pues así lo habían querido los dos.
Creían que era demasiado, y querían algo de intimidad para celebrar,
lo que fuera que se estuviese celebrando, con sus amigos y familiares
solamente.
Los novios
procedieron a sentarse en la mesa principal, para dar por fin
comienzo al banquete y a las sorpresas. “¿Sorpresas?”, pensaban
los dos.
-¿En qué momento
nos pareció buena idea dejar que Park Yoona-ni organizara nuestra
boda?- le preguntaba Joonchae.
-La verdad... ahora
me arrepiento mucho más que el simple hecho de esta boda.
-Vaya... gracias.-
Hanna le dio un codazo.
-No te ofendas.
-Ya, ¿esa de ahí
no es tu abuela?
-Dee...- la miraba
avergonzada- espero que no hayan montado ningún numerito. Pero me
alegro de que haya venido.
-Jinjja? Waeo? (¿En serio? ¿Por qué?)- la
miraba sorprendido. A lo mejor ella se alegraba en el fondo de la
boda.
-No se, me sabía
mal. Es mi familia...
-¿No sabe nada?
-No creo.- la miró
triste- Pero bueno, espero que sea que no. Ya lo saben demasiadas
personas.
-¿Cómo? ¿Quién
lo sabe?- Joonchae se alarmó y Hanna lo miró asustada. No se
acordaba de que él no sabía nada.
-Verás...
-Estoy esperando tu
explicación, no tu excusa.- Hanna le sonrió y prosiguió.
-Kibum-ni...
-¿Kibum-nim te dijo
que pasó la otra noche?- le preguntó alterado.
-El vino a verme
ayer y me dijo que tú... espera, ¿qué pasó?
-¿Cómo?- se hizo
el loco.
-Kibum vino a
decirme que lo sabía, que se lo habías dicho tú. ¿Qué pasó ese
día Joonchae-ah?
-Annya, gwenchana. (Nada, esta bien)
-Pues lo has dicho
muy preocupado.- lo miraba rencorosa.
-Otro día te lo
contaré.
-Creo que ahora es
un buen momento.- él le negaba rápido con la cabeza.-
Joonchae-ah...
-Te juro que te lo
diré, pero ahora no es el momento.
Hanna desistió de
seguir preguntando nada, simplemente pasó de él, como de costumbre,
y se dedicó a mirar a los invitados. Él se colocó la chaqueta y
bebió agua nervioso. Sabía que no era nada, pero no
quería que Hanna se sintiese intimidada, ni ofendida, ni que llegase
a pensar que Im Soori le gustaba. ¿O no era así?
Im Soori desde su
sitio los miraba a veces de reojo, se sentía realmente mal. Si
hubiese sido por ella en el momento del beso se hubiese ido. Pero su
hermano estuvo ahí para cogerla de la mano muy fuerte, y decirle:
“Mírame a mi, noona”. Soori lo miraba y no podía creer cómo se
había olvidado tan rápido de Hanna, si es que lo había hecho. No
entendía en que momento ya no le dolía verlos juntos. Quería
saberlo, necesitaba saberlo, pero no era el momento, ni el lugar.
Rodeada de todos los familiares y amigos de Joonchae y Hanna. Aunque
no los conocía, pero odiaba hacer el ridículo delante de los demás,
debía siempre quedar con buen aspecto.
Soori se distrajo
un poco durante la comida. Kibum, Jihoo, Soodae y lo demás hacían
más ameno aquello. De repente Park Yoona se levantó de la mesa.
-¿Dónde va
Yoona-shi?
-Ahora le vamos a
dar la sorpresa a Hanna-ni.- Soori se quedó extrañada, y un poco
celosa.
Yoona subió al
escenario y pidió la atención de todos los presentes. Cuando todos
hicieron silencio continuó.
-Muchas gracias.
Como organizadora de la boda, y como mejor amiga de aquellas dos
personas que hoy se sientan frente a vosotros como una pareja
casada.- se rió un poco, y Hanna solo pudo taparse la cara para no
mostrar sus ganas de matarla- Tengo el honor de presentarles la
actuación de esta gran día. Es uno de los cantantes favoritos de
Kim Hanna.- Hanna se quitó rápido las manos de la cara muy
sorprendida.
-Nugu? (¿Quién?)
-Con todos ustedes
G.Soul.- todos aplaudieron.
-Oh my fucking
gosh...- salió de la boca de Hanna. Joonchae se sorprendió.
-¿No sabía que era
tu cantante favorito?
-No sabes muchas
cosas de mi.- le dijo y se giró para ver mejor.
-Ya... nada nuevo.-
Hanna lo ignoraba, estaba demasiado emocionada.
G.Soul comenzó con
una canción muy especial para Hanna, cuando empezaron los primeros
acordes de la canción se estremeció. Y se giró a Joonchae
emocionada.
-Escuchala, es
genial.- él la miró extrañado y sonriente.
“Que feliz
está.”, pensaba él, así que le hizo caso. Cuando comenzó a
cantar los dos escucharon atentos. Hanna enseguida se arrepintió de
haberle dicho que escuchará atentamente. Y él, como siempre, le
gustaba analizar y escuchar la letra de todas las canciones, pero...
¿iría con segundas?
“Tomorrow's
never promised to nobody, nobody
Today
you look so different, like somebody to love
I
know you're hurt from your past
I'm
not tryna put you to test, no, no
Stop
running from love, from love
Stop running from love, from love
Stop running from love
Stop running from love, from love
Stop running from love
You
said you'd never give your heart to, to nobody, to nobody
But today you look just different, like somebody to love, to love
But today you look just different, like somebody to love, to love
Baby
I know you're hurt from your past
I'm not tryna put you to test, no
Trust me, I'm just tryna love you baby
I'm not tryna put you to test, no
Trust me, I'm just tryna love you baby
Stop
running from love, from love
Stop running from love, from love
Stop running from love
Stop running from love, from love
Stop running from love
Baby
you don't have to keep running no, no
‘Cause if you never take a chance
You will never find true love
‘Cause if you never take a chance
You will never find true love
Tomorow
is never promised to nobody, nobody
Today I feel so different
Like somebody who's ready to love
Love”
Today I feel so different
Like somebody who's ready to love
Love”
Hanna quería que
la tierra la tragase, o que se tragase al cantante, así dejaría de
decir todo aquello. Aunque prefería que se tragase a Yoona por haber
organizado aquello. La maldita Yoona y sus malditas maneras de
destrozarle la existencia. Aunque podrían ser cosas suyas, y
simplemente la había cantado porque era uno de sus temas favoritos,
y para colmo estaba en inglés y “todo el mundo” podría
entender. “¡Mierda! ¡Todo el mundo la puede entender! La voy a
matar.”
No fue la única
canción que cantó G.soul para ellos. Cantó otros dos temas más,
“You” y “Once more”. Realmente canciones tristes, que
hablaban sobre el amor, y sobre volver con la persona que amabas. Su
pensamiento cada vez era más firme, iba a matar a Yoona, y a todo
aquel que se opusiera a ello. Aún así, había disfrutado mucho de
las canciones, él realmente era un gran artísta y Hanna lo admiraba
muchísimo.
Joonchae en cambio
cada vez esta más confuso. Conociendo como conocía a Yoona aquellas
canciones significaban algo. Y lo que decían las canciones...
parecían que lo ayudaban a comprender todo un poco más.
. . .
Ya todos habían
terminado de comer y los novios aprovecharon para moverse por el
salón, saludar a la gente y darles las gracias por asistir a aquel
día “taaaaaan importante” para sus vidas, ya que muchos debían
irse.
Llegaron a la mesa
dónde estaban todos los amigos de Joonchae.
-Chicos, ¿qué tal
lo habéis pasado?- les preguntaba Hanna mientras apretaba suavemente
los hombros de Kang Jihoo.
-Ha sido genial Kim
Hanna-shi, todo ha sido precioso. Y tú vas guapísima.
-Nomu gamsahamnida.
(Muchas gracias.)
-Realmente ha sido
todo muy bonito. Le tenemos que dar las gracias a Yoona-ni.- la
adulaba Joonchae. Hanna lo miró con odio, aún seguía enfadada con
ella. Él se sorprendió.
-No hay que darlas
Joonchae-oppa. Haría cualquier cosa por vosotros.- Hanna la miró a
ella con asco. Yoona se asustó pero le contestó con una sonrisa.
-Lo que más me ha
gustado ha sido la música.
-Oh, jinjja? (¿De
verdad?) A mi también.- dijo Yoona. Hanna apretó con fuerza los
hombro de Jihoo.
-Ya. Apayo... (Me duele)- se
giró alarmado.
-Mianhae sambenim. (Lo siento)- le decía falsamente.
-Ya, yeoldora. (Chicos) ¿Dónde están Soori-ni y Soodae-ya?- miraba Joonchae preocupado a su
alrededor.
-Soori-shi?- se
preguntaba Hanna.
-Se fueron hacia la
salida hace un rato...
-Jinjjaro? (¿En serio?)- dijo
Joonchae alarmado y se fue.
-Ya, odi ga? (¿Dónde
vas?)- le preguntaba Hanna sorprendida.
-Pe-pero...
Joonchae-ah, ahora seguramente vuelvan, ¿no?- nadie contesto a esa
pregunta.
Realmente no sabían
porque aquellos dos hermanos se habían levantado de la mesa y
habían salido del salón. Joonchae temía que Soori se hubiese ido
disgustada, enfadada o incluso rencorosa. Pues no estaba muy
tranquilo con lo que le dijo antes de entrar al salón. Y había
caído ahora en que todo el tema de la ceremonia, las sorpresas, el
beso... ¡el beso! Si Soori les había visto estaría muy triste.
Y realmente era
así. Soori había salido de allí para respirar. No tenía intención
de volver a entrar otra vez, ni si quiera tenía intención
despedirse de nadie.
-Noona...
-Im Soodae. Déjame.-
entre lo dos hermanos se hizo un silencio- ¿Cómo... cómo te has
olvidado de ella tan rápido?
-Noona...
-Dime, dime cómo. Y
así podré seguir siendo amiga de Joonchae-oppa.
-Solamente comprendí
que estaba siendo un egoísta.
-Weo? (¿Qué?)
-No puedes obligar a
nadie a que te quiera, por mucho que sepas o creas que eres la mejor
opción.- Soori rechisto como contestación a su hermano y se dio
media vuelta- Soori-noona. No quiero que pierdas a tus amigos...- le
puso la mano en el hombro- Jebal (Por favor)... piénsalo bien.
Soori no quería
creer que su hermano había olvidado a Hanna, y no quería dejar de
querer a Joonchae. No podía dejar que Joonchae estuviera con ella.
Dejar que el amor de su vida estuviera con otra persona. Y ya no era
solo eso, era el hecho de que estuviera con Kim Hanna. Nunca había
odiado tanto a una persona como a ella. Aunque su rencor ya llevaba
años forjándose.
-Soori-ni!
Escucharon los dos
hermanos. Soori se giró rápidamente al identificar la voz. Era
Joonchae que venía corriendo hacia ellos.
-¿Te vas?
-Eh? Dee, oppa. Es
mejor que me vaya ahora.
-¿Te ibas a ir sin
decirme nada?
-Mianhaeyo (Perdóname), oppa.
Ahora mismo creo que necesito pensar en que es lo mejor para mí.
-Soori-ni...- la
cogió del antebrazo, los dos se miraron a los ojos- no quiero que me
dejes.
Las palabras de
Joonchae perturbaron a aquellos dos hermanos. Pues no sabían
exactamente con que intenciones las había dicho.
-Oppa...- Soori
quería quedarse y abrazarlo, pero no debía. Soltó la mano de
Joonchae poco a poco.- Gidarilkeoya... (Te esperaré...)- se giró se
fue de allí.
Los dos se quedaron
viendo como se iba. Por sus cabezas solo había incertidumbre.
Joonchae no quería perder a nadie más en su vida. Sus amigos
significaban todo para él, y no quería que los mal entendidos los
distanciaran. Había sufrido, y estaba sufriendo suficiente con
respecto a aquello. Y Soodae, no sabía que pensar al respecto. Creía
que Joonchae quería a Hanna pero su forma de actuar a veces no
concordaba. Todo aquello le resultaba muy extraño.
. . .
-¿Qué hace que no
vuelve?- preguntaba Hanna mientras miraba a la puerta.
-Pero si acaba de
irse.
-¿Y qué? Tenemos
que saludar a muchos invitados. No hay que ser maleducado.- se
cruzaba de brazos.
-Vamos, te
acompaño.- se levantó Yoona.
-Ah, no, tú no.
Estoy muy enfadada contigo.- Yoona la cogió del brazo y se la llevó
de allí.
-Ip damuro.
(Cállate.) Con lo bonito que ha quedado todo y el esfuerzo que le he
puesto.
-Espero que nadie
haya mal interpretado tus malditas canciones.
-¿Y por eso estás
enfadada conmigo?
-¿Debería estarlo
por algo más? ¿Acaso tu plan maléfico no acaba aquí?- preguntaba
sarcástica aunque enfadada.
-Eres una exagerada.
-Y ti te encanta
verme cabreada.
-Me gusta más verte
enamorada.
-¡Oh, por favor!-
se soltó del brazo de Yoona.- Eres pura maldad. ¿Y después me
pregunto que por qué mi mejor amiga de España es Ana? Soy iguales,
igual de perversas.
-La única
diferencia entre ella y yo, es que yo adoro el amor y todo lo que
ello conlleva.
-Kuji. (Cierto)
Hanna y Yoona se
acercaron a la mesas dónde estaban sus amigas.
-¿Qué tal lo
estáis pasando chicas?- preguntaba Yoona.
-Pero bueno, ¿quién
es la novia tú o yo?- se enfurruñaba Hanna.
-Muy bien, no es
para nada cómo las bodas españolas. Pero esta genial.
-¿Eso es bueno o
malo?- se preguntaba Yoona preocupada.
-¿Y el novio?
-¿Ya se ha dado a
la fuga?- decía Ana chistosa. Hanna se río exagerada.
-Que gra-ci-o-sa.
-Lo sé.
-Mira. No se ha
ido.- señalaba An mientras lo veía entrar por la puerta.
-Joonchae-shi va muy
guapo.
-Sí... la verdad es
que sí.- lo miraba Hanna con una sonrisa.
-Ui... no me gusta
para nada esa sonrisa.- la miraba Hanna con cara de asco.
-¿Qué dices? No
inventes.
-Eh, yo no invento
nada. ¿Qué nos apostamos a que dentro de tres meses o menos me
llamas diciéndome que te has vuelto a enamorar de él?- le dijo Ana extendiéndole la mano.
-Yo no hago tratos
con brujas.
-¡Bruja tú! Ya
veras, ya. Yo siempre acabo teniendo la razón.
-¡Lo odio! ¡Y a ti
también!- Hanna se dio media vuelta y se fue de la mesa.
-Ala!, y se va.
-Si le odias tanto
como a mi, no me quiero imaginar dentro de tres meses. Chicas, voy a
ganar esta apuesta, ¿lo sabéis no?- Ana las miraba a todas.
-Tiene pinta.- le
decía An.
-Yo no vuelvo a
apostar contigo.- decía Nerea muy indignada.
Hanna andaba sin
rumbo fijo entre las mesas mientras miraba a Joonchae desde lejos. No
sabía bien que le molestaba más si el comentario de Ana o que él
hubiese salido corriendo detrás de Im Soori. Alguien la sacó de su
pensamiento cogiéndola del brazo.
-Omo.- se sorprendía.
-Mian (Lo siento), Hanna-ni.
-Anny, anny, solo me
has sacado de mi pensamiento.
-¿En qué pensabas?
-Solamente... que
Joonchae-ah se ha ido tras Soori-shi... Ña... No me hagas caso
Jongdong-ni. Cosas mías. ¿Qué pasa?
-Pues... eso me
recuerda algo...- decía algo indeciso.
-¿El qué? ¿Qué
pasa?
-Antes, cuando
estaba haciendo las fotos de Joonchae-shi y sus amigos, ha llegado Im
Soori-shi.- Hanna le prestaba atención pero al mismo tiempo
observaba que estaba haciendo Joonchae.
-Aja, continua.
-Pues... ellos
estaban hablando. Habían dicho algo de qué no sabían si Soori-shi
asistiría a la boda.- Hanna le asentía sin mucho interés, pues
seguía con su mirada en Joonchae, que cada vez se acercaba más a
ellos- Pero después de que Joonchae-shi le da las gracias, recuerdo
que Im Soori-shi le dijo algo como...- se quedó pensando unos
segundo.
-¿Cómo qué
Jongdong-ni?- Joonchae estaba más y más cerca.
-Algo como... que
esperaba que la boda fracase y que algún día se daría cuenta de lo
que había perdido.
-WEO?! (¿¡QUÉ?!)- cogió a
Jongdong por los hombros enfadada. Al pobre Jongdong casi lo mata de
un susto.
-¿Qué pasa?-
llegaba Joonchae un tanto asustado por ver la reacción de esta.
-Amugosdo! (Nada)-
soltó a Jongdong intentando contener su rabia, aunque su voz la
traicionaba.
-Gwenchannayo? (¿Estás bien?)- le
preguntaba Joonchae algo alarmado.
-Dee.- decía Hanna
con fuerza mientras le temblaba uno de sus ojos.
Estaba al borde de
la histeria y para Jongdong eso solo significaban problemas.
-Boss-ni voy a
traerle una tila.- este salió corriendo en busca de aquella
infusión.
-Omg...- se llevó
Hanna las manos a la cara.
-¿Seguro qué estas
bien?
-Annyo. (No) Déjame.-
Hanna comenzó a andar.
-Eing? Waeo? (¿Por qué?)- él la
seguía sin saber que le pasaba.- ¿Qué te pasa ahora?
-Déjame, y vete con
tu amiguita.
-Ottokhae? (¿Cómo?)- no
entendía nada.
-Agidul! (Bebés)
-Halmoni! (¡Abuela!)- Hanna
cambió radicalmente su estado de animo, no quería que su abuela la
viera enfadada.
-Me alegro mucho por
vosotros.- los cogía a los dos de las manos mientras los juntaba.
Hanna la miraba un tanto incómoda.
-Gamsahamnida (Gracias), Kim
YeEun-shi.- le hacía una reverencia Joonchae.
-Uh!- se alarmaba-
Halmoni-yeyo. Halmoni. (Soy la abuela, abuela)- le corregía.
-Oh, dee, halmoni. (Sí, abuela)-
le decía Joonchae con una gran sonrisa.
-Omo, es muy guapo y
apuesto.- les entrelazaba las manos. Hanna solamente ponía una sonrisa fingida mientras lo miraba a él con ojos de asesina. Joonchae se
sentía intimidado.
-Dee... dee.
Halmoni...
-Iré un día a
vuestra casa para prepararos muchas cosas deliciosas.- decía su
abuela entusiasmada.
-Omo, no hace falta
halmoni.
-Claro que sí,
quiero mimar a mi nieta, y a mi nuevo nieto.- Joonchae le sonreía
muy feliz, Hanna lo miraba con asco y rabia.
-No hace falta
halmoni. Siempre estoy muy ocupada. No sabría cuando atenderte.
-Pues yo la atiendo
encantado, halmoni.- le decía Joonchae muy complaciente.
-Que chico tan
bueno.- lo cogía de las mejillas. Al mismo tiempo Hanna le
pellizcaba el brazo y lo miraba desafiante, “¿Qué se supone qué
haces?”, decían sus ojos.- A ver si aprendes.- le decía a Hanna
un poco indignada- No te vuelvas igual de seca como tu padre.
-Dee, halmoni...-
Joonchae se reía muy flojito.
-Nos vemos pronto,
naie agidul. (mis bebés)- se despedía de ellos.
-Annyong kaseyo
halmoni. (Adiós, abuela) AUCH!- Hanna le pegó en el brazo.
-¿Se puede saber
qué haces?
-Solo quería ser
amable.
-Pues para. Esa
mujer es mil veces más intensa que Moonsoo-samchomi.- le cambió la
expresión en un segundo.
-Que miedo.- Hanna
le asentía.- ¿Por qué te habías enfadado antes?
-Kuji. (Cierto) Yo estaba
enfadada.
-¿La culpa es mía?
-Tú sabrás.
-Como siempre, no te
entiendo.
-Ni yo...- dijo
pensativa.
-¿Tú?
-Nosotros. Ese
siempre es el problema.
-Weo? (¿Qué?)
-Da igual
Joonchae-ah... Un día más, un día menos...
Hanna retenía con
fuerza aquel día y aquellos sentimientos. Los vigilaba de cerca y
los encarcelaba en aquel corazón de hielo. Aquella coraza que había
creado para él, y que cada vez era más difícil de aguantar.
. . .
Al otro lado de la
sala.
-Cris, ven. Vamos a
hacernos una foto.- Alba lo enfocaba con su cámara- ¿Qué haces?
¿Ya te vas?
-Sí, mañana
madrugo para coger el avión a España.
-Ya, pero mañana.
Todavía es muy pronto.
-Alba, estoy muy
cansado del viaje.- se ponía la chaqueta algo hastiado.
-Ei... a ti te pasa
algo más. Dímelo.
-Nada.- le acarició
el brazo- Necesitaba todo esto para darme cuenta de que por fin se ha
ido.- miraba a Hanna de lejos.
-¿Qué dices?- Alba
seguía su mirada- Ella en dos años vuelve a España con nosotros,
como siempre.
-No dudo de que
puede que vuelva a España. Pero... no será como siempre. Mírala.
Tiene un brillo especial en los ojos. Es muy extraño.
-¿Y qué me quieres
decir? ¿Por un maldito brillo vas a renunciar a todo?
-No creo que lo
entiendas.
-No, no, dime.
-Alba. Míralo a
él.- Alba se giró a mirar a Joonchae.
-Lo estoy mirando.
¿Ahora qué?
-La quiere, aunque
no lo reconozca.
-¿Pero qué
chorrada más grande te acabas de inventar? ¿Y cómo lo sabes?
-Por que yo quiero a
Sofía.
-¿Y?
-Y yo también la
miro así.
El corazón de Alba
comenzó a empequeñecerse después de escuchar a su amigo decir esas
palabras. Pero más aún cuando le sonrió, y se fue. Dejó que se
fuera, porque por una vez... a lo mejor tenía razón. Aunque no
quería que fuese así.
Alba fue a buscar a
Sofía, pero no consiguió encontrarla. Los novios tenían que hacer
una ceremonia tradicional coreana, y solamente podían asistir los
familiares más cercanos. La mayoría de los invitados comenzaron a
irse en esos momentos, pues aquello ya había terminado. Solo los
rezagados y los borrachos seguían celebrando dentro del salón hasta
que este cerrara sus puertas, aunque lo más seguro es que estos últimos continuasen la fiesta en otro lugar.
Alba decidió
esperar a que la ceremonia terminará. Cuando vio salir a la familia
de Hanna y Joonchae se aproximó a la puerta. Hanna salía hablando
con él sobre las fotografías que Jongdong les había hecho.
-Podemos dar esta a
las revistas.
-Me parece bien, esa
me gusta.
-Sofía.- Alba la
llamaba.
-¿Alba? ¿Sigues
aquí? Creía que te habías ido con las chicas.
-Es que...- Joonchae
estaba parado al lado de Hanna observando la conversación. Alba lo
miro cohibida.
-¿Qué pasa?- Hanna
miro en la dirección que lo hacia ella.- Aigo.- Alba la cogió del
brazo y avanzó unos metros. Joonchae se quedó petrificado tras la
reacción de Alba.- Es un metiche...- dijo Hanna con una sonrisa.
-Sofía, Cris se ha
ido.
-¿Cómo?- cambió su cara por completo.
-Me... No me ha
dicho nada. Se ha ido.
-¿Pero... por qué?
-Vamos a buscarle.-
la volvió a coger del brazo.
-Espera. Vamos a
llamarle primero.
-Tiene el teléfono
apagado. Vamos.
-Pero no me puedo
ir. Todavía no ha terminado esta tortura.
-Da igual. Seguro
que nos necesita.
-Espera. Voy a
decirle a Jongdong-ni que vaya a buscarlo al hotel, mientras yo
termino aquí. Me visto y voy.- decía nerviosa y preocupada.
Alba al ver la
preocupación en Hanna, aunque no era lo que esperaba, prefirió no
continuar con su plan.
-No, no, no, no. Da
igual.- dijo Alba un poco apurada- Voy a buscarlo yo al hotel y
después te aviso.
-¿Segura?- Alba le
asentía con la cabeza- Después te llamo y me dices dónde estáis.
Si necesitas algo dímelo. Voy a tener el móvil encima.
-Vale, vale,
tranquila.- Alba se dio media vuelta para irse, pero volvió- ¡Sofí! Prométeme que todo será como antes.
-Nada va a cambiar.-
Hanna le acarició la mano.
No sabía si
aquellas palabras la convencían mucho, pero... es lo único a lo que
podía aferrarse.
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