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Capítulo 17 -¿Tú? -Nosotros - Parte 3


Al otro lado, en la sala de la novia, Hanna esperaba tranquilamente. Parecía que todas aquellas visitas y todo aquel pequeño revuelo habían hecho que los nervios que tenía hubiesen desaparecido. Solamente deseaba cruzar aquella pasarela, decir que si, y seguir con su vida y con su trabajo como hasta ahora. Sin ningún sobre salto. Sin ningún cambio. Con las ganas de trabajar en el equipo de siempre. Pensaría que esto era una prueba más para avanzar con su carrera.
Alguien tocó a la puerta, y esta se giró curiosa.
-¿Estas nerviosa?- entraba su tío al ver que la puerta estaba entre abierta y que ella estaba sola.
-Eh? Dee...?
-Si quieres huir estas a tiempo. Tu tranquila, tu corres y yo los distraigo.
-Samchom...- le pegaba flojito en el brazo.
-Yo solo digo que aún no es tarde, ¿estas segura de lo qué vas a hacer?
-Dee, no estoy cieeeen por cien segura.- su tío abría bien sus ojos y le hacía una gran sonrisa- Peeero, lo voy a hacer.- quitó la sonrisa.
-Bueno... pues nada. Tendré que cancelar el vuelo a Singapour.
-OMG, samchom, micheosseo. (estás loco)- él se reía.
-Por lo menos creía que iba a funcionar con el regalo que te he traído, pero ni eso.
-Sonmul? (¿Regalo?)
-Cristian.
-OMO, OMO... Lo tuyo no es normal.- su tío se reía y la abrazaba.
-Estas preciosa.- le dio un beso en la frente.
-Gomawoyo. (Gracias.)
-Kaja. (Vamos) Joonchae-shi acaba de salir.
-Dee... he escuchado la música. Estará apunto de entrar.
Cogió del brazo a su tío, que se lo ofrecía como todo un caballero. Y salieron de la habitación con rumbo a lo que había escrito su destino. Porque da igual cuándo, cómo o dónde, el destino siempre los uniría.
Parecía que su vida estuviese pasando por diapositivas. Miraba a su tío con confianza, intentaba buscar su aprobación. Estaría cometiendo un error, pero a lo mejor debía cometer sus propios errores. Y una parte de ella se sentía bien al hacerlo. Estaba haciendo lo correcto, por ella, por su familia y por él. Miraba al suelo mientras salía de aquella sala. A pocos metros se encontraba la puerta del salón de bodas abierta de par en par, y logró ver como un temeroso Choi Joonchae se colocaba la chaqueta y entraba al salón. Sonaba una dulce melodía tocada a piano. Apretó el brazo de su tío con fuerza. Él se asusto y paró en seco. Hanna lo miró sorprendida pero tiró de él hacia la puerta.
Desde fuera se escuchaban los aplausos y los comentarios que le hacían a Joonchae. Hanna se intentaba asomar para verlo mejor, pero no conseguía verlo. Aunque tendría tiempo para fijarse en él. Ahora era su turno. El personal del salón les dio paso, y tras escuchar las teclas del piano Hanna comenzó a andar. Ahora si que estaba nerviosa. Se quedó a las puertas del salón y saludó a todos invitados con una reverencia. Comenzaron otra vez los aplausos y los comentarios. Comentarios de sus amigas, que no podían mantener la boca cerrada. Hanna agradecía esos comentarios, porque la distraían de su nerviosismo, pero los demás invitados las miraban más bien con desprecio. Aunque no todo el mundo tachaba su comportamiento de infantil, sobre todo el grupo de Joonchae al otro lado del salón, que las animaba y les seguía el juego. Consiguieron sacar una sonrisa en Hanna y Moonsoo, pero también en Joonchae.
Joonchae sonreía con mucha tranquilidad. Era increíble lo guapo que estaba en ese momento y lo seguro que parecía de sí mismo. “¿Cómo quieres no volver a enamorarte de él? Sí su apariencia es la de un ángel...”, pensaba Hanna mientras andaba hacia él. Se olvidó unos segundos de todo, de los comentarios, de los invitados, de dónde estaba, de Moonsoo, que la cogía del brazo; incluso del largo vestido con el que le costaba andar. La música la acompañaba mientras lo veía sonreír con su traje blanco de solapas negras, su pajarita negra brillante y su tupé rubio. Ya se había acostumbrado a el y lo veía normal, incluso le favorecía. Pero eso sería algo que nunca le confesaría, de momento.
Joonchae no sabía bien como sentirse, aunque ya parecía algo habitual y estaba empezando a cansarse un poco. Pero simplemente era que aún no le había puesto nombre a lo que sentía. Y no sabía si era por el alcohol, que aún rondaba por su cabeza; o por comentarios tontos de sus amigos, pero realmente Kim Hanna estaba guapísima. Podía ser el vestido, que favorecía toda su figura. Podía ser su forma de andar tan decidida. Podía ser el recogido de su pelo que dejaba ver sus pequeños hombros y su clavícula. Podía ser su mirada que parecía sonreírle también. O podía ser el rojo de sus labios que hacían juego con el ramo de rosas rojas que llevaba. Pues todo en ella empezaba a brillar, y le resultaba muy extraño pero a la vez se sentía seguro.
Joonchae se había perdido tanto en los labios de Hanna, que no se había dado cuenta de que ya estaba justo a su lado. Kim Moonsoo lo sacó de su trance ofreciéndole la mano de su sobrina muy serio, tanto, que el fotógrafo que inmortalizó ese momento se asusto. “Te estoy vigilando.”, le dijo Moonsoo muy bajito. Los jóvenes lo miraron asustados, y este continuó su camino hasta sentarse.
Se cogieron de las manos, aunque no tenían porque. Se sentaron y dio comienzo la ceremonia. Esta fue más amena y divertida de lo que esperaban, aunque le repitieron a Yoona mil veces que no querían nada bonito. Querían algo serio y rápido. Algo que no les diera por recordar. Puesto que no iba a ser el día más feliz de sus vidas, como les solía pasar a las parejas normales. Ellos querían otro día más en su teatral vida juntos. Pero acabó siendo un día especial con los amigos y la familia, y todo gracias a Kang Jihoo y Park Yoona.
La ceremonia llegó a la parte más esperada por todos, y la más incómoda para algunos. Pero al avecinar el final de aquel teatro. Sin contar con las otras veces que ya habían tenido que besarse. Los dos se miraron a los ojos y se besaron rápidamente. Otro beso más para la lista, otra situación incómoda más que habían pasado. Los dos se mentalizaban de que besaban otra cosa, u otra persona. Pero a uno de ellos cada vez se le hacía más y más difícil.
Escucharon a la gente aplaudirles, y simplemente se giraron avergonzados. Los dos querían meterse bajo tierra en esos momentos, pero sobre todo porque los flashes de las cámaras les estaban empezando a incordiar más de los necesario.
El salón se cerró por fin para los periodistas, pues así lo habían querido los dos. Creían que era demasiado, y querían algo de intimidad para celebrar, lo que fuera que se estuviese celebrando, con sus amigos y familiares solamente.
Los novios procedieron a sentarse en la mesa principal, para dar por fin comienzo al banquete y a las sorpresas. “¿Sorpresas?”, pensaban los dos.
-¿En qué momento nos pareció buena idea dejar que Park Yoona-ni organizara nuestra boda?- le preguntaba Joonchae.
-La verdad... ahora me arrepiento mucho más que el simple hecho de esta boda.
-Vaya... gracias.- Hanna le dio un codazo.
-No te ofendas.
-Ya, ¿esa de ahí no es tu abuela?
-Dee...- la miraba avergonzada- espero que no hayan montado ningún numerito. Pero me alegro de que haya venido.
-Jinjja? Waeo? (¿En serio? ¿Por qué?)- la miraba sorprendido. A lo mejor ella se alegraba en el fondo de la boda.
-No se, me sabía mal. Es mi familia...
-¿No sabe nada?
-No creo.- la miró triste- Pero bueno, espero que sea que no. Ya lo saben demasiadas personas.
-¿Cómo? ¿Quién lo sabe?- Joonchae se alarmó y Hanna lo miró asustada. No se acordaba de que él no sabía nada.
-Verás...
-Estoy esperando tu explicación, no tu excusa.- Hanna le sonrió y prosiguió.
-Kibum-ni...
-¿Kibum-nim te dijo que pasó la otra noche?- le preguntó alterado.
-El vino a verme ayer y me dijo que tú... espera, ¿qué pasó?
-¿Cómo?- se hizo el loco.
-Kibum vino a decirme que lo sabía, que se lo habías dicho tú. ¿Qué pasó ese día Joonchae-ah?
-Annya, gwenchana. (Nada, esta bien)
-Pues lo has dicho muy preocupado.- lo miraba rencorosa.
-Otro día te lo contaré.
-Creo que ahora es un buen momento.- él le negaba rápido con la cabeza.- Joonchae-ah...
-Te juro que te lo diré, pero ahora no es el momento.
Hanna desistió de seguir preguntando nada, simplemente pasó de él, como de costumbre, y se dedicó a mirar a los invitados. Él se colocó la chaqueta y bebió agua nervioso. Sabía que no era nada, pero no quería que Hanna se sintiese intimidada, ni ofendida, ni que llegase a pensar que Im Soori le gustaba. ¿O no era así?
Im Soori desde su sitio los miraba a veces de reojo, se sentía realmente mal. Si hubiese sido por ella en el momento del beso se hubiese ido. Pero su hermano estuvo ahí para cogerla de la mano muy fuerte, y decirle: “Mírame a mi, noona”. Soori lo miraba y no podía creer cómo se había olvidado tan rápido de Hanna, si es que lo había hecho. No entendía en que momento ya no le dolía verlos juntos. Quería saberlo, necesitaba saberlo, pero no era el momento, ni el lugar. Rodeada de todos los familiares y amigos de Joonchae y Hanna. Aunque no los conocía, pero odiaba hacer el ridículo delante de los demás, debía siempre quedar con buen aspecto.
Soori se distrajo un poco durante la comida. Kibum, Jihoo, Soodae y lo demás hacían más ameno aquello. De repente Park Yoona se levantó de la mesa.
-¿Dónde va Yoona-shi?
-Ahora le vamos a dar la sorpresa a Hanna-ni.- Soori se quedó extrañada, y un poco celosa.
Yoona subió al escenario y pidió la atención de todos los presentes. Cuando todos hicieron silencio continuó.
-Muchas gracias. Como organizadora de la boda, y como mejor amiga de aquellas dos personas que hoy se sientan frente a vosotros como una pareja casada.- se rió un poco, y Hanna solo pudo taparse la cara para no mostrar sus ganas de matarla- Tengo el honor de presentarles la actuación de esta gran día. Es uno de los cantantes favoritos de Kim Hanna.- Hanna se quitó rápido las manos de la cara muy sorprendida.
-Nugu? (¿Quién?)
-Con todos ustedes G.Soul.- todos aplaudieron.
-Oh my fucking gosh...- salió de la boca de Hanna. Joonchae se sorprendió.
-¿No sabía que era tu cantante favorito?
-No sabes muchas cosas de mi.- le dijo y se giró para ver mejor.
-Ya... nada nuevo.- Hanna lo ignoraba, estaba demasiado emocionada.
G.Soul comenzó con una canción muy especial para Hanna, cuando empezaron los primeros acordes de la canción se estremeció. Y se giró a Joonchae emocionada.
-Escuchala, es genial.- él la miró extrañado y sonriente.
“Que feliz está.”, pensaba él, así que le hizo caso. Cuando comenzó a cantar los dos escucharon atentos. Hanna enseguida se arrepintió de haberle dicho que escuchará atentamente. Y él, como siempre, le gustaba analizar y escuchar la letra de todas las canciones, pero... ¿iría con segundas?
Tomorrow's never promised to nobody, nobody
Today you look so different, like somebody to love
I know you're hurt from your past
I'm not tryna put you to test, no, no
Stop running from love, from love
Stop running from love, from love
Stop running from love
You said you'd never give your heart to, to nobody, to nobody
But today you look just different, like somebody to love, to love
Baby I know you're hurt from your past
I'm not tryna put you to test, no
Trust me, I'm just tryna love you baby
Stop running from love, from love
Stop running from love, from love
Stop running from love
Baby you don't have to keep running no, no
‘Cause if you never take a chance
You will never find true love
Tomorow is never promised to nobody, nobody
Today I feel so different
Like somebody who's ready to love
Love”
Hanna quería que la tierra la tragase, o que se tragase al cantante, así dejaría de decir todo aquello. Aunque prefería que se tragase a Yoona por haber organizado aquello. La maldita Yoona y sus malditas maneras de destrozarle la existencia. Aunque podrían ser cosas suyas, y simplemente la había cantado porque era uno de sus temas favoritos, y para colmo estaba en inglés y “todo el mundo” podría entender. “¡Mierda! ¡Todo el mundo la puede entender! La voy a matar.”
No fue la única canción que cantó G.soul para ellos. Cantó otros dos temas más, “You” y “Once more”. Realmente canciones tristes, que hablaban sobre el amor, y sobre volver con la persona que amabas. Su pensamiento cada vez era más firme, iba a matar a Yoona, y a todo aquel que se opusiera a ello. Aún así, había disfrutado mucho de las canciones, él realmente era un gran artísta y Hanna lo admiraba muchísimo.
Joonchae en cambio cada vez esta más confuso. Conociendo como conocía a Yoona aquellas canciones significaban algo. Y lo que decían las canciones... parecían que lo ayudaban a comprender todo un poco más.

. . .

Ya todos habían terminado de comer y los novios aprovecharon para moverse por el salón, saludar a la gente y darles las gracias por asistir a aquel día “taaaaaan importante” para sus vidas, ya que muchos debían irse.
Llegaron a la mesa dónde estaban todos los amigos de Joonchae.
-Chicos, ¿qué tal lo habéis pasado?- les preguntaba Hanna mientras apretaba suavemente los hombros de Kang Jihoo.
-Ha sido genial Kim Hanna-shi, todo ha sido precioso. Y tú vas guapísima.
-Nomu gamsahamnida. (Muchas gracias.)
-Realmente ha sido todo muy bonito. Le tenemos que dar las gracias a Yoona-ni.- la adulaba Joonchae. Hanna lo miró con odio, aún seguía enfadada con ella. Él se sorprendió.
-No hay que darlas Joonchae-oppa. Haría cualquier cosa por vosotros.- Hanna la miró a ella con asco. Yoona se asustó pero le contestó con una sonrisa.
-Lo que más me ha gustado ha sido la música.
-Oh, jinjja? (¿De verdad?) A mi también.- dijo Yoona. Hanna apretó con fuerza los hombro de Jihoo.
-Ya. Apayo... (Me duele)- se giró alarmado.
-Mianhae sambenim. (Lo siento)- le decía falsamente.
-Ya, yeoldora. (Chicos) ¿Dónde están Soori-ni y Soodae-ya?- miraba Joonchae preocupado a su alrededor.
-Soori-shi?- se preguntaba Hanna.
-Se fueron hacia la salida hace un rato...
-Jinjjaro? (¿En serio?)- dijo Joonchae alarmado y se fue.
-Ya, odi ga? (¿Dónde vas?)- le preguntaba Hanna sorprendida.
-Pe-pero... Joonchae-ah, ahora seguramente vuelvan, ¿no?- nadie contesto a esa pregunta.
Realmente no sabían porque aquellos dos hermanos se habían levantado de la mesa y habían salido del salón. Joonchae temía que Soori se hubiese ido disgustada, enfadada o incluso rencorosa. Pues no estaba muy tranquilo con lo que le dijo antes de entrar al salón. Y había caído ahora en que todo el tema de la ceremonia, las sorpresas, el beso... ¡el beso! Si Soori les había visto estaría muy triste.
Y realmente era así. Soori había salido de allí para respirar. No tenía intención de volver a entrar otra vez, ni si quiera tenía intención despedirse de nadie.
-Noona...
-Im Soodae. Déjame.- entre lo dos hermanos se hizo un silencio- ¿Cómo... cómo te has olvidado de ella tan rápido?
-Noona...
-Dime, dime cómo. Y así podré seguir siendo amiga de Joonchae-oppa.
-Solamente comprendí que estaba siendo un egoísta.
-Weo? (¿Qué?)
-No puedes obligar a nadie a que te quiera, por mucho que sepas o creas que eres la mejor opción.- Soori rechisto como contestación a su hermano y se dio media vuelta- Soori-noona. No quiero que pierdas a tus amigos...- le puso la mano en el hombro- Jebal (Por favor)... piénsalo bien.
Soori no quería creer que su hermano había olvidado a Hanna, y no quería dejar de querer a Joonchae. No podía dejar que Joonchae estuviera con ella. Dejar que el amor de su vida estuviera con otra persona. Y ya no era solo eso, era el hecho de que estuviera con Kim Hanna. Nunca había odiado tanto a una persona como a ella. Aunque su rencor ya llevaba años forjándose.
-Soori-ni!
Escucharon los dos hermanos. Soori se giró rápidamente al identificar la voz. Era Joonchae que venía corriendo hacia ellos.
-¿Te vas?
-Eh? Dee, oppa. Es mejor que me vaya ahora.
-¿Te ibas a ir sin decirme nada?
-Mianhaeyo (Perdóname), oppa. Ahora mismo creo que necesito pensar en que es lo mejor para mí.
-Soori-ni...- la cogió del antebrazo, los dos se miraron a los ojos- no quiero que me dejes.
Las palabras de Joonchae perturbaron a aquellos dos hermanos. Pues no sabían exactamente con que intenciones las había dicho.
-Oppa...- Soori quería quedarse y abrazarlo, pero no debía. Soltó la mano de Joonchae poco a poco.- Gidarilkeoya... (Te esperaré...)- se giró se fue de allí.
Los dos se quedaron viendo como se iba. Por sus cabezas solo había incertidumbre. Joonchae no quería perder a nadie más en su vida. Sus amigos significaban todo para él, y no quería que los mal entendidos los distanciaran. Había sufrido, y estaba sufriendo suficiente con respecto a aquello. Y Soodae, no sabía que pensar al respecto. Creía que Joonchae quería a Hanna pero su forma de actuar a veces no concordaba. Todo aquello le resultaba muy extraño.

. . .

-¿Qué hace que no vuelve?- preguntaba Hanna mientras miraba a la puerta.
-Pero si acaba de irse.
-¿Y qué? Tenemos que saludar a muchos invitados. No hay que ser maleducado.- se cruzaba de brazos.
-Vamos, te acompaño.- se levantó Yoona.
-Ah, no, tú no. Estoy muy enfadada contigo.- Yoona la cogió del brazo y se la llevó de allí.
-Ip damuro. (Cállate.) Con lo bonito que ha quedado todo y el esfuerzo que le he puesto.
-Espero que nadie haya mal interpretado tus malditas canciones.
-¿Y por eso estás enfadada conmigo?
-¿Debería estarlo por algo más? ¿Acaso tu plan maléfico no acaba aquí?- preguntaba sarcástica aunque enfadada.
-Eres una exagerada.
-Y ti te encanta verme cabreada.
-Me gusta más verte enamorada.
-¡Oh, por favor!- se soltó del brazo de Yoona.- Eres pura maldad. ¿Y después me pregunto que por qué mi mejor amiga de España es Ana? Soy iguales, igual de perversas.
-La única diferencia entre ella y yo, es que yo adoro el amor y todo lo que ello conlleva.
-Kuji. (Cierto)
Hanna y Yoona se acercaron a la mesas dónde estaban sus amigas.
-¿Qué tal lo estáis pasando chicas?- preguntaba Yoona.
-Pero bueno, ¿quién es la novia tú o yo?- se enfurruñaba Hanna.
-Muy bien, no es para nada cómo las bodas españolas. Pero esta genial.
-¿Eso es bueno o malo?- se preguntaba Yoona preocupada.
-¿Y el novio?
-¿Ya se ha dado a la fuga?- decía Ana chistosa. Hanna se río exagerada.
-Que gra-ci-o-sa.
-Lo sé.
-Mira. No se ha ido.- señalaba An mientras lo veía entrar por la puerta.
-Joonchae-shi va muy guapo.
-Sí... la verdad es que sí.- lo miraba Hanna con una sonrisa.
-Ui... no me gusta para nada esa sonrisa.- la miraba Hanna con cara de asco.
-¿Qué dices? No inventes.
-Eh, yo no invento nada. ¿Qué nos apostamos a que dentro de tres meses o menos me llamas diciéndome que te has vuelto a enamorar de él?- le dijo Ana extendiéndole la mano.
-Yo no hago tratos con brujas.
-¡Bruja tú! Ya veras, ya. Yo siempre acabo teniendo la razón.
-¡Lo odio! ¡Y a ti también!- Hanna se dio media vuelta y se fue de la mesa.
-Ala!, y se va.
-Si le odias tanto como a mi, no me quiero imaginar dentro de tres meses. Chicas, voy a ganar esta apuesta, ¿lo sabéis no?- Ana las miraba a todas.
-Tiene pinta.- le decía An.
-Yo no vuelvo a apostar contigo.- decía Nerea muy indignada.
Hanna andaba sin rumbo fijo entre las mesas mientras miraba a Joonchae desde lejos. No sabía bien que le molestaba más si el comentario de Ana o que él hubiese salido corriendo detrás de Im Soori. Alguien la sacó de su pensamiento cogiéndola del brazo.
-Omo.- se sorprendía.
-Mian (Lo siento), Hanna-ni.
-Anny, anny, solo me has sacado de mi pensamiento.
-¿En qué pensabas?
-Solamente... que Joonchae-ah se ha ido tras Soori-shi... Ña... No me hagas caso Jongdong-ni. Cosas mías. ¿Qué pasa?
-Pues... eso me recuerda algo...- decía algo indeciso.
-¿El qué? ¿Qué pasa?
-Antes, cuando estaba haciendo las fotos de Joonchae-shi y sus amigos, ha llegado Im Soori-shi.- Hanna le prestaba atención pero al mismo tiempo observaba que estaba haciendo Joonchae.
-Aja, continua.
-Pues... ellos estaban hablando. Habían dicho algo de qué no sabían si Soori-shi asistiría a la boda.- Hanna le asentía sin mucho interés, pues seguía con su mirada en Joonchae, que cada vez se acercaba más a ellos- Pero después de que Joonchae-shi le da las gracias, recuerdo que Im Soori-shi le dijo algo como...- se quedó pensando unos segundo.
-¿Cómo qué Jongdong-ni?- Joonchae estaba más y más cerca.
-Algo como... que esperaba que la boda fracase y que algún día se daría cuenta de lo que había perdido.
-WEO?! (¿¡QUÉ?!)- cogió a Jongdong por los hombros enfadada. Al pobre Jongdong casi lo mata de un susto.
-¿Qué pasa?- llegaba Joonchae un tanto asustado por ver la reacción de esta.
-Amugosdo! (Nada)- soltó a Jongdong intentando contener su rabia, aunque su voz la traicionaba.
-Gwenchannayo? (¿Estás bien?)- le preguntaba Joonchae algo alarmado.
-Dee.- decía Hanna con fuerza mientras le temblaba uno de sus ojos.
Estaba al borde de la histeria y para Jongdong eso solo significaban problemas.
-Boss-ni voy a traerle una tila.- este salió corriendo en busca de aquella infusión.
-Omg...- se llevó Hanna las manos a la cara.
-¿Seguro qué estas bien?
-Annyo. (No) Déjame.- Hanna comenzó a andar.
-Eing? Waeo? (¿Por qué?)- él la seguía sin saber que le pasaba.- ¿Qué te pasa ahora?
-Déjame, y vete con tu amiguita.
-Ottokhae? (¿Cómo?)- no entendía nada.
-Agidul! (Bebés)
-Halmoni! (¡Abuela!)- Hanna cambió radicalmente su estado de animo, no quería que su abuela la viera enfadada.
-Me alegro mucho por vosotros.- los cogía a los dos de las manos mientras los juntaba. Hanna la miraba un tanto incómoda.
-Gamsahamnida (Gracias), Kim YeEun-shi.- le hacía una reverencia Joonchae.
-Uh!- se alarmaba- Halmoni-yeyo. Halmoni. (Soy la abuela, abuela)- le corregía.
-Oh, dee, halmoni. (Sí, abuela)- le decía Joonchae con una gran sonrisa.
-Omo, es muy guapo y apuesto.- les entrelazaba las manos. Hanna solamente ponía una sonrisa fingida mientras lo miraba a él con ojos de asesina. Joonchae se sentía intimidado.
-Dee... dee. Halmoni...
-Iré un día a vuestra casa para prepararos muchas cosas deliciosas.- decía su abuela entusiasmada.
-Omo, no hace falta halmoni.
-Claro que sí, quiero mimar a mi nieta, y a mi nuevo nieto.- Joonchae le sonreía muy feliz, Hanna lo miraba con asco y rabia.
-No hace falta halmoni. Siempre estoy muy ocupada. No sabría cuando atenderte.
-Pues yo la atiendo encantado, halmoni.- le decía Joonchae muy complaciente.
-Que chico tan bueno.- lo cogía de las mejillas. Al mismo tiempo Hanna le pellizcaba el brazo y lo miraba desafiante, “¿Qué se supone qué haces?”, decían sus ojos.- A ver si aprendes.- le decía a Hanna un poco indignada- No te vuelvas igual de seca como tu padre.
-Dee, halmoni...- Joonchae se reía muy flojito.
-Nos vemos pronto, naie agidul. (mis bebés)- se despedía de ellos.
-Annyong kaseyo halmoni. (Adiós, abuela) AUCH!- Hanna le pegó en el brazo.
-¿Se puede saber qué haces?
-Solo quería ser amable.
-Pues para. Esa mujer es mil veces más intensa que Moonsoo-samchomi.- le cambió la expresión en un segundo.
-Que miedo.- Hanna le asentía.- ¿Por qué te habías enfadado antes?
-Kuji. (Cierto) Yo estaba enfadada.
-¿La culpa es mía?
-Tú sabrás.
-Como siempre, no te entiendo.
-Ni yo...- dijo pensativa.
-¿Tú?
-Nosotros. Ese siempre es el problema.
-Weo? (¿Qué?)
-Da igual Joonchae-ah... Un día más, un día menos...
Hanna retenía con fuerza aquel día y aquellos sentimientos. Los vigilaba de cerca y los encarcelaba en aquel corazón de hielo. Aquella coraza que había creado para él, y que cada vez era más difícil de aguantar.

. . .

Al otro lado de la sala.
-Cris, ven. Vamos a hacernos una foto.- Alba lo enfocaba con su cámara- ¿Qué haces? ¿Ya te vas?
-Sí, mañana madrugo para coger el avión a España.
-Ya, pero mañana. Todavía es muy pronto.
-Alba, estoy muy cansado del viaje.- se ponía la chaqueta algo hastiado.
-Ei... a ti te pasa algo más. Dímelo.
-Nada.- le acarició el brazo- Necesitaba todo esto para darme cuenta de que por fin se ha ido.- miraba a Hanna de lejos.
-¿Qué dices?- Alba seguía su mirada- Ella en dos años vuelve a España con nosotros, como siempre.
-No dudo de que puede que vuelva a España. Pero... no será como siempre. Mírala. Tiene un brillo especial en los ojos. Es muy extraño.
-¿Y qué me quieres decir? ¿Por un maldito brillo vas a renunciar a todo?
-No creo que lo entiendas.
-No, no, dime.
-Alba. Míralo a él.- Alba se giró a mirar a Joonchae.
-Lo estoy mirando. ¿Ahora qué?
-La quiere, aunque no lo reconozca.
-¿Pero qué chorrada más grande te acabas de inventar? ¿Y cómo lo sabes?
-Por que yo quiero a Sofía.
-¿Y?
-Y yo también la miro así.
El corazón de Alba comenzó a empequeñecerse después de escuchar a su amigo decir esas palabras. Pero más aún cuando le sonrió, y se fue. Dejó que se fuera, porque por una vez... a lo mejor tenía razón. Aunque no quería que fuese así.
Alba fue a buscar a Sofía, pero no consiguió encontrarla. Los novios tenían que hacer una ceremonia tradicional coreana, y solamente podían asistir los familiares más cercanos. La mayoría de los invitados comenzaron a irse en esos momentos, pues aquello ya había terminado. Solo los rezagados y los borrachos seguían celebrando dentro del salón hasta que este cerrara sus puertas, aunque lo más seguro es que estos últimos continuasen la fiesta en otro lugar.
Alba decidió esperar a que la ceremonia terminará. Cuando vio salir a la familia de Hanna y Joonchae se aproximó a la puerta. Hanna salía hablando con él sobre las fotografías que Jongdong les había hecho.
-Podemos dar esta a las revistas.
-Me parece bien, esa me gusta.
-Sofía.- Alba la llamaba.
-¿Alba? ¿Sigues aquí? Creía que te habías ido con las chicas.
-Es que...- Joonchae estaba parado al lado de Hanna observando la conversación. Alba lo miro cohibida.
-¿Qué pasa?- Hanna miro en la dirección que lo hacia ella.- Aigo.- Alba la cogió del brazo y avanzó unos metros. Joonchae se quedó petrificado tras la reacción de Alba.- Es un metiche...- dijo Hanna con una sonrisa.
-Sofía, Cris se ha ido.
-¿Cómo?- cambió su cara por completo.
-Me... No me ha dicho nada. Se ha ido.
-¿Pero... por qué?
-Vamos a buscarle.- la volvió a coger del brazo.
-Espera. Vamos a llamarle primero.
-Tiene el teléfono apagado. Vamos.
-Pero no me puedo ir. Todavía no ha terminado esta tortura.
-Da igual. Seguro que nos necesita.
-Espera. Voy a decirle a Jongdong-ni que vaya a buscarlo al hotel, mientras yo termino aquí. Me visto y voy.- decía nerviosa y preocupada.
Alba al ver la preocupación en Hanna, aunque no era lo que esperaba, prefirió no continuar con su plan.
-No, no, no, no. Da igual.- dijo Alba un poco apurada- Voy a buscarlo yo al hotel y después te aviso.
-¿Segura?- Alba le asentía con la cabeza- Después te llamo y me dices dónde estáis. Si necesitas algo dímelo. Voy a tener el móvil encima.
-Vale, vale, tranquila.- Alba se dio media vuelta para irse, pero volvió- ¡Sofí! Prométeme que todo será como antes.
-Nada va a cambiar.- Hanna le acarició la mano.
No sabía si aquellas palabras la convencían mucho, pero... es lo único a lo que podía aferrarse.

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Ya era el quinto día del viaje, y aquello había pasado muy rápido. Hanna sentía que no quería que aquello terminase. Estaba muy agusto en aquel lugar. El ambiente, el clima, los parajes, incluso la compañía de Joonchae, estaba siendo todo perfecto. Aunque le faltaba poco para que aquel paraíso se terminase en un pequeño infierno para ella. -¿Qué haremos hoy?- le decía con una gran sonrisa. -¿No quieres tomar el sol? -Hombre... sí... pero creía que íbamos a ir a otra aventura.- dijo un tanto desilusionada. Joonchae aunque por fuera parecía serio, por dentro se moría de lo dulce que acababa de ser Hanna. -Te estaba tomando el pelo.- la empujó riéndose a carcajadas, que pararon en seco en cuanto vio la cara de enfado de Hanna- Ejem. Hoy he pensado que sería buena idea alquilar un jeep e ir a visitar alguna cala, o alguna playa por ahí. La mejor que veamos. Y así podrás tomar el sol, y también tomar alguna que otra foto.- Hanna lo miraba entusiasmada, le encantaba a...

Capítulo 8 - Home, sweet Home Parte 2

Ya habían terminado de comer, y la hora de los postres era la preferida para algunos. Y les venía perfecto para aprovechar el tiempo charlando y paseando por aquel enorme jardín. -Kim Hanna-ni.- se le acercó Geum JongDong ofreciendole un trozo de sandía. -Gomawo, JongDong-ni. (Gracias) -¿En qué piensas? -En lo que dijo JiHoo-nim antes en la comida. -Mmmm, fue bonito lo que dijo.- sorbía fuertemente. Hanna lo observaba. -Fue... espeluznante. Espero que no lo haga de nuevo.- volvió a sorber JongDong. -Aju jaemi, jaemi.(Muy divertido, divertido)- ella se reía. Jongdong lo volvió ha hacer. -Ya... Come con la boca cerrada, y no sorbas tanto.- le reñía como una mamá.- Mira.- se le caía el agua de la sandía por las comisuras- Aigoo.- Hanna se acercó para limpiarselo.- Agi, agii... (bebé)- se burlaba. -Annyo.(No.)- le sonría JongDong. Parecía imposible, pero siempre dichas escenas las contemplaba alguien desde lejos, y casi siempre solía ser él. -Ya, ya, ¿qué se...