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Capítulo 17 -¿Tú? -Nosotros. - Parte 1


Hanna despertaba por fin de su letargo a las siete de la mañana. El día anterior había sido una lluvia de sentimientos buenos y malos. Todo para que después, este día, ya estuviera ocurriendo al fin. Después de dos años de meditarlo, y de esperar a que esto ocurriese, para que pudiera acabarse de una vez su angustia. Ya estaba ocurriendo. Era día 8 de junio y se iba a casar con Choi Joonchae. Sí, era un simple, misero y cochino contrato, que acabaría dentro de dos años. Pero allí estaba ella. Mirándose al espejo del aseo de su cuarto, preguntándose cuánto tiempo había pasado desde que le dieron esa noticia por primera vez, y cuánto había cambiado desde entonces. Esa niña de casi 16 años casi iba a casarse con el amor de su vida y su mejor amigo. Y hoy la mujer de 25 años lo iba a hacer realidad, pero ya no era su mejor amigo, y tampoco quería pensar en él como el amor de su vida. Era un sueño y una pesadilla al mismo tiempo. Podía creer que todo el mundo al que le hubiesen puesto en su posición a lo mejor tendrían una sonrisa en la cara, pero ella... no podía sonreír.
Cuando pensaba en todo lo que tenía que hacer, y a la cantidad de gente que tenía que ver, solo podía ponerse a sudar. Sus axilas eran cataratas, su pelo parecía estar sucio de nuevo, de tanto que lo había manoseado. Y su cara. ¡En su cara había un maldito grano!
-¡QUE ES ESTO!
Una vida cuidándose la piel, para que el día de su boda le saliera un maldito y asqueroso grano en medio de la barbilla. Se quería morir por dentro. En ese momento no sabía bien que hacer. Pero tenía claro que ese problema se lo dejaría a Yoona y a su maquilladora. Ya estaba más que harta de esta situación de la boda. Tanta parafernalia para que solo fuese un día muy incómodo para las dos personas más importantes del día. Joonchae vino a su cabeza. “¿Vendrá?”, pensaba. No sabía exactamente cuan de afectado estaba. Por lo que le había contado Kibum y Jihoo puede que si debía de preocuparse un poco más, pero rezaba para que estuviera allí y a tiempo.

. . .

Joonchae estaba despierto desde las seis de la mañana. Se había sentado a componer desde bien temprano. No podía dormir. Como ya le había pasado otras muchas noches cuando le venía la inspiración. Eran pasadas las siete y media, y estaba sentado en el sofá de su casa con los cascos puestos y escuchando la maqueta terminada por fin. Tenía unos temas muy bonitos que había compuesto. El más importante ya estaba terminado, y los demás estaban aún en proceso. En proceso de poder contestar muchas preguntas. Preguntas que debía de hacerle a Hanna, y preguntas que debía de hacerse a si mismo. Sobre su vida y sobre sus sentimientos. Parecía mentira pero en aquel momento aún no sabía cómo sentirse.
-Hyung!
Alguien tocaba a su puerta con firmeza y gritaba su nombre con alegría. Joonchae se quedó pensativo unos segundos, miró el móvil y vio la hora que era. Casi las ocho de la mañana.
-IRONAA HYUNG! (¡DESPIÉRTATE!)- se quitó uno de sus cascos.
-Soodae-ah?
Se levantó corriendo a abrir la puerta del piso.
-HYUUUUNG!- Soodae se tiró encima suya a abrazarle.
-Ya, ¿estás listo? Tenemos que irnos. Palli (rápido), vístete.- le decía Kibum, entrando en su cuarto y cogiendo una bolsa para poner ropa dentro.
-Pero, pero...- Joonchae estaba muy sorprendido.
-CHUKAHAE! (Felicidades.)- Soodae hizo estallar un artefacto con confeti que llenó todo el salón.
-YA! ¡Eso lo limpias!- sentenciaba.
-Vamos Joonchae-hyung que hoy estamos de celebración.- bailaba mientras intentaba buscar en su móvil algo de música que acompañara el momento.
-Hyung dile algo.- intentaba pedirle a Kang Jihoo que pusiese algo de orden.
-Mmm, anny. (No)
-Jihoo-hyung!
-Yo solo me encargo de llevar el traje.- levantaba la percha que llevaba con el traje dentro de una bolsa.
-Pero, pero...
-¡I'M MARRIED TO THE MUSIC, NOLLAWORA, NEONEUN NAUI MUSIC!- cantaba efusivo Im Soodae
-¡YA, KUMANE! (¡PARA!)- lo perseguía por el salón intentando quitarle el teléfono con la música- ¡PARECE QUE ESTÉS MATANDO UN GATO!
-¡WOOO BABY, NARARNARNANRNARA!
-¡YA!
-¡EIIISH!- salía Kibum de la habitación muy irritado por el comportamiento de los dos- ¡Im Soodae!- este paró en seco y Joonchae logró quitarle el móvil- Te he dicho que quería alegría y efusividad. No que me destrozases los tímpanos. ¿No pensabas pararlos?- le preguntaba a Kang Jihoo.
-Annyo. Mi misión es llevar el traje.- decía con una sonrisa falsa.
-Kure, kuji. (Claro, cierto) Gracias por la ayuda.
-De nada.
-¿Cuándo habéis intercambiado los papeles?
-A qué sí. Llevan así toda la mañana.
-Solo ha pasado media hora desde que te hemos recogido.
-Y fíjate lo avispado que estoy, que me he dado cuenta.- hacía una pose de chulo.
-Pégale.- le decía Jihoo a Joonchae, y este lo hizo.
-Hyung!
-No, no hemos cambiado para nada los roles.- se quejaba Kibum.
-Kaja (Vamos), tenemos que llevarte a tu boda.- le cogieron del brazo Kibum y Soodae.
-¡Pero bueno, esto es un secuestro! ¡Soltadme!- forcejeaba.

. . .

Hanna ya se había vestido pero aún no había salido de su habitación, no sabía porque pero los nervios cada vez iban a más, y eso no solía pasarle casi nunca. Pero seguramente sería por toda la presión mediática que conllevaba la boda. Repasaba, en su cabeza, todo lo que le había dicho Yoona: “Primero salir de casa. No olvidar los zapatos, ni las joyas, tampoco olvidar... ah, sí, los gemelos para Joonchae-ah. Después iré al salón de belleza. Y luego, a las diez debo estar allí en el salón de bodas, para terminar de peinarme y maquillarme, y ponerme el vestido. A las once llegaran los invitados y yo solamente tendré que estar allí, sentadita. Esperando a que venga todo el mundo a ver cómo hago el ridículo.”. Cogió lo que había dicho, y salió de la habitación.
-Perfecto. Que de comienzo el espectáculo.
-Princesita.- la llamó su padre antes de que esta bajase hacia el salón.
-Appa, buenos días. Wae kure? (¿Qué pasa?)
-Amugosdo.(Nada)- la abrazó. Ella se sorprendió pero enseguida le abrazó también- Eres el sol que ilumina mis días grises. Con cada rayo de tu luz hace que una persona sea muy feliz. Y hoy se que vas a iluminar a mucha gente.- Hanna no pudo evitar que sus lágrimas cayeran- Sonríe hija mía, porque nunca vi una sonrisa tan bonita hasta que te tuve por fin en mis brazos.
-Appa...
-Omo, omo, que estampa tan bonita.- decía su madre al subir las escaleras y encontrarlos abrazados.
Los dos se separaron corriendo y se secaron las lágrimas.
-Omo, jeobo, ulgo isseoss? (¿Estás llorando?)- Beakha se burlaba de él muy tiernamente.
-Kaja?(¿Vamos?)- preguntó Hanna con una sonrisa. Lo que provocó otra en sus padres.
-Kaja.(Vamos)- dijo su padre.
Cuando todo parecía perdido sabía que siempre podría refugiarse en su familia y en el consuelo de que siempre estarían unidos. Lo que la entristecía, porque pensaba en Joonchae.
Ojalá la vida fuera buena para todos, y ojalá la felicidad perdurase para siempre. Pero Hanna tenía claro que sin sufrimiento no tendría felicidad. Aunque cada vez se le haría más llevadero este camino, y sin darse cuenta se iría convirtiendo ese sufrimiento en una felicidad muy dulce.

. . .

-¿Dónde me lleváis? ¡Os voy a denunciar por secuestro de un idol!
-Ip damureo! (¡Cállate!)- le dijeron los tres. Joonchae se calló muy asustado.
-Hoy no eres ni un idol, ni nadie más importante que tu nombre como artista.
-Solamente eres Choi Joonchae-hyung. Nuestro amigo que se casa.
-¿Y qué tenemos que hacer para quitar el estrés y la tristeza por atarse a una persona toooooooda su vida?
-Así seguro que no se anima, ya te lo digo yo.- criticaba Jihoo el comentario del maknae.
-¡Pueeeeeeees con un buen soju y un buen almuerzo de preeeboda! ¡YUHUUU!- gritaba animado el maknae. Joonchae lo miraba atónito.
-Ya, ¿por qué no hicisteis esto para mi boda, malditos críos?
-Jihoo-hyung, tú no estabas nada nervioso.- comentaba Kibum, que aún al volante, intentaba tranquilizar la situación.
-¡Sí lo estaba!
-Annyo. (No)- dijeron los tres.
-Ya... se supone que hay que hacérselo a Joonchae-ah, no a mí.
-Dee, kuji. (Sí, cierto)- asintió Soodae, y este fue acribillado a cosquillas por parte de Joonchae.- Kuman hyung, kuman. (Para, para)- se reía.
Llegaron al lugar dónde habían decidido tomarse ese almuerzo pre-boda, según había bautizado Im Soodae. El sitio era muy normalito, y escondido para evitar paparazzi y demás. Aunque aún había gente que lo reconocía y curioseaban por la boda.
-Oh, Joonchae-oppa.- lo miraban algunas fans.
-¡Anny, no es Choi Joonchae! ¡Ka, ka, jebal, ka! (Vete, vete, por favor, vete)- se levantaba de la silla Soodae para intentar espantarlas. Aunque no era necesario decir nada, solamente con haberse levantado con la boca llena de comida y cual energúmeno hizo que las muchachas salieran espantadas.
-Ya, anjayo. (Siéntate)- le cogía Kibum del brazo para que se sentara de nuevo y pudieran seguir comiendo.
-¿Cómo no lo van a reconocer si lleva el pelo de ese color?
-Tengo un pelo precioso.
-¿No pensaste en tintartelo para la boda?
-Annyo, wae? WAE? (No, ¿por qué? ¿POR QUÉ?) Es mi esencia.- decía indignado.
-Kure (Claro), es su esencia. ¿Pero no has pensado en las fotos de la boda hyung?
-¿Tu escuchas lo que digo...?- lo fulminó.
-Dee, dee, tu esencia.
-Por lo menos Kibum-ah a vuelto a ser normal. Chukahae! (¡Felicidades!)- le hizo brindar Jihoo a Kibum por cambiar su color de pelo. Kibum se rió.
-Quería un poco más de seriedad para el trabajo.
-¿Acaso no trasmito seriedad con este color de pelo?- Jihoo y Soodae le negaron con la cabeza.- Mmm, dee, gomawo. (Sí, gracias)- bebió un trago de soju.
-Ese pelo destacaba demasiado entre el personal del hospital.
-Hyung, tú siempre vas a destacar en el hospital.- lo cogía de las manos y lo miraba intensamente. Kibum reaccionó asustado- Y en mi corazón...- se llevó una de sus manos al pecho y se acercó un poco a él.
Kibum primero reaccionó con miedo, pero después se acercó a Soodae.
-Yo también te quiero Soodae-ni.- Soodae se apartó corriendo de él, creando muchas risas y mucho revuelo en aquella mesa de cuatro amigos.
-WUUOOOOOO!- decían los otros dos amigos. Kibum se reía pícaro.
-HYUNG! JINJJA, JINJJA, (de verdad, de verdad) ME HAS ASUSTADO MUCHO!- Soodae no podía quitarse la mano del pecho porque realmente estaba asustado.
-¡Pero bueno Kibum-ni! ¿Quién eres y qué has hecho con mi amigo?
-Simplemente he pensado que se merecía un poco de su propia medicina.- se chocaban las manos y se reían de la cara de pánico de Soodae.
Esos momentos de risas y liberaciones de estrés, sirvieron al menos para que Joonchae dejara de pensar por unos segundos en todo el tema de la boda, y en el resultado que le había salido en la moneda.

. . .

Hanna parecía ida en el salón de belleza. Su madre la miraba y le dedicaba una sonrisa. Ella le respondía igual, pero en seguida volvía a su mundo de incertidumbre. Esperaba que todo esto de verdad saliera bien. No tan solo la boda. Era lo que menos le preocupaba en esos momentos. Momentos en los que no debería estar preocupándose por nada más, pero se preocupaba por el futuro, y deseaba que nadie más se enterara del contrato. Porque ahora ya no era un secreto de dos, lo sabían demasiadas personas. Aunque no todas tenían la misma información, y no le parecía justo. ¿Algún día se cansaría y se lo contaría todo a Joonchae? ¿O esperaría a cuándo llegase el momento? O quizás no debía saberlo nunca, y ella y alguno más tendrían que vivir con esa mancha en la conciencia. Nadie sabía aún que todo iba a ocurrir de otra manera.
Ya habían acabado al fin en el salón de belleza y Hanna y su madre fueron directas al edificio de ceremonias. Casi eran las diez y aún tenían que vestirla y terminar de retocarla. Iban a estar todas allí ya. Estarían arregladas o casi arregladas, solo para ultimar cosas. Parecía que los nervios habían desaparecido. Bajó del coche y Yoona la saludaba desde lo alto de las escaleras que llevaban al interior del edificio señalando a una pareja de chicas que parecían llevar algo. Efectivamente era el vestido. Yoona le sonreía muy alegre y entraba para vigilar el vestido. Hanna solo podía sonreír por los gestos de su amiga. Yoona estaba mucho más emocionada que ella. Pero tampoco era algo muy difícil de conseguir.
No tardó nada en subir las escaleras del edificio cuando escuchó la voz de alguien que la llamaba. Buscaba de dónde podría venir e intentaba identificar de quién era. Se giró hacia la calle y allí estaba. Era Joonchae. Sacaba casi media parte de su cuerpo por la ventanilla del coche de Kibum, y la llamaba con fuerza. Una vez el coche había parado, bajó corriendo, igual que Im Soodae, y la alcanzó.
-Joonchae-ah... wae kure? (¿Qué ocurre?)- venía rápido hacia ella. Se cogió de su brazo para apoyarse- Gwenchanna? (¿Estás bien?)
-Hanna-ni.- decía casi sin aliento.
-Omo, ¿has bebido?- le olía.
-Dee! (¡Sí!)- dijeron los tres amigos que subían las escaleras.
-¿Pero a vosotros qué se os pasa por la cabeza?- les preguntaba indignada y preocupada.
-Nada bueno.- Jihoo le dio unos golpecitos en la espalda a Hanna y siguió hacia dentro del edificio.
-Yo ya he cumplido mi promesa. Ahora es todo tuyo.- Kibum siguió a Jihoo.
-¡Kibum-ni!- Hanna no daba crédito.
-CHUKAHAE!(¡FELICIDADES!)- Soodae le hizo un corazón con las manos y entró también tras ver que Kibum lo llamaba.
-Joon... Joonchae-ah, ya, neo, wae kure? (Tú, ¿qué ocurre?)
-Gwenchannayo... (Estoy bien)
-¿A sí? Pues yo no te veo tan bien.
-Kunyan... jogeum pigoneyo. Jogeum. (Solo... estoy un poco cansado. Un poco.)
-Aah, kure. Ya, baboyo? Micheosseo? Eh? (Ah, claro. ¿Eres tonto? ¿Estás loco?)
-Anny, anny. (No, no)- movía las manos rápido- Hanna-ya... Tenemos que hablar.
-Joonchae-ah, tienes que entrar ahí y serenarte.- la gente los estaba empezando a mirar.
-Anny, anny, jinjjaro. Deurora. (No, no, de verdad. Escucha.)
-Dee, pero mejor vamos dentro.- Hanna lo movió dentro del edificio hacia un lugar dónde pudieran estar a solas.
-Jebal (Por favor)... si quieres renunciar, renuncia.
-Annya. (No)- Hanna se empezaba a cansar de escucharle decir siempre lo mismo, aunque sabía que lo hacia “por su bien”.
-Kunyan soljikki marhaebwa. (Solo dime la verdad.)
-¿Decirte qué?- Hanna se asusto.
-Quiero saber muchas cosas.- él la cogió de las manos- Nos va a perseguir siempre un pasado muy triste... y no quiero que suframos por estar juntos.
-Choi Joonchae-ah...- Hanna lo miró con tristeza- Los dos tenemos muchas preguntas. Y creo que también tenemos ganas de dar algunas respuestas. Pero creo que... ahora no es el momento Joonchae-ah. Solo entra ahí, con la esperanza de que buscamos las mismas respuestas.- Hanna le apretó fuerte las manos y se fue.
No sabía como, pero ella siempre sabía como tranquilizarlo. A lo mejor era lo único que necesitaba saber en ese momento. Que ella se sentía igual que él. Igual de perdida, en aquel mar de emociones. Y esperaba que todo se arreglase entre ellos para poder convivir en paz. Para, si no volver a ser mejores amigos, por lo menos seguir como buenos compañeros de trabajo y de vida, al fin y al cabo.
A lo mejor para lo único que servían las monedas era para saber dónde realmente quería ir tu corazón. Y a lo mejor, solo a lo mejor, el suyo estaba apuntando en dirección a ella. Pero aún no se había dado cuenta. O no quería reconocerlo.

. . .

-Si es cara, me quedo con Kim Hanna-ya.- abrió la mano con cuidado, y abrió también los ojos poco a poco para ver cual era el resultado.- ¡OMG! Jinjjaro? (¿En serio?) Cruz? Anny, anny, lo repito, lo repito.- volvió a lanzarla.- Vamos a veeeer... JONGMAL? (¿DE VERDAD?) Esta moneda esta mal, voy a coger otra.- buscaba desesperado en su cartera.
Se quedó unos segundos buscando hasta que cayó en cuenta de una cosa. Ya había salido una opción. ¿Por qué seguía probando otras? Nunca salía la que él quería realmente. Se llevó las manos a la boca sorprendido.
-Anny, anny, anny. No es para nada eso.- se autoconvencía mientras seguía hasta casa.
Dejó de lado la moneda y dejó de lado el azar. Ya sabía en su interior lo que debía de hacer aunque le costase admitirlo.

. . .

-¿No hace hoy cómo qué mucho calor?
-Venga ya, no exageres. Si hoy hace un día buenísimo.
-Será para ti que no te sudan las manos cual cerdo.
Ya estaban todas dentro de la habitación dónde Hanna iba a poder recibir a sus invitados. Hanna entraba por la puerta de forma sigilosa. Cerró con cuidado y se apoyó en ella. Respiraba unos segundos con los ojos cerrados, mientras se daba ánimos a sí misma. “Tú puedes con todo. Eres una buena persona, y él necesita que lo apoyes ahora. Te gustaría no ser tú, pero solo serán dos años... solo dos años.” Abrió los ojos con fuerza.
-Hey! Ya está aquí Sofía.
-Venga Sofi, tienes que vestirte aún y todo.- Hanna le dedicó una sonrisa y fue a ello.
Le terminaron de colocar el moño estilo despeinado que llevaba, le pintaron sutilmente los labios y se colocó el vestido poco a poco. Ultimaron unas cuántas cosas y ya estaba lista. Andrea había inmortalizado cada segundo de aquellos preparativos. Y ahora solo faltaban las demás para prepararse. Era mucho más divertido si lo hacían juntas, como una gran familia, un piña de amigas locas. Hanna vagaba por la habitación, ahora un poco más intranquila, quería saber que estaría pasando en la habitación de los chicos al otro lado del pasillo. Abrió la puerta un poco para ver si escuchaba o veía alguna cosa.
-¡Apártate de esa puerta mujer!- le gritó Alba.
-¡DIOS MIO! Que susto.- a Hanna casi le da un infarto.
-Era broma.- se reía Alba- ¿Qué ves?
-Dios, te voy a matar. Nada, simplemente tenía curiosidad.- Alba se asomó.
-No hay mucha gente, aún quedan diez minutos para abrir estas puertas y que la gente pueda venir a verte.
-Sí...- Hanna volvió a mirar por la puerta.
-La verdad es que esa costumbre de los coreanos, no la entiendo.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAH!- gritó Hanna contundentemente y cerró la puerta con rudeza.
El chillido asustó tanto a Alba que cayó al suelo, y asustó también a todas las que allí estaban.
-¿¡Pero qué coño os pasa por la cabeza!?
-¿Alba estás bien?
-JONGDONG-NI!- gritó Hanna, abrió de nuevo la puerta.
-Casi se me cae la cámara por vuestra culpa, par de locas...- limpiaba Andrea el objetivo con cuidado.
-Jongdong?
Hanna se había asustado porque su fiel amigo y compañero de trabajo había aparecido, cual fantasma tras el hueco de la puerta, cuando miró la segunda vez. Provocando todo aquel alboroto. Del cual él también salió mal parado porque hizo que se chocara con la puerta.
-Anda pasa.- le hacía entrar Yoona.
-Mianhamida, mianhamida. (Lo siento, lo siento)- se disculpaba con mil y una reverencias mientras se frotaba la frente adolorido.
-Ya, ya, kuman, gwenchanna? (Para, ¿estás bien?)- este le asentía.
-¡Pues yo no! ¡Podría venir alguien a ayudarme!- decía Alba aún desde el suelo.
-Voooy.- la ayudaba Ana mientras se reía.- La verdad es que ha sido gracioso.
-Eso, sí, tú ríete de mí. Ya veremos cuanto tardas tu en hacerte daño.
-Ooooye... eso es un golpe bajo. Ahora voy a estar con miedo todo el día.
-Esto se dice antes, y me encargo de inmortalizar la caída.- decía Nerea chistosa.
-No quiero que vayamos hoy al hospital.
-Por lo menos hay un médico guapo al otro lado de la sala.- iba en dirección a la puerta.
-NI SE TE OCURRA.- los ojos de Hanna eran fuego.
-Sí, señora.- Alba se sentaba tranquilamente en uno de los sillones que habían.
-Hospital no sé, pero a lo mejor si que vamos al cementerio.- todas comenzaron a reírse.
-Pasamos de una boda a un funeral.
Por un momento se habían olvidado del pobre Geum Jongdong y de lo que hacía ahí. Hanna se sentó en el sillón principal, que había en medio de la sala bien decorado. Era una especie de banquito para que después la gente se pudiese hacer las fotos con ella tranquilamente.
-Sofí.- la llamaba An, esta le señaló a Jongdong.
-Ah, OMO, kuji. (Cierto) Ya, Jongdong-ni.- este se acercó corriendo- ¿Qué estás haciendo aquí?
-Hanna-ni. Me dijiste que tenía que estar un poco antes para ir a la sala de Joonchae-shi a hacer las fotos.
-Oh, macha. (Es cierto)
-No sabía bien dónde era, pero como he visto que asomabas la cabeza por la puerta. Prefería venir aquí. Y así te veía antes. Vas muy bonita. La más bonita Boss-ni.- le decía con una gran sonrisa.
-Oissh.- se escuchaba de fondo. La mayoría estaban que caían rendidas por la ternura de Jongdong. Era demasiado bueno.
-Nomu gomawoyo Jongdong-ni. (Muchas gracias)- Hanna se levantó para abrazarlo.
Jongdong se quedó unos segundos quieto. Sabía que Hanna era muy efusiva, pero hasta entonces no lo había abrazado, si no había sido yendo muy borracha. Se sentía extraño. Él la abrazó también. Se habían hecho muy amigos en apenas dos meses, y casi sin darse cuenta.
-Toma.- le abrió la mano y le puso algo.
-Igo mwoya? (¿Qué es esto?)
-Son unos gemelos para Choi Joonchae-ah. Eran de su padre. Los perdimos jugando a los tesoros en mi casa, y hace unos años los encontré, pero no me ha dado tiempo a dárselos.- Hanna lo miraba con ternura.
-Ahora mismo se los doy.- empezó a caminar.
-Ya, Jongdong-ni.- este se giró- Hagámonos una foto juntos antes de que todo esto empiece.
-Oh, eung.- se colocó las gafas y dejando sus cosas en el suelo salió corriendo hacia ella.
Andrea les hizo la foto. Salían muy guapos. Se hicieron dos fotos sonriendo y otra haciendo los tontos.
-Oye, pues es buena idea esa de hacerse las fotos antes de que abramos las puertas.- dijo An.
-Pues tenéis que empezar a hacéroslas ya.- miró Andrea el reloj.
-Ui, ya son las once.
-¡Me pido primer!- saltó Nerea mientras corría hacia dónde estaba Hanna.
-No valeeeee.
-¡Me pido seguuun!- dijo An.
-OYE, parar de quitarme los lugares.
-Yo me pido no salir.- se le escuchó a Ana.
-Ponte ahí.- Andrea la empujó para que se pusiera en su sitio.
-Ahora vengo dongsaeng. Voy a abrir las puertas, y a ver a Joonchae-oppa.
-Dee, kure, ka. (Sí, claro. Ve.)- le dijo con una sonrisa- Kunde, palli doraga. (Pero, vuelve rápido)
-Deeee. (Sí)
Yoona abrió por fin la puerta de la sala que daba al pasillo y salió, junto con Jongdong, a la habitación dónde el novio y sus acompañantes esperaban. Tocaron primero la puerta, pero nadie contestaba. Yoona decidió abrir rápido para ver lo que aquellos estaban tramando. Miraba atónita la escena. No se lo podía creer. ¡Estaban todos dormidos! Tras el clik de la cámara de Jongdong, Park Yoona reaccionó y gritó contundentemente.
-MWOYA? (¿Qué pasa?) YA! YA! ¡PANDA DE VAGOS!
Todos se levantaron de dónde estaban como el resorte de un muelle. Yoona tuvo que meter corriendo a Jongdong y cerrar otra vez la puerta. La verdad es que la imagen era muy graciosa. Jongdong la miraba y se reía de forma interna. Habían dos en los sillones con las cabezas apoyadas y casi abrazados. El novio en el banco principal con la cabeza colgando. Y el más patético de todos con la cabeza entre las cortinas y durmiendo en el suelo.
-IRONA, IRONA! (Levantad, levantad) YA!- miraba Yoona a Jihoo cabreada.
Jihoo y Kibum se miraron avergonzados y se separaron enseguida. Colocándose el traje hacían como si nada hubiese pasado. Joonchae del susto se cayó al suelo, haciéndose daño en la espalda.
-Apo, apo (Me duele, me duele)...
-APO?? (¿Te duele?) ¡YO SI QUE TE VOY A HACER DAÑO! ¡¿PERO CÓMO SE OS OCURRE?! HOY ESTÁIS SEMBRADOS CON VUESTRAS IDEAS.
Todos se avergonzaban y se sacudían las ropas al ver que Park Yoona estaba tan cabreada. Aunque también se llevaban las manos a la cabeza del dolor que tenían. Que alguien les estuviese gritando, y más con un tono de voz tan agudo, les molestaba mucho más. Pero aún faltaba uno en despertar. Soodae con el primer grito de Yoona conforme se levanto, se volvió a dormir.
-IM SOODAE-YA! IRONAAAAAAAAAAAA! (Levántateeeeeee)- le tiró un zapato.
-Auch!- apareció la cabeza de Soodae entre las cortinas.
-¿¡Pero vosotros estáis viendo la imagen tan ridícula que estáis dando!? Aigoooooo, aigo, si no llego a venir, ¿qué? Eh?
-Noona... apo. (me duele)- se llevaba la mano a la cabeza.
-APO? (¿Te duele?)- Yoona fue hacia él muy enfadada.
-Anny, anny, Yoona-ni.- intentaban pararla los demás, pero no lo consiguieron.
-Ironaaaaaa! (¡Levántate!)- le cogió de la oreja y lo llevó casi a rastras hacia dónde estaba Joonchae.
-Aaaah, aha, aha, noona, jebal. (por favor)
-¡Tenéis la peor cara que he visto nunca! ¡Es que ¿cómo se os ocurre ir antes de la boda a beber?! EONJE? (¿Cuándo?)
-Era el almuerzo pre-boda noona.- dijo el pobre Soodae.
-Dee.- dijeron todos con un hilo de voz.
-ALMUER...- se contenía la rabia- ¿Almuerzo pre-boda? ¿Pero tú?- insinuó qué iba a pegarle. Soodae se escondió detrás de Jihoo.
-Eh! Detrás mía no.- Jihoo lo colocó detrás de Kibum. Kibum se quedó en shock.
-¿Por qué me toca a mí el marrón?
-Lo has puesto ahí porque sabes que a Kibum no soy capaz de pegarle, eh?- miraba Yoona con rabia a Jihoo. Este trago saliva y negó con la cabeza.
Aquella chica de metro sesenta les estaba infundando más miedo que el sargento que tuvieron en el servicio militar.
-¿Me diréis entonces cómo arreglo yo esto ahora? Eh? Ni el maquillaje va a tapar esas caras de demacrados.- le cogía fuerte del moflete a Joonchae. Este se quejaba y se frotaba con fuerza la mejilla.
-¡Yo sé, noona!- levantó la mano Soodae.
-Anny, ip damuleo. (No, cállate)- le decían bajito los tres.
-¡Venga, iluminame!
-Esto lo arreglo yo con otro chupito del buen soju. Seguuuuuuuro se nos pasa en seguida, y nos venimos arriba.
Los tres amigos lo miraron seriamente y se apartaron del camino de Yoona, que respiraba profundo para no pegarle con mucha fuerza. Soodae salió corriendo por toda la habitación. Corría haciendo círculos.
-Ya! SOODAE-YA! YA! ¡Ven aquí! ¡ESTATE QUIETO!
Era una de las estampas más traumáticas, pero a la vez más graciosas y ridículas que Jongdong había presenciado en su vida. Y no podría creer que eran ellos la que lo estaban realizando. Con lo maduro y trabajadores que eran aquellos hombres a sus ojos, y lo patéticos que parecían ahora.
Soodae seguía corriendo, y Yoona se estaba comenzando a cansar. Ella no iba a correr detrás suya, con su fantástico vestido, y menos para caerse o llenarse entera de sudor. ¿SUDOR?
-IM SOODAE PARA AHORA MISMO O DE LO MAL QUE VAS A OLER NO TE VOY A DEJAR ENTRAR A LA BODA.
Soodae al escucharla la miró mientras corría muy preocupado. Se creía lo que decía, ella era capaz de todo. Otra cosa no, pero había vivido rodeado toda su vida de mujeres que lo manejaban a su antojo. Lo único malo de todo aquello es que Soodae no vio el banco dónde se sentaría el novio y cayó sobre el. El golpe fue monumental. Todos se llevaron las manos a la boca y se escucho un seco y fuerte: “OUCH!”. Todos fueron corriendo a recogerlo y a ver si estaba bien.
-Estoy bien, estoy bien, solo ha sido un pequeño tras pie.- sonreía forzoso mientras cojeaba.
-Jinjja? (¿En serio?)- le preguntaba Kibum. Este le sonreía de oreja a oreja- Anda ven.- lo apoyó en él.
-Bueno. Sentaros. Voy a empezar a maquillaros a todos. Ya podéis ir sacando perfume e ir aireando esta habitación, porque huele a muerto.- se acercaba a Soodae.
-Mianhaeyo, noona. (Lo siento)
-Dee, mianh... (Sí, lo sentimos)
-Jeobo... (Cariño...)
-Anny. (No) Ni me habléis, ninguno. Joonchae-ah igo ka. (Ven aquí)
Todos comenzaron a ordenar un poco la sala y acicalarse el pelo y lo que podían de la cara. Yoona optó por solo retocar a Joonchae que era el más importante de todos, y el que después iba a inmortalizar su rostro en foto. Fotos para toda la vida.
-No sé cómo no os he dejado aquí y no me he ido a la otra sala con Hanna, aún no lo sé.
-Porque nos quieres.- Yoona le pegó en la cabeza.
-Os quiero matar.
-Oh, Joonchae-shi. Toma.- Jongdong se acercó a él.
-Oh.- Joonchae abrió su mano- Ya, ¿desde hace cuánto estás aquí?- se sorprendió.
-Oh, macha. (Es verdad) ¿Qué haces aquí Jongdong-ah?
-Omo.- Yoona le volvió a pegar- Jinjjaro? (¿En serio?) Si ha entrado conmigo.
-Pues no nos hemos dado cuenta.
El pobre Jongdong era invisible a ojos de todos, pasaba demasiado desapercibido, hasta para los que lo consideraban su amigo. Lloraba internamente aunque por fuera solo pusiera una tímida sonrisa.
-Serías un buen espía.- se acercó sigiloso Soodae. Jongdong solo le sonrió.
-Igo mwoya? Oh. (¿Esto qué es?)
-Son los gemelos que perdiste.
-Kuji, eonje...? (Cierto, ¿cuándo...?)
-Hanna, se ve qué los encontró y quería dártelos.
-Jongmal? (¿De verdad?)- Joonchae los miró con nostalgia- Kure... gomawo Jongdong-shi. (Claro... Gracias)- Yoona le sonreía.
-Anibnida. (No es nada)
-Wae usneun goni? (¿Por qué sonríes?)
-He notado algo distinto en ti oppa.
-Dee? Mwoya? (¿Sí? ¿El qué?)
-Kurse... (No sé...)- se hacía la interesante.
-Eish... ¿ya estoy bien?
-Dee, ahora sí. Vas guapísimo.
Ya eran las once y veinte, y por la puerta entró la madre de Joonchae y Seungchae muy alarmadas.
-Ya, ¿por qué aún no habéis abierto?
-Oh, omma.
-Deurogasibsio. (Entrar.)- les dijo Yoona.
-Anjuseyo. (Sentaos)- les decía Kang Jihoo mientras les acercaba los asientos.
-OPPA!- iba Seungchae corriendo con sus muletas.
Joonchae abrió sus brazos con una gran sonrisa y su hermana solo le dio una pequeña brisa que dejó al correr hacia Kibum. Este la abrazó muy fuerte.
-YA! ¡¿Cómo que otra vez a Kibum?!
Parecían que con la reprimenda de Yoona y la entrada de su familia todo había cogido más forma y color. La habitación rebosaba alegría y tranquilidad, aunque nunca faltaban los gritos y el jaleo que aquellos amigos montaban.
Comenzó a entrar gente a ver a Joonchae. Pues todos aquellos que ya habían ido a ver a Hanna ahora pasaban a verlo a él, para después apuntarse en la lista e ir directos al comedor dónde se llevaría acabo la ceremonia.
Y aunque no lo quisieran habían más de un paparazzi, y alguna que otra cámara que intentaba filmar a los dos novios.

. . .

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