Hanna despertaba por
fin de su letargo a las siete de la mañana. El día anterior había
sido una lluvia de sentimientos buenos y malos. Todo para que
después, este día, ya estuviera ocurriendo al fin. Después de dos
años de meditarlo, y de esperar a que esto ocurriese, para que
pudiera acabarse de una vez su angustia. Ya estaba ocurriendo. Era
día 8 de junio y se iba a casar con Choi Joonchae. Sí, era un
simple, misero y cochino contrato, que acabaría dentro de dos años.
Pero allí estaba ella. Mirándose al espejo del aseo de su cuarto, preguntándose cuánto tiempo había pasado desde que le dieron esa
noticia por primera vez, y cuánto había cambiado desde entonces.
Esa niña de casi 16 años casi iba a casarse con el amor de su vida
y su mejor amigo. Y hoy la mujer de 25 años lo iba a hacer realidad,
pero ya no era su mejor amigo, y tampoco quería pensar en él como
el amor de su vida. Era un sueño y una pesadilla al mismo tiempo.
Podía creer que todo el mundo al que le hubiesen puesto en su
posición a lo mejor tendrían una sonrisa en la cara, pero ella...
no podía sonreír.
Cuando pensaba en
todo lo que tenía que hacer, y a la cantidad de gente que tenía que
ver, solo podía ponerse a sudar. Sus axilas eran cataratas, su pelo
parecía estar sucio de nuevo, de tanto que lo había manoseado. Y su
cara. ¡En su cara había un maldito grano!
-¡QUE ES
ESTO!
Una vida cuidándose la piel, para que el día de su boda le saliera un maldito y
asqueroso grano en medio de la barbilla. Se quería morir por dentro.
En ese momento no sabía bien que hacer. Pero tenía claro que ese
problema se lo dejaría a Yoona y a su maquilladora. Ya estaba más
que harta de esta situación de la boda. Tanta parafernalia para que
solo fuese un día muy incómodo para las dos personas más
importantes del día. Joonchae vino a su cabeza. “¿Vendrá?”,
pensaba. No sabía exactamente cuan de afectado estaba. Por lo que le
había contado Kibum y Jihoo puede que si debía de preocuparse un
poco más, pero rezaba para que estuviera allí y a tiempo.
. . .
Joonchae estaba
despierto desde las seis de la mañana. Se había sentado a componer
desde bien temprano. No podía dormir. Como ya le había pasado otras
muchas noches cuando le venía la inspiración. Eran pasadas las
siete y media, y estaba sentado en el sofá de su casa con los cascos
puestos y escuchando la maqueta terminada por fin. Tenía unos temas
muy bonitos que había compuesto. El más importante ya estaba
terminado, y los demás estaban aún en proceso. En proceso de poder
contestar muchas preguntas. Preguntas que debía de hacerle a Hanna,
y preguntas que debía de hacerse a si mismo. Sobre su vida y sobre
sus sentimientos. Parecía mentira pero en aquel momento aún no
sabía cómo sentirse.
-Hyung!
Alguien tocaba a su
puerta con firmeza y gritaba su nombre con alegría. Joonchae se
quedó pensativo unos segundos, miró el móvil y vio la hora que
era. Casi las ocho de la mañana.
-IRONAA HYUNG! (¡DESPIÉRTATE!)- se
quitó uno de sus cascos.
-Soodae-ah?
Se levantó
corriendo a abrir la puerta del piso.
-HYUUUUNG!- Soodae
se tiró encima suya a abrazarle.
-Ya, ¿estás listo?
Tenemos que irnos. Palli (rápido), vístete.- le decía Kibum, entrando en su
cuarto y cogiendo una bolsa para poner ropa dentro.
-Pero, pero...-
Joonchae estaba muy sorprendido.
-CHUKAHAE!
(Felicidades.)- Soodae hizo estallar un artefacto con confeti que
llenó todo el salón.
-YA! ¡Eso lo
limpias!- sentenciaba.
-Vamos
Joonchae-hyung que hoy estamos de celebración.- bailaba mientras
intentaba buscar en su móvil algo de música que acompañara el
momento.
-Hyung dile algo.-
intentaba pedirle a Kang Jihoo que pusiese algo de orden.
-Mmm, anny. (No)
-Jihoo-hyung!
-Yo solo me encargo
de llevar el traje.- levantaba la percha que llevaba con el traje
dentro de una bolsa.
-Pero, pero...
-¡I'M
MARRIED TO THE MUSIC,
NOLLAWORA, NEONEUN NAUI MUSIC!- cantaba efusivo Im Soodae
-¡YA,
KUMANE! (¡PARA!)- lo perseguía por el salón intentando quitarle el teléfono
con la música- ¡PARECE QUE ESTÉS MATANDO UN GATO!
-¡WOOO
BABY, NARARNARNANRNARA!
-¡YA!
-¡EIIISH!-
salía Kibum de la habitación muy irritado por el comportamiento de
los dos- ¡Im Soodae!- este paró en seco y Joonchae logró quitarle
el móvil- Te he dicho que quería alegría y efusividad. No que me
destrozases los tímpanos. ¿No pensabas pararlos?- le preguntaba a
Kang Jihoo.
-Annyo.
Mi misión es llevar el traje.- decía con una sonrisa falsa.
-Kure,
kuji. (Claro, cierto) Gracias por la ayuda.
-De
nada.
-¿Cuándo habéis intercambiado los papeles?
-A
qué sí. Llevan así toda la mañana.
-Solo
ha pasado media hora desde que te hemos recogido.
-Y
fíjate lo avispado que estoy, que me he dado cuenta.- hacía una
pose de chulo.
-Pégale.-
le decía Jihoo a Joonchae, y este lo hizo.
-Hyung!
-No,
no hemos cambiado para nada los roles.- se quejaba Kibum.
-Kaja (Vamos),
tenemos que llevarte a tu boda.- le cogieron del brazo Kibum y
Soodae.
-¡Pero
bueno, esto es un secuestro! ¡Soltadme!- forcejeaba.
. . .
Hanna
ya se había vestido pero aún no había salido de su habitación, no
sabía porque pero los nervios cada vez iban a más, y eso no solía
pasarle casi nunca. Pero seguramente sería por toda la presión
mediática que conllevaba la boda. Repasaba, en su cabeza, todo lo
que le había dicho Yoona: “Primero salir de casa. No olvidar los
zapatos, ni las joyas, tampoco olvidar... ah, sí, los gemelos para
Joonchae-ah. Después iré al salón de belleza. Y luego, a las diez
debo estar allí en el salón de bodas, para terminar de peinarme y
maquillarme, y ponerme el vestido. A las once llegaran los invitados
y yo solamente tendré que estar allí, sentadita. Esperando a que
venga todo el mundo a ver cómo hago el ridículo.”. Cogió lo que
había dicho, y salió de la habitación.
-Perfecto.
Que de comienzo el espectáculo.
-Princesita.-
la llamó su padre antes de que esta bajase hacia el salón.
-Appa,
buenos días. Wae kure? (¿Qué pasa?)
-Amugosdo.(Nada)-
la abrazó. Ella se sorprendió pero enseguida le abrazó también-
Eres el sol que ilumina mis días grises. Con cada rayo de tu luz
hace que una persona sea muy feliz. Y hoy se que vas a iluminar a
mucha gente.- Hanna no pudo evitar que sus lágrimas cayeran- Sonríe
hija mía, porque nunca vi una sonrisa tan bonita hasta que te tuve
por fin en mis brazos.
-Appa...
-Omo,
omo, que estampa tan bonita.- decía su madre al subir las escaleras
y encontrarlos abrazados.
Los
dos se separaron corriendo y se secaron las lágrimas.
-Omo,
jeobo, ulgo isseoss? (¿Estás llorando?)- Beakha se burlaba de él
muy tiernamente.
-Kaja?(¿Vamos?)-
preguntó Hanna con una sonrisa. Lo que provocó otra en sus padres.
-Kaja.(Vamos)-
dijo su padre.
Cuando
todo parecía perdido sabía que siempre podría refugiarse en su
familia y en el consuelo de que siempre estarían unidos. Lo que la
entristecía, porque pensaba en Joonchae.
Ojalá
la vida fuera buena para todos, y ojalá la felicidad perdurase para
siempre. Pero Hanna tenía claro que sin sufrimiento no tendría
felicidad. Aunque cada vez se le haría más llevadero este camino, y
sin darse cuenta se iría convirtiendo ese sufrimiento en una felicidad
muy dulce.
. . .
-¿Dónde
me lleváis? ¡Os voy a denunciar por secuestro de un idol!
-Ip
damureo! (¡Cállate!)- le dijeron los tres. Joonchae se calló muy
asustado.
-Hoy
no eres ni un idol, ni nadie más importante que tu nombre como artista.
-Solamente
eres Choi Joonchae-hyung. Nuestro amigo que se casa.
-¿Y
qué tenemos que hacer para quitar el estrés y la tristeza por
atarse a una persona toooooooda su vida?
-Así
seguro que no se anima, ya te lo digo yo.- criticaba Jihoo el
comentario del maknae.
-¡Pueeeeeeees
con un buen soju y un buen almuerzo de preeeboda! ¡YUHUUU!- gritaba
animado el maknae. Joonchae lo miraba atónito.
-Ya,
¿por qué no hicisteis esto para mi boda, malditos críos?
-Jihoo-hyung,
tú no estabas nada nervioso.- comentaba Kibum, que aún al volante,
intentaba tranquilizar la situación.
-¡Sí
lo estaba!
-Annyo. (No)-
dijeron los tres.
-Ya...
se supone que hay que hacérselo a Joonchae-ah, no a mí.
-Dee,
kuji. (Sí, cierto)- asintió Soodae, y este fue acribillado a cosquillas por parte
de Joonchae.- Kuman hyung, kuman. (Para, para)- se reía.
Llegaron
al lugar dónde habían decidido tomarse ese almuerzo pre-boda, según
había bautizado Im Soodae. El sitio era muy normalito, y escondido
para evitar paparazzi y demás. Aunque aún había gente que lo
reconocía y curioseaban por la boda.
-Oh,
Joonchae-oppa.- lo miraban algunas fans.
-¡Anny,
no es Choi Joonchae! ¡Ka, ka, jebal, ka! (Vete, vete, por favor, vete)- se levantaba de la silla
Soodae para intentar espantarlas. Aunque no era necesario decir nada,
solamente con haberse levantado con la boca llena de comida y cual energúmeno hizo que las muchachas salieran espantadas.
-Ya,
anjayo. (Siéntate)- le cogía Kibum del brazo para que se sentara de
nuevo y pudieran seguir comiendo.
-¿Cómo
no lo van a reconocer si lleva el pelo de ese color?
-Tengo
un pelo precioso.
-¿No
pensaste en tintartelo para la boda?
-Annyo,
wae? WAE? (No, ¿por qué? ¿POR QUÉ?) Es mi esencia.- decía indignado.
-Kure (Claro),
es su esencia. ¿Pero no has pensado en las fotos de la boda hyung?
-¿Tu
escuchas lo que digo...?- lo fulminó.
-Dee,
dee, tu esencia.
-Por
lo menos Kibum-ah a vuelto a ser normal. Chukahae! (¡Felicidades!)- le hizo brindar
Jihoo a Kibum por cambiar su color de pelo. Kibum se rió.
-Quería
un poco más de seriedad para el trabajo.
-¿Acaso
no trasmito seriedad con este color de pelo?- Jihoo y Soodae le
negaron con la cabeza.- Mmm, dee, gomawo. (Sí, gracias)- bebió un trago de soju.
-Ese
pelo destacaba demasiado entre el personal del hospital.
-Hyung,
tú siempre vas a destacar en el hospital.- lo cogía de las manos y
lo miraba intensamente. Kibum reaccionó asustado- Y en mi
corazón...- se llevó una de sus manos al pecho y se acercó un poco
a él.
Kibum
primero reaccionó con miedo, pero después se acercó a Soodae.
-Yo
también te quiero Soodae-ni.- Soodae se apartó corriendo de él,
creando muchas risas y mucho revuelo en aquella mesa de cuatro
amigos.
-WUUOOOOOO!-
decían los otros dos amigos. Kibum se reía pícaro.
-HYUNG!
JINJJA, JINJJA, (de verdad, de verdad) ME HAS ASUSTADO MUCHO!- Soodae no podía quitarse la
mano del pecho porque realmente estaba asustado.
-¡Pero
bueno Kibum-ni! ¿Quién eres y qué has hecho con mi amigo?
-Simplemente
he pensado que se merecía un poco de su propia medicina.- se
chocaban las manos y se reían de la cara de pánico de Soodae.
Esos
momentos de risas y liberaciones de estrés, sirvieron al menos para
que Joonchae dejara de pensar por unos segundos en todo el tema de la
boda, y en el resultado que le había salido en la moneda.
. . .
Hanna
parecía ida en el salón de belleza. Su madre la miraba y le
dedicaba una sonrisa. Ella le respondía igual, pero en seguida
volvía a su mundo de incertidumbre. Esperaba que todo esto de verdad
saliera bien. No tan solo la boda. Era lo que menos le preocupaba en
esos momentos. Momentos en los que no debería estar preocupándose por nada más, pero se preocupaba por el futuro, y deseaba que nadie
más se enterara del contrato. Porque ahora ya no era un secreto de
dos, lo sabían demasiadas personas. Aunque no todas tenían la misma
información, y no le parecía justo. ¿Algún día se cansaría y se
lo contaría todo a Joonchae? ¿O esperaría a cuándo llegase el
momento? O quizás no debía saberlo nunca, y ella y alguno más
tendrían que vivir con esa mancha en la conciencia. Nadie sabía aún
que todo iba a ocurrir de otra manera.
Ya
habían acabado al fin en el salón de belleza y Hanna y su madre
fueron directas al edificio de ceremonias. Casi eran las diez y aún
tenían que vestirla y terminar de retocarla. Iban a estar todas allí
ya. Estarían arregladas o casi arregladas, solo para ultimar cosas.
Parecía que los nervios habían desaparecido. Bajó del coche y
Yoona la saludaba desde lo alto de las escaleras que llevaban al
interior del edificio señalando a una pareja de chicas que parecían
llevar algo. Efectivamente era el vestido. Yoona le sonreía muy
alegre y entraba para vigilar el vestido. Hanna solo podía sonreír
por los gestos de su amiga. Yoona estaba mucho más emocionada que
ella. Pero tampoco era algo muy difícil de conseguir.
No
tardó nada en subir las escaleras del edificio cuando escuchó la
voz de alguien que la llamaba. Buscaba de dónde podría venir e
intentaba identificar de quién era. Se giró hacia la calle y allí
estaba. Era Joonchae. Sacaba casi media parte de su cuerpo por la
ventanilla del coche de Kibum, y la llamaba con fuerza. Una vez el
coche había parado, bajó corriendo, igual que Im Soodae, y la
alcanzó.
-Joonchae-ah...
wae kure? (¿Qué ocurre?)- venía rápido hacia ella. Se cogió de su brazo para
apoyarse- Gwenchanna? (¿Estás bien?)
-Hanna-ni.-
decía casi sin aliento.
-Omo,
¿has bebido?- le olía.
-Dee! (¡Sí!)-
dijeron los tres amigos que subían las escaleras.
-¿Pero
a vosotros qué se os pasa por la cabeza?- les preguntaba indignada y
preocupada.
-Nada
bueno.- Jihoo le dio unos golpecitos en la espalda a Hanna y siguió
hacia dentro del edificio.
-Yo
ya he cumplido mi promesa. Ahora es todo tuyo.- Kibum siguió a
Jihoo.
-¡Kibum-ni!-
Hanna no daba crédito.
-CHUKAHAE!(¡FELICIDADES!)-
Soodae le hizo un corazón con las manos y entró también tras ver
que Kibum lo llamaba.
-Joon...
Joonchae-ah, ya, neo, wae kure? (Tú, ¿qué ocurre?)
-Gwenchannayo... (Estoy bien)
-¿A
sí? Pues yo no te veo tan bien.
-Kunyan...
jogeum pigoneyo. Jogeum. (Solo... estoy un poco cansado. Un poco.)
-Aah,
kure. Ya, baboyo? Micheosseo? Eh? (Ah, claro. ¿Eres tonto? ¿Estás loco?)
-Anny,
anny. (No, no)- movía las manos rápido- Hanna-ya... Tenemos que hablar.
-Joonchae-ah,
tienes que entrar ahí y serenarte.- la gente los estaba empezando a
mirar.
-Anny,
anny, jinjjaro. Deurora. (No, no, de verdad. Escucha.)
-Dee,
pero mejor vamos dentro.- Hanna lo movió dentro del edificio hacia
un lugar dónde pudieran estar a solas.
-Jebal (Por favor)...
si quieres renunciar, renuncia.
-Annya. (No)-
Hanna se empezaba a cansar de escucharle decir siempre lo mismo,
aunque sabía que lo hacia “por su bien”.
-Kunyan
soljikki marhaebwa. (Solo dime la verdad.)
-¿Decirte
qué?- Hanna se asusto.
-Quiero
saber muchas cosas.- él la cogió de las manos- Nos va a perseguir
siempre un pasado muy triste... y no quiero que suframos por estar
juntos.
-Choi Joonchae-ah...- Hanna lo miró con tristeza- Los dos tenemos muchas preguntas. Y creo que también tenemos ganas
de dar algunas respuestas. Pero creo que... ahora no es el momento
Joonchae-ah. Solo entra ahí, con la esperanza de que buscamos las
mismas respuestas.- Hanna le apretó fuerte las manos y se fue.
No sabía como,
pero ella siempre sabía como tranquilizarlo. A lo mejor era lo único
que necesitaba saber en ese momento. Que ella se sentía igual que
él. Igual de perdida, en aquel mar de emociones. Y esperaba que todo
se arreglase entre ellos para poder convivir en paz. Para, si no
volver a ser mejores amigos, por lo menos seguir como buenos
compañeros de trabajo y de vida, al fin y al cabo.
A lo mejor para lo
único que servían las monedas era para saber dónde realmente
quería ir tu corazón. Y a lo mejor, solo a lo mejor, el suyo estaba
apuntando en dirección a ella. Pero aún no se había dado cuenta. O
no quería reconocerlo.
. . .
“-Si es cara, me
quedo con Kim Hanna-ya.- abrió la mano con cuidado, y abrió también
los ojos poco a poco para ver cual era el resultado.- ¡OMG!
Jinjjaro? (¿En serio?) Cruz? Anny, anny, lo repito, lo repito.- volvió a
lanzarla.- Vamos a veeeer... JONGMAL? (¿DE VERDAD?) Esta moneda esta mal, voy a
coger otra.- buscaba desesperado en su cartera.
Se quedó unos
segundos buscando hasta que cayó en cuenta de una cosa. Ya había
salido una opción. ¿Por qué seguía probando otras? Nunca salía
la que él quería realmente. Se llevó las manos a la boca
sorprendido.
-Anny, anny, anny.
No es para nada eso.- se autoconvencía mientras seguía hasta casa.
Dejó de lado la
moneda y dejó de lado el azar. Ya sabía en su interior lo que debía
de hacer aunque le costase admitirlo.
. . .
-¿No hace hoy cómo
qué mucho calor?
-Venga ya, no
exageres. Si hoy hace un día buenísimo.
-Será para ti que
no te sudan las manos cual cerdo.
Ya estaban todas
dentro de la habitación dónde Hanna iba a poder recibir a sus
invitados. Hanna entraba por la puerta de forma sigilosa. Cerró con
cuidado y se apoyó en ella. Respiraba unos segundos con los ojos
cerrados, mientras se daba ánimos a sí misma. “Tú puedes con
todo. Eres una buena persona, y él necesita que lo apoyes ahora. Te
gustaría no ser tú, pero solo serán dos años... solo dos años.”
Abrió los ojos con fuerza.
-Hey! Ya está aquí
Sofía.
-Venga Sofi, tienes
que vestirte aún y todo.- Hanna le dedicó una sonrisa y fue a ello.
Le terminaron de
colocar el moño estilo despeinado que llevaba, le pintaron
sutilmente los labios y se colocó el vestido poco a poco. Ultimaron
unas cuántas cosas y ya estaba lista. Andrea había inmortalizado
cada segundo de aquellos preparativos. Y ahora solo faltaban las
demás para prepararse. Era mucho más divertido si lo hacían
juntas, como una gran familia, un piña de amigas locas. Hanna vagaba
por la habitación, ahora un poco más intranquila, quería saber que
estaría pasando en la habitación de los chicos al otro lado del
pasillo. Abrió la puerta un poco para ver si escuchaba o veía
alguna cosa.
-¡Apártate de esa
puerta mujer!- le gritó Alba.
-¡DIOS MIO! Que
susto.- a Hanna casi le da un infarto.
-Era broma.- se reía
Alba- ¿Qué ves?
-Dios, te voy a
matar. Nada, simplemente tenía curiosidad.- Alba se asomó.
-No hay mucha gente,
aún quedan diez minutos para abrir estas puertas y que la gente
pueda venir a verte.
-Sí...- Hanna
volvió a mirar por la puerta.
-La verdad es que
esa costumbre de los coreanos, no la entiendo.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAH!-
gritó Hanna contundentemente y cerró la puerta con rudeza.
El chillido asustó
tanto a Alba que cayó al suelo, y asustó también a todas las que
allí estaban.
-¿¡Pero qué coño
os pasa por la cabeza!?
-¿Alba estás bien?
-JONGDONG-NI!- gritó
Hanna, abrió de nuevo la puerta.
-Casi se me cae la
cámara por vuestra culpa, par de locas...- limpiaba Andrea el objetivo con
cuidado.
-Jongdong?
Hanna se había
asustado porque su fiel amigo y compañero de trabajo había
aparecido, cual fantasma tras el hueco de la puerta, cuando miró la segunda vez. Provocando todo aquel alboroto. Del cual él también salió
mal parado porque hizo que se chocara con la puerta.
-Anda pasa.- le
hacía entrar Yoona.
-Mianhamida,
mianhamida. (Lo siento, lo siento)- se disculpaba con mil y una reverencias mientras se
frotaba la frente adolorido.
-Ya, ya, kuman,
gwenchanna? (Para, ¿estás bien?)- este le asentía.
-¡Pues yo no!
¡Podría venir alguien a ayudarme!- decía Alba aún desde el suelo.
-Voooy.- la ayudaba
Ana mientras se reía.- La verdad es que ha sido gracioso.
-Eso, sí, tú ríete
de mí. Ya veremos cuanto tardas tu en hacerte daño.
-Ooooye... eso es un
golpe bajo. Ahora voy a estar con miedo todo el día.
-Esto se dice antes,
y me encargo de inmortalizar la caída.- decía Nerea chistosa.
-No quiero que
vayamos hoy al hospital.
-Por lo menos hay un
médico guapo al otro lado de la sala.- iba en dirección a la
puerta.
-NI SE TE OCURRA.-
los ojos de Hanna eran fuego.
-Sí, señora.- Alba
se sentaba tranquilamente en uno de los sillones que habían.
-Hospital no sé,
pero a lo mejor si que vamos al cementerio.- todas comenzaron a reírse.
-Pasamos de una boda a un funeral.
Por un momento se
habían olvidado del pobre Geum Jongdong y de lo que hacía ahí.
Hanna se sentó en el sillón principal, que había en medio de la
sala bien decorado. Era una especie de banquito para que después la
gente se pudiese hacer las fotos con ella tranquilamente.
-Sofí.- la llamaba
An, esta le señaló a Jongdong.
-Ah, OMO, kuji. (Cierto) Ya,
Jongdong-ni.- este se acercó corriendo- ¿Qué estás haciendo aquí?
-Hanna-ni. Me
dijiste que tenía que estar un poco antes para ir a la sala de
Joonchae-shi a hacer las fotos.
-Oh, macha. (Es cierto)
-No sabía bien
dónde era, pero como he visto que asomabas la cabeza por la puerta.
Prefería venir aquí. Y así te veía antes. Vas muy bonita. La más
bonita Boss-ni.- le decía con una gran sonrisa.
-Oissh.- se
escuchaba de fondo. La mayoría estaban que caían rendidas por la
ternura de Jongdong. Era demasiado bueno.
-Nomu gomawoyo
Jongdong-ni. (Muchas gracias)- Hanna se levantó para abrazarlo.
Jongdong se quedó
unos segundos quieto. Sabía que Hanna era muy efusiva, pero hasta
entonces no lo había abrazado, si no había sido yendo muy borracha.
Se sentía extraño. Él la abrazó también. Se habían hecho muy
amigos en apenas dos meses, y casi sin darse cuenta.
-Toma.- le abrió la
mano y le puso algo.
-Igo mwoya? (¿Qué es esto?)
-Son unos gemelos
para Choi Joonchae-ah. Eran de su padre. Los perdimos jugando a los
tesoros en mi casa, y hace unos años los encontré, pero no me ha
dado tiempo a dárselos.- Hanna lo miraba con ternura.
-Ahora mismo se los
doy.- empezó a caminar.
-Ya, Jongdong-ni.-
este se giró- Hagámonos una foto juntos antes de que todo esto
empiece.
-Oh, eung.- se
colocó las gafas y dejando sus cosas en el suelo salió corriendo
hacia ella.
Andrea les hizo la
foto. Salían muy guapos. Se hicieron dos fotos sonriendo y otra
haciendo los tontos.
-Oye, pues es buena
idea esa de hacerse las fotos antes de que abramos las puertas.-
dijo An.
-Pues tenéis que
empezar a hacéroslas ya.- miró Andrea el reloj.
-Ui, ya son las
once.
-¡Me pido primer!-
saltó Nerea mientras corría hacia dónde estaba Hanna.
-No valeeeee.
-¡Me pido seguuun!-
dijo An.
-OYE, parar de
quitarme los lugares.
-Yo me pido no
salir.- se le escuchó a Ana.
-Ponte ahí.- Andrea
la empujó para que se pusiera en su sitio.
-Ahora vengo
dongsaeng. Voy a abrir las puertas, y a ver a Joonchae-oppa.
-Dee, kure, ka. (Sí, claro. Ve.)- le
dijo con una sonrisa- Kunde, palli doraga. (Pero, vuelve rápido)
-Deeee. (Sí)
Yoona abrió por
fin la puerta de la sala que daba al pasillo y salió, junto con
Jongdong, a la habitación dónde el novio y sus acompañantes
esperaban. Tocaron primero la puerta, pero nadie contestaba. Yoona
decidió abrir rápido para ver lo que aquellos estaban tramando.
Miraba atónita la escena. No se lo podía creer. ¡Estaban todos
dormidos! Tras el clik de la cámara de Jongdong, Park Yoona reaccionó
y gritó contundentemente.
-MWOYA? (¿Qué pasa?) YA! YA!
¡PANDA DE VAGOS!
Todos se levantaron
de dónde estaban como el resorte de un muelle. Yoona tuvo que meter
corriendo a Jongdong y cerrar otra vez la puerta. La verdad es que la
imagen era muy graciosa. Jongdong la miraba y se reía de forma
interna. Habían dos en los sillones con las cabezas apoyadas y casi
abrazados. El novio en el banco principal con la cabeza colgando. Y
el más patético de todos con la cabeza entre las cortinas y
durmiendo en el suelo.
-IRONA, IRONA! (Levantad, levantad) YA!-
miraba Yoona a Jihoo cabreada.
Jihoo y Kibum se
miraron avergonzados y se separaron enseguida. Colocándose el traje
hacían como si nada hubiese pasado. Joonchae del susto se cayó al
suelo, haciéndose daño en la espalda.
-Apo, apo (Me duele, me duele)...
-APO?? (¿Te duele?) ¡YO SI QUE
TE VOY A HACER DAÑO! ¡¿PERO CÓMO SE OS OCURRE?! HOY ESTÁIS
SEMBRADOS CON VUESTRAS IDEAS.
Todos se
avergonzaban y se sacudían las ropas al ver que Park Yoona estaba
tan cabreada. Aunque también se llevaban las manos a la cabeza del
dolor que tenían. Que alguien les estuviese gritando, y más con un
tono de voz tan agudo, les molestaba mucho más. Pero aún faltaba
uno en despertar. Soodae con el primer grito de Yoona conforme se
levanto, se volvió a dormir.
-IM SOODAE-YA!
IRONAAAAAAAAAAAA! (Levántateeeeeee)- le tiró un zapato.
-Auch!- apareció la
cabeza de Soodae entre las cortinas.
-¿¡Pero vosotros
estáis viendo la imagen tan ridícula que estáis dando!? Aigoooooo,
aigo, si no llego a venir, ¿qué? Eh?
-Noona... apo. (me duele)- se
llevaba la mano a la cabeza.
-APO? (¿Te duele?)- Yoona fue
hacia él muy enfadada.
-Anny, anny,
Yoona-ni.- intentaban pararla los demás, pero no lo consiguieron.
-Ironaaaaaa! (¡Levántate!)- le
cogió de la oreja y lo llevó casi a rastras hacia dónde estaba
Joonchae.
-Aaaah, aha, aha,
noona, jebal. (por favor)
-¡Tenéis la peor
cara que he visto nunca! ¡Es que ¿cómo se os ocurre ir antes de la
boda a beber?! EONJE? (¿Cuándo?)
-Era el almuerzo
pre-boda noona.- dijo el pobre Soodae.
-Dee.- dijeron todos
con un hilo de voz.
-ALMUER...- se
contenía la rabia- ¿Almuerzo pre-boda? ¿Pero tú?- insinuó qué
iba a pegarle. Soodae se escondió detrás de Jihoo.
-Eh! Detrás mía
no.- Jihoo lo colocó detrás de Kibum. Kibum se quedó en shock.
-¿Por qué me toca
a mí el marrón?
-Lo has puesto ahí
porque sabes que a Kibum no soy capaz de pegarle, eh?- miraba Yoona
con rabia a Jihoo. Este trago saliva y negó con la cabeza.
Aquella chica de
metro sesenta les estaba infundando más miedo que el sargento que
tuvieron en el servicio militar.
-¿Me diréis
entonces cómo arreglo yo esto ahora? Eh? Ni el maquillaje va a tapar
esas caras de demacrados.- le cogía fuerte del moflete a Joonchae.
Este se quejaba y se frotaba con fuerza la mejilla.
-¡Yo sé, noona!-
levantó la mano Soodae.
-Anny, ip damuleo. (No, cállate)-
le decían bajito los tres.
-¡Venga, iluminame!
-Esto lo arreglo yo
con otro chupito del buen soju. Seguuuuuuuro se nos pasa en seguida,
y nos venimos arriba.
Los tres amigos lo
miraron seriamente y se apartaron del camino de Yoona, que respiraba
profundo para no pegarle con mucha fuerza. Soodae salió corriendo
por toda la habitación. Corría haciendo círculos.
-Ya! SOODAE-YA! YA!
¡Ven aquí! ¡ESTATE QUIETO!
Era una de las
estampas más traumáticas, pero a la vez más graciosas y ridículas
que Jongdong había presenciado en su vida. Y no podría creer que
eran ellos la que lo estaban realizando. Con lo maduro y trabajadores
que eran aquellos hombres a sus ojos, y lo patéticos que parecían
ahora.
Soodae seguía
corriendo, y Yoona se estaba comenzando a cansar. Ella no iba a
correr detrás suya, con su fantástico vestido, y menos para caerse
o llenarse entera de sudor. ¿SUDOR?
-IM SOODAE PARA
AHORA MISMO O DE LO MAL QUE VAS A OLER NO TE VOY A DEJAR ENTRAR A LA
BODA.
Soodae al
escucharla la miró mientras corría muy preocupado. Se creía lo que
decía, ella era capaz de todo. Otra cosa no, pero había vivido
rodeado toda su vida de mujeres que lo manejaban a su antojo. Lo
único malo de todo aquello es que Soodae no vio el banco dónde se
sentaría el novio y cayó sobre el. El golpe fue monumental. Todos
se llevaron las manos a la boca y se escucho un seco y fuerte:
“OUCH!”. Todos fueron corriendo a recogerlo y a ver si estaba
bien.
-Estoy bien, estoy
bien, solo ha sido un pequeño tras pie.- sonreía forzoso mientras
cojeaba.
-Jinjja? (¿En serio?)- le
preguntaba Kibum. Este le sonreía de oreja a oreja- Anda ven.- lo
apoyó en él.
-Bueno. Sentaros.
Voy a empezar a maquillaros a todos. Ya podéis ir sacando perfume e
ir aireando esta habitación, porque huele a muerto.- se acercaba a
Soodae.
-Mianhaeyo, noona. (Lo siento)
-Dee, mianh... (Sí, lo sentimos)
-Jeobo... (Cariño...)
-Anny. (No) Ni me
habléis, ninguno. Joonchae-ah igo ka. (Ven aquí)
Todos comenzaron a
ordenar un poco la sala y acicalarse el pelo y lo que podían de la
cara. Yoona optó por solo retocar a Joonchae que era el más
importante de todos, y el que después iba a inmortalizar su rostro
en foto. Fotos para toda la vida.
-No sé cómo no os
he dejado aquí y no me he ido a la otra sala con Hanna, aún no lo
sé.
-Porque nos
quieres.- Yoona le pegó en la cabeza.
-Os quiero matar.
-Oh, Joonchae-shi.
Toma.- Jongdong se acercó a él.
-Oh.- Joonchae abrió
su mano- Ya, ¿desde hace cuánto estás aquí?- se sorprendió.
-Oh, macha. (Es verdad) ¿Qué
haces aquí Jongdong-ah?
-Omo.- Yoona le
volvió a pegar- Jinjjaro? (¿En serio?) Si ha entrado conmigo.
-Pues no nos hemos
dado cuenta.
El pobre Jongdong
era invisible a ojos de todos, pasaba demasiado desapercibido, hasta
para los que lo consideraban su amigo. Lloraba internamente aunque
por fuera solo pusiera una tímida sonrisa.
-Serías un buen
espía.- se acercó sigiloso Soodae. Jongdong solo le sonrió.
-Igo mwoya? Oh. (¿Esto qué es?)
-Son los gemelos que
perdiste.
-Kuji, eonje...? (Cierto, ¿cuándo...?)
-Hanna, se ve qué
los encontró y quería dártelos.
-Jongmal? (¿De verdad?)- Joonchae
los miró con nostalgia- Kure... gomawo Jongdong-shi. (Claro... Gracias)- Yoona le
sonreía.
-Anibnida. (No es nada)
-Wae usneun goni?
(¿Por qué sonríes?)
-He notado algo
distinto en ti oppa.
-Dee? Mwoya? (¿Sí? ¿El qué?)
-Kurse... (No sé...)- se hacía
la interesante.
-Eish... ¿ya estoy
bien?
-Dee, ahora sí. Vas
guapísimo.
Ya eran las once y
veinte, y por la puerta entró la madre de Joonchae y Seungchae muy
alarmadas.
-Ya, ¿por qué aún
no habéis abierto?
-Oh, omma.
-Deurogasibsio.
(Entrar.)- les dijo Yoona.
-Anjuseyo. (Sentaos)- les
decía Kang Jihoo mientras les acercaba los asientos.
-OPPA!- iba
Seungchae corriendo con sus muletas.
Joonchae abrió sus
brazos con una gran sonrisa y su hermana solo le dio una pequeña
brisa que dejó al correr hacia Kibum. Este la abrazó muy fuerte.
-YA! ¡¿Cómo que
otra vez a Kibum?!
Parecían que con
la reprimenda de Yoona y la entrada de su familia todo había cogido
más forma y color. La habitación rebosaba alegría y tranquilidad,
aunque nunca faltaban los gritos y el jaleo que aquellos amigos
montaban.
Comenzó a entrar
gente a ver a Joonchae. Pues todos aquellos que ya habían ido a ver
a Hanna ahora pasaban a verlo a él, para después apuntarse en la
lista e ir directos al comedor dónde se llevaría acabo la
ceremonia.
Y aunque no lo
quisieran habían más de un paparazzi, y alguna que otra cámara que
intentaba filmar a los dos novios.
. . .
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