Ir al contenido principal

Capítulo 14 - ¿Sigues ahí?


Aún bajo la lluvia, en aquel frío portal se preguntaba qué debía de hacer y qué estaba pasando. Después de media hora sentada en aquel portal, alguien se acercó a ella.
-Kim Hanna?- decía preocupado. Hanna levantaba la cabeza poco a poco para ver quien era- ¿Pero se puede saber qué haces aquí? ¿Y qué haces mojándote?- se quito rápido su chaqueta y la cubrió. Después abrió la puerta del edificio y la dejó entrar- ¿Me vas a decir que pasa?
-Sambaenim...
-Hanna-ya, me estas asustando. Vamos a dentro y te cambias. Te vas a enfermar si sigues así.
El preocupado Kang Jihoo llevó a Hanna a su casa. Allí Park Yoona estaba terminando de preparar la cena. Hoy había salido antes del trabajo, y mientras, veía un dorama en la televisión.
-Oh jeobo (cariño), ¿ya estás aquí? Dongsaeng?! Otteokae? (¿Cómo?) ¿Qué haces aquí y mojada? Estás empapada.- le tocaba el pelo y la abrazaba.
-Jeobo, déjale algo de ropa para que se cambie.
-¿Qué ha pasado?
-Eso me gustaría saber a mí...- se estiraba Jihoo preocupado pensando en que sería algo relacionado con Joonchae. Y así era.
Hanna entró en el aseo acompañada de Yoona, que le dejó un poco de ropa y le preparó una ducha caliente. La tomó muy lentamente, todavía estaba en shock pensando que todo eso no podía ser real. Que había actuado la rabia en él, y no otra cosa.
-Jeobo... ¿qué habrá pasado?
-Mollao (No lo sé)... pero estoy segura de que Joonchae-nim la ha liado otra vez.- se desaflojaba la corbata y bebía un trago de cerveza.
-¿Tú crees?- comenzaba a estar preocupada.
-Dee.- Yoona comenzó a mirar a todos los lados nerviosa buscando una respuesta- Ya, ¿tú no sabrás algo?
-Nega? (¿Yo?)- dijo muy nerviosa. Jihoo la miró fijamente- Aigooo... creo que me he pasado con mi plan de celos.
-Park Yoona...- se llevaba la mano a la cara.
-Anny! Pero no es seguro. Solo le he dicho a Joonchae que Hanna se había ido a celebrar su cumpleaños con Crisu, y después lo había llevado al aeropuerto.
-Eso no suena muy bien, que quieres que te diga.
-Aigoo, me siento muy mal jeobo...
-Deberías sentirte peor.
-Jeobo...- empezó a ponerle caras tristes.
Hanna salió de repente del aseo, y ambos se callaron a la vez, esperando una respuesta de ella. Que se secaba el pelo con una toalla.
-Gomawoyo (Gracias)...
-Esta es tu casa.- dijeron los dos nerviosos, y se miraron.
-¿Os importa si duermo hoy aquí?
-Annyo. (No)- dijeron otra vez los dos.
-Voy a ir a prepararte un sitio para dormir.- dijo corriendo Yoona saliendo de aquella situación incómoda. Mientras Jihoo la miraba mal por haberle dejado solo.
-Ya... malhaejwo. (Dímelo)
-Me ha dicho que me fuera con Cris...- decía con voz seria y aún en shock. Jihoo la miraba preocupado- y después me ha besado...- Jihoo escupió la cerveza que se estaba bebiendo.
-Weo?! (¡¿Qué?!)- Hanna no podía responderle, porque realmente no lo sabía- Arasseo (Vale), no se lo diremos a Yoona. Araji? (¿De acuerdo?)- le decía mientras le frotaba la espalda preocupado.
Para cuando Yoona terminó Hanna ya había decidido que ya había tenido suficientes cosas por ese día. Necesitaba dormir. Así que, aunque sus amigos insistieron en que debía cenar algo, ella optó por seguir sin escucharlos e ir directa a dormir. Una vez dentro de la cama no podía parar de pensar.
-¿Por mi culpa? ¿Fue por qué me fui?
Ahora era Kim Hanna la que tenía preguntas sobre lo que había pasado cuando ella se fue. Y su angustia no la dejaba pensar con claridad.

. . .

-Recuerdo que pasó ese día... pero aún no sé porque...
Kim Hanna salió corriendo de aquella azotea dónde solamente sentía agobio, oscuridad, ira, tristeza y decepción. No dejaba de llorar, como ocurría siempre, ella acababa siendo la mala de la película de Joonchae. Se maldecía mientras bajaba rápido las escaleras que daban a las afueras de la agencia “CJS Entertaiment”. En su camino vio a una pequeña Choi SeungChae jugar con su osito de peluche. Hanna no quería que aquella pequeña criatura viera como lloraba desconsolada. Así que tapo su rostro con su brazo y la esquivó.
Choi Seungchae se quedó mirando asombrada a la persona que acababa de esquivarla con gran agilidad. Se paró para mirarla mejor, y ladeó su pequeña cabeza en señal pensativa al ver que esa persona le resultaba familiar. No pasó mucho tiempo cuando su hermano la encontró allí parada, y paró en secó, debido a que bajaba a mucha velocidad las escaleras.
-Ya! Seungchae-ah, ¿qué haces aquí?
-Omo, kamjakia oppa. (Que sorpresa)- dijo una finita voz inocente. La miraba con sus ojos grandes y negros.
Joonchae miró al horizonte, la silueta de Hanna cada vez se hacía más pequeña. Se enrabietó y tirándose al suelo, pegó con gran fuerza al mismo con sus puños. Choi Seungchae se asustó. Tanto que se protegió con su osito la cara.
-Op-pa... me... me asustas.
Joonchae alzó su mirada muy cabreado. Su hermanita no sabía quién era esa persona, pero no podía creer que fuese su hermano.
-Je-bal (Por fa-vor)... llévame a casa... oppa...- le pidió con un hilo de voz.
-¡¡¡¿Qué haces aquí Seungchae? ¿Por qué has tenido qué venir? ¿No sabes que no puedes estar aquí? Molestas a papá cuando trabaja, solo haces que molestar todo el rato. No te puedo llevar cuando tú digas. Los mayores tenemos cosas más importantes que hacer que cuidar de niñitas bobas que necesitan que las lleven todo el rato de la mano!!!
La expresión de Seungchae cambiaba por momentos. La pobre niña no se podía explicar que su hermano, el príncipe de sus ojos, aquel que cumplía y hacía todo lo que decía solo por verla feliz, ahora fuera un ogro malvado. Ese no era su hermano. No podía ser su hermano. Annyo... Empezó a llorar muy fuerte.
-Napum namja! (¡Hombre malo!)- solo pudo decir esas dos palabras entre los pucheros.
Seungchae empezó a correr en la misma dirección que lo hizo hace unos minutos Kim Hanna. Choi Joonchae salió de su trance de rabia, ira y tristeza. Y se dio cuenta de la expresión inocente de su hermana pequeña. “¿Cómo podía haberle dicho esas cosas?”, pensaba.
-Seungchae-ah!- gritaba su nombre mientras corría detrás suya.
Choi Seungchae siguió corriendo y llorando aunque detrás suyo escuchara a su hermano llamarla. Abrió por un momento sus ojitos llenos de lagrimas. A unos diez metros de distancia estaba Lee Kibum, estaba parado esperando a que el semáforo se pusiera en verde, con sus cascos puestos. Sin darse cuenta se pasaba delante suya.
-Kibum-oppa!- gritaba llorona Seungchae. Este levantó su mirada y vio como esta corría en su dirección, pero no sabía porque... “¿por qué llora?”, pensó.
-Seungchae-ah.- Joonchae la cogió del brazo. Kibum al ver la escena se quitó uno de sus cascos.
-Déjame. Napum namja. (Hombre malo)- forcejeaba la pequeña con su hermano.- Kibum-oppa!
-Seungchae?- la miró Kibum atónito.
La niña logró quitarse la mano de su hermano, y del impulso siguió corriendo en la dirección de Kibum. Ella no se dio cuenta. Joonchae tampoco. La niña emocionada por llegar a los brazos de su oppa, no vio que estaba cruzando por un paso de cebra, que aún no se había puesto en verde. Por eso Kibum se hallaba parado al otro de la calle.
-¡¡¡¡SEUNGCHAEEEEEEEEEEEEEEE!!!!
Solamente se escuchó la voz seca y desgarrada de dolor de Choi Joonchae. Lee Kibum con los ojos vacíos de ver lo que estaba pasando solo pudo dar un primer paso. El quería llegar a coger la mano que Seungchae le estaba extendiendo. Pero no pudo. La niña cruzó sin mirar. Y ninguno de ellos vio como un coche se acercaba muy rápido. Aunque intento frenar todo lo que pudo, arrolló a la pequeña Seungchae. En los oídos de Kibum solo se escuchaba la voz desgarrada de su amigo. Pero solo veía la imagen de aquella pequeña niña en el suelo, a pocos pasos suyos, sin contestar a la llamada de su hermano. Kibum reaccionó rápido y fue a ver como se encontraba la pequeña. No tenía mucho pulso. Llamó rápidamente a la ambulancia. No sabía ni cómo, ni por qué, pero se sentía culpable de aquel accidente y necesitaba actuar. Sabía como hacerlo. Y desde ahí supo, que necesitaba hacer todo lo posible para poder ayudarla.
-¡¡¿Es el hospital? Ha habido un accidente de coche frente a la agencia “CJS Entertaiment”. Jebal, appalli. (Por favor, rápido) Es una niña, de unos ocho años. La han atropellado, jebal, dense prisa!!- decía alterado y rápido.- Resiste, Seungchae, jebal, resiste osito.
Joonchae solo podía llorar y gritar. Gritar y gritar mientras su voz iba desapareciendo con cada grito. Estaba en shock. No podía creer lo que acaba de pasar. Solo podía gritar y gritar. Se había quedado en bucle, no sabía que hacer. Veía cómo su hermana estaba desplomada en el suelo, mientras sangraba. No le salía ninguna palabra. No podía hablar. Solamente gritaba con rabia. “¿Qué hago? ¿Ahora qué hago?”, pasaba por su mente. Estaba desconcertado. No podía moverse de aquel lugar, estaba petrificado. De verdad quería moverse, pero no podía. Veía como Kibum, estaba a su lado. Y se movía rápido de un lado a otro. Veía como su cara era impasiba pero preocupada. No sabía que Kibum también se estaba muriendo de la culpabilidad. Pero cada uno había reaccionado de maneras muy distintas.
Kibum miró, mientras cogía la mano de Seungchae, a su amigo. Cada vez más gente se acercaba a ver que estaba pasando. Kibum se levantó corriendo y con las lágrimas en sus ojos, con mucha rabia y con la mano bien abierta abofeteo a su amigo en la cara. Muy fuerte, nunca le habían pegado tan fuerte. Y él nunca lo había hecho antes. Era la primera vez que Kibum pegaba a Joonchae. Lo sacó del trance. Lo cogió del brazo y lo llevó dónde estaba su hermana. Pronto llegó la ambulancia. Recogieron a la niña del suelo. Kibum intento ayudar todo lo que pudo y más. Como vio que Joonchae seguía sin reaccionar lo subió a la ambulancia, para que acompañara a su hermana. Kibum se quedó allí para avisar a los padres de Choi Seungchae, que luego irían junto a él al hospital.
Para Joonchae se había hecho un silencio. No escuchaba nada, solo podía mirar a su hermana. Parecía dormida, pero él sabía que no era así. Estaba toda llena de sangre.”
-Aún tienes muchas preguntas por resolver Choi Joonchae-shi. Pero es mejor que arregles primero las cosas con ella. No os presionéis. Ha pasado muy poco tiempo desde que os habéis vuelto a ver.
Joonchae salió de la consulta. Habían sido las dos horas más largas de su vida. Fue muy duro recordar otra vez lo que le pasó a Seungchae, pues aún se sentía culpable de todo. Pero lo importante es que ella estaba bien.
Instintivamente marcó el teléfono de Kibum. Su cabeza vio necesario hablar con él este tema, porque al fin y al cabo era protagonista también de lo sucedido. Quedaron dónde siempre lo hacían desde que Joonchae se había hecho famoso. Él esperaba sentado, mientras Kibum iba cabizbajo hacía allí. Las palabras sobraban entre ellos. Se sentaron uno en frente del otro. Y durante unos segundos no dijeron nada, solo bebían.
-He recordado ese día...- Kibum lo miró sorprendido. Estaba feliz, pero muy preocupado al mismo tiempo. No le gustaba ver a su amigo mal- Lo siento Kibum...
-¿Qué dices? No tienes que sentir nada. Tu hermana esta bien. Es lo único que nos tiene que importar...- los dos se sentían igual de culpables- Siento haberte dicho que todo fue por culpa tuya...
-Pero es la verdad...
-Anny, yo también me siento culpable... pero nunca pude decírtelo. Siempre fue más fácil decir que era por ti antes que por mi...
-Somos un par de desastres...- se miraron y bebieron.
-No seremos tan desastres cuando hemos cumplido lo que dijimos. Mírate.- Joonchae lo miraba con los ojos brillosos- Por tu culpa tenemos que estar escondiéndonos en estos sitios para que nadie escuche lo que decimos. Y todo porque le prometiste a Seungchae-ah que te convertirías en el mayor cantante de todos, para que tu música la guiara todos los días y la hiciera sonreír. Y mírame a mí. Por ella decidí que debía ser médico. Para cuidarla y protegerla todos los días. No le pasará nada malo si estamos siempre con ella. Yo no la voy a dejar, y sé que tú tampoco.- Joonchae ya no podía evitar sus lágrimas, y aunque Kibum lo disimulara muy bien, también estaba llorando.
-Gomawoyo Kibum-ah... (Grcias)
-Somos buenos en lo que hacemos... dee (sí). Seungchae-ah ya casi esta recuperada, y en solo ocho años.
-Dee, ella es más fuerte que los dos juntos.- rieron- Deberíamos llevarla otra vez a ese parque de atracciones.
-Dejamos de hacerlo por tu culpa.- Joonchae se sorprendió- “O no, los fotógrafos, las fans, oh no.”- intentaba imitarlo Kibum de forma gracioso.
-Ya, ya. Yo no hablo así.- se reían los dos.
-¿Y cómo lo has recordado?- la pregunta rompió las risas del momento.
-Hanna-ya...
-¿Te lo dijo ella?
-Anny... discutí con ella... y recordé que ese día estaba en la azotea, y la pulsera... y fue como que todo vino a mi cabeza de repente, hasta el momento en que pasó.
-Desde que ella está aquí todo es muy raro, kuji? (¿cierto?)

. . .

Pasaron todo el día en mundos distintos, pero los dos no sabían que hacer, ni que pensar. Pasaba el día y pasaban las horas y no estaban seguros si debían entrar por aquella puerta. Kibum le dijo a él que debía descansar. Jihoo le dijo a ella que debía enfrentarlo, no podía huir siempre que las cosas no funcionaran. Así que no huyeron.
Eran las seis de la tarde y Joonchae entró al piso. No había nadie. Se sentó en el sofá para poder descansar pero las melodías brotaban por su cabeza, necesitaba aire. Salió al balcón para respirar. Y estuvo allí más tiempo del que imaginó. Estaba tenso, no estaba descansando ni dejando las cosas atrás como le habían dicho. Estaba esperando su llegada, aunque no sabía porque. Porque no podía decirle nada, ni explicarle porque lo había hecho.
En cambio, ella esperaba en la agencia hasta que se hiciesen las diez de la noche para ir allí. Quería no estar allí mucho tiempo. Aunque Kang Jihoo le hubiese dicho que tenía que enfrentarse a sus problemas. Para cuando llegó, intentó no hacer mucho ruido. Esperaba y rezaba para que Joonchae estuviese durmiendo. Y así era. Estaba dormido en el sofá. Lo observó unos segundos, mientras se preguntaba si aún seguía bien. Ahora más que nunca se acordaba de su conversación con Yoona en la ladera.
-Por fin te encuentro...- jadeaba.
-Unni? ¿Qué haces aquí?
-Uff, pues vengo a hablar contigo, niña rebelde.- Hanna siguió a lo suyo haciendo fotos e ignorando la reprimenda que le esperaba.
-Si has venido solo para reñirme te puedes ir.
-Aigoo... Vengo de tu casa.
-¿De mi casa? ¿Qué hacías en mi casa?- Hanna no entendía porque habría ido allí.
-Pues iba a hacerle una visita a la pareja feliz, después de ver la magnífica entrevista que hicisteis los dos el otro día. Y después de leer todos los escándalos.- se sentaba en una roca.
-Entonces no has ido a mí casa, has ido a casa de Choi Joonchae.
-Aigo, no lo llames así.- Hanna la miró enfadada.
-¿Cómo lo llamo? ¿Zoquete? ¿Maldita rubia tonta? ¿Mejor?- Yoona la miraba seriamente, y Hanna le dedicó una sonrisa falsa y prosiguió con lo que estaba haciendo.
-Ya, no sé que te ha dicho. Pero me hago una idea de que no ha sido bueno. Olvídalo y empieza de nuevo, jebal (por favor).
-Olvídalo y empieza de nuevo... ¿Otra vez? ¿Después de las cuatrocientas veces que lo he tenido que hacer? ¿Eh? ¿Siempre tengo que empezar con él de cero? Estoy harta de empezar. Y que los demás me digáis que lo vuelva a intentar una y otra vez. Vosotros, que sabéis que me duele. Que me duele muchísimo. No puedo más Yoona-unni. Estoy... cansada...- comenzó a llorar- cansada de seguir intentando algo que no siento que me valga la pena...
-Hanna...
-Estoy tan harta que no se si dejarlo, quiero huir otra vez... no quiero sufrir más. Y lo peor es que se que voy a sufrir mucho más que esto.
-Dale otra oportunidad. Él lo esta intentando con todas sus fuerzas.
-Pero... Por dios Unni, ¿tú de qué lado estas?
-No creo que quieras seguir con esa pregunta- le dijo muy seria- sabes bien que yo os quiero a ambos por igual.
-Lo siento...
-Oye, mírame. Habla con él. Yo creo que los dos necesitáis deshaceros del pasado.
-Aunque eso pase, dudo mucho que algo cambie.
-Por favor, hazme caso. Solo por esta vez. Piensa en todo lo que estas arriesgando.
-Ojalá no pensara tanto en los demás, y por un día pensara más en mi.
-Ven aquí.- Yoona fue a abrazarla- Tu tranquila, te juro que todo irá a mejor. Te lo prometo. Pondré al celoso de Joonchae-ah en cintura.
-¿Celoso?
-Omo, dee. Esta celoso de que estés con Crisu. Pero no le hagas caso. Es un niño pequeño, ya lo conoces.
-No lo conozco unni.
-Hanna... dale tiempo, jebal (por favor)... desde su depresión tampoco es el mismo...
-¿Cómo?- Hanna entró en shock.
-Dongsaeng...
-¿Por qué nunca me lo dijiste unni?
-Nos dijiste que no querías saber nada de él. Jihoo-ni y yo solo te hicimos caso.
Dejó de mirarlo asustada. A su cabeza venían imágenes atroces de lo que él podía haber llegado a pasar. Fue corriendo a la habitación y cerró con cuidado de no hacer ruido. Se sentó en la cama, y sin saber como, ni cuando, se durmió.
A la mañana siguiente se levantó con el despertador. Quería ir a casa a ver a su familia y olvidarse un poco de aquello. Se vistió con lo más cómodo que encontró y preparó su mochila. Salió de la habitación con la esperanza de que no estuviera allí o siguiese durmiendo. Iba con cuidado de no hacer mucho ruido. Fue a la cocina para beber un poco de agua. Estaba dormido. Seguía con la misma posición, lo que le resulto extraño. Se fijo un poco en su expresión, y parecía adolorido. Algo le pasaba, y Hanna se estaba empezando a preocupar. Dejó la mochila en el suelo y fue a tocar su frente. Estaba ardiendo. “¿Cómo ha podido caer enfermo?”, miraba a su alrededor. La ventana de la terraza estaba abierta. Se levantó corriendo y la cerró.
-Maldito loco. ¿Querías estar mal de verdad?
Hanna corrió para poner toallas en agua fría y bajar esa fiebre. Se sentó en el suelo al lado del sofá, le apartó el pelo con cuidado de no despertarlo y le colocó la toalla. Lo arropó mejor para que no pasara frío. Sus manos estaba heladas, pero acarició su pelo con cuidado.
-No pasa nada, ya estoy aquí...
Pasaron unas horas. Hanna se levantaba del suelo algo fatigada. Joonchae dormía plácidamente, parecía estar mucho mejor. Ella en cambio parecía estar cansada. Se acercó a la cocina para preparar algo de comer. Tenía dos opciones, o hacer gachas o una buena sopa caliente. Vio que había un papel en el suelo al lado de la papelera. Lo cogió del suelo para tirarlo de nuevo cuando se dio cuenta de que su nombre estaba escrito en el. La abrió con cuidado para ver que ponía en su interior.
“Annyeong. (Hola) Como muchas otras cartas esta no sé si podré dártela... Feliz cumpleaños Kim Hanna. Hacía tanto tiempo que no pasaba un cumpleaños contigo, que me resulta extraño. No sé muy bien que decir pero... estoy muy feliz de que sigas siendo la misma chica luchadora de siempre. Me gustaría hacerte muchas preguntas, pero creo que de momento me conformaré con saber que has estado bien, y que estas cumpliendo tu sueño. FIGHTING!”
Hanna lo miró con tristeza y guardo la carta en uno de sus bolsillos.
-No sé como lo haces, pero eres el único que sabe tocar mi corazón...
Suspiró, y se puso manos a la obra a cocinar. Debía preparar aquella comida antes de que la bella durmiente despertara de su letargo. Y además, ella también tenía mucha hambre. Cuando abrió la nevera lo primero que se veía era el donut de chocolate. Se quedó mirándolo y negó con la cabeza. “Maldito dino, sigues estando ahí...”, pensó.
Cuando ya lo había preparado todo y la comida se estaba haciendo a fuego lento, Hanna decidió ponerse a jugar a una de las consolas que tenía Joonchae. Puso el único juego que sabía que podía ganar: “Mario car”. Le quitó el volumen para no despertarlo, pero no contó con que el volumen de su emoción no podía reducirlo. Se ponía nerviosa jugando a juegos, era algo inevitable para ella. En una de esas veces que le daban con un caparazón rojo y la hacían retroceder despertó a Choi Joonchae de su sueño profundo. Abrió un ojo adormecido para ver que estaba pasado. Vio a Hanna a escasos centímetros de él jugando, y sentía algo mojado en la cabeza. La partida de Hanna acabó y se puso a celebrar sigilosamente su victoria. Joonchae cerró los ojos rápidamente. Ella se giró para quitar otra vez la toalla de su cabeza y comprobar su fiebre. Primero colocó su mano. Él estaba inmóvil, no sabía que estaba pasando. Habría pasado mala noche. De repente notó como los labios de Hanna humedecían un poco más su frente. Abrió sus ojos sorprendido, su corazón comenzó a latir muy rápido. Quiso levantarse y preguntar que estaba haciendo. Pero cerró de nuevo sus ojos.
-Ya no tienes fiebre.- le secó la frente y le colocó el pelo.
“Me estaba cuidando... después de todo lo que ha pasado”, pensaba Choi Joonchae. Hanna fue a la cocina a coger una pastilla, y lo despertó de forma delicada.
-Joonchae-ah... ironaseyo (levántate)...- le acariciaba el brazo.
Joonchae abrió los ojos poco a poco, haciendo como que no sabía que estaba pasando.
-Tomate esto.- le indicaba con la pastilla en la mano y el vaso de agua en la otra. Él se colocó y se tomó la pastilla.- Ya puedes volverte a dormir.
Joonchae no sabía si decir algo, pero al ver que Hanna se daba la vuelta y volvía a jugar con la consola pensó que lo mejor sería no decir nada. Se quedó mirando como jugaba, ya no tenía sueño. Había dormido tan bien que no estaba cansado. Incluso llego un momento que todo se le olvidó. Solo la observaba jugar y como se divertía con el juego. Tanto que se le olvidó el dolor de cabeza y todo lo demás. En una de esas partidas ganadas se le escuchó reírse.
-Oh, ¿estás despierto?
-Eung...- había sido descubierto.
-¿Tienes hambre?.- Hanna paró el juego y fue a la cocina para traerle algo de comer.
Preparó un plato para cada uno y los llevó allí. Joonchae se colocó rápido para comer, de verdad que estaba muy sorprendido de lo que estaba haciendo. Ella decía que lo odiaba pero aún así ahí estaba. Hanna le dio su plato y se sentó de nuevo en el suelo para continuar jugando. Mientras, comía.
-Eres buena jugando.
-Eung...- Hanna no sabía que decir.- Eumsig johahani? (¿Te gusta la comida?)- dijo algo incómoda.
-Dee, masipda. (Sí, está rica)
El silencio que había en aquella habitación era lo más incómodo del mundo. Los dos estaban tensos, y no sabían que decir.
-¿Puedo jugar?
-Dee? Dee... (¿Sí? Sí...)- Hanna le dio el otro mando que había- ¿Te encuentras mejor?
-Dee, gomawoyo. (Sí, gracias)
Sin saber como empezaron a jugar. Le subieron volumen al juego, y los piques y la risas iban sonando poco a poco por aquella habitación. Ninguno de los dos se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. El dolor se fue, y la felicidad los invadió un poco. Parecían estar en otros tiempos, unos más felices para los dos. La emoción del momento los volvió como niños. Se gritaban y seguían riéndose el uno del otro. Cambiaban de juego y se retaban, seguían haciendo un buen equipo. “¡Juntos somo imparables!”, venían a sus cabezas esas palabras pronunciadas por aquellos dos pequeños amigos. Tanto les invadió la emoción que al ganar la partida se levantaron como locos a festejar y sin darse cuenta se abrazaron.
-Jal haesso! (¡Bien hecho!)- dijeron a la vez.
Hanna quitó corriendo su sonrisa. Algo había perturbado su mente de nuevo. Recordó el abrazo que Joonchae le dio cuando vio el regalo de su cumpleaños. Y recordó lo que dijo después. Pues ella estaba despierta. “-Saranghae... Joonchae-ah... saranghae...” Hanna se apartó corriendo de él.
-Mianhae (Lo siento), por un segundo parecía estar en otro tiempo.- él sonreía tímido y ella iba a la cocina a ponerse un vaso de agua- Como que nunca te habías ido... isanghada... (es raro)- decía Joonchae, que carraspeó un poco y se sentó incómodo en el sofá.
Parecían haber vuelto al principio otra vez. Era algo de locos. Hanna se sentía vulnerable. No quería que ese amor volviese a resurgir de donde estaba enterrado. Enterrado por capas de intenso odio, que parecían no ser nada útiles. Pero recordó que no todo el amor reflejaba una relación, a lo mejor era su amistad lo que quería salir otra vez. Y a lo mejor, solo a lo mejor, era lo más correcto. Si eran amigos otra vez seguramente todo iría mejor. No le hacía falta saber que un día se enamoro de su mejor amigo, para que dejase de serlo. Y así decidió que fuese.
-Aún no te has comido tu regalo...- se hizo un silencio de unos minutos, y ella abrió la nevera.
-Estaba esperando a que estuvieses mejor.- lo cogió de la nevera y lo partió.
Joonchae no sabía si era la fiebre que estaba actuando de nuevo, pero sus mejillas comenzaron a sonrojarse. Hanna se sentó a su lado y le ofreció el donut sin mirarle, mientras le pegaba el primer bocado. Él lo cogió con delicadeza y la miró por unos segundos. “Se que estas ahí...”, pensaba. Se quedaron un buen rato en silencio. Disfrutaban de la compañía y de la calidez que sentían. Hanna cerraba sus ojos mientras respiraba, Joonchae solo la observaba.

. . .

No sabían exactamente cuanto tiempo duraría esta tregua pero preferían estar así. Cada vez que se enfadaban, o algo similar, siempre venían las dudas y sabían que no podían permitirse eso. Aunque lo más lógico sería dudar ahora.
Decidieron pasar un día con la familia. Joonchae echaba de menos a Seungchae desde aquel día, y no quería permitirse no pasar todo el tiempo posible con ella. Y Hanna le dijo a su abuelo de salir un rato de aquella casa de locos. Tomar algo y pasear por la playa, como solían hacer.
El lunes sería otro día, otro día distinto y ajetreado. Los dos decidieron verse por la noche para cenar, y trabajar un poco en el proyecto. Ya que Joonchae desaparecería todo el mes de mayo por el rodaje del dorama, y Hanna estaba realmente feliz y satisfecha con su trabajo juntos.
Pero aquella mañana de lunes, aunque la noche fue ardua para los dos, Hanna iba de cabeza. Todos le pedían que subiera ya los listados de los castings. Con todo lo que había pasado se le había olvidado por completo. Así que se apresuró y terminó el listado a las nueve de la mañana y a las diez ya se encontraban las pancartas impresas en la empresas y los mensajes mandados por la web y las redes sociales.
Habían muchas personas nerviosas esperando a ver quiénes eran los elegidos para los primeros castings. Los habían puesto por categorías, por orden de lista, y por empresa a las que pertenecían.
Hanna miraba satisfecha su trabajo con los brazos cruzados y una gran sonrisa. La gente se acercaba a los tablones para ver quién había entrado. Muchos se sorprendían, se alegraban, hacían festejos, otros maldecían, se entristecían, pero Hanna se les acercaba para decirles que no serían los únicos castings que habrían, no debían perder la fe.
Una cara familiar se acercó a mirar el tablón. Pasaba por allí después de haber terminado una sesión de fotos para un casting de un dorama. Miró el tablón con curiosidad hasta encontrar su nombre. Allí estaba, el penúltimo de todos: Im Soodae. No esbozó ninguna sonrisa o asombro, solo se colocó bien la mochila. Pero alguien le tocó el hombro.
-Chughahae! (¡Felicidades!)
Hanna se había acercado a él muy contenta para felicitarlo. De verdad se sentía muy orgullosa, aunque nunca hubiese creído sentir eso por Soodae. Él reconoció su voz a la primera, y no tenía porque, pero se puso muy nervioso y enfadado.
-Dee.- dijo muy seco y sin mirarla.
Hanna se quedó mirándolo con unas ganas intensas de matarlo, pero respiró profundamente.
-Eung...
Decidió no decir nada e irse. Los dos se quedaron con mal sabor de boca. Hanna de verdad no le gustaba verlo así, si antes le parecía molesto, esto la estaba matando por dentro. Prefería mil veces al Im Soodae graciosillo, tonto e irritable, que al Soodae respetuoso, serio y un poco gilipollas. Pero no podía tenerselo en cuenta. Y él... no quería ser así. Pero era la única forma de olvidarse de ella.
Soodae se giró. Pero Hanna se había ido a hablar con otra gente. La miró unos segundos y se fue también. Hanna lo veía irse y estaba preocupada, pero no podía hacer nada. Antes de entrar en los lavabos de la agencia Soodae se encontró con Jongdong.
-Ya! Im Soodae-ya.
-Hey, wasseo? (¿qué pasa?)
-CHUGHAHAE! (¡FELICIDADES!)- le dijo muy contento mientras lo abrazaba. Soodae se reía.
-Gomawoyoooo. (Graciaaaas)
-Wua, estoy super contento por ti. Ha sido una pelea muy dura la que tuvimos en la reunión del casting para meterte.- Soodae lo escuchaba abrumado, no sabía de que estaba hablando, y encima hablaba tan rápido- ¡Pero mírate! ¡Ahí estas! Estoy super contento, ais...- hacia como que se quitaba la lagrimita- Mi Boss-ni es la mejor del mundo.
-YA!- Jongdong se asusto, Soodae lo cogió por los hombros- Habla más despacio, no te estoy entendiendo nada.- Jongdong le asentía primero rápido y luego lento.
-Pues cuando llegamos a ti, mi compañera de sala comentaba que no le habías gustado nada, que no merecías estar en el programa. Y yo empecé a rebatirla, le dije que no tenía razón.
Aunque lo que realmente sucedió no era así exactamente. Nuestro adorable Jongdong no era tan reivindicativo, y su compañera era más ogro de lo que la representaba.
-Tuvimos muchos encontronazos, así que Kim Hanna-shi decidió ver todo el vídeo tuyo con las fotos y todo de nuevo para decidir que hacía. Y dijo que tenías mucho potencial, que veía algo en ti que nunca había visto antes. Pero Moonsoo no estaba muy convencido y decidieron dejarte para el final, y yo les escuche discutir. Y parece que al final Hanna consiguió que entraras.
Soodae había escuchado toda la historia de su amigo muy sorprendido. Se sentía muy mal por haber tratado así a Kim Hanna. Se estaba comportando como un niño cuando ella no había hecho realmente nada. No tenía la culpa de que él se enamorase de ella como un tonto, y ella se fuera a casar con otra persona.
-Gomawo (gracias) Jongdong-ah.- le cogió de la mano y se fue corriendo.
-Ya, odi... odi ka? (¿Dónde... dónde vas?)- el pobre Jongdong se quedó con la palabra en la boca.
Soodae salió corriendo a buscarla, debía pedirle disculpas y darle las gracias. Seguía en el mismo sitio de antes.
-Kim Hanna!- se acercó exhausto interrumpiéndola. Hanna lo miró muy sorprendida.
-Im Soodae, gwenchanayo? (¿estás bien?)
-¡Voy a trabajar mucho y me voy a esforzar, te lo juro!- le hizo una reverencia.
-Omo, Soodae-ah, arasseo, kumane. (De acuerdo, para)- le decía mientras lo levantaba avergonzada.
Soodae de la felicidad la abrazó. Él cerró los ojos muy fuerte para no darse cuenta de lo que estaba haciendo. Y Hanna se quedo en shock, igual que todos los que estaban ahí. Aunque era un abrazo de gratitud más que nada.
-Ya, ya, Soodae-ah ¿qué son estas confianzas?- le daba palmaditas en la espalda.
-Oh, dee.- se apartaba.
-Venga, corre.- se colocaba la ropa- Debes ir a informarte de todo.- le dijo seria con aire de jefa.
-Dee, Boss-ni!- le hizo el saludo militar, y Hanna se rió. Este se giró para irse con una gran sonrisa.
-Soodae-ah.- se acercó Hanna- Se que lo vas a hacer muy bien. Y no se lo que ha pasado, pero siempre viene bien hablar las cosas. Solo es un consejo.- le dijo mientras se giraba y se iba.
Él se quedó pensando en lo que le había dicho. Sabía que era el momento, no podía dejarlo pasar más.

. . .

En una de las salas de ensayo de baile los rookies de “Diamond Star” se encontraban ensayando para su pre-debut. Pero el pequeño Han Noran estaba muy atento del móvil ese día.
-Ya! Noran-nim, ka! (¡Vamos!) Tenemos que seguir.- le decía uno de sus hyungs.
-Ya... Ya! YA!- se levantó del suelo y empezó a dar botes de alegría. Todos lo miraron extrañados no sabía que estaba pasando, pero la tontería se les contagio y empezaron a botar y a chillar juntos cual energúmenos.
-Oye, ¿pero por qué saltamos?
-¡Nos han cogido!
-¡WUAAA!- empezaron a saltar otra vez y a celebrarlo.
-¿Pero...- todos pararon- para que nos han seleccionado?- miraron todos expectantes al maknae después de que Cha Myungbin sembrara la duda.
-¡Para “the WORLD”!
-¡WUAAAAAAAAAAAAAAAAAA!- comenzaron a saltar otra vez. Eran como niños pequeños.
Jason paró en seco y salió de la sala corriendo.
-Ya, Jason-hyung, odi ga? (¿dónde vas?)- preguntaron extrañados.
Jason corría por la agencia de Sons of Golden buscando a la misteriosa chica del casting, de la cual aún no sabía el nombre. Y mira que era muy difícil no saber quien era, porque Kim Hanna estaba en boca de todo el mundo. Paró en seco. La había visto. Pero estaba hablando con alguien. Decidió esperar a que terminara. Vio como se despedía del joven y de otras personas y se dirigía a la zona de despachos. Sonrió y decidió seguirla. No podía contenerse la emoción y tras un spring la alcanzó y se colocó en frente suya. Hanna casi se cae hacia atrás del susto.
-¡DIOS!- exclamó con fuerza. Jason le sonreía como un tonto- ¡SABES EL SUSTO QUE ME HAS PEGADO!
-Mianhanmidaaaa! (¡Lo sientooooo!)- le decía con una gran sonrisa.
-¡Pues no parece que lo sientas mucho!- se llevaba la mano al pecho.
-Te quería dar las gracias por haber aceptado a mi grupo en “the World”. ¡Trabajaremos muy duro! Gamshanmida! (¡Gracias!)- le hacía una reverencia.
-Omg... Eres tú. Ya, si lo que quieres es matarme, vas por buen camino, ¿eh?- Jason seguía mirándola con una sonrisa de oreja a oreja, al final Hanna tuvo que reírse por la gran felicidad que le trasmitía- Eres un buen líder. Sigue así.- le dio unos golpes en la espalda y siguió hasta entrar en uno de los despachos. Jason la miraba irse muy contento.
-Jeje, soy un buen líder...- se quedó pensando atontado.- OMG! ¡Se me ha olvidado preguntarle su nombre! Otra vez no... ñaaaaa...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Capítulo 21 – Breaking news

Casi no se miraban, y claramente hablaban lo justo y necesario. Joonchae no sabía si debía arrepentirse de aquella noche, pues Hanna había dejado de ser la misma. Pero no quería arrepentirse de aquello. Había sido demasiado bueno para poder olvidarlo. Ella no recordaba nada, pero se arrepentía de haber bebido. Su maldita cabeza nunca recuerda que el alcohol no es un aliado. Aún así, uno de los dos recordaría cada beso y cada caricia de esa noche, lo que le haría enfermar mucho más. Porque aquello no era otra cosa que una maldita enfermedad. “¿Cómo he podido acabar enamorándome de ella?”, pensaba mientras la miraba. El viaje de vuelta a Seúl fue más duro y aburrido de lo que él había planeado. Pero no siempre los planes salen como uno quiere. Cuando aterrizó el avión, Joonchae hizo un séptimo intento por hablar con ella, y por lo menos dejarle que se explicara. No quería volver otra vez al principio, quería recuperar otra vez la confianza de ella. Él podía dejar sus sentim...

Capítulo 20 – Honeymoon - Parte 1

“ Los cantantes y actores: Choi Joonchae y Ok Jiyoung. Se pelean en los despachos de la agencia “Sons of Golden”, después de la inquietante noticia publicada sobre Ok Jiyoung y su escándalo tras los rodajes del dorama “Like you”. ¿Cómo creen que afectará esto a sus carreras? ¿Creen qué los conflictos están relacionados? Todo esto y más intentaremos averiguar.” Hanna miraba las noticias del móvil preocupada. Todas hablaban sobre que estaba pasando exactamente entre aquellos escándalos. -Hanna-ya!- entraba Joonchae entusiasmado a su despacho- ¡Tengo una idea genial! Al verlo Hanna tan entusiasmado pensaba que sería alguna gran idea para el proyecto de “The World”, aunque no fue así. -A ver, cuéntamela.- le decía entusiasmada. -Hablé con Jihoo-hyung y Yoona-ni. Y me dieron la mejor idea del mundo.- Hanna se extrañó un poco pero lo dejo continuar- Les conté lo que pasó con OK Jiyoung, y todo eso de que te amenazo y eso. -Es-espera, espera, espera, ¿qué? ¿Qué le hablas a...

Capítulo 8 - Home, sweet Home Parte 2

Ya habían terminado de comer, y la hora de los postres era la preferida para algunos. Y les venía perfecto para aprovechar el tiempo charlando y paseando por aquel enorme jardín. -Kim Hanna-ni.- se le acercó Geum JongDong ofreciendole un trozo de sandía. -Gomawo, JongDong-ni. (Gracias) -¿En qué piensas? -En lo que dijo JiHoo-nim antes en la comida. -Mmmm, fue bonito lo que dijo.- sorbía fuertemente. Hanna lo observaba. -Fue... espeluznante. Espero que no lo haga de nuevo.- volvió a sorber JongDong. -Aju jaemi, jaemi.(Muy divertido, divertido)- ella se reía. Jongdong lo volvió ha hacer. -Ya... Come con la boca cerrada, y no sorbas tanto.- le reñía como una mamá.- Mira.- se le caía el agua de la sandía por las comisuras- Aigoo.- Hanna se acercó para limpiarselo.- Agi, agii... (bebé)- se burlaba. -Annyo.(No.)- le sonría JongDong. Parecía imposible, pero siempre dichas escenas las contemplaba alguien desde lejos, y casi siempre solía ser él. -Ya, ya, ¿qué se...