Aún bajo la
lluvia, en aquel frío portal se preguntaba qué debía de hacer y
qué estaba pasando. Después de media hora sentada en aquel portal,
alguien se acercó a ella.
-Kim Hanna?- decía
preocupado. Hanna levantaba la cabeza poco a poco para ver quien era-
¿Pero se puede saber qué haces aquí? ¿Y qué haces mojándote?- se
quito rápido su chaqueta y la cubrió. Después abrió la puerta del
edificio y la dejó entrar- ¿Me vas a decir que pasa?
-Sambaenim...
-Hanna-ya, me estas
asustando. Vamos a dentro y te cambias. Te vas a enfermar si sigues
así.
El preocupado Kang
Jihoo llevó a Hanna a su casa. Allí Park Yoona estaba terminando de
preparar la cena. Hoy había salido antes del trabajo, y mientras,
veía un dorama en la televisión.
-Oh jeobo (cariño), ¿ya
estás aquí? Dongsaeng?! Otteokae? (¿Cómo?) ¿Qué haces aquí y mojada?
Estás empapada.- le tocaba el pelo y la abrazaba.
-Jeobo, déjale algo
de ropa para que se cambie.
-¿Qué ha pasado?
-Eso me gustaría
saber a mí...- se estiraba Jihoo preocupado pensando en que sería
algo relacionado con Joonchae. Y así era.
Hanna entró en el
aseo acompañada de Yoona, que le dejó un poco de ropa y le preparó
una ducha caliente. La tomó muy lentamente, todavía estaba en shock
pensando que todo eso no podía ser real. Que había actuado la rabia
en él, y no otra cosa.
-Jeobo... ¿qué
habrá pasado?
-Mollao (No lo sé)... pero
estoy segura de que Joonchae-nim la ha liado otra vez.- se
desaflojaba la corbata y bebía un trago de cerveza.
-¿Tú crees?-
comenzaba a estar preocupada.
-Dee.- Yoona comenzó
a mirar a todos los lados nerviosa buscando una respuesta- Ya, ¿tú
no sabrás algo?
-Nega? (¿Yo?)- dijo muy
nerviosa. Jihoo la miró fijamente- Aigooo... creo que me he pasado
con mi plan de celos.
-Park Yoona...- se
llevaba la mano a la cara.
-Anny! Pero no es
seguro. Solo le he dicho a Joonchae que Hanna se había ido a
celebrar su cumpleaños con Crisu, y después lo había llevado al
aeropuerto.
-Eso no suena muy
bien, que quieres que te diga.
-Aigoo, me siento
muy mal jeobo...
-Deberías sentirte
peor.
-Jeobo...- empezó a
ponerle caras tristes.
Hanna salió de
repente del aseo, y ambos se callaron a la vez, esperando una
respuesta de ella. Que se secaba el pelo con una toalla.
-Gomawoyo (Gracias)...
-Esta es tu casa.-
dijeron los dos nerviosos, y se miraron.
-¿Os importa si
duermo hoy aquí?
-Annyo. (No)- dijeron
otra vez los dos.
-Voy a ir a prepararte
un sitio para dormir.- dijo corriendo Yoona saliendo de aquella
situación incómoda. Mientras Jihoo la miraba mal por haberle dejado
solo.
-Ya... malhaejwo. (Dímelo)
-Me ha dicho que me
fuera con Cris...- decía con voz seria y aún en shock. Jihoo la
miraba preocupado- y después me ha besado...- Jihoo escupió la
cerveza que se estaba bebiendo.
-Weo?! (¡¿Qué?!)- Hanna no
podía responderle, porque realmente no lo sabía- Arasseo (Vale), no se lo
diremos a Yoona. Araji? (¿De acuerdo?)- le decía mientras le frotaba la espalda
preocupado.
Para cuando Yoona
terminó Hanna ya había decidido que ya había tenido suficientes
cosas por ese día. Necesitaba dormir. Así que, aunque sus amigos
insistieron en que debía cenar algo, ella optó por seguir sin
escucharlos e ir directa a dormir. Una vez dentro de la cama no podía
parar de pensar.
-¿Por mi culpa?
¿Fue por qué me fui?
Ahora era Kim Hanna
la que tenía preguntas sobre lo que había pasado cuando ella se
fue. Y su angustia no la dejaba pensar con claridad.
. . .
-Recuerdo que pasó
ese día... pero aún no sé porque...
“Kim
Hanna salió corriendo de aquella azotea dónde solamente sentía
agobio, oscuridad, ira, tristeza y decepción. No dejaba de llorar,
como ocurría siempre, ella acababa siendo la mala de la película de
Joonchae. Se maldecía mientras bajaba rápido las escaleras que
daban a las afueras de la agencia “CJS Entertaiment”. En su
camino vio a una pequeña Choi SeungChae jugar con su osito de
peluche. Hanna no quería que aquella pequeña criatura viera como
lloraba desconsolada. Así que tapo su rostro con su brazo y la
esquivó.
Choi Seungchae se quedó mirando asombrada a la persona que
acababa de esquivarla con gran agilidad. Se paró para mirarla mejor,
y ladeó su pequeña cabeza en señal pensativa al ver que esa
persona le resultaba familiar. No pasó mucho tiempo cuando su
hermano la encontró allí parada, y paró en secó, debido a que
bajaba a mucha velocidad las escaleras.
-Ya! Seungchae-ah, ¿qué haces aquí?
-Omo, kamjakia oppa. (Que sorpresa)- dijo una finita voz inocente. La miraba con
sus ojos grandes y negros.
Joonchae miró al horizonte, la silueta de Hanna cada vez se
hacía más pequeña. Se enrabietó y tirándose al suelo, pegó con
gran fuerza al mismo con sus puños. Choi Seungchae se asustó. Tanto
que se protegió con su osito la cara.
-Op-pa... me... me asustas.
Joonchae alzó su mirada muy cabreado. Su hermanita no sabía
quién era esa persona, pero no podía creer que fuese su hermano.
-Je-bal (Por fa-vor)... llévame a casa... oppa...- le pidió con un hilo de
voz.
-¡¡¡¿Qué haces aquí Seungchae? ¿Por qué has tenido qué
venir? ¿No sabes que no puedes estar aquí? Molestas a papá cuando
trabaja, solo haces que molestar todo el rato. No te puedo llevar
cuando tú digas. Los mayores tenemos cosas más importantes que
hacer que cuidar de niñitas bobas que necesitan que las lleven todo
el rato de la mano!!!
La expresión de Seungchae cambiaba por momentos. La pobre niña
no se podía explicar que su hermano, el príncipe de sus ojos, aquel
que cumplía y hacía todo lo que decía solo por verla feliz, ahora
fuera un ogro malvado. Ese no era su hermano. No podía ser su
hermano. Annyo... Empezó a llorar muy fuerte.
-Napum namja! (¡Hombre malo!)- solo pudo decir esas dos palabras entre los
pucheros.
Seungchae empezó a correr en la misma dirección que lo hizo hace unos minutos Kim Hanna. Choi Joonchae salió de su trance de
rabia, ira y tristeza. Y se dio cuenta de la expresión inocente de
su hermana pequeña. “¿Cómo podía haberle dicho esas cosas?”,
pensaba.
-Seungchae-ah!- gritaba su nombre mientras corría detrás suya.
Choi Seungchae siguió corriendo y llorando aunque detrás suyo
escuchara a su hermano llamarla. Abrió por un momento sus ojitos
llenos de lagrimas. A unos diez metros de distancia estaba Lee Kibum,
estaba parado esperando a que el semáforo se pusiera en verde, con
sus cascos puestos. Sin darse cuenta se pasaba delante suya.
-Kibum-oppa!- gritaba llorona Seungchae. Este levantó su mirada
y vio como esta corría en su dirección, pero no sabía porque...
“¿por qué llora?”, pensó.
-Seungchae-ah.- Joonchae la cogió del brazo. Kibum al ver la
escena se quitó uno de sus cascos.
-Déjame. Napum namja. (Hombre malo)- forcejeaba la pequeña con su hermano.- Kibum-oppa!
-Seungchae?- la miró Kibum atónito.
La niña logró quitarse la mano de su hermano, y del impulso
siguió corriendo en la dirección de Kibum. Ella no se dio cuenta.
Joonchae tampoco. La niña emocionada por llegar a los brazos de su
oppa, no vio que estaba cruzando por un paso de cebra, que aún no
se había puesto en verde. Por eso Kibum se hallaba parado al otro de
la calle.
-¡¡¡¡SEUNGCHAEEEEEEEEEEEEEEE!!!!
Solamente se escuchó la voz seca y desgarrada de dolor de Choi
Joonchae. Lee Kibum con los ojos vacíos de ver lo que estaba pasando
solo pudo dar un primer paso. El quería llegar a coger la mano que
Seungchae le estaba extendiendo. Pero no pudo. La niña cruzó sin
mirar. Y ninguno de ellos vio como un coche se acercaba muy rápido.
Aunque intento frenar todo lo que pudo, arrolló a la pequeña
Seungchae. En los oídos de Kibum solo se escuchaba la voz desgarrada
de su amigo. Pero solo veía la imagen de aquella pequeña niña en
el suelo, a pocos pasos suyos, sin contestar a la llamada de su
hermano. Kibum reaccionó rápido y fue a ver como se encontraba la
pequeña. No tenía mucho pulso. Llamó rápidamente a la ambulancia.
No sabía ni cómo, ni por qué, pero se sentía culpable de aquel
accidente y necesitaba actuar. Sabía como hacerlo. Y desde ahí
supo, que necesitaba hacer todo lo posible para poder ayudarla.
-¡¡¿Es
el hospital? Ha habido un accidente de coche frente a la agencia “CJS
Entertaiment”. Jebal, appalli. (Por favor, rápido) Es una niña, de unos ocho años. La
han atropellado, jebal, dense prisa!!- decía alterado y rápido.-
Resiste, Seungchae, jebal, resiste osito.
Joonchae solo podía llorar y gritar. Gritar y gritar mientras su
voz iba desapareciendo con cada grito. Estaba en shock. No podía
creer lo que acaba de pasar. Solo podía gritar y gritar. Se había
quedado en bucle, no sabía que hacer. Veía cómo su hermana estaba
desplomada en el suelo, mientras sangraba. No le salía ninguna
palabra. No podía hablar. Solamente gritaba con rabia. “¿Qué
hago? ¿Ahora qué hago?”, pasaba por su mente. Estaba
desconcertado. No podía moverse de aquel lugar, estaba petrificado.
De verdad quería moverse, pero no podía. Veía como Kibum, estaba a
su lado. Y se movía rápido de un lado a otro. Veía como su cara
era impasiba pero preocupada. No sabía que Kibum también se estaba
muriendo de la culpabilidad. Pero cada uno había reaccionado de
maneras muy distintas.
Kibum miró, mientras cogía la mano de Seungchae, a su amigo.
Cada vez más gente se acercaba a ver que estaba pasando. Kibum se
levantó corriendo y con las lágrimas en sus ojos, con mucha rabia y
con la mano bien abierta abofeteo a su amigo en la cara. Muy fuerte,
nunca le habían pegado tan fuerte. Y él nunca lo había hecho
antes. Era la primera vez que Kibum pegaba a Joonchae. Lo sacó del
trance. Lo cogió del brazo y lo llevó dónde estaba su hermana.
Pronto llegó la ambulancia. Recogieron a la niña del suelo. Kibum
intento ayudar todo lo que pudo y más. Como vio que Joonchae seguía
sin reaccionar lo subió a la ambulancia, para que acompañara a su
hermana. Kibum se quedó allí para avisar a los padres de Choi
Seungchae, que luego irían junto a él al hospital.
Para Joonchae se había hecho un silencio. No escuchaba nada,
solo podía mirar a su hermana. Parecía dormida, pero él sabía que
no era así. Estaba toda llena de sangre.”
-Aún
tienes muchas preguntas por resolver Choi Joonchae-shi. Pero es mejor
que arregles primero las cosas con ella. No os presionéis. Ha pasado
muy poco tiempo desde que os habéis vuelto a ver.
Joonchae salió de la consulta. Habían sido las dos horas más
largas de su vida. Fue muy duro recordar otra vez lo que le pasó a
Seungchae, pues aún se sentía culpable de todo. Pero lo importante
es que ella estaba bien.
Instintivamente marcó el teléfono de Kibum. Su cabeza vio
necesario hablar con él este tema, porque al fin y al cabo era
protagonista también de lo sucedido. Quedaron dónde siempre lo
hacían desde que Joonchae se había hecho famoso. Él esperaba
sentado, mientras Kibum iba cabizbajo hacía allí. Las palabras
sobraban entre ellos. Se sentaron uno en frente del otro. Y durante
unos segundos no dijeron nada, solo bebían.
-He recordado ese día...- Kibum lo miró sorprendido. Estaba feliz,
pero muy preocupado al mismo tiempo. No le gustaba ver a su amigo
mal- Lo siento Kibum...
-¿Qué dices? No tienes que sentir nada. Tu hermana esta bien. Es lo
único que nos tiene que importar...- los dos se sentían igual de
culpables- Siento haberte dicho que todo fue por culpa tuya...
-Pero es la verdad...
-Anny, yo también me siento culpable... pero nunca pude decírtelo.
Siempre fue más fácil decir que era por ti antes que por mi...
-Somos un par de desastres...- se miraron y bebieron.
-No
seremos tan desastres cuando hemos cumplido lo que dijimos. Mírate.-
Joonchae lo miraba con los ojos brillosos- Por tu culpa tenemos que
estar escondiéndonos en estos sitios para que nadie escuche lo que
decimos. Y todo porque le prometiste a Seungchae-ah que te
convertirías en el mayor cantante de todos, para que tu música la
guiara todos los días y la hiciera sonreír. Y mírame a mí. Por ella
decidí que debía ser médico. Para cuidarla y protegerla todos los
días. No le pasará nada malo si estamos siempre con ella. Yo no la
voy a dejar, y sé que tú tampoco.- Joonchae ya no podía evitar sus
lágrimas, y aunque Kibum lo disimulara muy bien, también estaba
llorando.
-Gomawoyo Kibum-ah... (Grcias)
-Somos buenos en lo que hacemos... dee (sí). Seungchae-ah ya casi esta
recuperada, y en solo ocho años.
-Dee, ella es más fuerte que los dos juntos.- rieron- Deberíamos
llevarla otra vez a ese parque de atracciones.
-Dejamos de hacerlo por tu culpa.- Joonchae se sorprendió- “O no,
los fotógrafos, las fans, oh no.”- intentaba imitarlo Kibum de
forma gracioso.
-Ya, ya. Yo no hablo así.- se reían los dos.
-¿Y cómo lo has recordado?- la pregunta rompió las risas del
momento.
-Hanna-ya...
-¿Te lo dijo ella?
-Anny... discutí con ella... y recordé que ese día estaba en la
azotea, y la pulsera... y fue como que todo vino a mi cabeza de
repente, hasta el momento en que pasó.
-Desde que ella está aquí todo es muy raro, kuji? (¿cierto?)
. . .
Pasaron todo el día
en mundos distintos, pero los dos no sabían que hacer, ni que
pensar. Pasaba el día y pasaban las horas y no estaban seguros si
debían entrar por aquella puerta. Kibum le dijo a él que debía
descansar. Jihoo le dijo a ella que debía enfrentarlo, no podía
huir siempre que las cosas no funcionaran. Así que no huyeron.
Eran las seis de la
tarde y Joonchae entró al piso. No había nadie. Se sentó en el
sofá para poder descansar pero las melodías brotaban por su cabeza, necesitaba aire. Salió al balcón para respirar. Y estuvo allí más
tiempo del que imaginó. Estaba tenso, no estaba descansando ni
dejando las cosas atrás como le habían dicho. Estaba esperando su
llegada, aunque no sabía porque. Porque no podía decirle nada, ni
explicarle porque lo había hecho.
En cambio, ella
esperaba en la agencia hasta que se hiciesen las diez de la noche
para ir allí. Quería no estar allí mucho tiempo. Aunque Kang Jihoo
le hubiese dicho que tenía que enfrentarse a sus problemas. Para
cuando llegó, intentó no hacer mucho ruido. Esperaba y rezaba para
que Joonchae estuviese durmiendo. Y así era. Estaba dormido en el
sofá. Lo observó unos segundos, mientras se preguntaba si aún
seguía bien. Ahora más que nunca se acordaba de su conversación
con Yoona en la ladera.
“-Por
fin te encuentro...- jadeaba.
-Unni?
¿Qué haces aquí?
-Uff,
pues vengo a hablar contigo, niña rebelde.- Hanna siguió a lo suyo
haciendo fotos e ignorando la reprimenda que le esperaba.
-Si
has venido solo para reñirme te puedes ir.
-Aigoo...
Vengo de tu casa.
-¿De
mi casa? ¿Qué hacías en mi casa?- Hanna no entendía porque habría
ido allí.
-Pues
iba a hacerle una visita a la pareja feliz, después de ver la magnífica entrevista que hicisteis los dos el otro día. Y después
de leer todos los escándalos.- se sentaba en una roca.
-Entonces
no has ido a mí casa, has ido a casa de Choi Joonchae.
-Aigo,
no lo llames así.- Hanna la miró enfadada.
-¿Cómo
lo llamo? ¿Zoquete? ¿Maldita rubia tonta? ¿Mejor?- Yoona la miraba
seriamente, y Hanna le dedicó una sonrisa falsa y prosiguió con lo
que estaba haciendo.
-Ya,
no sé que te ha dicho. Pero me hago una idea de que no ha sido
bueno. Olvídalo y empieza de nuevo, jebal (por favor).
-Olvídalo
y empieza de nuevo... ¿Otra vez? ¿Después de las cuatrocientas
veces que lo he tenido que hacer? ¿Eh? ¿Siempre tengo que empezar
con él de cero? Estoy harta de empezar. Y que los demás me digáis que lo vuelva a intentar una y otra vez. Vosotros, que sabéis que me
duele. Que me duele muchísimo. No puedo más Yoona-unni. Estoy...
cansada...- comenzó a llorar- cansada de seguir intentando algo que
no siento que me valga la pena...
-Hanna...
-Estoy
tan harta que no se si dejarlo, quiero huir otra vez... no quiero
sufrir más. Y lo peor es que se que voy a sufrir mucho más que
esto.
-Dale
otra oportunidad. Él lo esta intentando con todas sus fuerzas.
-Pero...
Por dios Unni, ¿tú de qué lado estas?
-No
creo que quieras seguir con esa pregunta- le dijo muy seria- sabes
bien que yo os quiero a ambos por igual.
-Lo
siento...
-Oye, mírame. Habla con él. Yo creo que los dos necesitáis deshaceros del
pasado.
-Aunque
eso pase, dudo mucho que algo cambie.
-Por
favor, hazme caso. Solo por esta vez. Piensa en todo lo que estas
arriesgando.
-Ojalá
no pensara tanto en los demás, y por un día pensara más en mi.
-Ven
aquí.- Yoona fue a abrazarla- Tu tranquila, te juro que todo irá a
mejor. Te lo prometo. Pondré al celoso de Joonchae-ah en cintura.
-¿Celoso?
-Omo,
dee. Esta celoso de que estés con Crisu. Pero no le hagas caso. Es un
niño pequeño, ya lo conoces.
-No
lo conozco unni.
-Hanna...
dale tiempo, jebal (por favor)... desde su depresión tampoco es el mismo...
-¿Cómo?- Hanna entró en shock.
-Dongsaeng...
-¿Por
qué nunca me lo dijiste unni?
-Nos dijiste que
no querías saber nada de él. Jihoo-ni y yo solo te hicimos caso.”
Dejó de mirarlo
asustada. A su cabeza venían imágenes atroces de lo que él podía
haber llegado a pasar. Fue corriendo a la habitación y cerró con
cuidado de no hacer ruido. Se sentó en la cama, y sin saber como, ni
cuando, se durmió.
A la mañana
siguiente se levantó con el despertador. Quería ir a casa a ver a
su familia y olvidarse un poco de aquello. Se vistió con lo más
cómodo que encontró y preparó su mochila. Salió de la habitación
con la esperanza de que no estuviera allí o siguiese durmiendo. Iba
con cuidado de no hacer mucho ruido. Fue a la cocina para beber un
poco de agua. Estaba dormido. Seguía con la misma posición, lo que
le resulto extraño. Se fijo un poco en su expresión, y parecía
adolorido. Algo le pasaba, y Hanna se estaba empezando a preocupar.
Dejó la mochila en el suelo y fue a tocar su frente. Estaba
ardiendo. “¿Cómo ha podido caer enfermo?”, miraba a su alrededor.
La ventana de la terraza estaba abierta. Se levantó corriendo y la
cerró.
-Maldito loco.
¿Querías estar mal de verdad?
Hanna corrió para
poner toallas en agua fría y bajar esa fiebre. Se sentó en el
suelo al lado del sofá, le apartó el pelo con cuidado de no
despertarlo y le colocó la toalla. Lo arropó mejor para que no
pasara frío. Sus manos estaba heladas, pero acarició su pelo con
cuidado.
-No pasa nada, ya
estoy aquí...
Pasaron unas horas.
Hanna se levantaba del suelo algo fatigada. Joonchae dormía plácidamente, parecía estar mucho mejor. Ella en cambio parecía
estar cansada. Se acercó a la cocina para preparar algo de comer.
Tenía dos opciones, o hacer gachas o una buena sopa caliente. Vio
que había un papel en el suelo al lado de la papelera. Lo cogió del
suelo para tirarlo de nuevo cuando se dio cuenta de que su nombre
estaba escrito en el. La abrió con cuidado para ver que ponía en su
interior.
“Annyeong. (Hola) Como muchas otras cartas esta no sé si podré dártela... Feliz
cumpleaños Kim Hanna. Hacía tanto tiempo que no pasaba un
cumpleaños contigo, que me resulta extraño. No sé muy bien que
decir pero... estoy muy feliz de que sigas siendo la misma chica
luchadora de siempre. Me gustaría hacerte muchas preguntas, pero
creo que de momento me conformaré con saber que has estado bien, y
que estas cumpliendo tu sueño. FIGHTING!”
Hanna lo
miró con tristeza y guardo la carta en uno de sus bolsillos.
-No sé como lo
haces, pero eres el único que sabe tocar mi corazón...
Suspiró, y se puso
manos a la obra a cocinar. Debía preparar aquella comida antes de
que la bella durmiente despertara de su letargo. Y además, ella
también tenía mucha hambre. Cuando abrió la nevera lo primero que
se veía era el donut de chocolate. Se quedó mirándolo y negó con
la cabeza. “Maldito dino, sigues estando ahí...”,
pensó.
Cuando ya lo había
preparado todo y la comida se estaba haciendo a fuego lento, Hanna
decidió ponerse a jugar a una de las consolas que tenía Joonchae.
Puso el único juego que sabía que podía ganar: “Mario car”. Le
quitó el volumen para no despertarlo, pero no contó con que el
volumen de su emoción no podía reducirlo. Se ponía nerviosa
jugando a juegos, era algo inevitable para ella. En una de esas veces
que le daban con un caparazón rojo y la hacían retroceder despertó
a Choi Joonchae de su sueño profundo. Abrió un ojo adormecido para
ver que estaba pasado. Vio a Hanna a escasos centímetros de él
jugando, y sentía algo mojado en la cabeza. La partida de Hanna
acabó y se puso a celebrar sigilosamente su victoria. Joonchae cerró
los ojos rápidamente. Ella se giró para quitar otra vez la toalla
de su cabeza y comprobar su fiebre. Primero colocó su mano. Él
estaba inmóvil, no sabía que estaba pasando. Habría pasado mala
noche. De repente notó como los labios de Hanna humedecían un poco más su
frente. Abrió sus ojos sorprendido, su corazón comenzó a latir muy
rápido. Quiso levantarse y preguntar que estaba haciendo. Pero cerró
de nuevo sus ojos.
-Ya no tienes
fiebre.- le secó la frente y le colocó el pelo.
“Me estaba
cuidando... después de todo lo que ha pasado”, pensaba Choi
Joonchae. Hanna fue a la cocina a coger una pastilla, y lo despertó
de forma delicada.
-Joonchae-ah...
ironaseyo (levántate)...- le acariciaba el brazo.
Joonchae abrió los
ojos poco a poco, haciendo como que no sabía que estaba pasando.
-Tomate esto.- le
indicaba con la pastilla en la mano y el vaso de agua en la otra. Él
se colocó y se tomó la pastilla.- Ya puedes volverte a dormir.
Joonchae no sabía
si decir algo, pero al ver que Hanna se daba la vuelta y volvía a
jugar con la consola pensó que lo mejor sería no decir nada. Se
quedó mirando como jugaba, ya no tenía sueño. Había dormido tan
bien que no estaba cansado. Incluso llego un momento que todo se le
olvidó. Solo la observaba jugar y como se divertía con el juego.
Tanto que se le olvidó el dolor de cabeza y todo lo demás. En una
de esas partidas ganadas se le escuchó reírse.
-Oh, ¿estás
despierto?
-Eung...- había
sido descubierto.
-¿Tienes hambre?.-
Hanna paró el juego y fue a la cocina para traerle algo de comer.
Preparó un plato
para cada uno y los llevó allí. Joonchae se colocó rápido para
comer, de verdad que estaba muy sorprendido de lo que estaba
haciendo. Ella decía que lo odiaba pero aún así ahí estaba. Hanna
le dio su plato y se sentó de nuevo en el suelo para continuar
jugando. Mientras, comía.
-Eres
buena jugando.
-Eung...- Hanna no
sabía que decir.- Eumsig johahani? (¿Te gusta la comida?)- dijo
algo incómoda.
-Dee, masipda. (Sí, está rica)
El silencio que
había en aquella habitación era lo más incómodo del mundo. Los
dos estaban tensos, y no sabían que decir.
-¿Puedo jugar?
-Dee? Dee... (¿Sí? Sí...)- Hanna
le dio el otro mando que había- ¿Te encuentras mejor?
-Dee, gomawoyo. (Sí, gracias)
Sin saber como
empezaron a jugar. Le subieron volumen al juego, y los piques y la
risas iban sonando poco a poco por aquella habitación. Ninguno de
los dos se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. El dolor se fue, y
la felicidad los invadió un poco. Parecían estar en otros tiempos,
unos más felices para los dos. La emoción del momento los volvió
como niños. Se gritaban y seguían riéndose el uno del otro.
Cambiaban de juego y se retaban, seguían haciendo un buen equipo.
“¡Juntos somo imparables!”, venían a sus cabezas esas palabras
pronunciadas por aquellos dos pequeños amigos. Tanto les invadió la
emoción que al ganar la partida se levantaron como locos a festejar
y sin darse cuenta se abrazaron.
-Jal haesso! (¡Bien
hecho!)- dijeron a la vez.
Hanna
quitó corriendo su sonrisa. Algo había perturbado su mente de nuevo.
Recordó el abrazo que Joonchae le dio cuando vio el regalo de su
cumpleaños. Y recordó lo que dijo después. Pues ella estaba
despierta. “-Saranghae... Joonchae-ah... saranghae...”
Hanna se apartó corriendo de
él.
-Mianhae (Lo siento), por un
segundo parecía estar en otro tiempo.- él sonreía tímido y ella
iba a la cocina a ponerse un vaso de agua- Como que nunca te habías
ido... isanghada... (es raro)- decía Joonchae, que carraspeó un
poco y se sentó incómodo en el sofá.
Parecían haber
vuelto al principio otra vez. Era algo de locos. Hanna se sentía
vulnerable. No quería que ese amor volviese a resurgir de donde
estaba enterrado. Enterrado por capas de intenso odio, que parecían
no ser nada útiles. Pero recordó que no todo el amor reflejaba una
relación, a lo mejor era su amistad lo que quería salir otra vez. Y
a lo mejor, solo a lo mejor, era lo más correcto. Si eran amigos
otra vez seguramente todo iría mejor. No le hacía falta saber que
un día se enamoro de su mejor amigo, para que dejase de serlo. Y así
decidió que fuese.
-Aún no te has
comido tu regalo...- se hizo un silencio de unos minutos, y ella
abrió la nevera.
-Estaba esperando a
que estuvieses mejor.- lo cogió de la nevera y lo partió.
Joonchae no sabía
si era la fiebre que estaba actuando de nuevo, pero sus mejillas
comenzaron a sonrojarse. Hanna se sentó a su lado y le ofreció el
donut sin mirarle, mientras le pegaba el primer bocado. Él lo cogió
con delicadeza y la miró por unos segundos. “Se que estas ahí...”,
pensaba. Se quedaron un buen rato en silencio. Disfrutaban de la
compañía y de la calidez que sentían. Hanna cerraba sus ojos
mientras respiraba, Joonchae solo la observaba.
. . .
No sabían
exactamente cuanto tiempo duraría esta tregua pero preferían estar
así. Cada vez que se enfadaban, o algo similar, siempre venían las
dudas y sabían que no podían permitirse eso. Aunque lo más lógico
sería dudar ahora.
Decidieron pasar un
día con la familia. Joonchae echaba de menos a Seungchae desde aquel
día, y no quería permitirse no pasar todo el tiempo posible con
ella. Y Hanna le dijo a su abuelo de salir un rato de aquella casa de
locos. Tomar algo y pasear por la playa, como solían hacer.
El lunes sería
otro día, otro día distinto y ajetreado. Los dos decidieron verse
por la noche para cenar, y trabajar un poco en el proyecto. Ya que
Joonchae desaparecería todo el mes de mayo por el rodaje del dorama,
y Hanna estaba realmente feliz y satisfecha con su trabajo juntos.
Pero aquella mañana
de lunes, aunque la noche fue ardua para los dos, Hanna iba de
cabeza. Todos le pedían que subiera ya los listados de los castings.
Con todo lo que había pasado se le había olvidado por completo. Así
que se apresuró y terminó el listado a las nueve de la mañana y a
las diez ya se encontraban las pancartas impresas en la empresas y
los mensajes mandados por la web y las redes sociales.
Habían muchas
personas nerviosas esperando a ver quiénes eran los elegidos para
los primeros castings. Los habían puesto por categorías, por orden
de lista, y por empresa a las que pertenecían.
Hanna miraba
satisfecha su trabajo con los brazos cruzados y una gran sonrisa. La
gente se acercaba a los tablones para ver quién había entrado.
Muchos se sorprendían, se alegraban, hacían festejos, otros
maldecían, se entristecían, pero Hanna se les acercaba para
decirles que no serían los únicos castings que habrían, no debían
perder la fe.
Una cara familiar
se acercó a mirar el tablón. Pasaba por allí después de haber
terminado una sesión de fotos para un casting de un dorama. Miró el
tablón con curiosidad hasta encontrar su nombre. Allí estaba, el
penúltimo de todos: Im Soodae. No esbozó ninguna sonrisa o asombro,
solo se colocó bien la mochila. Pero alguien le tocó el hombro.
-Chughahae!
(¡Felicidades!)
Hanna se había
acercado a él muy contenta para felicitarlo. De verdad se sentía
muy orgullosa, aunque nunca hubiese creído sentir eso por Soodae. Él
reconoció su voz a la primera, y no tenía porque, pero se puso muy
nervioso y enfadado.
-Dee.- dijo muy seco
y sin mirarla.
Hanna se quedó mirándolo con unas ganas intensas de matarlo, pero respiró
profundamente.
-Eung...
Decidió no decir
nada e irse. Los dos se quedaron con mal sabor de boca. Hanna de
verdad no le gustaba verlo así, si antes le parecía molesto, esto
la estaba matando por dentro. Prefería mil veces al Im Soodae
graciosillo, tonto e irritable, que al Soodae respetuoso, serio y un
poco gilipollas. Pero no podía tenerselo en cuenta. Y él... no
quería ser así. Pero era la única forma de olvidarse de ella.
Soodae se giró.
Pero Hanna se había ido a hablar con otra gente. La miró unos
segundos y se fue también. Hanna lo veía irse y estaba preocupada,
pero no podía hacer nada. Antes de entrar en los lavabos de la
agencia Soodae se encontró con Jongdong.
-Ya! Im Soodae-ya.
-Hey, wasseo? (¿qué pasa?)
-CHUGHAHAE! (¡FELICIDADES!)- le dijo
muy contento mientras lo abrazaba. Soodae se reía.
-Gomawoyoooo. (Graciaaaas)
-Wua, estoy super
contento por ti. Ha sido una pelea muy dura la que tuvimos en la
reunión del casting para meterte.- Soodae lo escuchaba abrumado, no sabía de que estaba hablando, y encima hablaba tan rápido- ¡Pero mírate! ¡Ahí estas! Estoy super contento, ais...- hacia como que se
quitaba la lagrimita- Mi Boss-ni es la mejor del mundo.
-YA!- Jongdong se
asusto, Soodae lo cogió por los hombros- Habla más despacio, no te
estoy entendiendo nada.- Jongdong le asentía primero rápido y luego
lento.
-Pues cuando
llegamos a ti, mi compañera de sala comentaba que no le habías
gustado nada, que no merecías estar en el programa. Y yo empecé a
rebatirla, le dije que no tenía razón.
Aunque lo que
realmente sucedió no era así exactamente. Nuestro adorable Jongdong
no era tan reivindicativo, y su compañera era más ogro de lo que
la representaba.
-Tuvimos muchos
encontronazos, así que Kim Hanna-shi decidió ver todo el vídeo
tuyo con las fotos y todo de nuevo para decidir que hacía. Y dijo
que tenías mucho potencial, que veía algo en ti que nunca había
visto antes. Pero Moonsoo no estaba muy convencido y decidieron
dejarte para el final, y yo les escuche discutir. Y parece que al
final Hanna consiguió que entraras.
Soodae había
escuchado toda la historia de su amigo muy sorprendido. Se sentía
muy mal por haber tratado así a Kim Hanna. Se estaba comportando
como un niño cuando ella no había hecho realmente nada. No tenía
la culpa de que él se enamorase de ella como un tonto, y ella se
fuera a casar con otra persona.
-Gomawo (gracias) Jongdong-ah.- le cogió de la mano y se fue corriendo.
-Ya, odi... odi ka? (¿Dónde... dónde vas?)-
el pobre Jongdong se quedó con la palabra en la boca.
Soodae salió
corriendo a buscarla, debía pedirle disculpas y darle las gracias.
Seguía en el mismo sitio de antes.
-Kim Hanna!- se
acercó exhausto interrumpiéndola. Hanna lo miró muy sorprendida.
-Im Soodae,
gwenchanayo? (¿estás bien?)
-¡Voy a trabajar
mucho y me voy a esforzar, te lo juro!- le hizo una reverencia.
-Omo, Soodae-ah,
arasseo, kumane. (De acuerdo, para)- le decía mientras lo levantaba avergonzada.
Soodae de la
felicidad la abrazó. Él cerró los ojos muy fuerte para no darse
cuenta de lo que estaba haciendo. Y Hanna se quedo en shock, igual que
todos los que estaban ahí. Aunque era un abrazo de gratitud más que
nada.
-Ya, ya, Soodae-ah
¿qué son estas confianzas?- le daba palmaditas en la espalda.
-Oh, dee.- se
apartaba.
-Venga, corre.- se
colocaba la ropa- Debes ir a informarte de todo.- le dijo seria con
aire de jefa.
-Dee, Boss-ni!- le
hizo el saludo militar, y Hanna se rió. Este se giró para irse con
una gran sonrisa.
-Soodae-ah.- se
acercó Hanna- Se que lo vas a hacer muy bien. Y no se lo que ha
pasado, pero siempre viene bien hablar las cosas. Solo es un
consejo.- le dijo mientras se giraba y se iba.
Él se quedó
pensando en lo que le había dicho. Sabía que era el momento, no
podía dejarlo pasar más.
. . .
En una de las salas
de ensayo de baile los rookies de “Diamond Star” se encontraban
ensayando para su pre-debut. Pero el pequeño Han Noran estaba
muy atento del móvil ese día.
-Ya! Noran-nim,
ka! (¡Vamos!) Tenemos que seguir.- le decía uno de sus hyungs.
-Ya... Ya! YA!- se
levantó del suelo y empezó a dar botes de alegría. Todos lo
miraron extrañados no sabía que estaba pasando, pero la tontería
se les contagio y empezaron a botar y a chillar juntos cual energúmenos.
-Oye, ¿pero por qué
saltamos?
-¡Nos han cogido!
-¡WUAAA!- empezaron
a saltar otra vez y a celebrarlo.
-¿Pero...- todos
pararon- para que nos han seleccionado?- miraron todos expectantes al
maknae después de que Cha Myungbin sembrara la duda.
-¡Para “the
WORLD”!
-¡WUAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-
comenzaron a saltar otra vez. Eran como niños pequeños.
Jason paró en seco
y salió de la sala corriendo.
-Ya, Jason-hyung,
odi ga? (¿dónde vas?)- preguntaron extrañados.
Jason corría por
la agencia de Sons of Golden buscando a la misteriosa chica del
casting, de la cual aún no sabía el nombre. Y mira que era muy
difícil no saber quien era, porque Kim Hanna estaba en boca de todo
el mundo. Paró en seco. La había visto. Pero estaba hablando con
alguien. Decidió esperar a que terminara. Vio como se despedía del
joven y de otras personas y se dirigía a la zona de despachos.
Sonrió y decidió seguirla. No podía contenerse la emoción y tras
un spring la alcanzó y se colocó en frente suya. Hanna casi se cae
hacia atrás del susto.
-¡DIOS!- exclamó
con fuerza. Jason le sonreía como un tonto- ¡SABES EL SUSTO QUE ME
HAS PEGADO!
-Mianhanmidaaaa! (¡Lo sientooooo!)- le
decía con una gran sonrisa.
-¡Pues no parece
que lo sientas mucho!- se llevaba la mano al pecho.
-Te quería dar las
gracias por haber aceptado a mi grupo en “the World”.
¡Trabajaremos muy duro! Gamshanmida! (¡Gracias!)- le hacía una reverencia.
-Omg... Eres tú.
Ya, si lo que quieres es matarme, vas por buen camino, ¿eh?- Jason
seguía mirándola con una sonrisa de oreja a oreja, al final Hanna
tuvo que reírse por la gran felicidad que le trasmitía- Eres un buen
líder. Sigue así.- le dio unos golpes en la espalda y siguió hasta
entrar en uno de los despachos. Jason la miraba irse muy contento.
-Jeje, soy un buen
líder...- se quedó pensando atontado.- OMG! ¡Se me ha olvidado
preguntarle su nombre! Otra vez no... ñaaaaa...
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