Estaba boca arriba
mirando el techo de su habitación otro día más. “Debo de pintar
otra vez.”, pensaba. Otra noche más no había podido dormir bien.
Tres miseras horas no eran suficientes. Levantó su cuerpo, y se
sentó en la cama. Al lado de la separación de la almohada Kim Hanna
dormía plácidamente. No sabía que le daba más rabia, si lo bien
que dormía o lo rápido que podía conciliar el sueño.
-Ais... demasiados
cambios para mi cuerpo.- la miró de nuevo- Que envidia me da, yo
también quiero.- de repente Hanna empezó a moverse- Omo, kamjakia. (Que susto)-
empezaba a quejarse cada vez más fuerte.- ¿Está teniendo una
pesadilla?
-Joon... Joon...- se
le escuchaba decir. Él se acercaba extrañado para escucharla
mejor.- Joonchae...
-Nega? (¿Yo?)- se señalaba.
-Joonchae...
Joonchae...
-Omo, omo, Hanna-ya,
gwenchana? (¿Estás bien?)- se acercaba.
-Joonchae,
Joonchae...- cada vez decía más fuerte, él se echó hacia atrás
asustado.
-JOONCHAE!- Kim
Hanna levantó todo su cuerpo abriendo sus ojos alarmada.
Joonchae del susto
se acostó rápido hacia el otro lado de la cama muy sorprendido por
la reacción de ella. Hanna estaba sudando, tenía el pulso a mil por
hora. Se llevó la mano al pecho mientras respiraba agitada.
Joonchae cerró sus ojos bien fuerte haciéndose el dormido. Hanna
giró su cabeza para ver si estaba a su lado.
-Gwenchanna... solo
era una pesadilla.- se recogía el pelo- Maldita pesadilla... porque
has tenido que volver... tantos años para ahora verlo una y otra vez
en mis sueños. Ais...- se acostó bruscamente otra vez.
Cerró sus ojos y
solo pasaron unos minutos cuando volvió otra vez a manos de morfeo.
Joonchae seguía petrificado en el otro extremo de la cama. Cada vez
entendía menos cosas. “¿Por qué lo estaba llamando? ¿Qué había
vuelto? ¿La pesadilla? ¿Qué estaba viendo una y otra vez?”. Se
giró muy despacio para ver si seguía despierta. Cuando llegó a ver
su cara se dio cuenta de que estaba K.O, pues faltaba poco para que
su baba cayera ligeramente por la comisura de sus labios.
-Jinjja? Daebak. (¿En serio? Increíble.) Lo
tuyo es histórico Kim Hanna.- se reía flojito mientras le cerraba la
boca. Esta se movió adormilada- Mierda.- salió corriendo de allí.
Paró en seco en frente de la cocina.- Son las seis de la mañana...
puff... Hoy no tengo que hacer nada, y mañana voy a estar súper
liado. Injusto.- abrió la nevera, le resultaba extraño que
estuviera tan llena- De verdad que esta niña no tiene remedio...
Omo, que bueno.- cogió varios yogures de plátano y se sentó en el
sofá.
Estaba su portátil allí. Lo abrió para ver que se le ocurría. En la pantalla estaba
la carpeta de la nueva maqueta. Se dispuso a escucharla de nuevo.
Miró hacia la puerta de la habitación. No abrió la maqueta, pero
empezó a sacar acordes al azar.
Una hora después,
detrás de la puerta del cuarto se escuchaban rugidos de gato
atropellado. Joonchae miraba la puerta atemorizado. De repente salió
Kim Hanna con un moño mal hecho y la cara hinchada de dormir.
-Good morning.- le
dijo él desde el suelo. Cambiaba mil veces de postura, pero siempre
acababa componiendo en el suelo.
-Mm.- dijo ella
mientras se rascaba la cabeza y entraba al aseo.
Hanna no era muy
amigable por las mañanas. Por lo menos no hasta que se lavaba la
cara. Joonchae la siguió con la mirada y esperó hasta que volvió a
salir otra vez.
-Venga vamos. Otro
día más, otro día menos.- salía muy animada, saltando y estirándose, ignorando por completo a Joonchae y a su expresión de
pasmado que la seguía a dónde iba.
-Que vitalidad...-
siguió mirándola un rato más y después se concentró en lo que
estaba haciendo.
-Choi Joonchae-ah.- él
levantó su cabeza- Jebal (Por favor), necesito un hueco en el armario para poder
poner mis cosas.
-Annyo. (No)
-Aigo... Ya
empezamos.- levantó su dedo acusador para contestarle.
-¿Y dónde pongo yo
mis cosas?
-Ah... Pues haz
limpieza. Seguro que tienes cosas que hace mucho que no te pones.
-Kuji. (Cierto)- asintieron
los dos.- Pero siguen siendo mis cosas, mi casa, mi cuarto...
-Dee, dee, tú cama,
tú espacio, tú intimidad...- se comió un trozo de tostada- Ya me
se tu discurso. Jebal... estoy harta de abrir cada dos por tres las
maletas buscando cosas. Solo un hueco pequeño te pido. Uno pequeño.
-¿Te he dicho que
te odio alguna vez?
-Mmm, dee, aju
(sí, mucho).- comió de nuevo- El sentimiento es mutuo.
-Chs.
-Te lo estoy
pidiendo bien. Para que lo hagas tú. Porque si me meto en ese
armario para hacer hueco, te quedas sin la mitad de tu ropa.
-Pero bueno, ¿qué
eres mi madre?
-Annyo. Tu futura
esposa.- le dijo graciosa con una sonrisa.
-Aigoo,
museun
dulyeoum-i
(que miedo). Dee, dee, napeum yeoja. (Sí, sí, mala mujer)
-Gomawoo. (Graciaas)-
fue a vestirse.
-Michin...
“tu futura esposa”- la imitaba con voz chillona, un cosquilleo
recorrió su barriga.- Omo, ¿tengo hambre?- no era el hambre, pero
se levantó a por la media tostada que Kim Hanna se había hecho.-
Chs, que europea, comiendo pan para desayunar.- empezó a comérselo él.- Joha... (Me gusta...)
-Ah.-
apareció de nuevo Hanna, Joonchae dejó la tostada muy rápido-
Podías también dejarme una de las mesitas de noche. Tienes dos, no
creo que te hagan falta las dos, kuji? (¿cierto?)
-Ya!-
le decía con la boca llena.
-Dee,
gomawo-yo. Jigeum tteonanda. (Gracias. Me voy ahora.)- se colocó los zapatos y
abrió la puerta- No te comas mi comida. Comprate.
-Dee...-
seguía con la boca llena. Hanna cerró la puerta con una sonrisa.
Muchas cosas seguían siendo iguales.- Habrá que hacer hueco
entonces...- decía sin ganas.
Andaba
hasta su cuarto con la tostada en la mano, para cuando llego ya no
quedaba tostada, la había engullido. Miraba su armario perdido. ¿Qué
podía quitar, y qué se quedaría? Comenzó a sacar ropa y ropa. Y
zapatos. Y chaquetas. Y más ropa. En pocos minutos su habitación
parecía un mercadillo. Por fin veía un hueco en aquel armario.
¿Sería suficiente? Fue a buscar la maleta de Kim Hanna. Sorteó
toda su ropa y debajo de un par de cajas la encontró. La cogió para
abrirla, cuando terminó con la cremallera pensó: “Puede que no
sea buena idea tocar su ropa. Bueno... No creo que pase nada.”. Y
la abrió entera. Fue sacando cada una de las prendas que tenía y
con delicadeza y de manera minuciosa las fue colocando en el armario.
Ya estaba todo colocado. Se acercó a la mesita de noche para
vaciarla.
-De
verdad, lo que tengo que hacer...
Abrió
el primer cajón, estaba lleno de calcetines. Abrió el segundo, y se
quedó embobado mirándolo. Por un momento había olvidado que ahí es
dónde guardaba las cartas y las fotos. Estaban dentro de un sobre.
Lo abrió, y sacó lo que escondía dentro. Se sentó en la cama
mientras observaba la primera foto. Eran ellos dos de pequeños,
Joonchae tendría ocho años y Hanna cinco, estaban sentados uno
encima del otro en los columpios, que antiguamente había en casa de
los Choi. Lo próximo que cogió de aquel sobre fue una carta.
“¿Hanna dónde estas? ¿Dónde te has ido? Necesito a alguien
amigo con quien hablar. Nadie sabe donde te has ido. Y si lo saben,
no están por la labor de decírmelo. Hanna-ni. Odiga? Nega piryohae. (¿Dónde estás? Yo te espero)”
Su
expresión se entristeció. Seguía teniendo las mismas dudas, las
mismas preguntas. Estaban en el tintero los mismos problemas, y aún con ella allí no podía solucionarlos. Miró el sobre con rabia...
pues sabía el contenido de las demás cartas, pero aún así siguió
leyendo.
“Me
siento muy hundido... Siguen sin darme tu dirección. Se creen que
sigo siendo un niño. SeungChae-ah sigue en el hospital, Kibum me
contó que fue culpa suya... Pero sigo sin recordar nada.”
“Me
dicen que tengo que seguir yendo a una psicóloga... es duro no
recordar nada... pero aún más no poder verte...
Amigos para
siempre.”
Era demasiado para
él, así que apartó las cartas de su vista y las volvió a guardar
con rudeza. Algo se cayó al suelo. Lo recogió para meterlo en el
sobre de nuevo, pero leyó algo.
“Incluso si no
podemos volver a vernos, si tenemos mañanas distintas, siempre
estaré contigo. Amigos para siempre.”
La
giró lentamente antes de derramar cualquier lágrima. Era la foto
que Hanna le regaló en su décimo octavo cumpleaños. Se trataba de
los dos haciendo los tontos con la cámara polaroid que ella se
compró. Joonchae recordaba que la hizo nada más salir de clase, y
se la regaló por un maldito presentimiento.
“-Ya, ¿qué es
esto? ¿Dónde te vas a ir, eh?
-Annyo, solo me ha
salido ponértelo.
-Eh? Ara, arasseo. (Lo sé, de acuerdo) Pero no voy a permitir que te vayas a ningún sitio. No me vuelvas a
decir estas cosas.- le regañaba.
-Dee, dee.- ella
reía, pero se sentía inquieta, algo pasaba.- ¿Cómo voy a dejarte
solo? No sabrías ni atarte los zapatos.- le chinchaba.
-Ya, eis, maldita
mocosa. Te vas a enterar.- la perseguían mientras se reían y
chillaban haciendo los bobos.”
Ese día iban
camino a la agencia para recibir la noticia más inesperada y
catastrófica de sus vidas. Lo que supuso un principio y un final
para esta historia.
Se levantó
lentamente de la cama y guardó la fotografía en el bolsillo trasero
de su pantalón. El sobre lo guardó en la otra mesita de noche bajo
la montaña de calcetines que tenía. Salió de la habitación dejándola patas arriba. Se tiró en el sofá, y volvió a sacar la
fotografía de su pantalón.
-¿Qué recuerdos te
quedan? ¿Soy el único qué tiene buenos recuerdos?- le preguntaba a
la Kim Hanna de la fotografía.
Una luz de
inspiración vino a él. Se levantó veloz a coger el ordenador y
retocar la letra de la maqueta. Eso fue lo que hizo todo el día,
editar la maqueta, añadir algo de letra. Editarla, para después
llevarla al estudio. Pero no estaba acabada.
“jamkkan
gieok soge uril barabwa
neowa na uri dul joeun gieok sokutgo isseo ulgo isseocham maneun moseupdeul hamkke isseo
jeongmal naega geuri neoege mushimhaetteon geonji
mutgo shipeo algo shipeo
jeongmal naman joeun chueogeuro namanneunji”
neowa na uri dul joeun gieok sokutgo isseo ulgo isseocham maneun moseupdeul hamkke isseo
jeongmal naega geuri neoege mushimhaetteon geonji
mutgo shipeo algo shipeo
jeongmal naman joeun chueogeuro namanneunji”
negen
daeche eottaetteon gieokdeuri namainneunji
La letra de la
canción hablaba por si sola. Reflejaba la angustia, la tristeza, el
arrepentimiento y el enfado que Joonchae sentía por todo aquello. Su
relación hecha canción. Bonito, pero triste. Entonaba las estrofas
mientras las grababa, para ver como quedarían. Repetía una y otra
vez, y se escuchaba una y otra vez. Llegó un mensaje a su teléfono,
y lo distrajo un segundo.
Ese día Kim Hanna
no dormiría allí. Y tampoco el fin de semana. Estaría en casa de
sus padres recogiendo cosas y visitando a su abuelo y a su tío. La
reclamaban, ya que insinuaban que se había olvidado de su familia,
cuando siempre había pasado más tiempo fuera de casa que dentro.
Le mandó un
mensaje a Joonchae para confirmarselo, por si quería saber de su
paradero. La verdad, no sabía muy bien por que lo hizo. A él no
parecía importarle mientras trabajaba concentrado en su música.
Hasta que vio el mensaje, en ese momento, fue cuando se dio cuenta de
que eran las nueve de la noche y ella no estaba en casa. Lo que le
alivio y preocupó a la vez. Y a ella... le daba igual él en
general, así que se sintió extraña al hacerlo.
. .
.
Sábado 12 de
abril.
Hanna caminaba a su
encuentro. De repente vio dos siluetas a lo lejos, parecían ser
ellas. Achinó sus ojos y levantó sus gafas. Eran ellas. Estaba al
otro lado de la calle. Gritó muy fuerte sus nombres, y levantó la
mano para que la vieran mejor. Cuando pudo cruzar salió corriendo
hacia ellas. Ellas la miraban emocionadas, con dos grandes sonrisas.
Hanna las abrazó a las dos a la vez.
-Creía que pasaría
mucho tiempo hasta que estuviéramos juntas de nuevo.
-No digas eso unni.
Dónde tu vayas, siempre estaremos.- se abrazaron aún más fuerte.
-Por favor, vamos a
hablar en español. Que al final se me va a olvidar.- se separaba llevándose las manos a la cara.
-Y yo que vengo aquí
para practicar el coreano.- se indignó Nerea. Las tres rieron.
Entraron al
restaurante, para poder sentarse tranquilamente a charlar y poder por
fin comer. Todas estaban muertas de hambre.
-Que sepas que no he
desayunado. Solamente llevo un café encima. Para comer como una
cerda.
-Exacto. Porque no
pienso pagar nada.- Hanna solo podía reírse- Porque con tantos
disgustos que nos das, que menos.
-Y yo que he
desayunado como una reina. Mi madre se ha emocionado sabiendo que
este fin de semana estaría en casa.
-Uuuh, tu tranquila,
por eso no te preocupes. Tu parte me la como yo.
-Si es toppoki, yo
me como el de las tres.- sonrió de forma ladina.
-¡Eh! No te pases.-
le desafió su hermana.- Se comparte. A partes iguales.
-El hambre es real.
-Llevó seis meses en
España esperando a venir otra vez aquí solo para comer toppoki. Seis meses.
-Exagerada.
-Sabes lo peor.- las
dos la miraron- Que te creo. ¿Qué tal el viaje bebés?
-Una mierda, como
siempre.
-Yo creía que
moría... empezó a haber tormenta por el trayecto... de verdad, que
ni las pastillas me tranquilizaba...- se llevaba la mano al pecho,
Hanna la miraba preocupaba, su hermana asentía.
-Pobre Nere.-
acarició su hombro.
Llegó el camarero
y las tres amigas pidieron comida para alimentar a una familia
desnutrida. Cuando la comida llegó hubo un momento de silencio
absoluto. Todas estaban saboreando los platos que habían pedido. Era
perfecto. El lugar era muy acogedor. Tenían una pequeña sala para
las tres solas, por lo que podían hablar tranquilamente.
-¿Cómo te van las
cosas en la agencia unni?- le preguntó Andrea.
-Muy bien. Creía
que iba a ser más duro. Más que nada porque no se trabaja de la
misma manera que en España. Encima no tengo a Andrea cerca. Pero, me
va bien.
-¿Pero no sigues
hablando con ella?
-Sí, sí. Hablamos
cuando podemos por skype. Le comento cosas que se están realizando
aquí. Sobre todo le comento sobre equipos que hay aquí que se
pueden utilizar para los proyectos. Me ayudó también con el
proyecto de WORLD, pero todavía tenemos que seguir perfilando cosas.
-Tienes ayuda que es
lo importante. ¿Cómo se llamaba?
-Geum JongDong. Sí,
la verdad es que he conseguido a un buen amigo.
-¿Amigo?
-A ver, sabéis que
yo lo del liderazgo... soy mandona, pero me gusta más el cachondeo
que otra cosa. Jongdong-ni para mi es como mi mejor amigo en el
trabajo, siempre estamos juntos.
-Jo, ahora tengo
ganas de veros trabajar.
-Seguro que si lo
conocéis os encanta. Es super cuqui.
-Ahora quiero
conocerlo.- dijo Andrea con una dulce sonrisa.
Nerea no había
participado casi en la conversación, estaba como ida. Solo ponía
caras extrañas mientras hablábamos, y se llevaba comida a la boca.
Hanna la miraba extrañada pero no sabía si quería preguntar que
rondaba por aquella cabeza.
-Nere, ¿qué te
pasa? ¿Tanta hambre tenías?- le pregunto su hermana. Hanna miró
directamente a Nerea para ver la reacción de su cara.
-Lo siento, pero no
puedo parar de pensarlo.- Nerea abría sus ojos como platos.
-Nerea...
-Es que, por una
parte me duele, pero por otra estoy feliz y te quiero matar a la
vez.- Hanna la miraba sorprendida no sabía que decir. Se hizo un
silencio.- Tía, que era uno de mis cantantes favoritos.
-¿Era?- dijo su
hermana. Ignoramos su comentario.
-No sé que decir...
-No pasa nada Sofí.
Es que no sabía como sacar el tema. No se que habrá pasado. Pero si
no lo has contado será porque es algo importante.
-Lo siento mucho...-
quería contarles todo pero... no podía. Las tres se entristecieron
un poco. Andrea miró a las dos amigas.
-Dios, cada vez que
pienso que estas con él o que lo conoces se me para mi patatita.-
decía llevándose la mano al pecho.
-Veo su cara todos
los días, tampoco es para tanto...- removía la comida con la
cuchara.
-Todos... los
días... Dios mío, si no fuera porque ahora tengo otro bias supremo,
te hubiese matado por mala amiga.- comentó Nerea.
-¿Quién?-
preguntaba su hermana.
-Taemin. El chico
que debutó hace tres meses. Creía que no iba a ser para tanto, pero
dios mío... estoy muy obsesionada.- decía exagerada. El ambiente se
relajó.
-Aaah, Taemin. Sí,
es muy bueno.- decía sin más, mientras la cara de Nerea iba
cambiando- Es de la compañía de Joonchae-ah. Quiero ver si puede
entrar en el programa de WORLD para...
-Unni.- la cortó-
Te perdonare todo en esta vida si me presentas a ese hombre.
-Nerea tío...-
decía su hermana llevándose la mano a la cabeza. Hanna se reía
viendo la cara que ponía Nerea. Era intensa, sus ojos estaban en
llamas.
-Cállate.-
dictaminaba.
-Vente al casting
conmigo.- propuso Hanna muy seria.
-Está hecho.- se
dieron la mano en señal de cerrar un pacto.
-¿Y tú que vas a
hacer allí, dime?- le preguntaba su hermana.
-Pues... no lo sé,
pero sobre todo mirar.
-Diré que es una
ayudante en prácticas.- planeaba Hanna.
-Eso será
gracioso.- Andrea no veía su plan. Mientras Nerea sacaba su mejor
sonrisa y asentía.
-No sé si podrá
articular palabra.- se burlaba Kim Hanna, Andrea también reía.
-Veréis. Lo voy a
ver, me voy a presentar, se va a enamorar de mí a primera vista y me
pedirá el teléfono para salir juntos.
-JA! Ni en tus
mejores sueños.- decía Andrea.
-Pues no.- todas
empezaron a reír.
-¿Tú también
quieres venir Andrea? ¿Quieres conocer a alguien en especial?
-Anny, si voy será
para conocer a idols y ver como son las cosas por allí. Pero yo ya
tengo el amor que necesito.- su hermana se burlaba.
-Kuji,(Cierto) ¿qué tal
con Kijin-shi?
-Genial.- decía con
una dulce sonrisa- Nunca pensé que me fijaría en un hombre como él.
Nomu haenboghae. (Soy muy feliz)
-Oiiis, esta muy
enamorada, me encanta. Ais... que triste todo.- le cambió la cara de
felicidad absoluta a una de amargura total.
-¿Triste, por qué?
-Nada, cosas mías.
-Oye, unni, ¿nos
vas a contar por fin de qué va todo?
-Antes tenemos que
llamar a otra persona, así os lo explicaré a las tres mejor. Vamos
a “Sons of golden” y en mi despacho os lo contaré todo.
-¿Tres?- preguntó
Andrea.
-Ah, ya sé. Ana.-
Hanna les asintió con la cabeza. Las dos amigas estaban ansiosas por
saber la verdad de que había pasado. Pero no sabrían toda la verdad
hasta el día de la boda.
Salieron de aquel
restaurante y subieron a un taxi que las llevaría hasta “Sons of
Golden”. Era mucho más grande de lo que las jóvenes esperaban. La
agencia de Kim Moonsik era la más grande de Corea, ya que no
trabajaban solamente con idols, actores o bailarines. En ella se
grababan programas, habían centenares de modelos. Cada uno de los
sectores tenía su propio jefe, cada rama la controlaba un
especialista en el campo. De ahí que aquella agencia tuviera muy
pocos idols a su cargo. Ya que, no solo se centraba en trabajar una
cosa. Y por ello el proyecto WORLD y la unión con “CJS
Entertaiment” era tan importante.
Kim Hanna les hizo
un pequeño tour por la agencia antes de llegar a su despacho. Fue a
las salas más grandes de grabación. Les enseño desde fuera un
ensayo de baile de uno de los espectáculos que se estaban preparando
para un programa que se grabaría mañana. Estaban muy emocionadas,
estaban viendo a algunos famosos, y se lo estaban pasando genial. A
Hanna se le ocurrió que sería gracioso ir a las salas de
grabaciones y editar algo. A las tres siempre les había encantado
cantar juntas, y que mejor que en un estudio de grabación de verdad.
Entró al primero
que vio. Abrió la puerta lentamente y allí vio a Kim Baekhyun,
estaba en la mesa de mezclas, pues alguien estaba grabando algo.
Beakhyun no se sorprendió, simplemente les hizo que pasaran en
silencio y les dedicó una sonrisa. Hanna le sonrió también, y
pidió perdón con una reverencia, pues no pensaba que hubiese
alguien grabando. Se escuchaba una dulce voz de fondo. Andrea y Nerea
se quedaron embobadas tras ver quién era. Hanna no lo miró hasta
que no empezó a cantar la canción. Era él.
-“Míranos en
nuestros recuerdos por un momento. Tú y yo, los dos dentro de buenos
recuerdos. Reímos. Lloramos. Hemos compartido tantos momentos
juntos. ¿Qué clase de recuerdos te quedan? ¿De verdad fui tan
indiferente contigo? Quiero preguntártelo. Quiero saber. ¿Soy el
único que tiene buenos recuerdos?”- cada
palabra de aquella melodía decía mucho más de lo que Andrea y
Nerea creían. Hanna no sabía ni como sentirse.
Joonchae
cantando esas líneas sentía cada una de aquellas palabras. Y les
trasmitía dolor, tristeza y nostalgia con su voz, sus gestos y su
expresión. Cuando terminó de cantar esa estrofa Joonchae abrió sus
ojos para coger aire. Se quedó de piedra tras verla allí delante.
“¿Me ha escuchado cantar?”, pensaba.
-¿Qué haces aquí?-
decía alterado desde dentro de la cabina de grabación.
-No sabía que
estabas aquí.- dijo ella. Con lo que Beakhyun se sorprendió.
Joonchae se quitó los cascos y salió de la cabina.
-Beakhyun ya hemos
terminado, gracias.- se colocó bien la gorra.
-¿Guardo la
grabación?
-Eh? Dee, gomawoyo
hyung. (Sí, gracias)- Beakhyun asintió con la cabeza.
-Puedes seguir
grabando, no quiero molestar.- Hanna se giró para salir de allí.
Estaba nerviosa.
-Anny, anny. (No, no) No hay
nada más para grabar.- salió detrás suya también muy nervioso.
Nerea y Andrea se miraron atónitas y les siguieron.
-Ah, bueno de todas
formas ya nos íbamos.- cuando se cruzaban sus miradas las esquivaban
al segundo.
-Oh, dee, kuji. (Sí, claro)-
parecían dos tontos que no sabían que decirse. Nerea y Andrea no se
creían la situación. Hanna las miró a ellas.
-Omo, ellas son
Andrea- la señaló, y alzó su manita para hacer un pequeño saludo-
y ella es Nerea. Son amigas mías de España.- Joonchae abrió sus
ojos sorprendido.
-Ah, Spain.
-Annyeonghaseo,
mannaseo pangabseubnida (Hola, es un placer conocerte).- le extendió la
mano efusivamente Nerea. Joonchae se sorprendió de nuevo, pero
le dio la mano también.
-¿Habláis coreano?
-Dee.-
dijeron las tres a la vez.
-Omo,
kamjakia. (Que susto)- no sabía que le pasaba, aquella situación parecía
haberlo vuelto tonto.
-Bueno,
nosotras tenemos que irnos.- Hanna las miró incómoda, no sabía
bien que hacer. Sus amigas no entendían nada, pero la siguieron-
Tenemos que ir al despacho a ver una cosa, y eso...
-Ah,
kuge? Mm, annyeonghi kaseyo. (¿Ah sí? Adiós)
-Annyeonghi
kyeseyo. (Adiós)- dijo solamente Andrea.
-Hanna.-
la llamó él, ella se giró incómoda- Ya hice hueco en el armario.
-Mm,
dee, dee. Gomawo. Tteonanda.(Sí, sí, gracias. Me voy)- le decía mientras andaba.
Joonchae
suspiró muy fuerte. Pareció destensarse de aquella situación
incómoda. “¿Había escuchado toda la letra de la estrofa? ¿Sabía
de qué hablaba? Que mal... Ya sabía yo, que no era buena idea
grabar la canción en el estudio de aquí. ¡¿Hoy no era su día
libre, qué hace aquí?!”, pensaba.
-Ais...
michin.(loca)- la maldecía mientras veía como se iba.
Kim
Hanna andaba rápida hacia su despacho. No sabía porque lo hacía
exactamente. No podía escapar de él por mucho que quisiera. Él
sabía dónde estaba su despacho, y que allí se dirigían. Pero aún
no les había hablado de él a sus amigas, y aún no sabía bien que
decirles, y ¡BOOM! Al primero que ven, y sin ella saber ni como
reaccionar, ni como presentárselo. Y para colmo la canción. Que
triste era aquella canción...
Siguiéndola,
Andrea y Nerea tenían pensamientos distintos. Andrea pensaba en qué
acaba de ocurrir, y por qué Choi Joonchae y ella parecían ¿tímidos?
¿asustados? ¿incómodos?. No sabía bien como interpretar aquello,
esperaba que con lo que Sofía les contase se aclararan todas sus
dudas. Mientras, Nerea miraba su mano concentrada. Tenía un único
pensamiento en bucle: “No me voy a lavar esta mano en la vida”.
Llegaron
al despacho y entraron en silencio. Hanna fue directa al ordenador
que estaba en la mesa. Lo encendió y espero hasta que colocó el
skype nerviosa. Andrea divisaba aquella extraña situación, cada una
estaba totalmente inmersa en lo suyo. Hanna estaba concentrada
mirando la pantalla del ordenador mientras su pierna se movía a
velocidades de coche de carreras, y su hermana se sentaba poco a poco
en la silla que había delante de la mesa mirando su mano aún
embobada. Andrea se sentó también y cuando Hanna se sobresaltó, porque había conseguido entrar, se asustó un poco, y quitó a su
hermana de la inopia.
-¿Qué?-
dijo Nerea sin saber lo que pasaba a su alrededor.
-Ya
podemos.- dijo Hanna dándole al usuario de Ana para llamarla.
-Te
juro que no me voy a lavar la mano en la vida.- le dijo Nerea a su
hermana. Andrea la miró extrañada.
-Estas
fatal, no hagas eso.- le escondió a Nerea su propia mano.
-Pero...-
la joven no le dio tiempo a quejarse cuando se escucho una voz por el
ordenador.
-Por
fin la señorita ocupada se digna a llamarme.
-Hola
Ana.- dijo muy rápido.
-Ui,
¿qué te pasa?
-Hola
Anaaa.- dijeron las hermanas a la vez. Lo que asustó a Ana.
-¿Estáis
ya todas juntas?
-Sí,
llegaron ayer.
-Yo
quiero verla.- Andrea decidió ponerse junto a Hanna.
-Esperar,
vamos al sofá, y ponemos el ordenador en la mesita.- las dos
asintieron.
-Bueno,
no es por nada pero deciros que sois unas malas amigas, porque estoy
yo aquí sola, y vosotras estáis allí juntas. Pero sin rencores.- puso un falsa sonrisa, las tres rieron.
-Sabes
que no estamos aquí por diversión.
-Ya
lo sé, ya. Gracias por haberme llamado darlings.
-Ah,
mujer, no es nada. Nos apetecía llamarte.- dijo Hanna, las dos
hermanas se miraron confundidas. Hanna tenía miedo decirle a Ana la
razón por la que había llamado, prefería continuar la conversación
hasta que se tuvieran que despedir y entonces soltárselo, y colgar.
-Oiis,
ha pasado una eternidad hasta que he podido ver tu cara otra vez Capi.
-He
estado muy liada, lo siento. No he podido contarte mucho de todo lo
que esta pasando. La agencia es un lío. Siempre tengo que hacer
cosas. Con eso de que mi padre quiere que sepa que es trabajar como
un jefe.- imitaban su voz.
-Me
puedo hacer una idea, mi padre cada vez me esta pasando más casos
suyos para que no pierda práctica.- suspiraba de cansancio. Ana miró
el móvil un segundo, le había llegado un mensaje.
-Me
imagino. Si antes estabas liada, ahora seguro que más.- Ana no le
estaba prestando atención- Ahora tener que trabajar y estudiar a la
vez. Pero bueno...- Ana ponía caras de sorpresa y enfado, Hanna la
miraba pero no entendía nada.- Es lo que hay no, si quieres...
alcanzar tu objetivo de... Oye, ¿qué estas viendo?
-¡¿Qué
te vas a casar?!- gritó Ana.
-Oh,
no.- no le salieron otras palabras.
-Sep.-
dijo Nerea igual de indignada.
-Lo
siento unni, tenía que saberlo.
-¿Se
lo has dicho tú?- Hanna se giró para mirar enfadada a su amiga.
-¡No
te enfades con Andrea! No te lo permito.- le decía Ana cabreada.-
¿Pero qué coño es esta entrevista?
-Eso
mismo pensé yo.- se introducía Nerea. Hanna se llevaba las manos a
la cara.
-Sí,
sí, eso siéntete mal, por no habérnoslo dicho antes. Madre mía,
unas semanas sin mí y te descontrolas. Te dije que te serenaras
Capi.
-Tiene
su explicación... no es una locura.
-Oh,
menos mal.- decía sarcástica su amiga- Comienza a largar, señorita
me voy sin decir nada y me caso sin deciros nada tampoco.
-No
lo habría dicho mejor.- comentaba Nerea indignada afirmando con la
cabeza.
-Vaya
cacao más maravillao...
-¡Habla,
maldita sea!
-EIS!
A ver...- todas la miraban ojiplaticas. Hanna trago saliva, tenía
miedo.- Sí... me voy a casar con Choi Joonchae-ah.- las tres amigas
suspiraron a la vez.
-Vale,
ahora cuéntanos algo que no sepamos.
-Todo
lo que dice la entrevista es verdad. Nos conocemos desde pequeños.
-A
ver, pero... ¿todo, todo?
-Sí.
-¿Os
vais a casar en junio?
-Sí.
-¿Tan
pronto? ¿Por qué?- preguntó Andrea. Hanna fue a contestarle pero
no le dejaron.
-Lo
importante no es cuando. Es con quien.- remarcaba Nerea- HOLAAA. Choi
Joonchae. Uno de los cantantes, actores, compositores y presentadores
más magníficos de Corea. Y que es precioso en persona, he de
añadir.- Hanna la miraba con cara de “no exageres”.
-¿No
es el cantante qué os gusta tanto?- se extrañó Ana.
-Síiii.
Dios, alguien que se da cuenta.
-Nerea tranquilízate.- le decía su hermana. A Hanna se la veía abrumada.
-No
quería deciros que lo conocía por si cambiabais vuestra forma de
verlo. Cuando os conocí y os conté de dónde era, os emocionasteis
tanto. Y el primer cantante que me dijisteis que os gustaba era él.
-¿Por
qué iba a cambiar nuestra forma de verlo unni?
-Entonces...-
Ana se quedó pensativa unos segundos, y solo tuvo que hilar un poco
para saber la verdad- ¿Joonchae es el chico por el que te fuiste de
corea?
-Sí...-
dijo dolida. Nerea y Andrea se llevaron las manos a la boca.
-Unni...-
llego a decir Andrea.
-Anny.
Ves, eso es lo que no quería. Que lo juzgaseis como cantante por
algo que hizo en el pasado. Hiciera lo que hiciera es un gran artista,
es para mi también el mejor cantante de corea, es el mejor haciendo
lo que hace y viviendolo como lo vive. Todos cometemos nuestros
errores.- Andrea le asintió con una sonrisa, aunque algo triste.
Nerea le puso unos morritos y la cogió de la mano.
-Sofía,
esto me duele más que a ti. Pero lo siento, entiendo que fuera
difícil contárnoslo a nosotras.- hizo una pausa dramática- No hace
falta que me presentes a Taemin.
-Oh
dios mio, aún sigue con eso.- Hanna se rió y acarició la mano de
Nerea.
-No,
hicimos un trato. Te lo presentaré. Aunque primero tendré que
conocerlo yo.- Nerea la abrazó.
-Capi,
pero no entiendo nada.- Hanna la miró- Después de todo lo que te
hizo, y de lo dolida que estabas, ¿por qué vuelves otra vez con
él?- Hanna la miró sorprendida, y a la vez no. Sabía que Ana era
muy avispada y si se trataba de este tipo de temas aún más.
-Porque
nos queremos.- dijo muy seria.
-Venga
va. No me vendas ese royo a mi. Cuando me contaste todo lo que pasó
estabas muy enfadada. Tus ojos decían odio, no amor. Para ti la
amistad se había ido.
-Ana...
-¿Pasa
algo unni?- Hanna se quedó mirando fijamente a la pantalla, en
concreto a los ojos de su amiga. Que la miraba con cara de “a mi no
me puedes mentir”.
-¿Tan
raro es?
-Has
mencionado a esa persona tres o cuatro veces como mucho. Y te estoy
hablando de cinco años ya de amistad querida.- Hanna resoplaba.
-Hombre,
no nos podía contar quien era.
-La
verdad es que siempre que hablábamos de él y de sus canciones Sofía
siempre prefería mantenerse al margen. Siempre nos dijo que le
gustaba pero no opinaba sobre él. Solo de forma técnica.
-¿Y
qué me quieres decir con eso?
-No
sé, a lo mejor sentía rabia por lo que le hizo en su momento, pero
lo quería demasiado como para no perdonarle.
Hanna
se sentía abrumada por todo aquello que estaban diciendo sus amigas.
Solo quería decirles la verdad y ya. Porque no era eso lo que estaba
ocurriendo en su cabeza, ¿o sí? “No, no, no puedo perdonarle...”,
pensaba.
-A
lo mejor un día él la buscó y le pidió perdón y de ahí empezó
todo.
-En
la entrevista dice que nunca perdieron el contacto.- comentó Andrea.
-Osea,
una de dos, o nos has mentido todo este tiempo. O la historia que
contasteis no es real.- poco a poco Ana estaba desmontando su teatro
y no sabía por dónde salir.
-Se
que esto no es lo que queréis escuchar pero... quedaros con que nos
vamos a casar, que nos queremos y que estaremos ocupados llevando a
cabo el proyecto de WORLD.
-Increíble.-
dijo Ana indignada.- Esto no va a quedar así. Espero que te prepares
una buena excusa para esa mentira cuando vaya a esa “supuesta
boda”.- hacía las comillas con los dedos- Porque se que eso no es
verdad. Y claro, ahora caigo en que los billetes que tenías
preparados para mí, eran para eso, para que asistiera a tu boda.
Okay, muy bonito todo.- Hanna no podía ni mirarla.
-Nos
vemos pronto Ana.
-Sí,
nos vemos, que tengo que seguir estudiando. Adiós darlings, pasar
buena estancia por allí y ya me vais contando.- les dijo a Andrea y
a Nerea.
-Adiós,
Ana, te queremos.- dijeron a la vez. Hanna cerró el portátil.
-Sofí,
no hace faltas que seas otra persona con nosotras.
-Pero
de todas formas, cuando estés preparada, vamos a escucharte. De
momento, te apoyamos en todo lo que hagas.
-Gracias...
lo único que necesito es sentir que estoy haciendo las cosas bien.-
dijo seriamente y después puso una triste sonrisa.
-Unni,
es hora de irse, pero si necesitas cualquier cosa, no dudes en
llamarnos.
-Eso.
-Claro,
lo mismo digo bebés.
Las
tres se despidieron con un abrazo. Hanna las acompañó hasta la
puerta principal a la espera de un taxi. Hanna las vio subir e irse.
Se sentía extraña. Desde un principio sabía que a ellas era difícil mentirles, y no lo había conseguido. Pero si averiguaban
todo lo que estaba pasando seguramente la raptarían para que aquella
boda no ocurriese, o no. A lo mejor, la dejarían casarse. Pero
harían barricadas para protestar por aquella forma arcaica y ridícula de hacer las cosas. Pero era lógico de comprender, tenían otra
mentalidad, otras costumbres, y otra historia.
-Annyeonghi
kyeseyo. (Adiós)- escuchó Kim Hanna detrás suyo.
-Omo,
Joonchae-ah.- él paró en seco, esperaba que ella actuara como si
nada y se despidiera de forma hostil como siempre. Pero no fue así.-
¿Seguías aquí?
-Dee...
Acabo de terminar el rodaje de hoy. Voy a ir a casa a descansar.
Aunque a lo mejor llamo a Kibum-ah. Ajig moleunda.(Aunque no lo sé)
-Mm,
okay.- estaba incómoda, no sabía que hacer, pero algo de ella no
quería que se fuese. Quería compartir con él su dolor, pero no se
atrevía a decírselo.
-¿Pasa
algo?- preguntó curioso.
-Anny (No)...-
lo miró fijamente- geuge... (solo que...)
-Si
no es nada, me voy.
Joonchae
se giró y no miró atrás, fue directo al aparcamiento. Estaba
nervioso, no quería quedarse a solas con ella, no quería que le
preguntase por la canción, porque ni el mismo sabía que decirle.
Hanna suspiró muy fuerte. En un segundo desaparecieron sus ganas de
estar con él y de compartir su dolor, y se convirtieron en un inmenso y profundo odio.
-ODIO.
ESO ES LO QUE LE TENGO. ODIO.- chillaba en español mientras la gente
la miraba extrañada.
. . .
-Hacía
mucho tiempo que no nos veíamos. ¿Por qué has decidido volver?
-Porque
ella a vuelto, y me siento igual de perdido que entonces.
-¿Te
ha resulto alguna de tus dudas?
-No...
y solo hace que tenga muchas más dudas.
-¿Cómo
te sientes con su vuelta?
-Al
principio estaba muy perdido, ahora... no sé como sentirme. Unas
veces estoy agusto, me siento bien, como si nunca se hubiese ido,
otras... me siento culpable, enfadado, dolido...
-¿Has
vuelto a escribirle cartas? A lo mejor te puede volver a ayudar.
-Anny...
Pero estoy escribiendo canciones. El otro día escuchó parte de la
canción que escribí. Aún no esta terminada. Vienen muchas melodías
y muchas letras a mi cabeza, pero no consigo terminar ninguna. Es
como si mis canciones no terminaran, porque no saben como terminar.
-A
lo mejor necesitas responder algunas preguntas antes de terminarlas.-
Joonchae la miró, podía tener razón.
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