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Capítulo 11 - Sin rumbo fijo – Parte 1


No sabía ni cómo, ni por qué, pero había dormido muy bien. Sonó su alarma, pero como siempre sus ojos se abrían cinco minutos antes de que esta la avisara. Se estiraba en aquella cama tan cómoda, cuando cayó en cuenta de donde estaba. Miró rápidamente a su lado, no había nadie. Se levantó aliviada. La habitación era muy bonita y simple. Habían dos mesitas de madera, una a cada lado de la cama. Estaba muy ordenada pero aún así tenía muchas cosas. Un armario enorme, que casi no cerraba de la cantidad de ropa que había. Y una estantería. Una estantería donde habían tres fotos puestas. Fue lentamente a mirar de quien eran. La primera fotografía eran Joonchae y Seungchae. Él la llevaba a coscoletas y reían empapados de agua. La siguiente era del dieciséis cumpleaños de Choi Joonchae. En la foto salían todos, no faltaba nadie. Hanna la cogió con cuidado para fijarse mejor.
-Omo, que pintas Jihoo-ni.- ella se reía de sus amigos.- Kibum-nii, omo, que pelo tan negro.
Se acordaba perfectamente de ese día. Im Soodae se rompió el brazo subiéndose al árbol del parque, mientras proclamaba que iba a ser de mayor el presidente de Corea y que se casaría con Kim Hanna. A lo que ella siempre le contestaba un rotundo, rudo e intenso: “NO, NEIN, ANNY, NI EN TUS MÁS OSCUROS SUEÑOS”. Se buscó en esa foto. Estaba en una esquina junto a Park Yoona. Sus gafas ocupaban la mayor parte de su cara, no destacaba mucho en esa fotografía, pero al menos salía en ella. La tercera foto era su favorita. Ella también tenía esa misma foto. Kim Hanna se la regaló a Choi Joonchae. Era una foto de los cuatro abrazados. Al ver esa fotografía algo hizo que Kim Hanna se emocionara, pero no dejó que ninguna lágrima cayera por sus mejillas.
-Madura extranjera... Que tenga esto no significa nada.
Hanna salió de la habitación ofuscada por aquella sensación de tristeza y alivio. Fue directa al baño para lavarse la cara y despejarse un poco. Para ella todo aquello era muy nuevo, por lo que no cayó en la cuenta de que si la puerta estaba cerrada era porque podría haber alguien dentro. Entró con ímpetu. Ella se quedó paralizada en la puerta. Joonchae se estaba duchando.
-¡PERO VAMOS A VER!- gritaba apurado mientras trataba de taparse todo lo posible hasta poder coger la toalla.
-Mi... mianh...(Lo... lo siento...)- sus ojos en shock lo miraban.
-¡YA!- se colocó rápido la toalla.-¡CIERRA LA PUERTA!
Hanna inconscientemente y aún en shock hizo lo que él le ordenó. Cerró la puerta. Pero... Se quedó mirándola. Todavía estaba dentro del baño.
-OMO, michin.(loca)- se decía así misma. Abrió otra vez y salió por fin de allí. Eran tal para cual.
-YA, MICHEOSSEO! (¡ESTÁS LOCA!) OMO, y después el pervertido soy yo. Y ella entra sin llamar tampoco a la puerta. Miiiichin! DAEEEEEBAK. (¡Looooca! ¡INCREÍBLE!) Contento me tiene.- comenzó a secarse el cuerpo indignado- ¿Y qué más, eh, qué más? Me robas mi casa, me robas la cama, ahora la intimidad, aigoooooo.- se miró al espejo, aún llevaba el champú del pelo.- AIGOOOOO, LO QUE ME HACE HACER.
Choi Joonchae se quejaba. No podía parar, parecía que le habían dado lengua para desayunar, una lengua muy venenosa. Estaba que podía lanzar fuego por su boca. Hanna escuchaba desde el otro lado de la puerta, cada uno de los lloros del idol, pues la casa no era muy grande. Se golpeaba en la cabeza y a la vez golpeaba al aire imaginándose que era Joonchae. Después se lo imaginaba desnudo y su cara cambiaba de color a un tono más rojo, y volvía a pegarse en la cara avergonzada.
-Ois... Hanna-ah please... relax... piensa en otra cosa.- respiró, pero su intento de meditación era interrumpido por los gritos, que aún, Joonchae hacía desde el baño- YAS... Maldito rey del camino no dejas meditar a nadie. Chs. Tendré que desayunar al menos...
Fue directa a la cocina. ¿Qué tendría Joonchae por la cocina? Kim Hanna empezó a buscar por todos los armarios, y por la nevera. No había gran cosa. “Con lo mucho que le gustaba comer a él y lo vacía que tiene su cocina”, pensaba Hanna mientras miraba indignada la nevera. Cogió lo que creyó que podía ser zumo de naranja. A Kim Hanna no le gustaba desayunar ningún tipo de fruta, pero no encontraba nada más en esa maldita cocina. Se había propuesto llenar esa cocina de cosas para no morir de hambre al día siguiente. Ya que... iba a vivir allí mucho tiempo... o eso pensaba. Se sentó en uno de los taburetes que había en la isla de la cocina. Mientras tomaba tranquilamente su zumo salió un Joonchae malhumorado pegando un portazo. Ella solo pegó un leve saltito en el taburete. Él la fulminaba con su mirada, y aunque Hanna sabía que él la estaba mirando resistía sus ganas de girarse y decirle cuatro cosas. Pues había hecho lo mismo que él, no tenía derecho a quejarse, y para colmo perdió la noción del tiempo mirando sus abdominales. “Estoy enferma... soy carne débil... DEJA DE PENSAR”, se decía.
-Voy a estar en MI CUARTO, arasseo? (¿vale?)- él la miraba enfadado. Entró en el cuarto dando un portazo.
-Eiis... maldita diva. Yo no me equivoco dos veces. Chs.- no era verdad.
Hanna aprovechó para entrar al aseo y poder asearse. Ella puso el pestillo del aseo por si pasaba algo raro. Ya demasiados sustos se habían llevado. Mientras se estaba cambiando escuchó como la puerta de la entrada se cerraba con fuerza. Joonchae había escapado de allí. No llegaba tarde a ningún sitio pero necesitaba ir a la agencia, un sitio neutral. Kim Hanna se sorprendió.
-Omo, el señor indignado lo voy a llamar. Cuando las cosas le pasan a él es el fin del mundo, pero si nos pasan a los demás no es nada. Niñato...
Hanna terminó de vestirse y también salió de allí. Cerró la puerta del piso detrás suyo, cuando cayó en la cuenta de que le faltaba algo. Sus gafas de sol. Se giró para entrar otra vez pero cuando cogió el pomo de la puerta se acordó. “¡NO ME SE LA CLAVE DE LA PUERTA!”, pensó.
-Maldita rubia oxigenada, simio retrasado, ¡¿pero a quién se le ocurre irse sin decirme el número de la puerta?! AIGOO, Joonchae-ah jug-eos! (Joonchae mueres!)
Ese día haría mucho sol y ella no podría usar sus gafas. Se retorcía por dentro. ¿Cómo iba a poder entrar a coger sus cosas? ¿Y si quería dormir? Otro día más tenía que estar dependiendo de él y lidiar con su cara y sus berrinches. Subió a un taxi para poder ir a la agencia. Otro día más, otro día menos para conseguir su sueño. Odiaba profundamente que parte de todo aquello dependiera de él, de su prepotencia, de su pelo rubio y de su cara de dinosaurio.
Dentro del taxi empezó a mirar todos los mensajes que tenía en el móvil. Le daba rabia no poder contestar los mensajes al mismo tiempo que se los escribían, pues eso le hacía darse cuenta de los distanciada que estaba de todos sus amigos. Tenía mensajes de Nerea y Andrea.
Annyeong unni, el viernes por fin vamos a estar en Seúl. Tengo muchísimas ganas de verte. No voy a decirte que tenemos que vernos después de que pueda dormir mis diez horas. Así que, ya sabes, ve pensando donde me vas a invitar a comer. Porque me tienes que explicar muchas cosas. He dicho.
Unni... ¿me puedes explicar por qué has dicho en una entrevista que te vas a casar? Y MÁS IMPORTANTE AÚN, QUE TE VAS A CASAR CON CHOI JOONCHAE, ¿EH, EEH? Necesito una respuesta y rápido.
-Oh... my... Good...
Hanna no contestó a sus mensajes. Prefirió ignorarlos y pensar mejor como les iba a explicar a dos de sus mejores amigas que se iba a casar. Que la boda era dentro de dos meses. Y que su supuesto novio era el chico que le había arruinado la vida, y el cantante que tanto adoraban y fangirleaban con ella. Porque... en ningún momento Kim Hanna dio la identidad de Joonchae. Ella prefirió que lo siguiesen viendo como el gran artista que era, que como el chico que un día hizo que quisiera salir de Corea. Era lógico, o eso creía.
Pero los problemas los tenía que resolver de uno en uno. Primero debía controlar a las fieras que la estaban esperando en la puerta de la agencia. Eran un montón de fans que llamaban con fuerzas a Choi Joonchae. Llevaban pancartas en las que no se hablaba muy bonito de Hanna. Se estaba pensando dos veces el bajar de aquel taxi. Pero vio la luz al final del túnel, de repente las fans se dispersaron. Kim Hanna vio que eran atraídas por otra celebridad. Era Ok Jiyoung. Kim Hanna no dejo pasar su oportunidad, y tapándose la cara con el bolso, corrió hasta estar a salvo. No dejó de correr hasta llegar al estudio 3. Todos allí la miraron algo extrañados. Ella jadeaba mientras se sujetaba en un foco.
-Boss-shi, gwenchanna? (¿Está bien?)
-Dee... dee...- decía casi sin aliento e intentando incorporarse.- Aish, me ha dado flato.- se agarraba el costado mientras andaba para poder sentarse en las mesas de edición.
-Hoy vamos a grabar en el estudio 12 las primeras escenas del concierto, del dorama “Like you”.
-Jiinjja?? (¿En serio?)- Hanna miró a la joven con cara de no poder con su vida. “Hoy, que no podemos ni vernos, vamos a estar todo el maldito día juntos. WAE?! (¡¿POR QUÉ?!)”, pensaba ella. Su subordinada no entendía porque ponía esa cara.
-¿He dicho algo mal?- intentaba buscar una explicación.
-Anny, annynmida. (No, nada) Aish, como me duele.- se retorcía en la silla.
-Ya han llegado todas las personas que van a asistir al rodaje, están todas preparadas...
-¿No serán las que estaban fuera de la agencia, no?- la miró preocupada.
-Eh? A-nny...(No...)- la joven estaba desconcertada.
-Menos mal... uff...
-Todos están ya en el estudio. ¿De qué habla usted Boss-shi? Gwenchanna-sseyo? (¿Se encuentra bien?)
-Dee, dee, I'm perfect.- se levantó de un salto y se hizo lo que parecía un moño.- Hoy no moriré a manos de una fan. Come on.- señaló a la puerta.
-¿De qué está hablando?- le decía la joven a otra subordinada que estaba escuchando.
Hanna puso dirección hacia el estudio número 12. A la entrada se encontró con alguien.
-Omo, Kim Hanna-shi. Que alegría que nos volvamos a ver.
-Ok Jiyoung-shi, annyeoghasaeyo. (Hola.) No lo sabes, pero me has salvado antes.- le comentaba mientras andaban hasta los camerinos.
-¿Lo dices por las fans que esperaban con ganas tu llegada a la agencia, con esas pancartas taan bonitas?- le decía irónico. Hanna lo miró con cara de poker.
-Justo.- él se rió.
-Lo he podido intuir, por eso, y porque he visto a alguien correr despavorida hacia la entrada. Puedo confirmar ahora que eras tú.
-Que patética soy.
-No digas eso. Es normal. Estas situaciones no las sueles vivir. Y a las fans pues seguramente les habrá pillado por sorpresa todas esas noticias.
-Me puedo hacer una idea.- ella estaba en la misma posición, bueno, más o menos.
-Saber que Joonchae-shi, uno de los idols más queridos dentro de la industria de la música y del entretenimiento, tiene novia, es una cosa muy distinta a saber que se va a casar.- Hanna estaba por dentro procesando toda aquella información tan importante en la cual no había caído hasta el momento.- Una novia es algo que puede tener una corta duración. Pero si hablamos de matrimonio... es porque es algo serio, ¿no crees?
-Sí, claro... Pero a nadie le importa la triste vida de la fotógrafa que ha dejado atrás una larga y prospera vida, para luchar con uñas y dientes por el mal... matrimonio, matrimonio...
-Omo, parece que le quieres mucho.- Hanna fue a decirle algo pero prefirió callarse.- Kunde,(Pero) ¿quieres un consejo?- “No, la verdad es que no”, pensaba ella mientras asentía dulcemente con la cabeza.- No te arrepientas de nada de lo que hagas, sino no lo hagas.- “Vaya... gracias por el consejo bro, no lo había pensado antes”- Es lo mejor. Para que después de un día duro puedas sentirte reconfortado, y saber que haces las cosas porque quieres hacerlas.- eso era lo que más le dolía a ella, que no estaba segura de que hacia muchas veces. Mientras, abría la puerta al camerino dónde estaban lo actores.
-Dee, tranquilo, en mi trabajo siempre hago aquello que quiero hacer, y al final de un día agotador cuando el sol ya se ha ido puedo cerrar tranquilamente mis ojos porque se que he trabajado duro y me he esforzado por conseguir lo que quiero.
-Y... es algo normal que a nadie le importe tu carrera, nadie te conoce. Pero no lo digo para que te sientas mal.- se notó con ese comentario que Ok Jiyoung no había prestado nada de atención a lo que Hanna le había dicho. Pero otra persona lo hizo por él.
-¿De qué habláis?- apareció un sigiloso Choi Joonchae.
-OMO, kamjakia. (Que susto)- Hanna era muy fácil de asustar, y más si descubría después que era él.
-Choi Joonchae-shi. Hablábamos de lo mucho que te quiere tu futura esposa.- Joonchae la miró fulminante.
-Annyo... (No...)- le decía ella bajito con cara de asco mientras Ok Jiyoung no miraba. Ese comentario lo tranquilizó, pero al mismo tiempo lo enfadaba aún más.
-Parece que no va a ser tan fácil perderte de vista...- resopló Joonchae.
-Yo no tengo la culpa de hacer tan bien mi trabajo y que me den tantos pedidos, señor indignado.
-¿Indignado? Pues mira sí. Y mucho. Y no hace falta que te explique porqué, te puedes hacer una ligera idea.
-Dee, dee, fiera, ahora no es momento de que saques tus uñas.
-Contigo nunca es ni el momento, ni el lugar.
-Ojala no existiera ni momentos, ni lugares contigo...-dijo bajito.
Joonchae no sabía si la había escuchado bien del todo pero cuando fue a contestarle ya había desaparecido. La buscó por la sala, y alguien le tocó el hombro.
-Está allí.- le señalo Ok Jiyoung al verlo tan desesperado. Ella estaba hablando con una de sus subordinadas sobre las luces del escenario- Es mejor que hoy no peleéis. Es la primera escena del dorama y tiene que estar perfecta. Así que concéntrate.
-Dee.- le dijo secamente.
Ok Jiyoung tenía razón en todo lo que decía, pero no estaba en la posición de ellos. No sabía como aquellos dos se sentían. Aunque era verdad que se pasaban todo el día peleando, y eso ya le estaba cansando. Estaba agotado de siempre lo mismo. A lo mejor siempre sería así y no podían parar de discutir. “Okay... voy a ser sensato. Vamos a hacer una tregua. Kuji. (Cierto)”, pensaba él. Se puso manos a la obra. Fue a acabar de vestirse y se acercó a donde estaban los demás actores y el director.
Indicaron las escenas, tomaron posiciones y empezó la magia. La primera escena del dorama era el concierto del grupo que formaban el personaje de Ok Jiyoung y Choi Joonchae. Parecía muy real. Todo el mundo los animaban, vitoreaban sus nombres, cantaban la canción,... Lo único malo del dorama es que trataba de como ellos pierden la fama por un escándalo, y se convierten en repudiados por todos. En el dorama tratan de conseguir otra vez su sueño, pero se dan cuenta de que hay cosas más importantes que la fama. Kim Hanna mientras leía el resumen del guión se estremecía por dentro.
-Omg... espero que esto no le pase a él...- se preocupaba- Anny, anny, (No, no,) él es un gran artista.- lo miraba desde lejos con una sonrisa orgullosa. Cuando cayó en la cuenta.- ¿PERO QUÉ DIGO? Señor, creo que estoy enfermando. Taeyang-shi, jebal, tráeme una pastilla para el dolor de cabeza. Creo que he empezado a delirar.- le dijo a una de sus subordinadas apurada.
No podía evitar sentirse orgullosa de él, y ver lo lejos que había llegado con su música. Aún sentía esas cosquillas en el estómago cuando lo escuchaba cantar. Y los pelos de sus brazos no mentían. Esas sensaciones eran algo más que orgullo de una lejana amistad. Pero ella siempre se decía que no era real, que todo era un sueño, y que esas cosas no las estaba sintiendo realmente.
Horas después de rodar todas aquellas escenas Hanna se acercó para hablar con Joonchae.
-Ya... jal haess-eo.(Bien hecho)- le costó decir, pero había gente mirándola. Ella miraba el reflejo de Joonchae en el espejo. Joonchae levantó sus cejas.
-Gomawo. (Gracias)- dijo mientras miraba su móvil.
La gente se fue despidiendo y se quedaron solos. Choi Joonchae empezó a recoger todas sus cosas tranquilamente. Sentía que alguien lo estaba observando con delicadeza mientras él se movía por el camerino.
-Me estas poniendo nervioso.
-Pero si no he hecho nada.- descruzó sus brazos indignada.
-Por eso, porque aún no has hecho nada. Estas pensando demasiado. Me das miedo.- la miró sospechoso.
-Peeeero bueno. Que gratuito.- se sentó de golpe en la silla de maquillaje.
-¿Se puede saber por qué estas ahí esperándome?
-¿A caso no puedo?
-Annyo. Isanghae. Haji ma. (No. Es raro. No lo hagas)
-Meeerong.- Hanna le sacó la lengua y él la miró con desprecio.- Pues si no quieres que te este esperando... Dame la clave de la entrada.
-Weo? (¿Qué?)
-No puedo ir a casa. No me has dicho cual es la clave. Y por eso estoy aquí como una tonta esperándote para ir a casa.
-Kunde... naneun jib-e gaji anh-eulgeoya. (No voy a ir a casa)
-¿Cómo qué no?- se levantó de un salto asustándole.- Ya, ya. Pues dime la maldita clave, porque yo me quiero ir a casa a dormir.- Joonchae se quedó mirándola sorprendido. Se dio cuenta de cual era la clave.
-Annyo. Anh-eulgeoya. (No. No voy a ir)- él comenzó a estar nervioso. “¿Y si descubre su significado?”, comenzó a pensar nervioso.
-WAEO? (¿POR QUÉ?) Tendré que entrar de alguna manera. Y si no me la dices hoy lo averiguaré de todas maneras otro día. Así que dímelo maldita rubia oxigenada.- a Joonchae le repateaba que lo llamara así.
-YAS.- alzó su mano pero la recogió enseguida. “Relax... no querías peleas... relax.”, se decía.- Ya, pues averiguarlo porque no te lo voy a decir.- echó a andar.
-¡EH! ¡No seas bebé!- le perseguía- Como la averigüé te vas a enterar. Porque la voy a cambiar.
-Ni se te ocurra.- se giró serio y la miró muy enfadado. Hanna se asustó. Él al ver su cara reaccionó.- No la cambies, arasseo? (¿de acuerdo?)
-Va-le... pero no me vuelvas a poner esa cara de psicópata, que era una broma.- en realidad ella pensaba hacerlo, pero vista su reacción se lo pensó dos veces.
-Es “2-4-0-8”.- le contestó sin ganas.
-¿Cómo?
-“2-4-0-8”. No lo voy a volver a repetir.
-Vale, vale. Ya me ha quedado claro.
-No se la digas a nadie. Ni tampoco lleves a nadie a casa. No me gusta que la gente entre en mi casa.
-Vaaale, señor antisocial. No voy a llevar a nadie. ¿Algo más? Porque parece que voy a vivir otra vez en un internado. Chs.- Joonchae la miró extrañado mientras veía como ella seguía hacia adelante repasando los números para que no se le olvidaran. “¿Internado?”. Cada vez entendía menos todo.
Salió de la agencia pensando en lo que le había dicho Kim Hanna.
-¿Internado? ¿Desde cuándo?
Cada vez tenía muchas más preguntas acerca de ella, y de su vida estos ocho años atrás. Quería saber tantas cosas, para entender otras muchas. Se sentía muy saturado y solo cogió el teléfono y marcó. Estaba llamando a Im Soodae. Esperó un poco, pero nadie respondió. Joonchae se extrañó. No contestaba a sus mensajes y tampoco a sus llamadas. Estaba empezando a preocuparse. Llamó a Lee Kibum. Él respondió enseguida.
-Hyung, dime.- parecía tener prisa.
-Kibum-ah, ¿qué haces?
-Estoy conduciendo, ¿y tú?
-Oh, ¿dónde vas?
-Voy a recoger a alguien.- Kibum no quiso decir nada más, aunque le sabía mal no decirle la verdad a Joonchae.
-Mmm, ¿quieres ir a tomar algo? He tenido unos días un poco agotadores y necesito airearme un poco.- se sentaba en el asiento del coche.
-Dee, claro. Dime lugar y en un rato voy. No creo tardar.
-Donde siempre. Oye Kibum-ah, ¿sabes algo de Soodae-ah?- Kibum se sorprendió.- No me ha contestado a los mensajes, ni a las llamadas... No sé qué le pasará, pero bueno... No me hagas caso, no será nada. Bueno, nos vemos. Kut. (Cuelgo)
Kibum colgó su móvil algo preocupado. Siempre se encontraba en medio de todo, y siempre tenía que mediar. Pero, igual que le fastidiaba, le tranquilizaba que fuese así. Sabía que era el más racional de todos, no podía dejar que el bienestar del grupo dependiese de alguno de esos cabezas locas.
Tenía que lidiar con los rompecabezas de Choi Joonchae, pero primero debía de salvar a Im Soodae del pasado. Kibum ando hasta la puerta de un bar. Dentro, sentado en uno de los taburetes de la barra estaba Im Soodae. Bebía solo. Lee Kibum se acercó a él y le dio dos suaves palmaditas en la espalda, mientras, se sentaba a su lado.
-Hyung... quiero sentirme mejor... pero no puedo. De verdad que lo intento.
-Gwenchana Soodae-ah. (Está bien.)
-Hubiese preferido que fuese otra persona... no soy tonto, sabía que nunca iba a estar con ella. Pero aún así me duele.
-No te enfades con hyung.
-Annyo. (No) Me da rabia, pero nunca podría estar enfadado con él... Además, ¿por qué me voy a enfadar? ¿por un amor no correspondido? - se bebió toda la copa- ¿somos bebés o qué?...- se tragaba sus ganas de llorar- Ya, hyung, ¿no bebes nada?
-Annyo. (No) Estoy de guardia. Tengo que estar sereno.- Soodae le asentía dulcemente.
-GOOD. Mi hyung responsable siempre. Entonces tendré que beber solo.
-Im Soodae-ah, es mejor que dejes de beber, por hoy al menos.- recogía los cinco vasos que tenía delante suya.
-Se que no se olvida bebiendo, pero ojalá la bebida me hiciera olvidarme de ella. Aún cuando se fue no me pude olvidar ni sus gustos extraños, ni sus gafas de colores... sus labios gruesos- se tocaba el labio con delicadeza. Im Soodae la recordaba dulcemente.
-Ya, ya, ¿sabes qué es lo único que hace el alcohol? Que traigas al presente recuerdos que no necesitas. Ireona. (Levántate)- dictaminó mientras lo cogía del brazo para sacarlo de aquel maldito bar.
Kibum tenía claro que tenía que parar los sentimientos de su embriagado amigo. No podía dejar que Im Soodae siguiera pensando en Kim Hanna, aunque aún no tenía muy claro como lo haría. Pues si llevaba tanto tiempo enamorado de ella la única manera de dejarla atrás era con otra persona. No estaba a favor de esa opción, pero con Soodae no había ninguna opción más.
. . .

Kim Hanna, como podía, caminaba con tres bolsas llenas de comida hacia casa de Choi Joonchae, y por ahora su casa. Iba agotada con tanto peso que llevaba. Pero lo hacía por su bien, por el bien de su pobre barriga que pasaba mucha hambre. Subió al ascensor agotada. Tras cruzar el pasillo llegó hasta la puerta.
-¿Cómo era?- miraba los números de la puerta. Cogió su móvil, para mirar la nota donde lo había apuntado, y tecleó.- “2-4-0-8”. Oookay.- la puerta se abrió.
Dejó todas las bolsas de la compra en la cocina y se descalzó. Debía emparejar aquella cocina para que pudiera poner todo lo que ella había comprado. Sería fácil, no había nada en aquellos armarios. Pero primero abrió un paquete de galletas con pepitas de chocolate.
-Mmm, que bueno por dios. CHO-CO-LA-TEE saranghaeo. (Te quiero)-se comió la galleta con ansias, estaba muy hambrienta.
Puso música y empezó a solucionar su tercer problema: “Llenar aquella maldita cocina”. Lo limpio todo y lo colocó perfectamente. Mientras tanto preparaba algo para cenar, estaba sola así que, qué mejor que una cerveza para acompañar una tabla de paté. Bailaba al ritmo de la música y disfrutaba de su melodía de R&B, cuando escuchó como se abría la puerta.
-Nugu? (¿Quién?)- preguntó sorprendida.
-Naneun. Ya, mwohago issni? (Soy yo, ¿qué haces?)
-Omo, imi jib-e issni? (¿Ya estás en casa?)- le bajó un poco el volumen de la música.
-Dee, waeo? (Sí, ¿por qué?)- se sentó en frente suya, en uno de los taburetes de la isla.
-Amugeosdo.(Me da igual)- bebió un trago de cerveza y la dejo en la encimera.- Pero creía que hoy no ibas a venir a casa... bueno, que no ibas a venir tan pronto.- Joonchae bebió un trago de la cerveza de Kim Hanna.
-Ya! Naega maegju ya!(¡Mi cerveza!)- Joonchae se la acabó de un trago. Ella lo miraba atónita. Se estaba acabando su preciada cerveza y sin pedir permiso.- Eis... Nappeum nom (insulto)... Ya! Si quieres una solo tienes que pedírmelo. No beberte la mía.- abrió otras dos cervezas más. Una se la dio bruscamente.
Él le dio un buen trago. Hanna no se creía lo que estaba viendo. Joonchae parecía el típico borracho de un bar de carretera. Algo le habría pasado para estar tan desgastado. “¿En qué esta pensando?”, se decía Hanna mientras veía como miraba la botella concentrado.
-Me preocupas y a la vez me das miedo.- se llevó un trozo de paté a la boca mientras lo miraba fijamente.
-¿Qué soy, tu mono de feria?- la miró de arriba a bajo.
-Dee, pero me das pena en vez de hacerme reír. Me han dado al mono defectuoso. Recuerdame que no vuelva a comprar monos en la feria.- Joonchae la miraba cansado, no quería discutir.- Uuh... a ti te pasa algo.
-Pigonhada... (estoy cansado).
-Ya veo ya, no me lo tienes que jurar.- lo observaba mientras comía.
-Gweuge mwoya? (¿Qué es eso?)- la miraba hambriento.
-Igeo? (¿Esto?)- se lo metía a la boca lentamente, él le asentía con la cabeza muy rápido- Ib-eul yeolda. (Abre la boca)
-Anny. (No)- Joonchae se echó hacia atrás, no se fiaba de ella. Seguro que era capaz de meterselo por la nariz o algo parecido.
-Neo. (Tú)- levantó su mano con la intención de darle en la cabeza- Si no quieres no me pidas.- se lo comió ella.
-Anny, anny, naega meoggo si-peum.(No, no. Quiero comer) Aaah.- abría su boca.
-Omo, ¡que grande!- metió un trocito en su boca con delicadeza.
-Eiis, no es tan grande.- se quejaba mientras le hablaba con la boca llena de comida y muy abierta.
-Sí que lo es, es enorme. Se te ha hecho tan grande por no dejar de hablar. Siempre con el bla bla.
-De verdad que me minas la moral... ¡Dee, dee, hablo mucho, ¿y qué?! Hablo para la gente que me quiere escuchar, que últimamente no es mucha...- bebió un trago de cerveza.
-Vaya... problemas en el paraíso. Wae keure? (Qué pasa?)
-Annyinmida...(Nada...)- vio que Hanna dejó de prestarle atención al decir eso- Solo... que Kibum y Soodae no han podido quedar hoy.
-¿Y?
-Molla... (No sé) Llevamos tiempo sin estar juntos y sin hablar... isanghae (es raro)... Kibum estaba ocupado con el hospital y cuando íbamos a quedar no ha podido. Y Soodae lleva todo el día sin contestar mis llamadas y tampoco responde a mis mensajes.
-No te preocupes, conociendo a Soodae seguro que no será nada, se le pasará enseguida, kuji. (Cierto)
-Dee...
No sabía porque pero esas palabras le aliviaban más viniendo de ella que de Lee Kibum. “Hyung, mianhaeo (lo siento), tengo que ir a atender una urgencia del hospital, mañana nos vemos. Y no te preocupes por Im Soodae.”.
-¿Quieres chocolate?- le preguntó ella.
-¿Chocolate?- la miró atónito mientras ella le ofrecía una onza- Estoy bebiendo cerveza, no quiero mezclar el chocolate con esto. ¿Pero que guarrería estas haciendo?
-¿Qué pasa? Solo es comida.
-Eres... michin (loca)... Ya. ¿De dónde sale tanta comida?- empezaba a alterarse extrañado.
-Eh? Pues del supermercado. ¿De dónde sino?- Joonchae se levantó y empezó a mirar por todas las estanterías y el frigorífico.
-¿Pero qué es todo esto?- le decía atónito.
-Eso se llama comida. Es lo que la gente normal tiene en su casa para no morir de hambre.- decía de forma exagerada.
-¡¿Pero si has comprado todo el supermercado?!
-A ver... todo no, pero es que ir a comprar hambrienta no es buena idea. Esta comprobado, compras más de lo necesario.
-Claro.- le decía alterado- ¿Para que necesitas cuatro tabletas de chocolate?
-La verdad es que he comprado cinco, pero una ha desaparecido de camino a casa.- le puso una sonrisa bobalicona.
-OMG...- Joonchae no se lo podía creer. No había cambiado nada, seguía comiendo como un cerdito, y aún así seguía estando delgada- Ya... solo has comprado comida basura.
-Annyo. (No)- Hanna se levantó y fue directa a los cajones de la nevera- He comprado mucha verdura.- Joonchae no sabía ya que cara ponerle.
-Oh, gracias, menos mal que has comprado algo de verdura aparte de los kilos y kilos de bollería industrial.- le decía sarcástico.
-Ya... me va a bajar la regla...- ponía morritos- tenía mucho antojo.
-Antojo dice.- se llevaba las manos a la cabeza.
-Pues la próxima vez me acompañas y así puede comprar tranquilamente lo que el señor quiera.
-Dee, porque no se te puede dejar sola. No sabes comprar.
-Ya! Pues si no te gusta no te la comas. Pero por lo menos yo he abastecido esta maldita cocina. Ni por tener no tenías ni arroz.- se cruzaba de brazos.
-Dee, dee, tranquila, que no comeré nada de tus porquerías.
-Como si tú necesitases estar a dieta.- se iba hacia el aseo indignada- ¡Si sigues sin comer desaparecerás! Maldita diva...
-EIS! ¡Que te he escuchado!- Hanna sacudía sus manos.- Chs... Chocolate, magdalenas...croissants? Omo, omo... macarons?? Michin...
Joonchae iba viendo todo lo que ella había comprado. Lo miraba de reojo. Sabía que no debía... pero de repente le empezó a apetecer todo aquello. Cogió uno de los macarons.
-Mmm, joha...(me gusta)- se comió otro.
-¡YA!- le gritó Kim Hanna sorprendiéndole y haciendo que se le cayera uno de los macarons de la boca- ¿No decías qué no querías?
-Annyo.- tragó muy fuerte- No es lo que parece...
-Omo.- Hanna echó a reír- Comprate tu propia comida basura. Arasseo?! (¡¿De acuerdo?!)- le desafiaba- ¿No decías qué yo comía mal? Pues comprate tu propia comida. Napeum nom. Joh-eum bam. (Buenas noches)- se giró con una media sonrisa en la boca.
-Dee...- la miró con rabia y se comió otro.
-¡No comas más!- se escuchaba desde el cuarto.
-Anny, annyo, amugeosdo meogji anh-a. (No como nada)- le decía desde la cocina con la boca llena.- Aigo...- se llevaba las manos a la cabeza.

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“ Los cantantes y actores: Choi Joonchae y Ok Jiyoung. Se pelean en los despachos de la agencia “Sons of Golden”, después de la inquietante noticia publicada sobre Ok Jiyoung y su escándalo tras los rodajes del dorama “Like you”. ¿Cómo creen que afectará esto a sus carreras? ¿Creen qué los conflictos están relacionados? Todo esto y más intentaremos averiguar.” Hanna miraba las noticias del móvil preocupada. Todas hablaban sobre que estaba pasando exactamente entre aquellos escándalos. -Hanna-ya!- entraba Joonchae entusiasmado a su despacho- ¡Tengo una idea genial! Al verlo Hanna tan entusiasmado pensaba que sería alguna gran idea para el proyecto de “The World”, aunque no fue así. -A ver, cuéntamela.- le decía entusiasmada. -Hablé con Jihoo-hyung y Yoona-ni. Y me dieron la mejor idea del mundo.- Hanna se extrañó un poco pero lo dejo continuar- Les conté lo que pasó con OK Jiyoung, y todo eso de que te amenazo y eso. -Es-espera, espera, espera, ¿qué? ¿Qué le hablas a...

Capítulo 20 – Honeymoon Parte 2

Ya era el quinto día del viaje, y aquello había pasado muy rápido. Hanna sentía que no quería que aquello terminase. Estaba muy agusto en aquel lugar. El ambiente, el clima, los parajes, incluso la compañía de Joonchae, estaba siendo todo perfecto. Aunque le faltaba poco para que aquel paraíso se terminase en un pequeño infierno para ella. -¿Qué haremos hoy?- le decía con una gran sonrisa. -¿No quieres tomar el sol? -Hombre... sí... pero creía que íbamos a ir a otra aventura.- dijo un tanto desilusionada. Joonchae aunque por fuera parecía serio, por dentro se moría de lo dulce que acababa de ser Hanna. -Te estaba tomando el pelo.- la empujó riéndose a carcajadas, que pararon en seco en cuanto vio la cara de enfado de Hanna- Ejem. Hoy he pensado que sería buena idea alquilar un jeep e ir a visitar alguna cala, o alguna playa por ahí. La mejor que veamos. Y así podrás tomar el sol, y también tomar alguna que otra foto.- Hanna lo miraba entusiasmada, le encantaba a...

Capítulo 8 - Home, sweet Home Parte 2

Ya habían terminado de comer, y la hora de los postres era la preferida para algunos. Y les venía perfecto para aprovechar el tiempo charlando y paseando por aquel enorme jardín. -Kim Hanna-ni.- se le acercó Geum JongDong ofreciendole un trozo de sandía. -Gomawo, JongDong-ni. (Gracias) -¿En qué piensas? -En lo que dijo JiHoo-nim antes en la comida. -Mmmm, fue bonito lo que dijo.- sorbía fuertemente. Hanna lo observaba. -Fue... espeluznante. Espero que no lo haga de nuevo.- volvió a sorber JongDong. -Aju jaemi, jaemi.(Muy divertido, divertido)- ella se reía. Jongdong lo volvió ha hacer. -Ya... Come con la boca cerrada, y no sorbas tanto.- le reñía como una mamá.- Mira.- se le caía el agua de la sandía por las comisuras- Aigoo.- Hanna se acercó para limpiarselo.- Agi, agii... (bebé)- se burlaba. -Annyo.(No.)- le sonría JongDong. Parecía imposible, pero siempre dichas escenas las contemplaba alguien desde lejos, y casi siempre solía ser él. -Ya, ya, ¿qué se...