No
sabía al cien por cien que iba a pasar cuando entrara por esa
puerta, pero cada vez se arrepentía más de estar andando en esa
dirección. Apretaba con fuerza la bolsa que llevaba en su mano
izquierda. Le venía a la cabeza la voz de su madre: “Jebal (por favor), llévale un regalo, ¿no? Toma. Aunque sea el mio, dáselo tú. Y yo le
compraré otra cosa.”. “Lo que me hacen hacer... Pero por lo
menos se que esto le gustará, y no una camisa... ¡Si tiene
quinientas, es una DIVA!”, pensaba, y apretaba la bolsa con fuerza.
Geum Jongdong la seguía avergonzado. Los dos entraron por la puerta
principal de la casa de los Choi. No lo habían preparado, pero los
dos iban muy conjuntados. Llevaban una camisa blanca, cada uno de su
estilo; y el estampado de la falda y el pantalón pitillo era el
mismo, pata de gallo blanco y negro. Im Soodae y Chang Tao los vieron
entrar deslumbrantes y se acercaron a ellos lo más rápido posible.
-Annyo...! (Ho...!)
-Pero
bueeeeno. ¿Acaso venís de pareja?- preguntó Tao, sin dejar que su
entusiasmado amigo pudiera saludaros efusivamente.
-Anny,
anny, (No, no) pura casualidad. Le he dicho que se cambiara. Que dónde íbamos así vestidos iguales. Pero llegábamos tarde, y ya he tenido que
meterlo al coche a la fuerza.
-Yo
iba a cambiarme de verdad...- replicaba Jongdong.
-Ya,
Jongdong-ni era broma, a mi me da igual si vamos iguales.- le daba
palmaditas en la espalda.- Peor sería que fueras también con
falda.- le dijo cómica. Los tres empezaron a reírse.- Que vaya, que
también me da igual. Seguro que la luces mejor que yo.- Jongdong se
avergonzaba un poco más con los comentarios de su jefa.
-Kunde... (Pero...)
-¿Qué
llevas en la bolsa Kim Hanna-shi?- interrumpió de nuevo Tao a su amigo.
Soodae le dio un codazo indicándole que se callara y lo dejara
hablar. El susodicho lo miró ojiplatico, ya que no sabía dado
cuenta de que trataba de hablar.
-Pues...
-Eso,
eso, ¿qué llevas ahí?- interrumpió esta vez Im Soodae a Hanna. Lo
cual provocó que ella lo mirara con cara de enfadada, indicando que
era mejor que estuviese calladito.
-Pues...-
hizo una pausa por si Soodae la quería interrumpir otra vez- le he
traído algo al maldito cumpleañero. Osea...- alzó su mirada a los
demás, sonrió falsamente- un regalo para nuestro súper
cumpleañero.- rió incomoda, y los demás asintieron.
-Se
lo puedes dejar en la mesa del comedor entonces.- le dijo una voz por
detrás. Hanna se volvió asustada.
-Hey,
hyung.- saludó Soodae.
-Uff...-
se llevó la mano al pecho angustiada.- por un momento pensé que eras
Choi Joonchae-ya, casi me muero.
-Waeo? (¿Por qué?)-
le preguntó Kibum curioso.
-Pues...-
se quedó mirándolo sin palabras- pues... porque no puede ver que le
he traído un regalo. Claro. Por eso.- Kibum la miraba serio, como si
estuviera viendo lo que realmente estaba pensando.
Aunque
lo que había dicho del regalo era verdad. No quería que nadie más
supiese que había en esa bolsa, y seguramente Joonchae no se
esperaba que ella le hubiese comprado un regalo, y menos lo que había
ahí dentro. Todos allí, estaban ahora impacientes por saber que
había en esa bolsa. Pero nunca lo sabrían. Nunca ninguno de los dos
habían dicho que era ese regalo, y nunca lo dirían.
Kim
Hanna se sintió un poco intimidada por la mirada de Kibum. Pero de
repente Kibum cambió su expresión facial. La tensión de sus ojos desapareció. Se sintió igual de confusa que en la cena de despedida de
Park Yoona y Kang Jihoo. Pero lo obvió por completo y su sonrisa risueña salió.
-¿Vamos
fuera a buscarlos a todos? - preguntó Soodae.
-Disculparme,
yo salgo ahora, voy a ir al baño primero. Llevo una hora queriéndome lavar las manos.- Jongdong lo miraba como perrito abandonado. Lo iba
a dejar solo y no podía evitarlo.
-Sí,
tranquila.- Kibum le indicó el camino con el brazo.
-Tranquilo,
se donde esta.- le sonrió, y fue en esa misma dirección.
-Geum
Jongdong-shi, ven con nosotros fuera, no te quedes solo.- le dijo muy
amigable Tao.
-Dee,
gamsahamida. (Sí, gracias)- Jongdong era la persona más servicial y buena que esa
panda de locos podría haber conocido.
-Hyung,
¿no vienes?- le dijo Soodae a Kibum, que se había quedado atrás.
-Anny (No),
ahora voy Soodae-ah. Primero voy a rellenar mi copa.- Soodae asintió
desde lejos extrañado, pero confiaba cien por cien en su hyung
Kibum, el más mejor del mundo, según él.
Lee
Kibum se quedó mirando en la dirección en la que se había ido Kim
Hanna. En esa dirección también se encontraba el dormitorio que
Joonchae tenía cuando vivía en casa de sus padres. Kibum se quedó
mirando un rato más en esa dirección, pensado en ir tras ella y
preguntarle sobre lo que estaba pasando. Pero decidió darse la
vuelta e ir a la cocina para rellenar su copa y seguir buscando a
Joonchae.
Hanna
dejó el regalo encima del lavabo y abrió el grifo para poder
lavarse las manos tranquilamente. No sabe porque, pero disfrutaba de
ese momento en silencio, con el agua cayendo de fondo. Se miró en el
espejo y retocó sus labios. Se quedó un momento mirando y pensando
porque le había comprado el regalo. Ese regalo que cada año le
daba, y cada año se volvía en una promesa que tenían que cumplir
para el siguiente cumpleaños.
Cogió
el regalo y fue sin hacer ruido, sin que nadie pudiera verla ir hacia la
zona de las habitaciones. Rezando porque nadie la viera. Se paró en
frente de la habitación de Choi Joonchae. Colocó su mano en la manivela y entró. Entorno detrás suya y fue a encender la luz verde
del escritorio, que dejaba ver lo suficiente de esa habitación
ordenada hasta la mínima pelusa. Dejó el regalo en la mesita de la
cama, y se sentó un segundo tras darse cuenta de todas las fotos que
había en la estantería. Buscaba y buscaba su foto y no la
encontraba. Solo veía fotos de sus amigos. Se levantó con tristeza, apretando muy fuerte el pliegue de la falda, y fue en dirección a
la puerta. Cuando fue a apagar la luz del escritorio alguien abrió
la puerta.
-Kim
Hanna-ya?- a ella le dio un vuelco al corazón.
-¡AH!
Joder...- dio un salto. Joonchae se asustó por el grito que dio
ella.
-Dios...
¿qué haces aquí?- se llevaba la mano al pecho.
-Madre
mía... creía que me moría.- se abanicaba con la mano, intentando
no responder.
-Ya,
venga, tampoco es para tanto.- Cerró detrás de él. Hanna echó un
paso atrás un poco asustada.
-¿Por
qué cierras?- le dijo incomoda.
-Eh?
He venido a por otro cinturón, a mi habitación. Y ha dado la
casualidad de que estabas aquí. Qué aún no me has dicho que haces
aquí.- la miraba mientras se quitaba el cinturón.
-Y
tú no me has dicho por qué has cerrado la puerta. ¿Qué haces?- se
giró avergonzada, la había arrinconado en territorio peligroso.
Miró el regalo encima de la mesita y se volvió a girar poniéndose delante de el para que no lo viera Joonchae.
-Si
tú no respondes a mi pregunta, yo no tengo porque contestarte.-
terminó de ponerse el otro cinturón.
-Bueno,
entonces estamos en las mismas. Siempre hay preguntas y nunca hay
respuestas. Así es la vida, continuemos nuestro camino. Muy bonito
todo. Ale, ale. Vamonos.- le daba palmaditas en la espalda indicando
que quería irse.
-¿Podemos
hablar?- paró en seco.
-Ijen (Ahora)...
¿no podemos hablar después? O, ¿en otro sitio?
-Anny. (No.)-
se giró y la miro muy fijamente, ella retrocedió- Te quería pedir
perdón Kim Hanna-ya... Se que lo pasaste mal... - Kim Hanna lo miró
con desprecio, él sabía decir las palabras idóneas para sacarla de
sus casillas.
-¿Perdón?
Pero que cínico eres, ¿no? Crees que con pedirme un simple perdón
todo esta arreglado. Perdón me dice...- se llevaba las manos a la
cintura, y gesticulaba de la rabia.
-Pero...-
él se estaba aguantando sus ganas de explotar al verla comportarse
con esos aires de grandeza. Tratándolo de juez y verdugo.- Es lo
mínimo que puedo hacer...
-Es,
perfecto, tú lo has dicho. Lo mi-ní-mo.- Hanna no podía creer que
no se entera de la película. Y Joonchae ya no podía aguantarse las
ganas de chillarle a la Hanna niñata que no podía dejar las cosas
de lado, y que lo estaba volviendo loco. Estaba bien un rato, luego
estaba mal, no sabía nunca por dónde iba a salir.
-¡Pero
bueno! Estoy haciendo un gran esfuerzo por entenderte. Y sin tener
ningún tipo de información.
-Venga
por favor, no me hagas reír. ¿Entenderme tú? ¿Cuando has tratado
de entender tú a otra persona que no fueses tú mismo? ¿Eh? ¡Eh!
-Siempre
he tratado de entenderte y de defenderte Hanna-ya. No me vengas con
esas.
-¡Señoras
y Señores les presento al rey del camino!
-¡YA!
¡Niñata estúpida!... - los dos se miraron desafiantes- No sabes
nada.
-Tú
tampoco.
-¡Uno
que trata de hacer las cosas bien para que todo vaya normal hoy, y
solo haces que liarla como siempre! ¡Nunca has sido normal y nunca
lo seras! Michin! (¡Loca!)- no pudo aguantarse las ganas de callar a la niña
que salía de esa chica maquillada, ya que solo parecía un holograma de la verdadera Kim Hanna.
-Muy
bien, muy bien... - Hanna empezó a aplaudirle, Joonchae se quedó
atónito- Aquí esta nuestro verdadero rey del camino... No se ni
porque me sorprendo...- se echo a reír. Lo miro con una dulce sonrisa
en la cara- Que tonta he sido. Tienes razón...
-Hanna-ya...-
intento disculparse de nuevo Joonchae, al ver que parecía que nunca
conseguirían estar bien. Ella se colocó el dedo en los labios en
señal de que no dijera nada.
-Tienes
razón nunca voy a cambiar, acéptalo. Yo acabo de aceptarlo.- salió
de la habitación decidida.
.
. .
Ya
estaban todos y cada uno de los invitados. Hanna fue decidida a dónde
estaba Jongdong.
-Oh,
estabas aquí.- sorprendió a Jongdong por detrás.
-Dee,
no me he movido mucho. Tampoco conozco mucho a la gente.- se encogía avergonzado.
Kim
Hanna cogió dos de las copas que llevaba el camarero que pasó por
su lado.
-Gamsanmidaaa. (Graciaaas)-
le indicó al camarero con una sonrisa nerviosa.- ¿Quieres?- le
indicó a JongDong.
-Annyo,
gamsan... (No, gra...)- Hanna bebió de golpe una de las copas- mida... (cias...)- Jongdong
estaba empezando a preocuparse.- Ya... Hanna-ni... ¿es bueno que
bebas tan rápido?- se bebió la otra copa que Jongdong había
rechazado.- ¿Y qué bebas tanto?- decía ojiplatico y preocupado.
Geum
Jongdong no quería regañarla ni mucho menos, porque seguro que ella
le chillaría aún más, y ante todo él tenía claro que era su
jefa. Pero los dos sabían que si seguía bebiendo así no iba a
acabar bien la cosa. Lo que no sabía Jongdong es lo que acababa de
pasar y el propósito que tenía Kim Hanna de evadirse, y si podía
joder a Choi Joonchae, pues mejor. Pero siempre muy digna. Aunque si
seguía bebiendo ya sabían donde iba a acabar la dignidad.
Seguramente por el suelo, como la última vez en el bar.
-No
te preocupes Jongdong-ni, ahora mismo lo que no necesito es pensar.
-¿Quieres
que piense yo por ti? Porque si sigues bebiendo así, ya te digo yo
que para pensar no vas a estar...- Hanna se bebió su tercera copa de
Champan.- Aigo... la que me espera...- dijo bajito.
-¿Qué
has dicho?- lo miró desafiante.
-Anny,
annya. (No, nada)- rió muy nervioso, no sabía donde meterse.
-Ya,
Jongdong-ni vamos a hablar con la gente.
-¿Con
quién?
-Con
quien sea, ¿qué más da?- estiró de su brazo hacía una pareja que
parecía sonarle.
En
ese momento Choi Joonchae también salió al jardín. Nunca se había
sentido más incomodo en un cumpleaños. Y aunque intentaba pensar en
otras cosas y no darle importancia a lo acaba de pasar, por dentro le
recorría una rabia extraña. “Nunca funciona nada con ella...”,
pensaba. Se llevó la mano a la cabeza y sacudió su pelo. La buscó
con la mirada por todo el jardín. Allí estaba, hablando y riéndose como si nada con la gente. Y a su lado Guem JongDong. Que para más
asombro de él iba conjuntado con ella.
-Pero,
¿y este tío pesado?- decía entre dientes
Hizo
el amago de ir donde estaban, pero alguien lo paró poniéndole la
mano en el hombro.
-Omo,
Kibum-ah. Que susto.
-¿Ya
has terminado tus asuntos con la realeza?
-¿Eh?- lo miró extrañado, y cayó en que antes había llamado de esa
manera despectiva a Kim Hanna, cuando se encontraron en la cocina-
Ah, ah, dee.- “Hey hyung, ¿has visto a Kim Hanna? Tengo que tratar
asuntos con su majestad, la princesa de barrio enojosa.- se rió el
solo de su chiste.” , recordó el comentario que le dijo a su
amigo.
-Ha
sido rápido.- le dio una copa de Champan.
-Dee,
gomawo. (Sí, gracias) Con ella las cosas siempre tienen que ir rápido.- se apoyó
en la barandilla de la terraza que daba al jardín, dónde estaban
todos los invitados.
-Sabes.-
Joonchae tragó un poco de Champan.- Me acuerdo muy bien de ella
ahora.
-Ijen? (¿Ahora?) Yo nunca la he podido olvidar...- decía con rabia. Kibum lo miró de
reojo.
-Recuerdo
que siempre estaba pegada a ti como una lapa.
-Sí,
la verdad es que era una pesada.- la miraba con cara de asco,
mientras la veía beber y divertirse.
-También
que jugaba muy bien, y también pegaba buenas patadas.
-Ch!
Maldita, aún me duelen muchas de ellas.- hacia gestos de desprecio
al aire que iban para ella.
Hanna
en un instante que se giró lo vio como estaba mandandole esos
gestos de desprecio, y comenzó a mirarle con cara de asco desde
donde estaba. Él se dio cuenta y corriendo miró hacia otro lado haciéndose el loco, como si con él no fuese la cosa. Kibum que
estaba atento de todo lo que estaban haciendo la saludó. Ella le
dedicó otro saludo con una gran sonrisa y se giró para hablar con
Geum JongDong de nuevo.
-También
recordé todas las veces que ella te esperaba al salir de las
clases,- Joonchae le prestó atención- o cuando iba a tu casa y tú
la echabas de allí porque estabas con nosotros...- algo en Joonchae
removió todos sus sentimientos.- la verdad es que ella te quería un
montón.
-Weo? (¿Qué?)-
le dijo extrañado y sin poder decir nada más.
-¿Por
fin te has dado cuenta de que ella existe?- Joonchae no entendía
nada- ¿Y por eso vas a casarte con ella?
-Weo?! (¡¿Qué?!)-
Joonchae se echó para atrás. “¿Cómo coño sabe él qué yo? WHAT?”- ¿Qué estas diciendo Kibum?
-Joonchae-hyung,
tonto no soy. Y la verdad, la discreción no es vuestro fuerte. Y
menos la de hyung.
-Hyung?-
cada vez estaba más estresado, al borde de la taquicardia. Los ojos
se iban a salir de sus cuencas.
-Si,
hyung, me envió un mensaje diciéndome que íbamos a celebrar pronto
como otra gran fiesta, o algo así. No recuerdo bien.- Joonchae se
llevó las dos manos a la cabeza en signo de desesperación. “Lo
voy a matar”, pensaba.- Y yo empece a hilar todo un poco. Y veo que
por tu cara he acertado.
-¿Eh?
Ya, Kibum-ah, lo siento por no decírtelo antes. Todo ha pasado tan
rápido. Sabes que eres mi mejor amigo, pero las circunstancias lo
requerían.- intentaba salir del paso muy nervioso.- Ella acaba de
llegar, hace mucho que no la veía, el dorama, la presión, mis
padres, tú venías de viaje, los problemas con la prensa,...-
Joonchae hablaba tan rápido que parecía que iba a ahogarse de un
momento a otro.
-Ya,
ya, Joonchae-ah, tranquilo.- lo cogió por lo hombros parando su
alterado monólogo de circunstancias.- No creía que podría estar en
lo cierto, la verdad. Pero no pasa nada. Me ha sorprendido, nada más.
No es nada malo.
-¿Nada
malo?- lo miraba cínicamente y se reía.- Claro, claro, no pasa
nada.- Joonchae cogió la copa de Champan y empezó a beber para
refrescarse.
-Tranquilo,
te perdono por no decírmelo antes y dejar que nos hiciéramos ilusiones
con ella.- Joonchae escupió lo que tenía en la boca. La gente que
estaba en el jardín se sorprendieron de su reacción.
-¿Ilu...
ilu qué?- sonreía falsamente con cara de haberse perdido en todo
aquel lío.
-Es
súper simpática y graciosa. Y ha cambiado mucho. Esta muy bonita
cuando sonríe.- Joonchae lo miraba atónito, y a la vez la miraba a
ella.
-¿Hablamos
de la misma persona?
-¿Qué?-
Kibum se sorprendió de su respuesta.
-Osea...-
al ver la cara de Kibum cayó en que debía ser más discreto.-
Claro.- río sarcástico- Esta bonita siempre.- río de nuevo. Kibum le
contesto con una sonrisa.
-Me
alegro por ti chingu. (amigo)- le dio una palmada en la espalda.- Espero que
desde ahora no malinterpretes nuestras conversaciones. Voy a ser
igual de simpático con ella, pero ya se que no se puede tocar.
-Dee,
claro.- sonrió sarcástico otra vez- Porque es mí novia. Claro.
Dee. Que gracioso.- volvía a reír incómodo. “¿Dónde me he
metido?”, pensaba.- No la toques.- le señalaba riéndose mientras
bajaba las escaleras hacia el jardín.
-Cuenta
conmigo, tranquilo.- Kibum le respondía alzando su copa. Pero al
mismo tiempo se sentía mal por haber confirmado la situación. Le
preocupaba como Im Soodae podía tomarse todo eso, sin mencionar a Im
Soori.
Joonchae
bajaba riéndose con carcajadas exageradas y bebía lo último que
quedaba en su copa. “¿Qué acaba de pasar, por dios?”. Cogió
otra copa de alcohol, y mientras saludaba a la gente andaba hacia
donde se encontraba ella. “¿Qué no la va a tocar dice? ¿Qué a
él le gustaba? ¿Nos hemos vuelto locos o qué?”, se giraba a
mirar a Kibum y sonreía. “Como la toque no se a quién mato antes.
Esto es una locura. Que me felicita dice. Esto va a ser mi
perdición.” pensaba mientras se acercaba cada vez más a ella. Kim
Hanna abría cada vez más sus ojos al ver que se estaba acercando a
donde estaba.
-¿Qué
haces?- le decía ella dedicándole una sonrisa.
-¿Qué
pasa no puedo venir a visitar a mis invitados especiales?-
gesticulaba con las manos sonreía falsamente.
-¿Especiales?-
se preguntaba sorprendido Jongdong entre dientes. Joonchae lo miró
de arriba abajo desafiante.
-Sí.
Por supuesto.- Jongdong agachó la cabeza algo asustado. Y Hanna
salió en su defensa mirando a Joonchae de la misma manera que había
hecho él con Jongdong.
-Ya...-
Kim Hanna se quedó con las palabras en la boca.
-Oppa!
Saengil-chukae! (¡Feliz cumpleaños!)- saltó de repente Im Soori.
La
cara de indignación de Kim Hanna y la mirada de muerte absoluta
hacía Im Soori fue visualizada por los que se encontraban a su
alrededor. Hanna se adelantó para decirle un par de cosas, pero
Jongdong estuvo rápido y pudo reducir a la bestia a tiempo. Hanna indignada cogió otra copa del camarero. Geum Jongdong no sabía si
era mejor el remedio o la enfermedad en ese momento. Aunque todos
sabían que aquello iba a acabar mal de todas maneras.
-Qué
mayor te haces, oppa.- lo cogía del brazo, en un intento de
abrazarlo.
-Soori-ni.-
respondía Joonchae apartándola delicadamente.- Que bien que ya estas
aquí.- intento dirigirla a otro sitio.
-Llevo
aquí un rato, pero no te veía. Y eso que te he buscado un montón.
-Omo,
dee? (¿Sí?) ¿Dónde esta Im Soodae?- Soori se giró en dirección a Kim
Hanna buscando a su hermano.
-Estaba
por allí, cerca de la estatua.- comenzó a ir en esa dirección
-Mierda...-
dijo Joonchae entre dientes.
En
el giró repentino de Im Soori se encontraron de frente con Kim
Hanna. Sus ojos se cruzaron de nuevo, y las dos se miraron de arriba
abajo con desprecio.
-Mierda
por dos...- se echo las manos a la cabeza por tercera vez en la
noche.
-¿Pero
esta loca también esta aquí?- soltó la primera piedra Im Soori.
Joonchae y Jongdong empezaron a rezar lo único que se sabían.
-Excuse
me?- se adelantó un paso Kim Hanna mientras terminaba su copa de
golpe y se la daba a Jongdong con fuerza.
-Ya...
Kim Hanna-shi, deberíamos...- Jongdong renunció a decir nada más al
darse cuenta de que tras las cinco o seis copas que había tomado ya no
la escuchaba.
-Uff,
por dios, pero si también bebes como un camionero, eres todo un
partidazo.- le decía desafiante Im Soori.
-Se
están rifando ostias y... ¡ui, qué casualidad! Tú llevas todas
las papeletas, barbie.- se cascaba los dedos de la mano,
mientras se acercaba a ella con una sonrisa muy falsa.
Im
Soori se quejaba con soniditos y con gestos incongruentes, mientras
se separaba poco a poco de Hanna viendo que era capaz de pegarle o de
algo peor. El miedo en la cara de Im Soori era real aunque ella
tratara de ocultarlo.
-Kim
Hanna! -le advirtió Choi Joonchae, que se puso al lado de las dos.
Hanna le puso la mano en el pecho.
-No
te metas, Joonchae-ah.
-Joonchae-ah?
¿Pero tú quién te crees?- saltó Im Soori indignada.
-Eso
mismo me pregunto yo. ¿Quién te crees con el derecho de despreciar
a las personas cuando sabes que no puedes con ellas? Baja de tu nube princesa de pacotilla. Arasseo? (¿De acuerdo?)- se acercó desafiante.
-Ya,
Kim Hanna-ya. ¿Puedes parar? Estás haciendo el ridículo.- le cogió
del brazo acercándola a él. Ella lo miró enfadada. No le gustaba
como la estaba tratando.
-¿El
ridículo?- ella sonreía. El alcohol y el sarcasmo brotaban por
aquella sonrisa.- ¿Qué yo estoy haciendo el ridículo? ¿Y ella no?
Ella que trata de ser en todo momento el centro de atención. Que
parece que tenga una flor en el culo. Y ahora soy yo quién hace el
ridículo.
-Es
que quien es ridícula, siempre será ridícula.- decía
despreciándola Im Soori mientras se refugiaba detrás de Joonchae.
Hanna hizo el amago de cogerla y se agachó detrás de Joonchae para
que no la pudiera alcanzar mientras él la cogía de los brazos.
-Suéltame.-
forcejeaba y lo miraba desafiante.
-Hanna-ni
deberíamos ir a sentarnos un poco por allí.- dijo Geum Jongdong
preocupado.
-Annyo.(No)-
dijeron Hanna y Joonchae a la vez. Él la soltó de golpe.
-No
ves que todos nos están mirando.
-No
ves que tu amiga es una pija impertinente que ha empezado la pelea.
Pero no, tú eso nunca lo ves. Nunca lo viste y nunca lo verás.
Porque yo siempre soy la mala y la rara de la historia.- empezaba a
andar extraño y a gesticular con los brazos.- La extranjera siempre
es la que tiene la culpa. La extranjera es la ridícula de la
historia, la que no encaja en la vida del rey del camino, ¿verdad?-
ninguno sabía de que estaba hablando, excepto él. Cada vez aclaraba
un poco más las piezas de ese puzzle extraño de desprecio y odio
hacia él por parte de Kim Hanna.
-Ya,
oppa, no le hagas caso a esta. Vente vamos a buscar a mi hermano.- lo
cogió de la mano Im Soori para llevarlo a otro sitio.
La
rabia de Hanna cada vez era mayor, y el alcohol que llevaba encima
solo ayudaba a que las ideas que estaban rondando por su cabeza
fueran de lo más retorcidas, y se llevasen a cabo más fácilmente.
Kim Hanna pasó por en medio de Joonchae e Im Soori separandolos. Y a
la vez que echaba a andar lo cogió a él de la mano, arrastrándolo hacia el medio del jardín. Donde más gente había. Donde más gente
los podía ver. “Vamos a lucirnos”, pensaba ella. Im Soori los
miró irse indignada. No podía hacer nada contra aquella niña
peleona.
-Hanna-ya,
¿dónde vas? ¿Qué haces?- protestaba Joonchae, que se había visto
arrastrado hacia una de sus locuras.
Hanna
cogió una de las copas que había en las mesas de jardín, bebió un
trago, y se dispuso a llamar la atención de los allí presentes.
-¡Señoras
y señores! Préstenme atención, será solo un segundo.- cuando
obtuvo la atención de la mayoría de los presentes prosiguió-
Gracias.
-¿Qué
haces?- le susurraba preocupado. Ella solo le sonreía.
-Muchas
gracias. Es hora de cantarle feliz cumpleaños a Joonchae-ah.
¿Verdad? Por favor, acercarse.- al escuchar eso, los empleados que
se encontraban repartiendo copas empezaron a encender las velas de la
tarta que allí en medio de la mesa del jardín se encontraba.-
Cantar conmigo. Uno, dos, tres...
Kim
Hanna empezó a cantar y todos los presentes la siguieron, un poco
avergonzados. Unos más que otros. Algunos la ayudaron a iniciar ese
“dolor de oídos”, como calificaban muchos. Entre ese dolor de
oídos se encontraba Soodae y Chang Tao, muy emocionados ellos por
cantar. A Hanna ya le daba todo igual, el alcohol había hecho su
efecto. Al día siguiente seguramente no recordaría nada.
Terminaron
de cantar y Hanna comenzó a aplaudir de manera muy ruda para llamar
otra vez la atención de todos los presentes, y no lo pensó.
-Saengil-chukae
Joonchae-ah.- dijo muy seria.
Y
se abalanzó hacia Joonchae cogiéndole de la cara para poder besarle.
Ella nunca imaginó que llegaría ese día, y tampoco que sería de
esa manera.
El
beso duró más de lo que ellos esperaban. Él estaba paralizado por
la situación, solo noto como algo fuerte lo quemaba, y ella tenía
una sensación cálida en la barriga de la que no quería desprenderse.
Los
invitados se quedaron anonadados sin saber que decir. Como en aquella
ocasión algunos curiosos empezaron a hacer fotos, pero ninguno
presto atención a nada de eso. Solo notaban la humedad del beso.
Como Hanna apretaba cada vez más los brazos de Joonchae, y como
dejaron de tensarse hasta que acabo. Se miraron a los ojos, y en un
instante él vio algo que le resulto muy raro, parecía haber
desaparecido la mirada fría con la que Hanna lo miraba. Pero solo
duro un instante, volvió su mirada fría con la que le dijo.
-Esto,
es hacer el ridículo.- le susurro al oído.
Todo
el mundo estaba estupefacto, no paraban de preguntar porque, no entendían nada. El padre de Joonchae salió corriendo a socorrer a
los dos cabezas locas.
-Ya
ya! Estas cosas no se hacen en público.- reía de manera falsa
intentando hacer más amena la situación.- Hay que ver los jóvenes
de hoy en día, hacen las cosas sin pensar.
-Lo
siento.- se cogía Hanna al brazo de Joonchae- Es que he vivido tanto
tiempo en España, que muchas de las costumbres las he perdido.- puso la primera escusa que se le vino a la cabeza, a su cabeza
alcoholizada.
-Dee...
ja ja...- Joonchae reía incómodo- No sabe lo que hace.- la miraba y
se reían falsamente.
-Pero
bueno, allí en España los novios se felicitan así.
Todo
el mundo empezó a preguntar “¿Novios? ¿Pero cuando?”. Nadie entendía lo que estaba pasando, Joonchae tampoco.
-Joonchae...-
Kibum lo miró indignado, no sabía como reaccionar. Aunque ya
supiese algo al respecto, muchas sensaciones pasaban por él en ese
momento.
-Eh...-
no le salían las palabras a Joonchae. ¿Cómo les explicaría lo qué
iba a hacer?
Im
Soori derramo una lagrima en frente de Joonchae y se fue sin decir
nada. Él quiso de verdad ir detrás suya pero miro a su alrededor y
solo veía caras de sorpresa y cámaras. Trago saliva, se compuso y
agarro la mano de Hanna delicadamente.
-Sentimos
no haberlo dicho antes pero queríamos que Kim Hanna-ni se habituara otra
vez, es duro ser la nueva otra vez, y era un paso muy importante para
los dos, que teníamos que tomar con calma.
Im
Soodae solo se quedó allí, sin decir nada, y sin expresar nada. No
podía creer que le había pasado por segunda vez. La misma chica, y
él mismo amigo. Chang Tao le puso la mano en su hombro para dar ánimos a su compañero. Este solo la cogió, y girándose para mirar a
su compañero, le sonrío.
-Tranquilo, esto no
es nada nuevo.- dijo resignado. Im Soodae era más maduro de lo que
la gente creía.
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