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Capítulo 9 - Creando mentiras Parte 2


No sabía al cien por cien que iba a pasar cuando entrara por esa puerta, pero cada vez se arrepentía más de estar andando en esa dirección. Apretaba con fuerza la bolsa que llevaba en su mano izquierda. Le venía a la cabeza la voz de su madre: “Jebal (por favor), llévale un regalo, ¿no? Toma. Aunque sea el mio, dáselo tú. Y yo le compraré otra cosa.”. “Lo que me hacen hacer... Pero por lo menos se que esto le gustará, y no una camisa... ¡Si tiene quinientas, es una DIVA!”, pensaba, y apretaba la bolsa con fuerza. Geum Jongdong la seguía avergonzado. Los dos entraron por la puerta principal de la casa de los Choi. No lo habían preparado, pero los dos iban muy conjuntados. Llevaban una camisa blanca, cada uno de su estilo; y el estampado de la falda y el pantalón pitillo era el mismo, pata de gallo blanco y negro. Im Soodae y Chang Tao los vieron entrar deslumbrantes y se acercaron a ellos lo más rápido posible.
-Annyo...! (Ho...!) 
-Pero bueeeeno. ¿Acaso venís de pareja?- preguntó Tao, sin dejar que su entusiasmado amigo pudiera saludaros efusivamente.
-Anny, anny, (No, no) pura casualidad. Le he dicho que se cambiara. Que dónde íbamos así vestidos iguales. Pero llegábamos tarde, y ya he tenido que meterlo al coche a la fuerza.
-Yo iba a cambiarme de verdad...- replicaba Jongdong.
-Ya, Jongdong-ni era broma, a mi me da igual si vamos iguales.- le daba palmaditas en la espalda.- Peor sería que fueras también con falda.- le dijo cómica. Los tres empezaron a reírse.- Que vaya, que también me da igual. Seguro que la luces mejor que yo.- Jongdong se avergonzaba un poco más con los comentarios de su jefa.
-Kunde... (Pero...)
-¿Qué llevas en la bolsa Kim Hanna-shi?- interrumpió de nuevo Tao a su amigo. Soodae le dio un codazo indicándole que se callara y lo dejara hablar. El susodicho lo miró ojiplatico, ya que no sabía dado cuenta de que trataba de hablar.
-Pues...
-Eso, eso, ¿qué llevas ahí?- interrumpió esta vez Im Soodae a Hanna. Lo cual provocó que ella lo mirara con cara de enfadada, indicando que era mejor que estuviese calladito.
-Pues...- hizo una pausa por si Soodae la quería interrumpir otra vez- le he traído algo al maldito cumpleañero. Osea...- alzó su mirada a los demás, sonrió falsamente- un regalo para nuestro súper cumpleañero.- rió incomoda, y los demás asintieron.
-Se lo puedes dejar en la mesa del comedor entonces.- le dijo una voz por detrás. Hanna se volvió asustada.
-Hey, hyung.- saludó Soodae.
-Uff...- se llevó la mano al pecho angustiada.- por un momento pensé que eras Choi Joonchae-ya, casi me muero.
-Waeo? (¿Por qué?)- le preguntó Kibum curioso.
-Pues...- se quedó mirándolo sin palabras- pues... porque no puede ver que le he traído un regalo. Claro. Por eso.- Kibum la miraba serio, como si estuviera viendo lo que realmente estaba pensando.
Aunque lo que había dicho del regalo era verdad. No quería que nadie más supiese que había en esa bolsa, y seguramente Joonchae no se esperaba que ella le hubiese comprado un regalo, y menos lo que había ahí dentro. Todos allí, estaban ahora impacientes por saber que había en esa bolsa. Pero nunca lo sabrían. Nunca ninguno de los dos habían dicho que era ese regalo, y nunca lo dirían.
Kim Hanna se sintió un poco intimidada por la mirada de Kibum. Pero de repente Kibum cambió su expresión facial. La tensión de sus ojos desapareció. Se sintió igual de confusa que en la cena de despedida de Park Yoona y Kang Jihoo. Pero lo obvió por completo y su sonrisa risueña salió.
-¿Vamos fuera a buscarlos a todos? - preguntó Soodae.
-Disculparme, yo salgo ahora, voy a ir al baño primero. Llevo una hora queriéndome lavar las manos.- Jongdong lo miraba como perrito abandonado. Lo iba a dejar solo y no podía evitarlo.
-Sí, tranquila.- Kibum le indicó el camino con el brazo.
-Tranquilo, se donde esta.- le sonrió, y fue en esa misma dirección.
-Geum Jongdong-shi, ven con nosotros fuera, no te quedes solo.- le dijo muy amigable Tao.
-Dee, gamsahamida. (Sí, gracias)- Jongdong era la persona más servicial y buena que esa panda de locos podría haber conocido.
-Hyung, ¿no vienes?- le dijo Soodae a Kibum, que se había quedado atrás.
-Anny (No), ahora voy Soodae-ah. Primero voy a rellenar mi copa.- Soodae asintió desde lejos extrañado, pero confiaba cien por cien en su hyung Kibum, el más mejor del mundo, según él.
Lee Kibum se quedó mirando en la dirección en la que se había ido Kim Hanna. En esa dirección también se encontraba el dormitorio que Joonchae tenía cuando vivía en casa de sus padres. Kibum se quedó mirando un rato más en esa dirección, pensado en ir tras ella y preguntarle sobre lo que estaba pasando. Pero decidió darse la vuelta e ir a la cocina para rellenar su copa y seguir buscando a Joonchae.
Hanna dejó el regalo encima del lavabo y abrió el grifo para poder lavarse las manos tranquilamente. No sabe porque, pero disfrutaba de ese momento en silencio, con el agua cayendo de fondo. Se miró en el espejo y retocó sus labios. Se quedó un momento mirando y pensando porque le había comprado el regalo. Ese regalo que cada año le daba, y cada año se volvía en una promesa que tenían que cumplir para el siguiente cumpleaños.
Cogió el regalo y fue sin hacer ruido, sin que nadie pudiera verla ir hacia la zona de las habitaciones. Rezando porque nadie la viera. Se paró en frente de la habitación de Choi Joonchae. Colocó su mano en la manivela y entró. Entorno detrás suya y fue a encender la luz verde del escritorio, que dejaba ver lo suficiente de esa habitación ordenada hasta la mínima pelusa. Dejó el regalo en la mesita de la cama, y se sentó un segundo tras darse cuenta de todas las fotos que había en la estantería. Buscaba y buscaba su foto y no la encontraba. Solo veía fotos de sus amigos. Se levantó con tristeza, apretando muy fuerte el pliegue de la falda, y fue en dirección a la puerta. Cuando fue a apagar la luz del escritorio alguien abrió la puerta.
-Kim Hanna-ya?- a ella le dio un vuelco al corazón.
-¡AH! Joder...- dio un salto. Joonchae se asustó por el grito que dio ella.
-Dios... ¿qué haces aquí?- se llevaba la mano al pecho.
-Madre mía... creía que me moría.- se abanicaba con la mano, intentando no responder.
-Ya, venga, tampoco es para tanto.- Cerró detrás de él. Hanna echó un paso atrás un poco asustada.
-¿Por qué cierras?- le dijo incomoda.
-Eh? He venido a por otro cinturón, a mi habitación. Y ha dado la casualidad de que estabas aquí. Qué aún no me has dicho que haces aquí.- la miraba mientras se quitaba el cinturón.
-Y tú no me has dicho por qué has cerrado la puerta. ¿Qué haces?- se giró avergonzada, la había arrinconado en territorio peligroso. Miró el regalo encima de la mesita y se volvió a girar poniéndose delante de el para que no lo viera Joonchae.
-Si tú no respondes a mi pregunta, yo no tengo porque contestarte.- terminó de ponerse el otro cinturón.
-Bueno, entonces estamos en las mismas. Siempre hay preguntas y nunca hay respuestas. Así es la vida, continuemos nuestro camino. Muy bonito todo. Ale, ale. Vamonos.- le daba palmaditas en la espalda indicando que quería irse.
-¿Podemos hablar?- paró en seco.
-Ijen (Ahora)... ¿no podemos hablar después? O, ¿en otro sitio?
-Anny. (No.)- se giró y la miro muy fijamente, ella retrocedió- Te quería pedir perdón Kim Hanna-ya... Se que lo pasaste mal... - Kim Hanna lo miró con desprecio, él sabía decir las palabras idóneas para sacarla de sus casillas.
-¿Perdón? Pero que cínico eres, ¿no? Crees que con pedirme un simple perdón todo esta arreglado. Perdón me dice...- se llevaba las manos a la cintura, y gesticulaba de la rabia.
-Pero...- él se estaba aguantando sus ganas de explotar al verla comportarse con esos aires de grandeza. Tratándolo de juez y verdugo.- Es lo mínimo que puedo hacer...
-Es, perfecto, tú lo has dicho. Lo mi-ní-mo.- Hanna no podía creer que no se entera de la película. Y Joonchae ya no podía aguantarse las ganas de chillarle a la Hanna niñata que no podía dejar las cosas de lado, y que lo estaba volviendo loco. Estaba bien un rato, luego estaba mal, no sabía nunca por dónde iba a salir.
-¡Pero bueno! Estoy haciendo un gran esfuerzo por entenderte. Y sin tener ningún tipo de información.
-Venga por favor, no me hagas reír. ¿Entenderme tú? ¿Cuando has tratado de entender tú a otra persona que no fueses tú mismo? ¿Eh? ¡Eh!
-Siempre he tratado de entenderte y de defenderte Hanna-ya. No me vengas con esas.
-¡Señoras y Señores les presento al rey del camino!
-¡YA! ¡Niñata estúpida!... - los dos se miraron desafiantes- No sabes nada.
-Tú tampoco.
-¡Uno que trata de hacer las cosas bien para que todo vaya normal hoy, y solo haces que liarla como siempre! ¡Nunca has sido normal y nunca lo seras! Michin! (¡Loca!)- no pudo aguantarse las ganas de callar a la niña que salía de esa chica maquillada, ya que solo parecía un holograma de la verdadera Kim Hanna.
-Muy bien, muy bien... - Hanna empezó a aplaudirle, Joonchae se quedó atónito- Aquí esta nuestro verdadero rey del camino... No se ni porque me sorprendo...- se echo a reír. Lo miro con una dulce sonrisa en la cara- Que tonta he sido. Tienes razón...
-Hanna-ya...- intento disculparse de nuevo Joonchae, al ver que parecía que nunca conseguirían estar bien. Ella se colocó el dedo en los labios en señal de que no dijera nada.
-Tienes razón nunca voy a cambiar, acéptalo. Yo acabo de aceptarlo.- salió de la habitación decidida.

. . .

Ya estaban todos y cada uno de los invitados. Hanna fue decidida a dónde estaba Jongdong.
-Oh, estabas aquí.- sorprendió a Jongdong por detrás.
-Dee, no me he movido mucho. Tampoco conozco mucho a la gente.- se encogía avergonzado.
Kim Hanna cogió dos de las copas que llevaba el camarero que pasó por su lado.
-Gamsanmidaaa. (Graciaaas)- le indicó al camarero con una sonrisa nerviosa.- ¿Quieres?- le indicó a JongDong.
-Annyo, gamsan... (No, gra...)- Hanna bebió de golpe una de las copas- mida... (cias...)- Jongdong estaba empezando a preocuparse.- Ya... Hanna-ni... ¿es bueno que bebas tan rápido?- se bebió la otra copa que Jongdong había rechazado.- ¿Y qué bebas tanto?- decía ojiplatico y preocupado.
Geum Jongdong no quería regañarla ni mucho menos, porque seguro que ella le chillaría aún más, y ante todo él tenía claro que era su jefa. Pero los dos sabían que si seguía bebiendo así no iba a acabar bien la cosa. Lo que no sabía Jongdong es lo que acababa de pasar y el propósito que tenía Kim Hanna de evadirse, y si podía joder a Choi Joonchae, pues mejor. Pero siempre muy digna. Aunque si seguía bebiendo ya sabían donde iba a acabar la dignidad. Seguramente por el suelo, como la última vez en el bar.
-No te preocupes Jongdong-ni, ahora mismo lo que no necesito es pensar.
-¿Quieres que piense yo por ti? Porque si sigues bebiendo así, ya te digo yo que para pensar no vas a estar...- Hanna se bebió su tercera copa de Champan.- Aigo... la que me espera...- dijo bajito.
-¿Qué has dicho?- lo miró desafiante.
-Anny, annya. (No, nada)- rió muy nervioso, no sabía donde meterse.
-Ya, Jongdong-ni vamos a hablar con la gente.
-¿Con quién?
-Con quien sea, ¿qué más da?- estiró de su brazo hacía una pareja que parecía sonarle.
En ese momento Choi Joonchae también salió al jardín. Nunca se había sentido más incomodo en un cumpleaños. Y aunque intentaba pensar en otras cosas y no darle importancia a lo acaba de pasar, por dentro le recorría una rabia extraña. “Nunca funciona nada con ella...”, pensaba. Se llevó la mano a la cabeza y sacudió su pelo. La buscó con la mirada por todo el jardín. Allí estaba, hablando y riéndose como si nada con la gente. Y a su lado Guem JongDong. Que para más asombro de él iba conjuntado con ella.
-Pero, ¿y este tío pesado?- decía entre dientes
Hizo el amago de ir donde estaban, pero alguien lo paró poniéndole la mano en el hombro.
-Omo, Kibum-ah. Que susto.
-¿Ya has terminado tus asuntos con la realeza?
-¿Eh?- lo miró extrañado, y cayó en que antes había llamado de esa manera despectiva a Kim Hanna, cuando se encontraron en la cocina- Ah, ah, dee.- “Hey hyung, ¿has visto a Kim Hanna? Tengo que tratar asuntos con su majestad, la princesa de barrio enojosa.- se rió el solo de su chiste.” , recordó el comentario que le dijo a su amigo.
-Ha sido rápido.- le dio una copa de Champan.
-Dee, gomawo. (Sí, gracias) Con ella las cosas siempre tienen que ir rápido.- se apoyó en la barandilla de la terraza que daba al jardín, dónde estaban todos los invitados.
-Sabes.- Joonchae tragó un poco de Champan.- Me acuerdo muy bien de ella ahora.
-Ijen? (¿Ahora?) Yo nunca la he podido olvidar...- decía con rabia. Kibum lo miró de reojo.
-Recuerdo que siempre estaba pegada a ti como una lapa.
-Sí, la verdad es que era una pesada.- la miraba con cara de asco, mientras la veía beber y divertirse.
-También que jugaba muy bien, y también pegaba buenas patadas.
-Ch! Maldita, aún me duelen muchas de ellas.- hacia gestos de desprecio al aire que iban para ella.
Hanna en un instante que se giró lo vio como estaba mandandole esos gestos de desprecio, y comenzó a mirarle con cara de asco desde donde estaba. Él se dio cuenta y corriendo miró hacia otro lado haciéndose el loco, como si con él no fuese la cosa. Kibum que estaba atento de todo lo que estaban haciendo la saludó. Ella le dedicó otro saludo con una gran sonrisa y se giró para hablar con Geum JongDong de nuevo.
-También recordé todas las veces que ella te esperaba al salir de las clases,- Joonchae le prestó atención- o cuando iba a tu casa y tú la echabas de allí porque estabas con nosotros...- algo en Joonchae removió todos sus sentimientos.- la verdad es que ella te quería un montón.
-Weo? (¿Qué?)- le dijo extrañado y sin poder decir nada más.
-¿Por fin te has dado cuenta de que ella existe?- Joonchae no entendía nada- ¿Y por eso vas a casarte con ella?
-Weo?! (¡¿Qué?!)- Joonchae se echó para atrás. “¿Cómo coño sabe él qué yo? WHAT?”- ¿Qué estas diciendo Kibum?
-Joonchae-hyung, tonto no soy. Y la verdad, la discreción no es vuestro fuerte. Y menos la de hyung.
-Hyung?- cada vez estaba más estresado, al borde de la taquicardia. Los ojos se iban a salir de sus cuencas.
-Si, hyung, me envió un mensaje diciéndome que íbamos a celebrar pronto como otra gran fiesta, o algo así. No recuerdo bien.- Joonchae se llevó las dos manos a la cabeza en signo de desesperación. “Lo voy a matar”, pensaba.- Y yo empece a hilar todo un poco. Y veo que por tu cara he acertado.
-¿Eh? Ya, Kibum-ah, lo siento por no decírtelo antes. Todo ha pasado tan rápido. Sabes que eres mi mejor amigo, pero las circunstancias lo requerían.- intentaba salir del paso muy nervioso.- Ella acaba de llegar, hace mucho que no la veía, el dorama, la presión, mis padres, tú venías de viaje, los problemas con la prensa,...- Joonchae hablaba tan rápido que parecía que iba a ahogarse de un momento a otro.
-Ya, ya, Joonchae-ah, tranquilo.- lo cogió por lo hombros parando su alterado monólogo de circunstancias.- No creía que podría estar en lo cierto, la verdad. Pero no pasa nada. Me ha sorprendido, nada más. No es nada malo.
-¿Nada malo?- lo miraba cínicamente y se reía.- Claro, claro, no pasa nada.- Joonchae cogió la copa de Champan y empezó a beber para refrescarse.
-Tranquilo, te perdono por no decírmelo antes y dejar que nos hiciéramos ilusiones con ella.- Joonchae escupió lo que tenía en la boca. La gente que estaba en el jardín se sorprendieron de su reacción.
-¿Ilu... ilu qué?- sonreía falsamente con cara de haberse perdido en todo aquel lío.
-Es súper simpática y graciosa. Y ha cambiado mucho. Esta muy bonita cuando sonríe.- Joonchae lo miraba atónito, y a la vez la miraba a ella.
-¿Hablamos de la misma persona?
-¿Qué?- Kibum se sorprendió de su respuesta.
-Osea...- al ver la cara de Kibum cayó en que debía ser más discreto.- Claro.- río sarcástico- Esta bonita siempre.- río de nuevo. Kibum le contesto con una sonrisa.
-Me alegro por ti chingu. (amigo)- le dio una palmada en la espalda.- Espero que desde ahora no malinterpretes nuestras conversaciones. Voy a ser igual de simpático con ella, pero ya se que no se puede tocar.
-Dee, claro.- sonrió sarcástico otra vez- Porque es mí novia. Claro. Dee. Que gracioso.- volvía a reír incómodo. “¿Dónde me he metido?”, pensaba.- No la toques.- le señalaba riéndose mientras bajaba las escaleras hacia el jardín.
-Cuenta conmigo, tranquilo.- Kibum le respondía alzando su copa. Pero al mismo tiempo se sentía mal por haber confirmado la situación. Le preocupaba como Im Soodae podía tomarse todo eso, sin mencionar a Im Soori.
Joonchae bajaba riéndose con carcajadas exageradas y bebía lo último que quedaba en su copa. “¿Qué acaba de pasar, por dios?”. Cogió otra copa de alcohol, y mientras saludaba a la gente andaba hacia donde se encontraba ella. “¿Qué no la va a tocar dice? ¿Qué a él le gustaba? ¿Nos hemos vuelto locos o qué?”, se giraba a mirar a Kibum y sonreía. “Como la toque no se a quién mato antes. Esto es una locura. Que me felicita dice. Esto va a ser mi perdición.” pensaba mientras se acercaba cada vez más a ella. Kim Hanna abría cada vez más sus ojos al ver que se estaba acercando a donde estaba.
-¿Qué haces?- le decía ella dedicándole una sonrisa.
-¿Qué pasa no puedo venir a visitar a mis invitados especiales?- gesticulaba con las manos sonreía falsamente.
-¿Especiales?- se preguntaba sorprendido Jongdong entre dientes. Joonchae lo miró de arriba abajo desafiante.
-Sí. Por supuesto.- Jongdong agachó la cabeza algo asustado. Y Hanna salió en su defensa mirando a Joonchae de la misma manera que había hecho él con Jongdong.
-Ya...- Kim Hanna se quedó con las palabras en la boca.
-Oppa! Saengil-chukae! (¡Feliz cumpleaños!)- saltó de repente Im Soori.
La cara de indignación de Kim Hanna y la mirada de muerte absoluta hacía Im Soori fue visualizada por los que se encontraban a su alrededor. Hanna se adelantó para decirle un par de cosas, pero Jongdong estuvo rápido y pudo reducir a la bestia a tiempo. Hanna indignada cogió otra copa del camarero. Geum Jongdong no sabía si era mejor el remedio o la enfermedad en ese momento. Aunque todos sabían que aquello iba a acabar mal de todas maneras.
-Qué mayor te haces, oppa.- lo cogía del brazo, en un intento de abrazarlo.
-Soori-ni.- respondía Joonchae apartándola delicadamente.- Que bien que ya estas aquí.- intento dirigirla a otro sitio.
-Llevo aquí un rato, pero no te veía. Y eso que te he buscado un montón.
-Omo, dee? (¿Sí?) ¿Dónde esta Im Soodae?- Soori se giró en dirección a Kim Hanna buscando a su hermano.
-Estaba por allí, cerca de la estatua.- comenzó a ir en esa dirección
-Mierda...- dijo Joonchae entre dientes.
En el giró repentino de Im Soori se encontraron de frente con Kim Hanna. Sus ojos se cruzaron de nuevo, y las dos se miraron de arriba abajo con desprecio.
-Mierda por dos...- se echo las manos a la cabeza por tercera vez en la noche.
-¿Pero esta loca también esta aquí?- soltó la primera piedra Im Soori. Joonchae y Jongdong empezaron a rezar lo único que se sabían.
-Excuse me?- se adelantó un paso Kim Hanna mientras terminaba su copa de golpe y se la daba a Jongdong con fuerza.
-Ya... Kim Hanna-shi, deberíamos...- Jongdong renunció a decir nada más al darse cuenta de que tras las cinco o seis copas que había tomado ya no la escuchaba.
-Uff, por dios, pero si también bebes como un camionero, eres todo un partidazo.- le decía desafiante Im Soori.
-Se están rifando ostias y... ¡ui, qué casualidad! Tú llevas todas las papeletas, barbie.- se cascaba los dedos de la mano, mientras se acercaba a ella con una sonrisa muy falsa.
Im Soori se quejaba con soniditos y con gestos incongruentes, mientras se separaba poco a poco de Hanna viendo que era capaz de pegarle o de algo peor. El miedo en la cara de Im Soori era real aunque ella tratara de ocultarlo.
-Kim Hanna! -le advirtió Choi Joonchae, que se puso al lado de las dos. Hanna le puso la mano en el pecho.
-No te metas, Joonchae-ah.
-Joonchae-ah? ¿Pero tú quién te crees?- saltó Im Soori indignada.
-Eso mismo me pregunto yo. ¿Quién te crees con el derecho de despreciar a las personas cuando sabes que no puedes con ellas? Baja de tu nube princesa de pacotilla. Arasseo? (¿De acuerdo?)- se acercó desafiante.
-Ya, Kim Hanna-ya. ¿Puedes parar? Estás haciendo el ridículo.- le cogió del brazo acercándola a él. Ella lo miró enfadada. No le gustaba como la estaba tratando.
-¿El ridículo?- ella sonreía. El alcohol y el sarcasmo brotaban por aquella sonrisa.- ¿Qué yo estoy haciendo el ridículo? ¿Y ella no? Ella que trata de ser en todo momento el centro de atención. Que parece que tenga una flor en el culo. Y ahora soy yo quién hace el ridículo.
-Es que quien es ridícula, siempre será ridícula.- decía despreciándola Im Soori mientras se refugiaba detrás de Joonchae. Hanna hizo el amago de cogerla y se agachó detrás de Joonchae para que no la pudiera alcanzar mientras él la cogía de los brazos.
-Suéltame.- forcejeaba y lo miraba desafiante.
-Hanna-ni deberíamos ir a sentarnos un poco por allí.- dijo Geum Jongdong preocupado.
-Annyo.(No)- dijeron Hanna y Joonchae a la vez. Él la soltó de golpe.
-No ves que todos nos están mirando.
-No ves que tu amiga es una pija impertinente que ha empezado la pelea. Pero no, tú eso nunca lo ves. Nunca lo viste y nunca lo verás. Porque yo siempre soy la mala y la rara de la historia.- empezaba a andar extraño y a gesticular con los brazos.- La extranjera siempre es la que tiene la culpa. La extranjera es la ridícula de la historia, la que no encaja en la vida del rey del camino, ¿verdad?- ninguno sabía de que estaba hablando, excepto él. Cada vez aclaraba un poco más las piezas de ese puzzle extraño de desprecio y odio hacia él por parte de Kim Hanna.
-Ya, oppa, no le hagas caso a esta. Vente vamos a buscar a mi hermano.- lo cogió de la mano Im Soori para llevarlo a otro sitio.
La rabia de Hanna cada vez era mayor, y el alcohol que llevaba encima solo ayudaba a que las ideas que estaban rondando por su cabeza fueran de lo más retorcidas, y se llevasen a cabo más fácilmente. Kim Hanna pasó por en medio de Joonchae e Im Soori separandolos. Y a la vez que echaba a andar lo cogió a él de la mano, arrastrándolo hacia el medio del jardín. Donde más gente había. Donde más gente los podía ver. “Vamos a lucirnos”, pensaba ella. Im Soori los miró irse indignada. No podía hacer nada contra aquella niña peleona.
-Hanna-ya, ¿dónde vas? ¿Qué haces?- protestaba Joonchae, que se había visto arrastrado hacia una de sus locuras.
Hanna cogió una de las copas que había en las mesas de jardín, bebió un trago, y se dispuso a llamar la atención de los allí presentes.
-¡Señoras y señores! Préstenme atención, será solo un segundo.- cuando obtuvo la atención de la mayoría de los presentes prosiguió- Gracias.
-¿Qué haces?- le susurraba preocupado. Ella solo le sonreía.
-Muchas gracias. Es hora de cantarle feliz cumpleaños a Joonchae-ah. ¿Verdad? Por favor, acercarse.- al escuchar eso, los empleados que se encontraban repartiendo copas empezaron a encender las velas de la tarta que allí en medio de la mesa del jardín se encontraba.- Cantar conmigo. Uno, dos, tres...
Kim Hanna empezó a cantar y todos los presentes la siguieron, un poco avergonzados. Unos más que otros. Algunos la ayudaron a iniciar ese “dolor de oídos”, como calificaban muchos. Entre ese dolor de oídos se encontraba Soodae y Chang Tao, muy emocionados ellos por cantar. A Hanna ya le daba todo igual, el alcohol había hecho su efecto. Al día siguiente seguramente no recordaría nada.
Terminaron de cantar y Hanna comenzó a aplaudir de manera muy ruda para llamar otra vez la atención de todos los presentes, y no lo pensó.
-Saengil-chukae Joonchae-ah.- dijo muy seria.
Y se abalanzó hacia Joonchae cogiéndole de la cara para poder besarle. Ella nunca imaginó que llegaría ese día, y tampoco que sería de esa manera.
El beso duró más de lo que ellos esperaban. Él estaba paralizado por la situación, solo noto como algo fuerte lo quemaba, y ella tenía una sensación cálida en la barriga de la que no quería desprenderse.
Los invitados se quedaron anonadados sin saber que decir. Como en aquella ocasión algunos curiosos empezaron a hacer fotos, pero ninguno presto atención a nada de eso. Solo notaban la humedad del beso. Como Hanna apretaba cada vez más los brazos de Joonchae, y como dejaron de tensarse hasta que acabo. Se miraron a los ojos, y en un instante él vio algo que le resulto muy raro, parecía haber desaparecido la mirada fría con la que Hanna lo miraba. Pero solo duro un instante, volvió su mirada fría con la que le dijo.
-Esto, es hacer el ridículo.- le susurro al oído.
Todo el mundo estaba estupefacto, no paraban de preguntar porque, no entendían nada. El padre de Joonchae salió corriendo a socorrer a los dos cabezas locas.
-Ya ya! Estas cosas no se hacen en público.- reía de manera falsa intentando hacer más amena la situación.- Hay que ver los jóvenes de hoy en día, hacen las cosas sin pensar.
-Lo siento.- se cogía Hanna al brazo de Joonchae- Es que he vivido tanto tiempo en España, que muchas de las costumbres las he perdido.- puso la primera escusa que se le vino a la cabeza, a su cabeza alcoholizada.
-Dee... ja ja...- Joonchae reía incómodo- No sabe lo que hace.- la miraba y se reían falsamente.
-Pero bueno, allí en España los novios se felicitan así.
Todo el mundo empezó a preguntar “¿Novios? ¿Pero cuando?”. Nadie entendía lo que estaba pasando, Joonchae tampoco.
-Joonchae...- Kibum lo miró indignado, no sabía como reaccionar. Aunque ya supiese algo al respecto, muchas sensaciones pasaban por él en ese momento.
-Eh...- no le salían las palabras a Joonchae. ¿Cómo les explicaría lo qué iba a hacer?
Im Soori derramo una lagrima en frente de Joonchae y se fue sin decir nada. Él quiso de verdad ir detrás suya pero miro a su alrededor y solo veía caras de sorpresa y cámaras. Trago saliva, se compuso y agarro la mano de Hanna delicadamente.
-Sentimos no haberlo dicho antes pero queríamos que Kim Hanna-ni se habituara otra vez, es duro ser la nueva otra vez, y era un paso muy importante para los dos, que teníamos que tomar con calma.
Im Soodae solo se quedó allí, sin decir nada, y sin expresar nada. No podía creer que le había pasado por segunda vez. La misma chica, y él mismo amigo. Chang Tao le puso la mano en su hombro para dar ánimos a su compañero. Este solo la cogió, y girándose para mirar a su compañero, le sonrío.
-Tranquilo, esto no es nada nuevo.- dijo resignado. Im Soodae era más maduro de lo que la gente creía.

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