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Capítulo 4 - Tú, hasta en mi reflejo




Despertó al día siguiente gracias a su abuelo. Fue a recibirla con un gran desayuno, llevaba fruta, zumo, pan, arroz, más fruta,... Casi lo tira todo por el camino al cuarto de Hanna, por eso detrás suya iba Lin un tanto asustada. Fue un momento divertido. Lin, recogía cada cosa que se le caía por el camino, mientras que Kim JoonYoung le decía que ya no era un niño de cuatro años, qué él sabía llevar una bandeja con comida. Hanna despertó alegre gracias a ese momento. Su sonrisa dormilona era lo más bonito que había visto su abuelo en mucho tiempo.
-Bueno, bueno, ¿y este recibimiento?
-Buenos días señorita.- le dijo tímidamente Lin.
-¿Qué? ¿No puedo traerte el desayuno a la cama?- preguntaba ofuscado su abuelo.
-Sí, sí, yo no digo nada. Muchas gracias Lin-shi.
-De nada señorita.- le dedicó una sonrisa.
-¿Cómo que Lin-shi?¿Y yo qué?- replicó el hombre mayor.
-Hal-abeojil! (¡Abuelo!) ¿Crees de verdad que me crea que tú has hecho el desayuno?
-Anny... (No...)- dijo Lin, él otro se giró rápidamente.
-Bueno, por lo menos lo he traído.-se sentó en la cama, dejando encima de Hanna la bandeja de desayuno.- Aigo...- cogió una pieza de fruta.
-Es que, como no se levantaba, pensé en traerle aquí el desayuno.
-Dee, gamsahamnida. (Sí, gracias.)
-Ya, ¿sabes que hora es?
-Anny. (No)- dijo justo cuando empezaba a comer.
-Son las doce del medio día.
-Daebak! (¡Increíble!)- siguió comiendo. Su abuelo la miró sorprendido.
-¿No piensas hacer nada hoy?
-Señorita me retiro.- comunicó Lin saliendo de la habitación.
-Dee, dee, Lin-shi. (Sí, sí)- le dedicó una sonrisa llena de arroz.
-Oye... tú, maleducada.
-Annyyyy. Ya, hal-abeoji. ¿Vemos un dorama?
-¿Cómo?
-¿Vemos Full-house?
-¡Ja!- se levantó de la cama- ¿Estamos locos? No voy a ver doramas y menos uno en el que sale el traidor de tu tío.
-Aigo... Con lo que te quiere.
-Sí. Igual que yo a él. Lejos y dentro de un bote.
-Aish... no digas eso.
-Bueno, bueno, te dejo comer.
Hanna se reía. Él siempre estaba igual. Era un viejo cascarrabias con mucho sentido del humor, que odiaba a tres personas en todo el mundo: a su ex-mujer, al dictador de corea del norte y a él mismo por no haber sabido amarla cuando pudo.
Hanna continuó desayunando, aunque debería haber empezado a comer. En ese momento alguien la llamó por teléfono.
-Yeoboseyo? (¿Diga?)
-Hola, dormilona.
-¿Cómo sabes que me acabo de despertar?
-Porque hace una hora no me cogías el teléfono.
-Okay, sorry, si tienes razón.- rieron.
-Ya, ¿al final te vienes esta tarde?
-Mmm... dee.
-Bueno, te acuerdas del bar donde fuimos a ver al grupo aquel...
-¿Ese bar rockero en donde te emborrachaste?¿Qué, te trae muchos recuerdos?- se burlaba de ella.
-Ya... ¿siempre me lo tienes que recordar?
-Dee, una y mil veces si hace falta.
-Kim Hanna-ya, jebal, (por favor) no te metas con ella.- dijo una voz masculina a través del teléfono- Sabes que es muy susceptible con la bebida.- acto seguido Yoona pegó en el hombro al suso dicho.
-Aigoo, sumbae, ni un hola ni nada me dices, tú siempre tan seco.
-Sí, sí.- le respondió con recochineo.
-Aish... Bueno, ¿allí, no? Vale pues nos vemos al rato. ¿A qué hora?
-A las siete. Oye, Hanna-ni.
-Dime, unni.- terminó de desayunar.
-Van a ir unos amigos...- no sabía si quería acabar la frase.
-Okay.- interrumpió.
-Keunde... (Entonces...)
-Tranquila, así puedo conocer a más gente. La verdad es que amigos aquí no me sobran.
-Anda, amigos dice, ni que te fueras a quedar aquí mucho tiempo.- intervino Kang Jihoo.
-Jeobo... (cariño)
-Aigo, aigoo... ¿Me odias o algo?- le respondió Hanna.
-Estoy revisando el contrato.- comentó Jihoo sin venir a cuento.
-¿Otra vez? Ahí no hay nada que revisar. Es mi sentencia de muerte plasmada en un papel.
-Por eso... ¿No prefieres que sea menor el tiempo de sentencia?
-Dee... Pero no soy solo yo sumbae, tengo que tener en cuenta a la agencia, y por desgracia la carrera de Joonchae-shi también. Entre otras cosas.
-Gwenchana? (¿Estas bien?)- preguntó él.
-Dee.- respondió con un hilo de voz.
-Oye, ¿no se suponía que estaba hablando yo con ella?- intervino Yoona.
-¿Qué, estas celosa?- dijo Hanna.
-Aigoo, yeppone. (Que bonito)- Jihoo abrazó por detrás a Yoona.
-¡Ya! Parar con vuestro royo amoroso. Que ni os veo y ya me dais...
-¿Envidia?- comentó maliciosos Jihoo.
-Ja! Tus ganas. Anny, iba a decir repelús.
-Aigo, dongsaeng, ya encontraras lo que vas buscando.
-¿Eso va con segundas? Porque yo no busco nada.
-Kurse. (Puede)- rió la pareja- Bueno te esperamos a las siete no llegues tarde.
-Sabes que llegaré tarde, el mundo quiere que llegue tarde.
-Bueno, procura no hacerlo.
-Dee, kut! (¡Fin!)- colgó- Aigoo, que pesados siempre estos dos. Que buena pareja hacen, los dos igual de empalagosos.
Se levantó de la cama y fue directamente a cambiarse la ropa, todavía llevaba el vestido de anoche. Y cada vez que se miraba al espejo solo veía la imagen de Joonchae preguntándole. Se pegó en la cara. Se vistió, y bajo rápidamente al salón. Allí se encontraba su abuelo. Fue corriendo a su lado.
-Hal-abeoji.
-Dee? Wae? Wo? (¿Sí? ¿Por qué? ¿Qué?)
-¿Dónde están mis padres?
-Se fueron a comer... no se donde...
-Aaah... ¿Bien, no? ¿Sin mi? Sí, sí. ¿Qué ves?
-Las noticias.- Hanna le cogió el mando y cambió.
-¡Ya, mocosa!
-Aigo, no grites. Además, si a ti te encantan.
-Anny!- se cruzó de brazos.
-Claro, claro, por eso siempre veías con mamá todos los días “Coffee prince”.- su abuelo intento pegarle, y ella mientras huía se reía dulcemente.
Pasaron mucho tiempo así. Rieron y comieron helado, comentaban todo, y si podían lo criticaban. Parecían marujas lloronas sin remedio alguno.
Kim Hanna se acordó de que debía cambiar la foto de su móvil al mirar la hora. Todavía tenía la foto que se hizo con Cristian en aquel café donde solían ir a desayunar todos los días. Por un instante se le había olvidado el tiempo, y ya eran las cinco de la tarde. Buscó por la galería la foto perfecta para poner de portada. Una de todos sus amigos. Y mientras pasaba fotos vio una en la que salía con su tío.
-OMO, tengo que llamarlo.
-¿A quién?- preguntó su abuelo.
-A samcheom.- se levantó del sofá y fue a la cocina. Su abuelo le negaba con la cabeza mientras miraba la televisión.
Hanna marcó el número. Comunicaba. Colgó y volvió a llamar, esta vez cogieron el teléfono.
-Hello?
-Nada de “Hello”. ¿Dónde estas?- le reprochó cual madre.
-Ya...- parecía como recién levantado- ¿Extranjera?
-¿Cuando dejarás de llamarme así?
-Posiblemente ahora... dentro de dos minutos... mañana... nunca... No lo sé.
-Aigooo, ¿has bebido?- se colocó la mano en la cara. Lin que escuchaba la conversación en la cocina se reía.
-Nein.
-Sí, claro... Un poco más y puedo oler el pestufo que seguramente echas.
-Pero si estas muy lejos.- le contestó con voz de niño pequeño.
-Mira si lo sabía.- reían cómplices.
-Bueno, bueno, ¿solo me has llamado para molestar?
-Maleducado... Anny. Te llame porque necesito que vengas a Corea.
-¿Corea? ¿Estas en Corea?- su voz no sonaba de sorpresa, pero sus diminutos ojos se abrieron hasta no poder más.
-Dee... Volví, y necesito tu ayuda.
-No será por lo que estoy pensando.- dijo con voz muy seria.
-La verdad, no se en lo que estas pensando, pero te necesito para un proyecto de la agencia que quiero llevar a cabo.
-¿Pero qué haces allí? ¿Y de qué se trata ese proyecto?... La verdad es que no quiero saberlo ahora mismo... Me lo dices otro día.
-¡Eh! Ni se te ocurra colgar. Es sobre internacionalizar más la agencia. Y appa me ha dicho que no puede dar su consentimiento sin ti.- se lo dijo lo más rápido que pudo. Ella sabía que era capaz de colgarle, y apagar el móvil para que no le molestasen más.
-Tienes mi consentimiento. ¿Me dejas dormir ahora?
-Anny.
-¡Aish! Extranjera esta...
-Tienes que llevar conmigo el proyecto. Eso fue lo que dijo.
-¡Maldito Kim Moonsik-ya!
-¡¡Kim Moonsoo!!- le gritó. Él terminó de despertarse.
-¡Ya! Mi cabeza, y no me chilles, que soy mayor que tú. De acuerdo, de acuerdo... Pero lo hago por...
-¿Por mi?
-Sí... mismo. ¿Algo más?
-Serás... Bueno, ya puedes no tardar demasiado. Te quiero en Seúl en tres días.
-Y yo quiero dormir, y no me dejas... No se puede tener todo en esta vida.
-Si estuviera allí te la llevas, y con razón.
-Parezco tú hermano pequeño en vez de tu tío. ¡Un poco más de respeto!
-¡Cuando dejes de ser un mujeriego!
-¡Nunca!- Hanna se reía a carcajadas, aunque estuvieran peleando lo quería como a nadie, era su protector, su locura, y a veces, solo a veces, su razón.
-Pues no te quejes.
-Yo te llamo, arasseo? (¿Vale?)
-Arasseo... (Vale...)- le colgó- Ais... y encima me cuelga. ¿Tú te crees? Aún me llama extranjera...- Lin se reía.
Dejó la cocina y tranquilamente fue a vestirse, no quería llegar tarde, y tenía curiosidad por los amigos de Yoona y Jihoo. Seguramente serían del bufete o de la empresa, o eso creía ella. No se esperaría conocerlos a todos.

. . .

Eran las seis y media de ese mismo día, y la feliz pareja prometida iban derechos al bar donde habían quedado con todos los demás. Entraron deslumbrantes de la mano y sonriendo como tontos. Jihoo cuando estaba con ella se le cambiaba la cara, era otra persona.
-Aigoo... Por favor si me queréis ver vomitar, nada mejor que eso.- dijo uno de los dos chicos que estaban sentados en una mesa alta, tomando un par de cervezas.
-Im Soodae-ya! Jiltu? (¿Celoso?)- saltó Jihoo.
-Omo, Lee Kibum-ni, ¿qué guapo estas, no?- dijo Yoona.
-Igualmente Yoona-ya.- le dedicó su mejor sonrisa.
-A que sí. Eso le he dicho yo a él, pero me ha hecho un estufido.- se burlaba Soodae.
-¿Y qué tal el viaje?- preguntó Jihoo.
-Muy bien, aprendí mucho, y España es muy bonita. Me gustaría volver.
-Nosotros también fuimos, y lo poco que pudimos ver nos encantó.
-¿Habéis ido a España?- dijo Soodae.
-Omo, ¿este niño nunca se entera de nada?- todos rieron, menos el susodicho que peleaba con Yoona poniendo caras raras.
-Ya, ahí viene Joonchae-hyung.- dijo Kibum, la pareja se giro.
-Oppa!- le dijo Yoona muy mona.
-¡Ei! Si es la parejita feliz.- dijo Joonchae aproximándose a la mesa- ¿Cómo van los preparativos de la boda?- se quitó las gafas de sol y un sombrero que llevaba.
-¿Qué vas de incógnito?- siempre era Soodae.
-¡Cállate!
-Muy bien, muy bien, ya queda menos.- Yoona apretó la mano de Jihoo.
-Os deseo lo mejor chicos.- añadió Kibum- ¿Nerviosos?
-No mucho.- Jihoo siempre era muy seguro de si mismo.- Más bien haciendo las cuenta de todo lo que nos va a costar.- rieron.
-Im Soodae-ya, ¿dónde esta Soori-ni?- preguntó Joonchae- ¿No tenía tantas ganas de venir?
-Dee... Pero le surgió un compromiso.- se hizo una pequeña pausa.
-Bueno. ¿Y mi cerveza?
-Hyung, ¿podrías habértela pedido tú, no?
-Pues no... Como buen amigo que eres, ves tú, y pídemela.- le dijo Kang Jihoo a Im Soodae.
-Vaya morro que tienes...- replicó el pequeño de la pandilla.
-Ya voy yo, pelmazo. ¿Queréis algo más?- se levantó Joonchae.
-Anny.- dijeron todos.
-Gracias, hyung, eres el mejor.- Kibum le pego en la cabeza- Madre mía. No me dejáis tener un favorito.
-¿Qué? No te he pegado tan fuerte.
-Si lo has hecho, sí. Oye, oye, mira quien entra por la puerta. Que cuerpecito.
-Tú siempre con lo mismo Soodae-ya.- le reía la gracia Kibum- Ya... me suena esa chica.
-Omo, a mi también. ¿Dónde la he visto antes?- se preguntaba Soodae. Ella cada vez se acercaba más, iba con paso firme y las gafas de sol por encima de la cabeza.
-¿La chica del avión?- dijo Kibum.
-¡Ya sé! ¿Que avión ni que nada? Kim Hanna-ya!- gritó Soodae levantándose de la silla.
La pareja se giró, y esta se quedo mirándolo con cara extraña. Joonchae al escuchar como la llamaban también se giró. “¿Qué hace ella aquí? Yoona...”, pensó.
-¡Ya! Cuanto tiempo.- fue corriendo Soodae a saludarla, Hanna con cara de asco se apartaba de él, a simple vista no tenía ni idea de quien era.- Cómo has cambiado, estas preciosa.
-¿Perdón? ¿Tú eres?- Soodae se quedó boquiabierto, impactado y un tanto dolido por ese comentario. Seguía despreciandolo todavía.
-Pero si has llegado pronto y todo.- rompió la conversación Jihoo.
-Hola, sumbae.- se apartó de Soodae y fue a saludar a la pareja.
-Ya... ¿enserio no te acuerdas de mi?- Hanna lo miraba asustada, si que se acordaba pero mejor no hacerlo.
-¿Kim... Hanna-shi?- ella miro con curiosidad.
-Omo, neon? (¿tú?) Que casualidad.- ella y Kibum se volvieron a ver después del incidente con las maletas.
-Menos mal que no me lleve tú maleta.- reían.
-Qué vueltas da la vida, ¿no?
-¿Cómo? Aquí me he perdido yo algo.- decía Yoona.
A todo esto, Joonchae les daba la espalda. Su único pensamiento ahora eran las duras y frías palabras de Hanna. Debía pensar en otra cosa, pero no sabía por donde empezar a arreglarlo, para hacer el camino mucho más ameno y el final no tan duro. Aunque también pensó en huir.
-Dee. Nos conocimos en el aeropuerto. Confundió mi maleta con la suya.- los dos reía coquetos, y los demás los miraban extrañados.
-El destino, al final, quiere que tengamos esa cita.
-¿Cita?- dijeron Joonchae y Soodae a la vez.
-Omo... Joon... chae.- fue girándose poco a poco haciéndose un silencio incómodo.
-¿Qué haces..?
-Bueno, bueno, bueeeeno...- lo interrumpió Yoona, viendo lo que iba a pasar.- Cuantos amigos juntos otra vez.- cogió a Hanna y la sentó al lado de Kibum.
-Chingus? (¿Amigos?)- dijo Kibum.
-Enserio... Tan listo para unas cosas y tan tonto para otras.- le dijo Soodae a Kibum, lo que hizo que recibiera otra colleja.
-¿No os acordáis ninguno el uno del otro?- añadió Jihoo. Joonchae tomó asiento silenciosamente. No sabía como, pero siempre se sentaba en frente suya.
-Kibum-ah, ella es Kim Hanna, la amiga de Yoona. Iba a clase con Im Soodae en el instituto.
-¡Ah! Es verdad, Im Soodae-shi, claro.- dijo Hanna.
-¿Te acuerdas?- dijo ilusionado.
-Omo, que mal te ha tratado la vida. Aigoo...- Hanna siempre lo trató mal. Los chicos como él en el instituto no merecían la pena. Él era el gracioso en el grupo, pero cuando no estaba con ellos siempre trataba de destacar, por el simple hecho de ir con los mayores del instituto.
-Ya... nunca cambiaras.- le dijo Soodae con una sonrisa ladina, que solo hizo que Hanna se estremeciera de miedo.
-Tú eras las chica de las gafas que pegaba a Im Soodae-ah.- todos rieron- Sí, que siempre tenía que ir Choi Joonchae-hyung a rescatarlo, porque no podía hacerlo otro.
-Espero que no siga siendo así...- comentó bajito Soodae, muy avergonzado.
-Oye, tengo hambre, ¿vosotros no?- lo cortó Yoona.
-Dee. Vamos a pedir algo rico.- dijo Jooncahe mientras se tapaba la cara con el menú.
Todos pidieron algo para picar. Esperaron con risas y un tanto incómodos a que llegará la comida. Park Yoona parecía una bomba a punto de explotar gracias a los comentarios de Im Soodae, ya que llegaban a irritarla muchísimo. Aunque él en sí la irritaba. Kang Jihoo se divertía viéndolos y a la vez intentaba sacar conversación para que la situación fuese mucho más amena.
Lo que para Choi Joonchae iba a ser una cena agradable, estaba siendo una cena muy rara. No sabía si era él, pero sentía como los ojos de Kim Hanna lo atravesaba, aunque lo peor de todo era ver como Lee Kibum y ella tonteaban en frente de todos, en frente suya. Algo pasaba.
-Wua, ¿y fuiste a ver la Torre Eiffel? Me encantó ese lugar, el poder subir tan alto, y verlo todo tan ínfimo. Impresionante.
-Veo que te encantó.
-Es mi monumento favorito. Esa estructura fría y metálica me hace sentirme viva.- desprendía seguridad al decirlo.
-No se como tomarme eso. Pero lo tendré en cuenta, para la próxima vez que vaya.- le sonrió dulcemente Kibum.
-Omo, waeo? (¿por qué?)
-Annya.- se río y comió algo.- Kim Hanna-shi.
-Dee?- levantó la cabeza. Llevaba la nariz llena de ketchup.
Lee Kibum se acercó la silla para llegar mejor a donde estaba, se inclinó hacía ella con servilleta en mano para poder quitar la mancha de su nariz. Ella se quedó muy quieta, al igual que Joonchae. Ella porque venía de un país donde la gente te decía directamente que tenías algo, y luego si te veían muy atascada te ayudaban a quitártelo, no se ofrecían sin más. Y él, directamente no sabía que le estaba pasando. A lo mejor fueron las palabras de Hanna, que seguían rebotando por su cabeza angustiada, “... para alejarme de ti”, recordaba.
-Naega...? (¿Yo...?)
Pudo llegar a decir antes de que el trozo de carne que tenía en la boca por sorpresa se detuvo en su garganta y lo estaba asfixiando.
-Hyung, hyung! Gwenchana? (¿estas bien?)
Kibum sin preguntar salió disparado hacia él y colocó sus manos en la boca del estómago de Joonchae. Presionó muy fuerte hacia arriba varias veces, a la tercera salió disparado un trozo de carne de la boca de Joonchae. Se quedó apoyado en la mesa, su cara era de color blanco. Trataba de coger todo el aire posible, como si hubiese recuperado la vida.
-Goma... wo... (Gra...cias...)- levantó su pulgar en señal de estar bien.
-Jebal (por favor), hyung, puaj... Mastica bien.
-Dee, jebal. (Sí, por favor)- se apoyo sobre él Kibum, dándole unos golpecitos aliviadores.
-Arasseo. (Lo sé) Todavía no quiero morir...
-Que susto.- dijo bajito Hanna.
-Menos mal que tenemos un médico con nosotros.
-Omo, ¿eres médico?- Hanna lo señaló. Él asintió con la cabeza.- Más bien pareces un cantante o algo así.- Joonchae carraspeo.
-Annyo. Pero me lo suelen decir mucho.
-Normal.- carraspeo de nuevo Joonchae. Esta vez Yoona lo miró sospechosa- Entonces... tú eres el oppa guapo y sexy que me dijo Choi Seugnchae-ni...- lo observó de arriba a bajo- Pues tiene mucha razón, la verdad.
Kibum se sonrojó en ese instante, pero aquella rojez en su cara, como en la de Im Soodae fue sofocada al segundo de decirlo. Dio la casualidad de que Jooncahe se propuso beber agua tras la mirada tan sospechosa que le había hecho Park Yoona. Y cuando Kim Hanna dijo aquellas palabras, el idol ya rescatado de la muerte, escupió toda el agua que se había metido en la boca, pero en la dirección equivocada. Kibum y Soodae quedaron empapados por agua y babas del idol. Estos se quedaron en shock unos segundos, mientras Yoona reía a carcajadas tras ver la cara de asco que Soodae tenía. Las risas se escuchaban por todo el bar. Los demás no pudieron evitar asombrarse y sacar una leve sonrisa, que taparon rápidamente para que no se sintieran mal. Joonchae se sentía fatal, no sabía donde meterse.
-HYUNG!- dijeron los dos a la vez.
-¡Ya! ¡No te bastaba con casi darme con el trozo baboso de carne que me tienes que escupir en la cara!- le decía Soodae indignado.
-Eiis...Gwenchana?! (¡¿Estás bien?!) ¿Tienes algún problema de garganta que me quieras comentar acaso?
-Mianhanda.... (Lo siento...)- les ofrecía una servilleta, y una sonrisa de disculpas. Soodae la cogió con rabia.
-¡Tú! Para de reírte.- le decía a Yoona.
-Unni, para... por favor.- empezó a reírse ella también. La risa de Yoona se volvía cada vez más contagiosa.
Se empezó un cadena de risas, todos se reían de la situación tan tonta que acababan de vivir, menos el pobre Im Soodae que seguía quejándose. Siguieron la cena igual, riéndose, comentando la cara tan patética que había puesto Soodae y por fin divirtiéndose un poco. Terminaron de cenar muy agusto y salieron a la calle.
-Bueno chicos, nosotros nos vamos a casa. Mañana hay que trabajar mucho.
-Dee, lo mismo digo.- siguió Kibum.
-Hanna-ni, ¿has venido en taxi?- le preguntó Jihoo.
-Dee. Voy ahora mismo a por uno.
-No hace falta mujer, yo...- intento decir Soodae.
-Yo te llevo.- le interrumpió Joonchae.
-Anny. No hace falta.
Im Soodae se quedo un poco raro. Pero lo raro en ese momento fue el silencio que se hizo.
-Hanna-ni, vete con Joonchae-oppa, no hace falta que cojas ahora un taxi.- insistió Yoona.
-Cierto.
-Tranquila. Se cuidar de mi misma. Si es eso lo que te preocupa.- Jihoo pegó un leve empujón a Joonchae.
-No seas cabezota.- insistió.
-Nosotros nos vamos. Nos vemos mañana en la agencia.- Yoona le hacía miradas cómplices a Hanna. Básicamente le indicaba con la cabeza que dejase de ser cabezota y se fuera con él. Hanna solo podía ponerle cara de odio máximo.
Cada uno se fue por su lado, quedando ellos dos, quietos, en silencio. Joonchae comenzó a andar hacía donde se encontraba su coche. Ella lo seguía con una cierta distancia y en silencio. El silencio reinaba ese momento. Joonchae abrió la puerta del copiloto, para que Hanna pudiera entrar. Fue el comienzo de un trayecto muy incómodo, como cada segundo que estaban juntos.
-Yogi... (Por cierto...)- dijeron los dos.
-Tú primero.- dijo Joonchae angustiado.
-Dee... Joonchae-ah- él se puso nervioso- No quiero que esto se nos pueda ir de las manos...- “Waeo? (¿Por qué?)” se preguntaba él- Han pasado... Ha pasado tiempo... Y deberíamos ser más “profesionales”, “adultos”, “responsables”,- decía todas las palabras que le venían a la cabeza- no sé. Parecemos dos niños, actuando como si no nos conociéramos...
-Ara-ho (Lo sé), no eres la única incómoda con todo esto.
-Pues intentemos empezar otra vez de cero.- ella necesitaba ser la madura en ese momento para sentirse mejor, pero tampoco sabía cuanto iba a durar- Y mañana será otro día.
-¿Estas dispuesta a seguir el guión que te marquen?
-¿Desde cuando he seguido yo las normas?
-Tampoco intentemos ser héroes. Solo es una empresa.
-Sí. Pero que depende de nosotros. No te lo tomes a la ligera, jebal... (por favor...)- no le gustó su comentario- Kunde... (Entonces...) prométeme que no harás ninguna locura.
Él la miro. Paró el coche, ya habían llegado. Pero espero un segundo antes de responderle y que ella se fuera.
-Dee...- se sentía avergonzado. Hanna lo miro con alivio y abrió la puerta del coche.
-Mianhanda Joonchae-ah... (Lo siento...)- dijo antes de cerrar la puerta del coche.
“Joonchae-ah? Mian? (¿Lo siento?)”, no entendía nada de lo que acababa de pasar. Cada una de las palabras de Hanna solo trastocaban más y más su cabeza. Se llevó las manos al pecho. Aún intentaba recordar lo que paso... pero no tuvo éxito.


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