-Bueno,
bueno, ¿y este recibimiento?
-Buenos
días señorita.- le dijo tímidamente Lin.
-¿Qué?
¿No puedo traerte el desayuno a la cama?- preguntaba ofuscado su
abuelo.
-Sí,
sí, yo no digo nada. Muchas gracias Lin-shi.
-De
nada señorita.- le dedicó una sonrisa.
-¿Cómo
que Lin-shi?¿Y yo qué?- replicó el hombre mayor.
-Hal-abeojil! (¡Abuelo!) ¿Crees de verdad que me crea que tú has hecho el desayuno?
-Anny... (No...)-
dijo Lin, él otro se giró rápidamente.
-Bueno,
por lo menos lo he traído.-se sentó en la cama, dejando encima de
Hanna la bandeja de desayuno.- Aigo...- cogió una pieza de fruta.
-Es
que, como no se levantaba, pensé en traerle aquí el desayuno.
-Dee,
gamsahamnida. (Sí, gracias.)
-Ya,
¿sabes que hora es?
-Anny. (No)-
dijo justo cuando empezaba a comer.
-Son
las doce del medio día.
-Daebak! (¡Increíble!)-
siguió comiendo. Su abuelo la miró sorprendido.
-¿No
piensas hacer nada hoy?
-Señorita
me retiro.- comunicó Lin saliendo de la habitación.
-Dee,
dee, Lin-shi. (Sí, sí)- le dedicó una sonrisa llena de arroz.
-Oye...
tú, maleducada.
-Annyyyy.
Ya, hal-abeoji. ¿Vemos un dorama?
-¿Cómo?
-¿Vemos
Full-house?
-¡Ja!-
se levantó de la cama- ¿Estamos locos? No voy a ver doramas y menos
uno en el que sale el traidor de tu tío.
-Aigo...
Con lo que te quiere.
-Sí.
Igual que yo a él. Lejos y dentro de un bote.
-Aish...
no digas eso.
-Bueno,
bueno, te dejo comer.
Hanna
se reía. Él siempre estaba igual. Era un viejo cascarrabias con mucho
sentido del humor, que odiaba a tres personas en todo el mundo: a su
ex-mujer, al dictador de corea del norte y a él mismo por no haber
sabido amarla cuando pudo.
Hanna
continuó desayunando, aunque debería haber empezado a comer. En ese
momento alguien la llamó por teléfono.
-Yeoboseyo? (¿Diga?)
-Hola,
dormilona.
-¿Cómo
sabes que me acabo de despertar?
-Porque
hace una hora no me cogías el teléfono.
-Okay,
sorry, si tienes razón.- rieron.
-Ya,
¿al final te vienes esta tarde?
-Mmm...
dee.
-Bueno,
te acuerdas del bar donde fuimos a ver al grupo aquel...
-¿Ese
bar rockero en donde te emborrachaste?¿Qué, te trae muchos
recuerdos?- se burlaba de ella.
-Ya...
¿siempre me lo tienes que recordar?
-Dee,
una y mil veces si hace falta.
-Kim
Hanna-ya, jebal, (por favor) no te metas con ella.- dijo una voz masculina a través
del teléfono- Sabes que es muy susceptible con la bebida.- acto
seguido Yoona pegó en el hombro al suso dicho.
-Aigoo,
sumbae, ni un hola ni nada me dices, tú siempre tan seco.
-Sí,
sí.- le respondió con recochineo.
-Aish...
Bueno, ¿allí, no? Vale pues nos vemos al rato. ¿A qué hora?
-A
las siete. Oye, Hanna-ni.
-Dime, unni.- terminó de desayunar.
-Van
a ir unos amigos...- no sabía si quería acabar la frase.
-Okay.-
interrumpió.
-Keunde... (Entonces...)
-Tranquila,
así puedo conocer a más gente. La verdad es que amigos aquí no me
sobran.
-Anda,
amigos dice, ni que te fueras a quedar aquí mucho tiempo.- intervino
Kang Jihoo.
-Jeobo... (cariño)
-Aigo,
aigoo... ¿Me odias o algo?- le respondió Hanna.
-Estoy
revisando el contrato.- comentó Jihoo sin venir a cuento.
-¿Otra
vez? Ahí no hay nada que revisar. Es mi sentencia de muerte plasmada
en un papel.
-Por
eso... ¿No prefieres que sea menor el tiempo de sentencia?
-Dee...
Pero no soy solo yo sumbae, tengo que tener en cuenta a la agencia, y
por desgracia la carrera de Joonchae-shi también. Entre otras cosas.
-Gwenchana? (¿Estas bien?)-
preguntó él.
-Dee.-
respondió con un hilo de voz.
-Oye,
¿no se suponía que estaba hablando yo con ella?- intervino Yoona.
-¿Qué,
estas celosa?- dijo Hanna.
-Aigoo,
yeppone. (Que bonito)- Jihoo abrazó por detrás a Yoona.
-¡Ya!
Parar con vuestro royo amoroso. Que ni os veo y ya me dais...
-¿Envidia?-
comentó maliciosos Jihoo.
-Ja! Tus
ganas. Anny, iba a decir repelús.
-Aigo,
dongsaeng, ya encontraras lo que vas buscando.
-¿Eso
va con segundas? Porque yo no busco nada.
-Kurse. (Puede)-
rió la pareja- Bueno te esperamos a las siete no llegues tarde.
-Sabes
que llegaré tarde, el mundo quiere que llegue tarde.
-Bueno,
procura no hacerlo.
-Dee, kut! (¡Fin!)- colgó- Aigoo, que pesados siempre estos dos. Que buena
pareja hacen, los dos igual de empalagosos.
Se
levantó de la cama y fue directamente a cambiarse la ropa, todavía
llevaba el vestido de anoche. Y cada vez que se miraba al espejo solo
veía la imagen de Joonchae preguntándole. Se pegó en la cara. Se
vistió, y bajo rápidamente al salón. Allí se encontraba su
abuelo. Fue corriendo a su lado.
-Hal-abeoji.
-Dee? Wae? Wo? (¿Sí? ¿Por qué? ¿Qué?)
-¿Dónde
están mis padres?
-Se
fueron a comer... no se donde...
-Aaah...
¿Bien, no? ¿Sin mi? Sí, sí. ¿Qué ves?
-Las
noticias.- Hanna le cogió el mando y cambió.
-¡Ya,
mocosa!
-Aigo,
no grites. Además, si a ti te encantan.
-Anny!-
se cruzó de brazos.
-Claro,
claro, por eso siempre veías con mamá todos los días “Coffee
prince”.- su abuelo intento pegarle, y ella mientras huía se reía
dulcemente.
Pasaron
mucho tiempo así. Rieron y comieron helado, comentaban todo, y si
podían lo criticaban. Parecían marujas lloronas sin remedio alguno.
Kim
Hanna se acordó de que debía cambiar la foto de su móvil al mirar
la hora. Todavía tenía la foto que se hizo con Cristian en aquel
café donde solían ir a desayunar todos los días. Por un instante
se le había olvidado el tiempo, y ya eran las cinco de la tarde.
Buscó por la galería la foto perfecta para poner de portada. Una de
todos sus amigos. Y mientras pasaba fotos vio una en la que salía
con su tío.
-OMO,
tengo que llamarlo.
-¿A
quién?- preguntó su abuelo.
-A
samcheom.- se levantó del sofá y fue a la cocina. Su abuelo le
negaba con la cabeza mientras miraba la televisión.
Hanna
marcó el número. Comunicaba. Colgó y volvió a llamar, esta vez
cogieron el teléfono.
-Hello?
-Nada
de “Hello”. ¿Dónde estas?- le reprochó cual madre.
-Ya...-
parecía como recién levantado- ¿Extranjera?
-¿Cuando
dejarás de llamarme así?
-Posiblemente
ahora... dentro de dos minutos... mañana... nunca... No lo sé.
-Aigooo,
¿has bebido?- se colocó la mano en la cara. Lin que escuchaba la
conversación en la cocina se reía.
-Nein.
-Sí,
claro... Un poco más y puedo oler el pestufo que seguramente echas.
-Pero
si estas muy lejos.- le contestó con voz de niño pequeño.
-Mira
si lo sabía.- reían cómplices.
-Bueno,
bueno, ¿solo me has llamado para molestar?
-Maleducado...
Anny. Te llame porque necesito que vengas a Corea.
-¿Corea?
¿Estas en Corea?- su voz no sonaba de sorpresa, pero sus diminutos
ojos se abrieron hasta no poder más.
-Dee...
Volví, y necesito tu ayuda.
-No
será por lo que estoy pensando.- dijo con voz muy seria.
-La
verdad, no se en lo que estas pensando, pero te necesito para un
proyecto de la agencia que quiero llevar a cabo.
-¿Pero
qué haces allí? ¿Y de qué se trata ese proyecto?... La verdad es
que no quiero saberlo ahora mismo... Me lo dices otro día.
-¡Eh!
Ni se te ocurra colgar. Es sobre internacionalizar más la agencia. Y
appa me ha dicho que no puede dar su consentimiento sin ti.- se lo dijo
lo más rápido que pudo. Ella sabía que era capaz de colgarle, y
apagar el móvil para que no le molestasen más.
-Tienes
mi consentimiento. ¿Me dejas dormir ahora?
-Anny.
-¡Aish!
Extranjera esta...
-Tienes
que llevar conmigo el proyecto. Eso fue lo que dijo.
-¡Maldito
Kim Moonsik-ya!
-¡¡Kim
Moonsoo!!- le gritó. Él terminó de despertarse.
-¡Ya!
Mi cabeza, y no me chilles, que soy mayor que tú. De acuerdo, de
acuerdo... Pero lo hago por...
-¿Por
mi?
-Sí...
mismo. ¿Algo más?
-Serás...
Bueno, ya puedes no tardar demasiado. Te quiero en Seúl en tres
días.
-Y
yo quiero dormir, y no me dejas... No se puede tener todo en esta
vida.
-Si
estuviera allí te la llevas, y con razón.
-Parezco
tú hermano pequeño en vez de tu tío. ¡Un poco más de respeto!
-¡Cuando
dejes de ser un mujeriego!
-¡Nunca!-
Hanna se reía a carcajadas, aunque estuvieran peleando lo quería
como a nadie, era su protector, su locura, y a veces, solo a veces,
su razón.
-Pues
no te quejes.
-Yo
te llamo, arasseo? (¿Vale?)
-Arasseo... (Vale...)-
le colgó- Ais... y encima me cuelga. ¿Tú te crees? Aún me llama
extranjera...- Lin se reía.
Dejó
la cocina y tranquilamente fue a vestirse, no quería llegar tarde, y
tenía curiosidad por los amigos de Yoona y Jihoo. Seguramente serían
del bufete o de la empresa, o eso creía ella. No se esperaría
conocerlos a todos.
.
. .
Eran
las seis y media de ese mismo día, y la feliz pareja prometida iban
derechos al bar donde habían quedado con todos los demás. Entraron
deslumbrantes de la mano y sonriendo como tontos. Jihoo cuando estaba
con ella se le cambiaba la cara, era otra persona.
-Aigoo...
Por favor si me queréis ver vomitar, nada mejor que eso.- dijo uno de
los dos chicos que estaban sentados en una mesa alta, tomando un par
de cervezas.
-Im
Soodae-ya! Jiltu? (¿Celoso?)- saltó Jihoo.
-Omo,
Lee Kibum-ni, ¿qué guapo estas, no?- dijo Yoona.
-Igualmente
Yoona-ya.- le dedicó su mejor sonrisa.
-A
que sí. Eso le he dicho yo a él, pero me ha hecho un estufido.- se
burlaba Soodae.
-¿Y
qué tal el viaje?- preguntó Jihoo.
-Muy
bien, aprendí mucho, y España es muy bonita. Me gustaría volver.
-Nosotros
también fuimos, y lo poco que pudimos ver nos encantó.
-¿Habéis
ido a España?- dijo Soodae.
-Omo,
¿este niño nunca se entera de nada?- todos rieron, menos el
susodicho que peleaba con Yoona poniendo caras raras.
-Ya,
ahí viene Joonchae-hyung.- dijo Kibum, la pareja se giro.
-Oppa!-
le dijo Yoona muy mona.
-¡Ei!
Si es la parejita feliz.- dijo Joonchae aproximándose a la mesa-
¿Cómo van los preparativos de la boda?- se quitó las gafas de sol
y un sombrero que llevaba.
-¿Qué
vas de incógnito?- siempre era Soodae.
-¡Cállate!
-Muy
bien, muy bien, ya queda menos.- Yoona apretó la mano de Jihoo.
-Os
deseo lo mejor chicos.- añadió Kibum- ¿Nerviosos?
-No
mucho.- Jihoo siempre era muy seguro de si mismo.- Más bien haciendo
las cuenta de todo lo que nos va a costar.- rieron.
-Im
Soodae-ya, ¿dónde esta Soori-ni?- preguntó Joonchae- ¿No tenía tantas
ganas de venir?
-Dee...
Pero le surgió un compromiso.- se hizo una pequeña pausa.
-Bueno.
¿Y mi cerveza?
-Hyung,
¿podrías habértela pedido tú, no?
-Pues
no... Como buen amigo que eres, ves tú, y pídemela.- le dijo Kang
Jihoo a Im Soodae.
-Vaya
morro que tienes...- replicó el pequeño de la pandilla.
-Ya
voy yo, pelmazo. ¿Queréis algo más?- se levantó Joonchae.
-Anny.-
dijeron todos.
-Gracias,
hyung, eres el mejor.- Kibum le pego en la cabeza- Madre mía. No me
dejáis tener un favorito.
-¿Qué?
No te he pegado tan fuerte.
-Si
lo has hecho, sí. Oye, oye, mira quien entra por la puerta. Que
cuerpecito.
-Tú
siempre con lo mismo Soodae-ya.- le reía la gracia Kibum- Ya... me
suena esa chica.
-Omo,
a mi también. ¿Dónde la he visto antes?- se preguntaba Soodae.
Ella cada vez se acercaba más, iba con paso firme y las gafas de sol
por encima de la cabeza.
-¿La
chica del avión?- dijo Kibum.
-¡Ya
sé! ¿Que avión ni que nada? Kim Hanna-ya!- gritó Soodae levantándose
de la silla.
La
pareja se giró, y esta se quedo mirándolo con cara extraña.
Joonchae al escuchar como la llamaban también se giró. “¿Qué
hace ella aquí? Yoona...”, pensó.
-¡Ya!
Cuanto tiempo.- fue corriendo Soodae a saludarla, Hanna con cara de
asco se apartaba de él, a simple vista no tenía ni idea de quien era.- Cómo has
cambiado, estas preciosa.
-¿Perdón?
¿Tú eres?- Soodae se quedó boquiabierto, impactado y un tanto
dolido por ese comentario. Seguía despreciandolo todavía.
-Pero
si has llegado pronto y todo.- rompió la conversación Jihoo.
-Hola, sumbae.- se apartó de Soodae y fue a saludar a la pareja.
-Ya...
¿enserio no te acuerdas de mi?- Hanna lo miraba asustada, si que se
acordaba pero mejor no hacerlo.
-¿Kim...
Hanna-shi?- ella miro con curiosidad.
-Omo, neon? (¿tú?) Que casualidad.- ella y Kibum se volvieron a ver después del
incidente con las maletas.
-Menos
mal que no me lleve tú maleta.- reían.
-Qué
vueltas da la vida, ¿no?
-¿Cómo?
Aquí me he perdido yo algo.- decía Yoona.
A
todo esto, Joonchae les daba la espalda. Su único pensamiento ahora
eran las duras y frías palabras de Hanna. Debía pensar en otra
cosa, pero no sabía por donde empezar a arreglarlo, para hacer el
camino mucho más ameno y el final no tan duro. Aunque también pensó
en huir.
-Dee.
Nos conocimos en el aeropuerto. Confundió mi maleta con la suya.-
los dos reía coquetos, y los demás los miraban extrañados.
-El
destino, al final, quiere que tengamos esa cita.
-¿Cita?-
dijeron Joonchae y Soodae a la vez.
-Omo...
Joon... chae.- fue girándose poco a poco haciéndose un silencio
incómodo.
-¿Qué
haces..?
-Bueno,
bueno, bueeeeno...- lo interrumpió Yoona, viendo lo que iba a pasar.-
Cuantos amigos juntos otra vez.- cogió a Hanna y la sentó al lado
de Kibum.
-Chingus? (¿Amigos?)-
dijo Kibum.
-Enserio...
Tan listo para unas cosas y tan tonto para otras.- le dijo Soodae a
Kibum, lo que hizo que recibiera otra colleja.
-¿No
os acordáis ninguno el uno del otro?- añadió Jihoo. Joonchae tomó
asiento silenciosamente. No sabía como, pero siempre se sentaba en
frente suya.
-Kibum-ah,
ella es Kim Hanna, la amiga de Yoona. Iba a clase con Im Soodae en el
instituto.
-¡Ah!
Es verdad, Im Soodae-shi, claro.- dijo Hanna.
-¿Te
acuerdas?- dijo ilusionado.
-Omo,
que mal te ha tratado la vida. Aigoo...- Hanna siempre lo trató mal.
Los chicos como él en el instituto no merecían la pena. Él era el
gracioso en el grupo, pero cuando no estaba con ellos siempre trataba
de destacar, por el simple hecho de ir con los mayores del instituto.
-Ya...
nunca cambiaras.- le dijo Soodae con una sonrisa ladina, que solo
hizo que Hanna se estremeciera de miedo.
-Tú
eras las chica de las gafas que pegaba a Im Soodae-ah.- todos rieron-
Sí, que siempre tenía que ir Choi Joonchae-hyung a rescatarlo, porque no
podía hacerlo otro.
-Espero
que no siga siendo así...- comentó bajito Soodae, muy avergonzado.
-Oye,
tengo hambre, ¿vosotros no?- lo cortó Yoona.
-Dee.
Vamos a pedir algo rico.- dijo Jooncahe mientras se tapaba la cara
con el menú.
Todos
pidieron algo para picar. Esperaron con risas y un tanto incómodos a
que llegará la comida. Park Yoona parecía una bomba a punto de
explotar gracias a los comentarios de Im Soodae, ya que llegaban a
irritarla muchísimo. Aunque él en sí la irritaba. Kang Jihoo se
divertía viéndolos y a la vez intentaba sacar conversación para que
la situación fuese mucho más amena.
Lo
que para Choi Joonchae iba a ser una cena agradable, estaba siendo
una cena muy rara. No sabía si era él, pero sentía como los ojos
de Kim Hanna lo atravesaba, aunque lo peor de todo era ver como Lee
Kibum y ella tonteaban en frente de todos, en frente suya. Algo
pasaba.
-Wua,
¿y fuiste a ver la Torre Eiffel? Me encantó ese lugar, el poder
subir tan alto, y verlo todo tan ínfimo. Impresionante.
-Veo
que te encantó.
-Es
mi monumento favorito. Esa estructura fría y metálica me hace
sentirme viva.- desprendía seguridad al decirlo.
-No
se como tomarme eso. Pero lo tendré en cuenta, para la próxima vez
que vaya.- le sonrió dulcemente Kibum.
-Omo, waeo? (¿por qué?)
-Annya.-
se río y comió algo.- Kim Hanna-shi.
-Dee?-
levantó la cabeza. Llevaba la nariz llena de ketchup.
Lee
Kibum se acercó la silla para llegar mejor a donde estaba, se
inclinó hacía ella con servilleta en mano para poder quitar la
mancha de su nariz. Ella se quedó muy quieta, al igual que Joonchae.
Ella porque venía de un país donde la gente te decía directamente
que tenías algo, y luego si te veían muy atascada te ayudaban a
quitártelo, no se ofrecían sin más. Y él, directamente no sabía
que le estaba pasando. A lo mejor fueron las palabras de Hanna, que
seguían rebotando por su cabeza angustiada, “... para alejarme de ti”,
recordaba.
-Naega...? (¿Yo...?)
Pudo
llegar a decir antes de que el trozo de carne que tenía en la boca
por sorpresa se detuvo en su garganta y lo estaba asfixiando.
-Hyung,
hyung! Gwenchana? (¿estas bien?)
Kibum
sin preguntar salió disparado hacia él y colocó sus manos en la
boca del estómago de Joonchae. Presionó muy fuerte hacia arriba
varias veces, a la tercera salió disparado un trozo de carne de la
boca de Joonchae. Se quedó apoyado en la mesa, su cara era de color
blanco. Trataba de coger todo el aire posible, como si hubiese
recuperado la vida.
-Goma... wo... (Gra...cias...)- levantó su pulgar en señal de estar bien.
-Jebal (por favor), hyung, puaj... Mastica bien.
-Dee,
jebal. (Sí, por favor)- se apoyo sobre él Kibum, dándole unos golpecitos
aliviadores.
-Arasseo. (Lo sé) Todavía no quiero morir...
-Que
susto.- dijo bajito Hanna.
-Menos
mal que tenemos un médico con nosotros.
-Omo,
¿eres médico?- Hanna lo señaló. Él asintió con la cabeza.- Más
bien pareces un cantante o algo así.- Joonchae carraspeo.
-Annyo.
Pero me lo suelen decir mucho.
-Normal.-
carraspeo de nuevo Joonchae. Esta vez Yoona lo miró sospechosa-
Entonces... tú eres el oppa guapo y sexy que me dijo Choi
Seugnchae-ni...- lo observó de arriba a bajo- Pues tiene mucha razón,
la verdad.
Kibum
se sonrojó en ese instante, pero aquella rojez en su cara, como en
la de Im Soodae fue sofocada al segundo de decirlo. Dio la casualidad
de que Jooncahe se propuso beber agua tras la mirada tan sospechosa
que le había hecho Park Yoona. Y cuando Kim Hanna dijo aquellas
palabras, el idol ya rescatado de la muerte, escupió toda el agua que
se había metido en la boca, pero en la dirección equivocada. Kibum
y Soodae quedaron empapados por agua y babas del idol. Estos se
quedaron en shock unos segundos, mientras Yoona reía a carcajadas
tras ver la cara de asco que Soodae tenía. Las risas se escuchaban
por todo el bar. Los demás no pudieron evitar asombrarse y sacar
una leve sonrisa, que taparon rápidamente para que no se sintieran
mal. Joonchae se sentía fatal, no sabía donde meterse.
-HYUNG!-
dijeron los dos a la vez.
-¡Ya!
¡No te bastaba con casi darme con el trozo baboso de carne que me
tienes que escupir en la cara!- le decía Soodae indignado.
-Eiis...Gwenchana?! (¡¿Estás bien?!) ¿Tienes algún problema de garganta que me quieras comentar acaso?
-Mianhanda.... (Lo siento...)-
les ofrecía una servilleta, y una sonrisa de disculpas. Soodae la
cogió con rabia.
-¡Tú!
Para de reírte.- le decía a Yoona.
-Unni,
para... por favor.- empezó a reírse ella también. La risa de Yoona
se volvía cada vez más contagiosa.
Se
empezó un cadena de risas, todos se reían de la situación tan
tonta que acababan de vivir, menos el pobre Im Soodae que seguía
quejándose. Siguieron la cena igual, riéndose, comentando la cara tan
patética que había puesto Soodae y por fin divirtiéndose un poco.
Terminaron de cenar muy agusto y salieron a la calle.
-Bueno
chicos, nosotros nos vamos a casa. Mañana hay que trabajar mucho.
-Dee,
lo mismo digo.- siguió Kibum.
-Hanna-ni,
¿has venido en taxi?- le preguntó Jihoo.
-Dee.
Voy ahora mismo a por uno.
-No
hace falta mujer, yo...- intento decir Soodae.
-Yo
te llevo.- le interrumpió Joonchae.
-Anny.
No hace falta.
Im
Soodae se quedo un poco raro. Pero lo raro en ese momento fue el
silencio que se hizo.
-Hanna-ni,
vete con Joonchae-oppa, no hace falta que cojas ahora un taxi.- insistió
Yoona.
-Cierto.
-Tranquila.
Se cuidar de mi misma. Si es eso lo que te preocupa.- Jihoo pegó un
leve empujón a Joonchae.
-No
seas cabezota.- insistió.
-Nosotros
nos vamos. Nos vemos mañana en la agencia.- Yoona le hacía miradas
cómplices a Hanna. Básicamente le indicaba con la cabeza que dejase
de ser cabezota y se fuera con él. Hanna solo podía ponerle cara de
odio máximo.
Cada
uno se fue por su lado, quedando ellos dos, quietos, en silencio.
Joonchae comenzó a andar hacía donde se encontraba su coche. Ella
lo seguía con una cierta distancia y en silencio. El silencio
reinaba ese momento. Joonchae abrió la puerta del copiloto, para que
Hanna pudiera entrar. Fue el comienzo de un trayecto muy incómodo,
como cada segundo que estaban juntos.
-Yogi... (Por cierto...)-
dijeron los dos.
-Tú
primero.- dijo Joonchae angustiado.
-Dee...
Joonchae-ah- él se puso nervioso- No quiero que esto se nos pueda ir
de las manos...- “Waeo? (¿Por qué?)” se preguntaba él- Han pasado... Ha
pasado tiempo... Y deberíamos ser más “profesionales”,
“adultos”, “responsables”,- decía todas las palabras que le
venían a la cabeza- no sé. Parecemos dos niños, actuando como si
no nos conociéramos...
-Ara-ho (Lo sé),
no eres la única incómoda con todo esto.
-Pues
intentemos empezar otra vez de cero.- ella necesitaba ser la madura
en ese momento para sentirse mejor, pero tampoco sabía cuanto iba a
durar- Y mañana será otro día.
-¿Estas
dispuesta a seguir el guión que te marquen?
-¿Desde
cuando he seguido yo las normas?
-Tampoco
intentemos ser héroes. Solo es una empresa.
-Sí.
Pero que depende de nosotros. No te lo tomes a la ligera, jebal... (por favor...)-
no le gustó su comentario- Kunde... (Entonces...) prométeme que no harás ninguna
locura.
Él
la miro. Paró el coche, ya habían llegado. Pero espero un segundo
antes de responderle y que ella se fuera.
-Dee...-
se sentía avergonzado. Hanna lo miro con alivio y abrió la puerta
del coche.
-Mianhanda
Joonchae-ah... (Lo siento...)- dijo antes de cerrar la puerta del coche.
“Joonchae-ah? Mian? (¿Lo siento?)”, no entendía nada de lo que acababa de pasar. Cada una de
las palabras de Hanna solo trastocaban más y más su cabeza. Se
llevó las manos al pecho. Aún intentaba recordar lo que paso...
pero no tuvo éxito.
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