Era aún muy
temprano. Hanna abrió uno de sus ojos para ver dónde se encontraba.
Porque desgraciadamente no se acordaba de nada de lo que había hecho
la noche anterior. Ella misma sabía que cuando no se acordaba de
cuando se había acostado había un gran problema. Palpó su cuerpo
de arriba abajo. “Bien...”, pensó. Para su alivio estaba vestida
de pies a cabeza. No faltaba nada. Bueno, solamente los zapatos, pero
no creyó que fuesen importantes en ese momento. Creyó que era todo
más normal de lo que realmente era, así que procedió a estirarse en la
cama como si de su vida dependiese. Uno de sus brazos tocó algo
peludo. Hanna sorprendida, decidió palpar mejor aquella cosa peluda
por lo que empezó a estirar de ella. La cosa peluda empezó a
quejarse somnolienta.
-WTF?!- gritó Kim
Hanna levantadose de un saltó de la cama muy asustada, cómo si de
una rata se tratara.
-AAAAAAAH!!-
comenzaron a gritar los dos a la vez. Una sorprendida de por quien
era la cosa peluda, y el otro por la reacción de la otra.
-¡Lo he tocado!
¡Ah!- se sostenía la mano con la que le había tocado el pelo y la
miraba con asco- ¡Dios! ¡AH!
-¡YAA! ¡Oyee, que
tampoco es para tanto, STOP!- le reprochaba y le señalaba indignado.
-¡Dios, estoy
infectada! ¡Seguro que se me pega el germen de la estupidez!- se
cayó de la cama haciendo la tonta y la dramática.
-¡Ya, Kim Hanna,
JUGULEEE (MUERE)! ¡Ven aquí! ¡Te mató!
-¡Dios no! ¡Peor,
me voy a convertir en una rubia oxigenada también!- Choi Joonchae la
cogió por detrás tapándole la boca, callándola para que dejara de
decir estupideces. Ella mordió su mano.
-¡AAH! ¡MALDITA
PIRAÑA! ¡ESTAS MUERTA TE DIGO!
Hanna salió
corriendo de aquel cuarto, el cual aún no sabía donde se
encontraba. Pero ella dramática por salir de allí y lavarse la mano
seguía con su teatro. Cuando salió del cuarto y cerró la puerta en
la cara de Joonchae fue cuando se dio cuenta. “¿Dónde coño
estoy?”, pensaba mientras miraba a su alrededor. Era un piso pequeño.
Solo veía un salón blanco amplio, que daba a una cocina y una mesa
de comedor. Una puerta cerrada a su derecha, y la puerta de salida a
su izquierda. “¿Qué coño hice anoche? ¿Me han secuestrado?
Pero... ¿¡QUÉ COÑO HACE JOONCHAE AQUÍ!?”, vinieron todos
aquellos pensamientos a su cabeza. Se quedó paralizada, cuando la
puerta detrás suya se abrió. Después de que Choi Joonchae se
hubiese levantado del suelo, al caerse de la impresión.
-¡YA!- Hanna se
giró mirándolo con cara de que no sabía lo que estaba pasando-
Ya...- este viendo su cara bajó el volumen de su voz y se paró en
frente suya- Weo? (¿Qué?) ¿Pasa algo Kim Hanna-ya?
-¿Dó-dó-dón-de
estamos?- dijo con un hilo de voz y una sonrisa que se encontraba al
borde de la histeria.
-Pues... en mi
casa...- Kim Hanna lo miraba cada vez más con cara de no tener ni
idea de que le estaba hablando.
-¿Tú … qué?
-Hanna-ya...
estamos en mi casa.
-¿Cuándo? ¿Cómo?
¿POR QUÉ?- se echaba hacia atrás mientras sus ojos cada vez se
salían más de sus órbitas.
-Dios, ¿me estás
tomando el pelo?- Joonchae no se lo podía creer. “¿Es alguna
especie de broma, no?”, pensaba.
-ANNY. (NO) No se que
coño hago aquí. Y menos mal que voy totalmente vestida, porque sino
ya estaría montándome películas raras en mi cabeza. Y la verdad es
que no me apetece comerme la cabeza ahora mismo.
-EH, eh eh, jakaman. (Espera) ¿Cómo que no sabes qué haces aquí? Si vinimos anoche... Es más
me lo pediste tú.
-¿CÓMO? Ya lo que
me faltaba por oír.- se llevó las manos a la cabeza.- Yo de verdad
que flipo con mi persona... - empezó a dolerle la cabeza con
fuerza.- Ais... no vuelvo a beber nunca...
-A ver... ¿de qué
te acuerdas?- empezó a andar hacia el comedor.- Vamos a rehacer la
noche para ti... madre mía que cabeza...
-Ya, no te metas
conmigo. Es mi gran talón de Aquiles. Cuando me paso de copas no me
acuerdo de lo que hice al día siguiente... que vergüenza, por
favor, ¿dime qué no hice nada raro?
-... ¿CÓMO NO
PUEDES ACORDARTE DE QUE LA LIASTE EN LA FIESTA? POR TU CULPA PUEDE
QUE HAYA PERDIDO A UNA AMIGA.
-Dios... dime por
favor que es Im Soori.- decía bajito.
-¡YA! TE HE
ESCUCHADO.- la miró desafiante y cabreado, pero al segundo se echo
las manos a la cara y respiró profundamente.- Pero si, es ella.
-Lo sabía.- se
quitó el pelo del hombro en señal de superioridad.
-De verdad que... no
puedo contigo.
-Tranquilo, pensamos
igual el uno del otro.- le decía mientras se arreglaba la camisa-
¿Dónde esta el aseo? Bueno, aunque será la única puerta que hay
sin abrir.- fue directa a abrirla. Joonchae boquiabierto por su
pasotismo se colocó en frente suya parando su trayecto.- Eh. Quita
de en medio.
-¿Qué haces?
-Voy a lavarme la
mano.- se sostenía la mano de nuevo con cara de asco- He tocado tu
pelo.- la cara de Joonchae era totalmente un cuadro. El pobre joven
no sabía por dónde cogerla en ninguna de sus facetas, así que se
apartó y la dejó pasar.- Gracias.- dijo con rintintín y una
sonrisa falsa.
-No se cual es menos
pesada.- Hanna puso atención mientras se lavaba con fuerza las
manos.- Si la Hanna serena, maleducada, ruda y estúpida, o la Hanna
borracha, igual de maleducada, igual de ruda, pero graciosa y una
niña.
-Ya! Cállate.- le
tiró agua.
-¡OISS! TE ODIO.-
cogió la toalla bruscamente y se secó la cara. Hanna le hacia
burlas mientras Joonchae seguía con su berrinche.- ¡Tú sigue en
tus trece como siempre! No se puede arreglar nada contigo.
-¿¡ARREGLAR EL
QUÉ!? ¡Vamos a ver, eh!- salió en su busca enfadada y con las
manos mojadas. Joonchae le tiró la toalla con fuerza.-¡Ya!
-¡NO MOJES EL
SUELO!
-¡TIQUISMIQUIS!
-¡BORRACHA!-
parecía un concurso de quién podía chillar más alto y estar más
indignado.
-OMO, ¡RUBIA
OXÍGENADA!
-¡YAAAAA!- Hanna
aprovechó para salir rauda y veloz de aquel apartamento.- ¡Ya,
¿ODIGA?! (¡¿Dónde vas?!)
A Kim Hanna solo le
dio tiempo a coger sus zapatos. No le hizo falta ponérselos para
salir corriendo de allí. Choi Joonchae se quedó chillándole desde
la puerta de su casa, la cual cerró de un portazo al ver que la
susodicha no hacía caso a ninguna de las llamadas que le había
hecho.
-Omoo... Michin,
michin, michiiiiiiiiiiiin... (Loca, loca, loooooooooca)- se colocó un cojín en la cara y
chilló con todas sus fuerzas posibles.
Se sentó en el
sofá de forma brusca y algo lo molestó, ya que le hizo daño al
sentarse en el. Lo consiguió sacar de su trasero y lo miró con
desprecio. Era el bolso de Kim Hanna.
-Omo, omoooo,
baboooo. (Toooonta) Aigooo. Es que no se puede ser más tonta que ella para
dejarse el bolso.- empezó a rebuscar.- Y encima con todo. Omo,
aigoo. Normal que no se acuerde cuando bebe de las cosas. Si de
normal tiene una memoria de pez. AIGOOOO.- se quejaba y maldecía.-
Pero como he podido ser tan tonto de hacerle caso a ella. Este
contrato me va a matar al final de un disgusto.- se llevó las manos
al cuello.- Apo, apooo... (Duele, dueleee) Que se las apañe. Que ya es mayorcita. Y
si quiere algo que venga ella a pedirme disculpas.
Joonchae se levantó
del sofá muy rápido y arrojó el bolso de Hanna de manera brusca, lo
que provocó que todo lo que tenía dentro se esparciera por el
suelo.
-Aiss...- se quejaba
como si estuviera llorando.- Todo me pasa a mi.- fue inmediatamente a
recoger las cosas del suelo, y después las deposito de forma
delicada en la encimera de la cocina, pero siempre con cara de niño
enfadado.
Por otro lado, Kim
Hanna bajaba atacada por el ascensor, y maldecía a Joonchae sin
importar la gente ni nada. Se colocó los zapatos por fin. Ya había
recorrido suficiente pasillo descalza como para seguir así por la
calle. Salió disparada hacia la salida, por si acaso Joonchae había
decidido perseguirla, como en alguna ocasión había hecho. Pero no
fue así. Aunque ella siempre lo creyera, la mayoría de las veces no
pasaba. Paró en seco en medio de la calle. Se apoyo en sus rodillas
cansada. Aunque era una niña peleona sabía perfectamente con quién
no podía luchar cuerpo a cuerpo. Y Joonchae era uno de ellos. Kim
Hanna se estremeció.
-Dios mio, que no me
toque más por dios. Tengo suficiente sufrimiento de que no me
acuerdo de nada.- se tocaba la cabeza.
Hizo amago de coger
su móvil para poder llamar a su tío o a su madre, a alguien que
pudiera venir a recogerla. Miró hacia arriba, realmente estaba
perdida, no tenía ni idea de dónde se encontraba. Se estaba
palpando mejor todo su cuerpo, en busca de su teléfono móvil. No
estaba. ¿Dónde estaba? Su cara cambiaba a peor.
-AIS...- chilló en
medio de la calle. Se giró rauda y miró el edificio donde estaba el
piso de Joonchae- Ni de coña vuelvo a entrar otra vez ahí. Y menos
como tonta. Dios que cabeza señor.- se daba palmadas en la cabeza.-
TAXI!
Cuando consiguió
un taxi, fue dirección a casa de sus padres, era lo más lógico
aunque tenía que ir a la agencia a seguir con el trabajo. El
cambiarse de ropa creía que era necesario. Cuando llego el coche a
su casa le pidió al conductor que esperara solamente unos minutos.
Kim Hanna entró sin hacer el menos ruido posible. Fue a su cuarto lo
más rápido que pudo. Se cambió de ropa. Se puso lo más cómodo
que encontró. Unos pantalones boyfriends, una camiseta rota de
AC/DC, sus vans de leopardo y cogió un neceser con maquillaje y el
cambio de lentillas. Pero de momento cogió las gafas de sol más
grandes que pudo encontrar, para que taparan la cara de desgraciada
que llevaba. Cogió dinero. Porque ni eso llevaba. “Patética,
pateeeetica...”, se repetía. Salió corriendo de allí también.
Se subió al taxi y este la llevó a la agencia “SONS OF GOLDEN”.
Eran las ocho de la
mañana y toda la agencia estaba en pleno movimiento. Kim Hanna se
pensó dos veces eso de entrar, pero agachó su avergonzada cabeza y
corrió hasta poder pasar desapercibida. Aunque todos sabían quien
era, lo que no sabían bien era lo que estaba haciendo. Hanna se
escondía detrás de las plantas, salía corriendo, se volvía a
esconder, cogía caminos que estaban vacíos y se cambiaba de pasillo
cuando veía a mucha gente venir hacia ella. Consiguió llegar hasta
el despachito que le habían dejado cerca de los estudios. Se encerró
con llave. Se colocó desesperada apoyada en la puerta.
-Nadie me ha visto.-
pensaba incrédula.
Muchos habían
visto su comportamiento, pero no llegaron a decirle nada. Sabían que
podía venir de familia. Kim Moonsoo siempre se comportó de forma extraña también. Hanna respiró con ganas y se sentó en la silla
de despacho que había. El despacho aún no estaba terminado. Tenía
solamente una mesa, una silla y varias estanterías. Aún no había
tenido tiempo de instalarse como era debido. Pero por ahora estaba
bien. Se quitó las gafas de sol, y las lentillas. Estaba harta de
llevarlas, había dormido con ellas y creía que iba a morir de un
momento a otro. Ese día aunque a ella le doliese iba a ir con las
gafas. Se maquilló un poco, osea se puso rimel y cacao, y ya. “Que
le den.”, pensó. Estaba cansada, solo quería terminar el trabajo
atrasado y dormir.
Llegó al estudio y
todos estaban trabajando como nunca. Buscaba con la mirada a ver
dónde estaba Geum Jongdong, pero no lo encontraba. Empezó a
trabajar con toda la fuerza y seriedad del mundo. Todos estaban
sorprendidos. Entre las pintas que llevaba, que muchos calificaron
entre descuidada y Hipster; las gafas, que nunca la habían visto con
ellas. En verdad, le quedaban muy bien, y parecía mucho más
profesional. Y por último, lo más importante, la noticia. “Era la
novia de Choi Joonchae”. Muchas de allí maldecían que aquella
niña extranjera estuviese con ese dios coreano con voz de ángel.
Transcurrieron dos
horas de reloj, y por fin hizo su aparición lo que quedaba de un
Geum Jongdong demacrado y resacoso. Apareció como siempre pidiendo
disculpas por llegar tan tarde y ser tan irresponsable. Nunca creía
que una noche de champan e ibuprofeno iba a acabar tan mal. Sus
compañeros como siempre, buscaban una escusa para echarle en cara
cosas a Jongdong. Tenían envidia de que Kim Hanna lo tuviera en tan
alta estima.
-¡Geum Jongdong!-
una voz sonó por encima de la de los demás. Una voz grave y
enfadada.
Todos se giraron.
Sabían quien era, solamente ella cuando se enfadaba ponía esa voz.
Por fin, iba a recibir una reprimenda del ogro de las montañas
llamado Kim Hanna, pensaban todos sus compañeros.
-Recoge todas las
luces del anterior estudio que hemos utilizado, y cuando termines ve
a mi despacho.- dijo tajantemente.
-Dee, boss.- dijo
haciendo una reverencia. Todos lo miraban apenados pero agradecidos
de que Hanna hubiese sido justa. El pobre Jongdong salió del estudio
cabizbajo lamentándose de haber trasnochado aquella noche.- Ais...,
si lo llego a saber no me quedo hablando con Kibum. Irresponsable,
irresponsable.- se pegaba en la cabeza.
Hoy era el día de
los arrepentimientos, unos por fallar y acordarse de todo, y otros
por fallar también pero ni por la fuerza se acordaban de nada.
. . .
Cuando Lee Kibum
salió a acompañar a Geum Jongdong e Im Soori fuera de casa de los
Choi después del cumpleaños de Choi Joonchae, pudo tantear un poco el terreno.
-Im Soori-ni.- le
dijo Kibum.
-Oppa... mianhe... (Lo siento...) pero creo que necesito estas a solas ahora.- dijo mientras subía a
su coche.
-Dee, tranquila.
Sabes que puedes llamarme cuando quieras.- ella le dedicó una dulce
sonrisa y subió al coche.
Kibum hizo lo
mismo. Subió a Jongdong a su coche y se lo llevó de allí.
-Geum Jongdong,
gwenchana? (¿Estás bien?) ¿Necesitas algo?- el susodicho miraba rígidamente al
frente- ¿Dónde vives?
-He bebido
demasiado...
-Ya veo ya, no me lo
tienes que jurar. Toma.- abrió la guantera de su coche.- Tomate
uno.- Jongdong lo miró penetrante. Daba mucha pena.- Palli, palli, (Rápido, rápido) tomatelo.- Kibum no sabía si tener miedo o preocuparse. Jongdong le
hizo caso y se tomo la pastilla.
-Todo tiene su
sentido...
-Weo? (¿Qué?)
-Claro, son novios y
estaban enfadados, por eso cada vez que se ven actúan tan raro.-
Kibum ya sabía de que estaba hablando.
-¿Sabes algo más?-
curioseaba.
-Hanna-shi habla de él
con rencor, pero luego puede hablar de él con ternura...
Isangueeee...(Que raro...)- suspiraba. Kibum seguía sacando sus propias
conclusiones con todo lo que sabía.- Pero claro... kissu (el beso)... eso, es
importante.
-Geum Jongdong-shi, ¿Kim
Hanna no te ha contado nada de Joonchae-ah?
-Anny... Hanna-shi
solo me habla de él muy mal.- Kibum se sorprendió, pero aún así
tenía sentido.- Y cuando va borracha, me habla como si él fuera el
hombre más perfecto del dichoso planeta, ¿te lo puedes creer?-
Kibum, creía estar entendiendo la película- Pero no quiere hablar
de porque habla mal de él... omooo, isangueeeee... (que raro....)
. . .
Geum Jongdong
pensaba en la conversación. No creía haber dicho nada fuera de
contexto. Tampoco Kibum preguntó mucho. Pero se sentía extraño.
-Ais... No debí
decir nada.- se pegaba golpes en la boca.
-Jongdong-ni.-
alguien apareció detrás suyo sobresaltando al susodicho.- Palli (Rápido),
ven a mi despacho.
Kim Hanna lo
reclamaba con urgencia, él solamente debía obedecer y rápido. Los
dos pasaron al interior del despacho. Hanna se movía ansiosa por el
despacho.
-Bara, bara, (Dime, dime) ¿que
cojones pasó anoche? Empieza a largar.- le dijo intensa.
-Weo?! (¡¿Qué?!)- se asustó.
¿Había llegado a sus oídos qué hablo con Lee Kibum?
-¿Qué pasó
anoche? ¿Qué hice? No me acuerdo de nada. Y me he despertado en
casa de Joonchae-ah, sin saber ni cómo, ni por qué. Y quiero
respuestas.- Hanna le hablaba rápido y alterada.
-¿Dormiste en su
casa?- saltó Jongdong.
-Eso... eso.
CENTRATE JONGDONG-NI. Me acuerdo de estar hablando contigo y la
gente, incluso creo... creo que hice alguna locura después de
discutir con la loca esa...
-Besaste a Joonchae-shi.
-AIS...- se agachó
con rabia, pero levantó enseguida- Mierda... de eso me acuerdo
algo... Aigooo, michin, michin. (Loca, loca) ¿y qué más?
-¿De verdad no te
acuerdas?- le decía preocupado Jongdong.
-No me acuerdo de la
última vez cuando me hice la herida en el brazo y no me acuerdo
esta. Así que ya estas contándomelo.
. . .
Guem
Jongdong comenzó a relatarle todo lo que había pasado la noche
anterior, hasta el momento en que él se fue. Después del gran beso
de la reciente pareja estuvieron contestando algunas preguntas de
curiosos que se encontraban estupefactados. Muchos de ellos creían
que sería un bajón muy grande para la carrera de Joonchae, la cual
estaba en pleno auje. Otros muchos pensaban que era para dar más
fama a la recién llegada. Y otros no se explicaban el porque entonces
de su reacción del aeropuerto. Aunque todas esas dudas serían
resueltas en una sala de prensa, como muy tarde al día siguiente,
exactamente a las siete y media de la tarde.
Desde
el escándalo no duró mucho más la fiesta, pero muchos de los allí
presentes necesitaban responder a sus propias dudas sobre lo que
había pasado por lo que esperaban impacientes a que los demás
invitados se fueran. Otros como era el caso de Kim Hanna y Geum
Jongdong aprovecharon para seguir bebiendo. Kim Hanna se arrepentía
y a la vez estaba confiada con lo que acaba de ocurrir, por lo que
tenía que seguir bebiendo para darse confianza a si misma. La
confianza que no tenía. Y Jongdong bebía porque ya no le quedaba
otra salida, no entendía nada de lo que acaba de pasar. Bebía con
los ojos como platos, mientras, sentado en una silla, veía a Kim
Hanna andar de un lado para otro nerviosa.
-Madre
mía, madre mía, madre mía... ¿QUÉ ACABO DE HACER JONGDONG-NI?
Uf, UUUFF, tranquilízate Sofía tu puedes con esto y todo.- sacudía
su cuerpo como los boxeadores antes de un combate.
-Desde
cuando...- miraba Jongdong a Hanna.
-Eso, ¿desde cuando soy tan impulsiva? No lo sé, pues no lo sé. No sé que
me pasa.- hablaba muy rápido.
-¿Seguro
que tú bebida lleva solamente champan?- decía Jongdong sin
expresión alguna.
-¿EH?-
lo miraba atónita.
-Annymida (Nada)...-
bebió un trago- Ya, ¿quieres qué te lleve a casa? Yo creo que me
voy a ir ya.
-Mollao.(No lo sé)-
se echaba las manos a la cabeza y buscaba a Joonchae por todo el
jardín.
Ya
no quedaba casi nadie. En el jardín solamente se encontraban tres
camareros recogiendo todas las cosas del jardín, los padres de
Joonchae, que estaban hablando con otras dos parejas más. Entre las
que se encontraban los padres de Hanna. Y Kibum. Este la miraba de
manera penetrante desde la barandilla de la terraza. Kim Hanna se
sorprendió y este dejó de mirarla y fue en dirección al interior
de la casa.
-Ya,
Geum Jongdong-ni, kaja. (vamonos)
Jongdong
cuando escuchó esas cuatro palabras levantó raudo y veloz de la
silla, bebió lo que quedaba de copa y se estiró.
-KAJA. (VAMOS)
-Dee.-
los dos se miraron decididos.
Iban
a seguir siendo amigos de borrachera. Y si alguno de los dos
necesitaba ayuda, el otro estaría ahí para darle todo el apoyo del
mundo. Y también porque era su jefa y le daba miedo. Y porque no
sabía como actuar en aquel momento tan incómodo.
Desde
la otra perspectiva, Choi Joonchae estaba terminando de despedirse de
una pareja de amigos, que aún asombrados le felicitaban por su
noviazgo tan repentino. Cuando estos salieron por la puerta, algo
sonó detrás de Joonchae.
-Nugu?
Oh, Im Soori-ni. Gwenchana? (¿Quién? ¿Estás bien?)
-Dee...
no te preocupes oppa...- le costó decir esa palabra.
-Im
Soori-ni... no quiero qué estés triste. Tú siempre vas a ser muy
importante para mi, yasokhe. (Te lo prometo) Mm.- le levantó la mirada del suelo.
Im
Soori estrujó con fuerza lo que llevaba entre las manos y dejó caer
una lagrima por su mejilla.
-Oppa...
neon... (tú...)
Alguien
la interrumpió. Alguien se tropezó con uno de los sillones del
salón.
-Omo,
omo, gwenchana, gwenchana. (Estoy bien, estoy bien) Aquí no ha pasado nada.- decía
levantándose dignamente del suelo.
Había
sido Kim Hanna. La cual se sacudió la falda y siguió andando
dignamente, estaba vez más lento, hacia la puerta de entrada. Detrás
de ella un Geum Jongdong rojo cual tomate se tambaleaba e intentaba
ayudarla.
-Chs...-
se secó su lagrima Im Soori- siempre es ella.
-Ya,
Kim Hanna-ya, ¿dónde vas así?- le decía Joonchae mientras veía como
de forma patética Jongdong y ella se intentaban apoyar el uno en el
otro.- Ya. ¿Qué hacéis?- se acercó a cogerla de forma protectora,
o celosa, desde los ojos de otras personas.
-Oppa.-
Soori lo cogió del brazo antes de que pudiera acercarse a Kim
Hanna.- ¿No ves que es patética? ¿Cómo te has podido fijar en una
persona tan vulgar?
-YA!-
saltó peleona Kim Hanna, mientras con su efusividad tiraba al pobre
Jongdong al suelo sin darse cuenta, debido a que había perdido todo
soporte.
-Im
Soori.- Joonchae se giró hacia ella defendiendo a Kim Hanna, lo que
dejó a las dos jóvenes y a Kibum, que se acaba de incorporar a la
escena para rescatar a Jongdong del suelo, sin habla alguna y muy
sorprendidos.- Jebal (Por favor), no digas nada más.- Joonchae sobre todo lo
hacia porque no quería que las dos tuvieran más riñas entre ellas.
-¿Qué
no diga nada más? ¿Pero es que soy la única que no ve que esto sea
coherente?- decía mientras Kibum conseguía poner de pie a Jongdong.
-Pero
si aquí la única que no es coherente eres tú.- decía Kim Hanna
indignada, mientras la señalaba por detrás de Joonchae.
-Ya!
Kim Hanna, cállate.
-¿YO?
¿Pero si no he hecho naaaa?- se cruzaba de brazos indignada.
-Vulgar,
soez, una cualquiera, maleducada, marimacho, fea y encima extranjera.
¿Joonchae-oppa, es qué no aprecias tu vida? Ella no te merece para
nada, ni para limpiar los baños del colegio servía. ¡No deberías
de haber vuelto nunca niñata!- salió todo lo que llevaba en su
interior.
-Im Soori...-
dijeron los dos amigos que se quedaron anonadados porque no esperaban
nunca que de aquella niña inocente, que para ellos siempre había
sido todo de color de rosa, salieran esas palabras.
Ninguno
reaccionó ante esas palabras. Kim Hanna empezó a aplaudir
sarcástica, se llevó las manos a la boca y tras un silencio dijo.
-Fantástico.
¿Ya te has quedado agusto? ¿Qué? ¿Nadie va a decir nada?- Hanna
tras ver que ninguno de ellos reaccionaba, y sobre todo Joonchae,
salió corriendo de allí en dirección a las habitaciones.
-No
dicen nada, porque saben que es verdad.- dijo Im Soori cuando vio que
se estaba yendo.
-Im
Soori...- Joonchae no pudo decir nada más. No pudo ni mirarla a los
ojos cuando cogió y fue a buscar a Kim Hanna.
-Oppa!-
lo llamaba una Im Soori arrepentida.- AISH!- chilló antes de salir
por la puerta principal como alma que llevaba el diablo.
Lee Kibum no se
espero a ver lo que pasaba con aquello dos, y decidió perseguir a la
enfadada Im Soori, mientras arrastraba a Geum Jongdong con él, para
poder subirlo al coche.
. . .
Kim Hanna trataba
de procesar todo lo que le estaba contando Jongdong. Pero solo sabía
llevarse las manos a la cabeza de rabia y vergüenza.
-YAS... esa barbie
descerebrada me las va a pagar. Ais...- apretaba fuerte puños y
dientes.- ¿Y ya? ¿No sabes que pudo pasar después?- se sentó en
la silla nerviosa por la respuesta de su amigo.
-Pues no la verdad.
Lee Kibum me arrastró hacia su coche y me llevó a casa. Fue muy
amable. Solo se que Joonchae fue en la misma dirección que tú. Y si
me estas contando que has acabo despertándote en su casa será
porque...- se calló.
-Weo? Waeo? BARA
JONGDONG-NI! (¿Qué? ¿Por qué? DILO.)
-PUES PUEDE QUE TE
PIDIERA DISCULPAS.- le chilló también él.
-¿Disculpas?
-Mollaao. (No lo see) Puede que
te pidiera disculpas, y después os fuerais a su casa a
reconciliaros.- hacía gestos extraños con las manos.
-¡YA! ¿Cómo qué
reconciliarnos? MICHIN!? (¿¡ESTÁS LOCO?!) Anny, annyo.- empezó a caminar por el
despacho. “Estabas vestida no pasó nada”, pensaba ella.
-Como sois novios.-
Hanna paró su caminar en seco.
Cayó en la cuenta
de que Geum Jongdong no debía saber nada del contrato, por supuesto.
Y debía de actuar con él como con las demás persona. Osea, debía
actuar como si ella y Joonchae realmente estuviesen en una relación.
-Claro, claro...
tendré que...
-Puedes preguntarle
a él que pasó ayer.
Hanna miró a
Jongdong, no debía responderle. No podía sospechar ya más cosas de
su relación con Joonchae. Cada vez más debía reducir el círculo
de personas con las que estar cómoda. Y lo peor es que Jongdong no
podía ser una de esas. Aunque le doliera en el alma, lo acababa de
conocer. Y todo aquello era muy importante para la empresa. Algún
día se lo contaría, pero de momento debía ocultárselo a como de
lugar. Así Kim Hanna podía ganarse más aún su confianza, y
viceversa.
En cuanto al tema
de qué paso esa noche. Kim Hanna no iba a rebajarse de ninguna
manera para preguntarle a Choi Joonchae después del escándalo y la
tontería que había hecho en su casa. Pero al final, con el tiempo,
acabaría sabiéndolo.
De mientras,
Joonchae lo recordaba en el sofá de su casa. No le venía ningún
tipo de inspiración. Ni una letra, ni un tono, nada. Solo venía
ella su mente. Cerró su ojos y la imaginó.
. . .
Después de salir corriendo tras discutir con la insufrible de Im Soori. Kim
Hanna había llegado a dónde quería, y sin tropezarse con ningún
mueble de su alrededor. Era la habitación de Joonchae. Fue corriendo
a la mesita de noche y cogió el regalo que horas antes había
dejado. Lo cogió con fuerza de las asas y se volteó para salir de
allí. Pero se encontró a Choi Joonchae justo en frente suyo. El
alcohol y su torpeza, unidos a lo rápido que Joonchae iba mientras
la buscaba, provocó un choque de trenes.
-YA!-
Kim Hanna se torció uno de los tobillos.
-Kim
Hanna.
-Quítate
de mi camino.- lo apartó bruscamente con el brazo estampandolo
contra la puerta, mientras ella intentaba salir de esa casa cojeando.
-Ya!
Jackaman (Espera un momento) Kim Hanna!
-¡Déjame
en paz Joonchae! ¡Ni me toques! ¡Como me toques juro que te mato!-
seguía andando hacía la puerta.
-Jackaman,
jeeebal, Kim Hanna! (¡Espera, por favor!)- la fue a coger del brazo cuando ella estaba
bajando los escalones que daban a la calle. Lo único que provocó
con aquello fue que Kim Hanna cayera al suelo y sonara un golpe seco
tras la caída.
-¡YA,
AAAAAAAAAH!- chillaba histérica en el suelo.- ¡DÉJAME, DÉJAME,
DÉJAMEEEEE!- echó a llorar de repente como si de una niña pequeña
de tres años se tratara, golpeando el escalón con fuerza y sin
poder aguantarse el llanto y las lágrimas.
Joonchae
al principio se preocupó. Se sintió fatal por todo lo que estaba
pasando. Era todo su culpa, primero dejar que Im Soori dijera todo
eso de ella, después tropezarse y que se doblara el pie. Y ahora
provocar que resbalara y se cayera. Pero después de estar un rato
observándola llorar una sonrisa apareció un su mejilla. Aquel
berrinche de niña pequeña le hizo recordar a la pequeña Kim Hanna
que se enfadaba con él día si y día también, y que solo lloraba
cuando él estaba delante para después decir: “anny, annyo, esto
no son lagrimas, me pican los ojos”. Todo ello, mientras no paraba
de llorar. Joonchae empezó a reír dulcemente mientras posaba su mano
en la cabeza de Kim Hanna. Ella todavía con el berrinche apartó su
mano bruscamente y lo fulminó con su mirada.
-Omo,
kamchakia. (Que susto)- se asustó pero seguía riéndose.- Ya, pequeña Hanna-ni,
ulgimaaaa. (No llores)- le guiño un ojo dulcemente mientras seguía riéndose.
-ANNY,
ANNYO, NO ESTOY LLORANDO, NO SEAS TONTO.- dijo indignada mientras se
levantaba del escalón y lo empujaba al suelo. Joonchae reía a
carcajadas por el comentario de la joven.- DEJA DE REÍRTE.-
proclamaba mientras cojeaba y se alejaba de la casa.
-Ya!
YA! ¡Espérame!- le decía mientras se levantaba rápidamente del suelo
y secaba sus lagrimas imaginarias de la risa.- ¿Dónde vas tú sola
baboya (tonta)?
-DÉJAME!
¿QUÉ TE IMPORTA?- zarandeaba la bolsa del regalo, que parecía más
que una bolsa un higo.
-No
estés enfadada, venga, ven y hablamos.- seguía detrás suyo.
-SEÑOR
BENDITO REDENTOR, ¿POR QUÉ A MI?- decía en español. Joonchae dio
un spring y se puso a su altura.
-Jebal(Por favor),
para un segundo y vamos a hablar.
-NO
ME APETECE HABLAR CONTIGO, PIÉRDETE.
-No
te voy a dejar sola, y menos por aquí. Así que para y vamos a
hablar.
-¡NUNCA!
¡EN MI VIDA! ¡VOY A DIRIGIRLE LA PALABRA! ¡A UN NIÑATO!
¡INSOLENTE! ¡QUE NO ENTIENDE CUAL ES EL CONCEPTO DE LA LEALTAD Y LA
AMISTAD!
-Ya,
Hanna-ni, ¿qué estas diciendo? Si me hablas en español no voy a
entender nada.
Hanna
no sabía ya que idioma estaba utilizando, y menos aún en que
dirección estaba yendo. De la rabia aumento la marcha, pero lo único
que provocó es que volviera a tropezarse. Esta vez con una piedra
que había en el camino. Hoy no era su día. Aunque el alcohol no
ayudaba para nada. Joonchae llegó a cogerla de la cintura antes de
que cayera al suelo por completo, pero no evitó que se volviera a
torcer el pie.
-¡AU! APO, APOOOOO! (Me duele, me duele)- volvió con el llanto y las palabras con el mayor
sufrimiento del mundo.- ¿¡Por qué me pasa todo esto a mi, por
qué!?- se lamentaba.
-Ya,
reina del camino, tampoco es para tanto.- Hanna se apartó de él
bruscamente.- ¿Te duele?- se reía mientras la miraba.
-Dee,
apo... (Sí, me duele...)- le contestó cual niña pequeña.
-Déjame que te lleve
en mi espalda.
-NUNCA.- le echó
una mirada asesina y siguió andando y quejándose.
Joonchae la seguía
por detrás riéndose de lo graciosa que estaba borracha, porque se
sentía como con la Kim Hanna de hace nueve años. Kim Hanna se cansó
de andar y se puso a patalear sin razón alguno. De repente se sentó
en el suelo. Él la miraba ojiplatico. Se sentó a su lado en la
misma posición que ella. Hanna dejo bruscamente la bolsa en el suelo
y empezó a masajearse el pie que se había torcido.
-¿Qué es esto?-
Joonchae cogió la bolsa arrugada con curiosidad.
-Anny. (Nada)- Hanna se la
quitó rápidamente.
-Ya, ¿qué tienes
ahí? Dámelo pequeñaja.- intentaba quitársela mientras ella lo
esquivaba- No me hagas usar la fuerza.
-Annyo. Déjame. No
me toques. ¿Fuerza tú, cuál?
-Ya! Que se tus
puntos débiles.- Joonchae abrió bien sus manos y las dirigía en
dirección a sus costillas.
-Anny, annyo,
Joonchae-ah, anny. No lo hagas.- suplicaba ella, él la miraba con
cara pícara.
-Déjame ver que es
eso.- le decía mientras le hacía cosquillas. Cosquillas que Kim
Hanna no podía resistir.
Era la mujer más
sensible del mundo, y él lo sabía. Siempre perdía con él por eso.
Por eso y porque Hanna siempre había tenido cierta debilidad cuando
se trataba de él, aunque él no se diera cuenta. Aunque muchas
veces, Joonchae salía herido, porque cuando Hanna no podía
aguantarse más sus piernas hacían lo posible para protegerla. Pero
Joonchae había aprendido a para a tiempo. Su objetivo en ese
momento era la bolsa. La cogió con total facilidad.
-¡Ya es mía!- este
abrió la bolsa y se quedó paralizado. Hanna se sintió muy tonta.
-Dame.- le quitó de
nuevo la bolsa. Se sentía patética, tanto por la reacción de él,
como por el regalo en si.
-Annyo.- Joonchae lo
cogió con delicadeza.
Sacó de aquella
bolsa lo que parecía ser un donut. Lo que quedaba de un donut blanco,
cubierto de chocolate blanco y nubes de colores.
-Hanna-ni...- él la
miró sorprendido.- ¿Cómo...?
-Déjalo... no se
porque te lo he comprado... no lo volveré hacer.- miraba al suelo
decepcionada.
-Gomawo. (Gracias)- Hanna lo
miró.
Joonchae la abrazó
con fuerza. Hanna no pudo moverse del shock que tenía. Ninguno de
los dos esperaba nada de todo aquello. Joonchae empezó a comerse
aquel donut, mientras una lagrima caía por su mejilla. La felicidad
que tenía en ese momento lo teletrasportó a unos nueve años atrás.
Cuando más feliz fue. Cuando tenía en su vida lo que más deseaba.
Sus amigos y sus sueños de triunfar. Hanna se ruborizó por
completo, a ella también lo trasportó aquel abrazó. La trasportó a unos años de amor no correspondido. Lo volvió a mirar. En verdad
no había cambiado nada. Ese aura preciosa seguía con él, aunque su
pelo o su cuerpo hubiesen cambiado. Que más daba. Su deslumbrante sonrisa seguía intacta. Brillaba por si sola. Ella se quedó mirándole embobada. Él la miró sonriendo mientras disfrutaba de
aquel donut destrozado. Joonchae le ofrecía donut dulcemente, Hanna
le negaba con la cabeza. Siempre estaban igual, forcejeaban,
discutían, se reían y volvían mirarse.
-Esta muy bueno.
-¿Sí, verdad?-
asentía con la cabeza tiernamente.- Hanna-ni, ¿cómo te has
acordado?
-Nunca lo olvidé.
Cómo podía olvidar nuestro regalo especial.- él la miró nostálgico.- Nunca lo olvidaré, mi cabeza no puede olvidarte
Joonchae-ah.- él la miró confundido.
Se hizo un
silencio incómodo, más incómodo aún para él. Que no sabía como
reaccionar a lo que Hanna había dicho, más bien no sabía con que
significado iban aquellas palabras. Por lo que se alzó corriendo.
Carraspeó, y dijo.
-Bueno... ¿es hora
de irse, no? Kaja. (Vamos)
Kim Hanna desde el
suelo intentaba levantarse. Joonchae le ofreció la mano, y la
levantó.
-¿Te llevó en mi
espalda?- Hanna no lo pensó dos veces cuando apoyó su pie en el
suelo y un pinchazo recorrió toda su pierna hasta la cabeza. Ella le
asintió, y la cogió fuerte, dejando sus manos a modo de sillón.-
Ya... pesas mucho más que antes.- se quejaba.
-Eis... si lo se no
me subo. Bájame.- le pegó en la cabeza.
-Anny. Cállate.- se
reía mientras la colocaba para poder cogerla mejor.
-Cuidado, no toques
donde no debes.
-Mianhe. (Lo siento)- le dijo
con una sonrisa. Mientras ella lo maldecía por detrás.
Aquella imagen hizo que viniera un recuerdo de la infancia a sus cabezas atolondradas.
“Kim
Hanna se encontraba en el suelo, acorralada por los matones de su
clase en el instituto. Ella hizo el amago de levantarse y la
volvieron a empujar de una patada. Reían fuerte y sin sentido
alguno.
-¡Ya!
A caso te hemos dicho que te levantes adoptada.
Hanna
recibió el impacto de un huevo en el hombro. Salpicandole toda la
chaqueta. Ese solo fue el primero de muchos. Se sintieron valientes y
empezaron a bombardearla. Ella en el suelo se protegía la cara.
Intentaba que no le dieran en las gafas, sin ellas no podía vivir.
Paseando
de camino a casa, Choi Joonchae, Lee Kibum y Oh Baekshi, escucharon
todo aquel escándalo. Cesaron de hablar de repente. A ellos no les
gustaba meterse en esas cosas. Y menos si iba en menor número. Oh
Baekshi se dio cuenta de quienes era. “Los niños de tercero otra
vez haciendo de las suyas.”, pensó ella. Intentó ver bien.
Estaban “acosando” a alguien. Cuando miró mejor, ya sabía quien
era.
-Vamos
a ver que pasa.- comentó Joonchae.
-Annyo!-
dijo rápida- No te metas. Seguro que están haciendo de las suyas. Y
si viene alguien, y te ve, te echaran la culpa a ti. Además, no será
nada. Aja, jebal. (Vamos, por favor) Que llego muy tarde.- lo cogió de la mano y lo
dirigió otra vez al camino.
Siguieron
andando, un poco preocupados los amigos. Cuando de repente escucharon
decir:
-¡Ya!
¡Extranjera, eres patética, levántate!
Joonchae
se giró rápido para comprobar de quien se trataba. “Jebal, que
sea otra, jebal, jebal... (por favor, por favor)”, pensaba. Cuando la vio como se
levantaba del suelo, con cara de destruir todo lo que se encontrara
en su camino. Ella apartó el pelo de su cara.
-Los
únicos patéticos aquí sois vosotros, que os tenéis que enfrentar a
mi en grupo.
-¡Eish!
Maldita mocosa.
Los
chavales empezaron a quejarse, cogieron todos otra vez los huevos.
Pero antes de que los pudieran lanzar, uno de ellos la volvió a
empujar. Esta vez dándose en la cabeza y quedándose paralizada por el
dolor. En ese instante Joonchae apartó al joven de un empujón y se
puso frente a ella, protegiéndola de la segunda tanda de huevos.
Todos fueron a parar a su espalda. Él no cambio en ningún momento
su cara. Los jóvenes al darse cuenta de quien era se quedaron petrificados.
-Joonchae-ah...-
levantaba la cabeza dolorida- ¿Qué... qué haces aquí? Vete, yo
puedo con ellos.- le levantó el pulgar.
Él
le sonrió como siempre, intentando no preocuparla, ya que veía como
su pelo sangraba. Esa sonrisa siempre le hacía estremecerse a Hanna.
-Anny,
sabes que estoy aquí para protegerte. ¿Recuerdas?- la cogió de la
mano y la levantó, apoyándola contra él.
Kibum
llegó apurado al ver lo que acababa de pasar.
-¡Ya
Mocosos!-se echaron para atrás- Gwenchanna hyung? (¿Estás bien?)- Joonchae se giró,
tenía toda la espalda llena de huevo.
-Esto...
sumbae... nosotros...- intentaban justificarse temerosos.
-Iros.-
dijo contundente.
-Hyung.-
replicó Kibum.
-¡Iros!-
los jóvenes echaron a correr como si les llevara la vida en ellos-
Kibum...
-Dee
hyung?
-Acompaña
tú a Oh Baekshi. Yo no puedo.
-Claro,
no pasa nada. Si necesitas algo...- él negó con la cabeza- Pues,
hasta mañana hyung.
Kibum
se fue. Oh Baekshi miraba desde lejos a Joonchae muy enfadada, sabía
que algo así pasaría. Choi Joonchae en cambio, intentaba quitarle
el huevo del pelo a Hanna.
-¿Qué
has hecho?
-Nega?! (¡¿Yo?!)-
él sonrió- Si yo no he hecho nada. Iba andando tranquilamente, au,
au...- le rozo la herida de la cabeza- Por una vez que no hago nada.-
él la miró preocupado.
-Dee...
eso es lo que siempre dices, y después salgo yo mal parado por
intentar justificarte. Si fueras más responsable. No nos meteríamos en estos...
-Mianhe... (Lo siento...)-
él la miró avergonzado, ella adolorida y el echándole la bronca,
“pobrecita”, pensaba- estas todo sucio.- ella se le acercó para
quitarle todo el huevo del pelo y la espalda.
-Tranquila
baboo. (tonta)- le cogió la mano- El que lo siento soy yo, por no haber
venido antes.- le apartó el pelo de la cara, y en el intento de
quitarle el huevo de la mejilla, le acarició suavemente la otra.
Ella se quedó en shock, estaba temblando- Tú que te preocupas por
mi aún estando así, que fuerte eres pequeña.- ella alzó la
cabeza, y miró sus labios, que estaban muy cerca, lo que hizo que se
ruborizara- ¿Sigues mareada?
-Dee?-
se encontró con los ojos negros de Joonchae, que la miraban
preocupado- Dee...- “solo sois amigos... nada más...”, pensaba
ella.
-Pues
será mejor que te lleve.- se giró- Sube, anda.- se agachó para que
subiera a su espalda. Hanna tocó su espalda. Se le quedo la mano
pegada del huevo.
-Ya...
no hace falta.
Joonchae a esa altura se giro un poco y estiro de la pierna de
Hanna haciéndola caer en su espalda.
-Sube,
y no te quejes tanto.- dictaminó.
-¡Ais,
me he comido el huevo de tu espalda, puaj...!- se quejaba y reía a
la vez.
-Proteínas,
buenas y baratas.
-Joo...
Joonchae-a...- “estas preparada díselo”, pensaba ella.
-Dime.-
le dijo con una voz dulce.
-Me
resbalo mucho.- no pudo decirle lo que de verdad sentía.
-Omo,
okaay.- la subió pegando un pequeño saltito, y colocó sus manos a
modo de sillón en el culo de Hanna.
-¡YA!-
se exaltó ella ruborizada.
-Mianhe. (Lo siento)-
él sonreía pícaro. Ella no dijo nada más, solo murmuraba cosas sin
sentido- ¿Qué dices?
-Anny!- ella se
apoyó en su espalda y lo rodeo con los brazos. Le hacía creer que
estaba enfadada pero su sonrisa indicaba lo contrario.”
Kim
Hanna se durmió en su espalda, era propensa a dormir en cualquier
lugar. Joonchae decidió subirla a un taxi y llevarla a su piso. La
dejó dormir en su cama, mientras él se puso a descansar unos
segundos en suelo de la habitación, apoyado en la cama.
-Saranghae...(Te quiero...)-
Joonchae alzó la cabeza sorprendido tras escuchar aquella palabra
sutil salir de los labios de Hanna.
-Weo? (¿Qué?)
Esta no volvió a
contestar. Joonchae se asustó un poco pero volvió a coger el sueño
de nuevo.
-Joonchae-ah...
saranghae...(Te quiero...)- volvió a decir la dormida Hanna. Pero esta vez él no
la pudo escuchar.
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