-Yeobushaeyo? (¿Diga?)-
contestaba el teléfono una Hanna un tanto somnolienta.
-¿Qué? ¿Ya te has
olvidado de que tienes amigos?
-Amigos como tú que
me llaman a las...- miro el reloj del móvil.- siete de la mañana un
domingo... mejor no tenerlos.- se restregaba la cara.
-¡Bien
Nerea! Hemos calculado bien la hora.- reían orgullosas- ¡Levántate osezno!
-Que malas...- se
intentaba incorporar Hanna.
-¡UNNI! ¿Dónde
mierda estás?- pregunto la susodicha Nerea.
-No te juntes tanto
con Ana, que se te pegan las cosas mujer...
-Holii.- dijo una
voz finita por el teléfono.
-Holii An. Y.. ¿Esto
a que viene?
-¿Te parece que con
un mensaje nos íbamos a conformar?
-La verdad es que
si... An... ¿Tú no estabas ahora en Corea?
-Anny... Nerea me
dijo que la esperara, y todavía estamos aquí en Madrid.
-¿Cuando volvéis?-
preguntó muy interesada.
-Dentro de poco,
unni.- respondió Nerea.
-Nada...
ellas también me dejan sola.- soltaba apenada "Miss
Despertador Personal".
-No tenemos la culpa
de que seas una antisocial.
-Shut up! Bitch! -
le respondió ruda.
-Dee.- sonreía la
aludida aunque su amiga no pudiera verla.- Pues ya que me habéis
llamado deciros que me voy a quedar aquí mucho tiempo.
-¿Cuánto es mucho?
-Aproximadamente...
¿dos años?- calculó a ojo.
-¡¿Dos años?!- se
alarmó Ana.
-Aigoo, Johaaa (Me gusta), nos
podremos ver todos los días.- Ana la miro fulminante.- Mianh, Ana. (Lo siento)
-Pues me opongo.-
dijo firme a su mandato.
-Qué estés estudiando para juez no significa que tengas que dictar sentencia
todo el rato.
-¡¿Qué no?!
-Ya, ya, tranquila,
que tengo boletos para ti. Para cuando puedas neni.
-Ya soy mayor,
¿sabes?
-No lo pareces.-
soltó gratuitamente Nerea.
-OLEEE.- dijo
con gracia, todas rieron.- Bueno, bueno, después de que Nerea te
haya dejado mal. Te lo digo enserio. Cuando quieras. A lo mejor hago
algo que no te va a gustar. Pero te aguantas.
-Sí, sí. Con que
no me venga muy de sorpresa.
-Okay, unni, pues
nos vemos.
Las
tres amigas se despidieron de ella, y no pensaron en ese momento
exactamente a que se quería referir Kim Hanna con sus últimas
palabras. Pero se darían cuenta, muy tarde. Unas se alegrarían,
otras no tanto, y otras, muy pocas, proclamarían Vendetta
por
aquella traición.
.
. .
Era el día
perfecto para quedar todos juntos, y tras el mensaje sorpresa de la
parejita feliz todos se estaban preparando para la barbacoa que se
iba a organizar en casa de Choi JoonChae, la cual era una sorpresa
para él también, era la primera noticia que recibía de aquello.
Pero para eso estaban los amigos, para llenar tu día a día de
sorpresas y aprovecharse de todo lo que tú tienes.
Pero a aquel
explicito mensaje los recién casados añadieron un apartado más
para Hanna y JoonChae: "Id preparándose, hoy lo tenéis que hacer
oficial". ¿Pretendían que el centro de atención fuesen ellos?
-La lleváis muy
clara...- respondía al mensaje con una sonrisa pícara.
Hanna no iba a ser
controlada de nuevo, y el agobio que pasó el día anterior fue lo
que la puso de sobre aviso. No quería quedarse sola en ningún
momento de aquella comida. Aunque tenía a YooNa. No. Ella era la
menos indicada. Ahora creía firmemente en lo que decía Choi
JoonChae, ella estaba tramando algo. "No debo juntarme con el
enemigo.", pensaba. Así que decidió llevar a su ahora
"gibyeong chingu" (amigo salvavidas).
-¡JongDong-ni! ¿Te
gustaría venirte a comer conmigo y un par de amigos?- le comentaba
por teléfono.
Geum JongDong iba a
ser su salida de escape, esta vez no iba a caer en los juegos de Park
YooNa, manipuladora de relaciones. Pero con lo que no contaba ella
era que la mente de YooNa ya iba a años luz de aquel misero plan.
Mientras,
en el coche, directo a recoger a KiBum y SooDae, el anfitrión de
aquella comida se dirigía a comprar todo lo necesario para aquella
barbacoa, que también tendrían que preparar ellos, porque esta vez
no podían dejar que Kang JiHoo se encargara del fuego, o que YooNa
preparara aquellos adobados riquísimos, era su día de relax.
Aunque ya tendrían el relax
suficiente en su viaje a Sri Lanka, que salía ese día a las ocho de
la tarde.
-Venga subid.- les
dijo JoonChae.
-¡Me pido delante!-
exclamaba un Im SooDae muy alegre.
-Dee... Ya me lo has
dicho antes como unas ochenta veces.
-¿Qué tal la noche
hyung? ¿Tú saliste de fiesta?
-Annyo... (No...)¿Debería
haberlo hecho?- preguntaba extrañado JoonChae.
-Aigooo, como se
nota que os hacéis mayores.
-Se "supone"...-
hacía las comillas KiBum.
-Juggo sipeo? (¿Quieres morir?)- le
comentaba JoonChae mientras con la mano derecha le hacía cosquillas
a su copiloto.
-...que si ayer no
salimos no celebramos como debe ser la boda de hyung.- seguía con su
explicación, mientras los dos que llevaban el coche hacían los
energúmenos.
-jijiji Hyung,
hyung, la carretera.- sufría y reía a carcajadas a la vez un Im SooDae débil.
-Esas fueron las
palabras exactas de SooDae-ah. Ya... Yaaa, JoonChae, hoy no quiero
morir de un accidente de tráfico, graciias.- les indicaba con su
parsimonioso tono.
-Arasseo. Ijen
geuman. (Vale. Ahora, vamos a parar.)
-Hyung, pero si has
empezado tú.- comenzaron otra vez las cosquillas.
-Aiish... SooDae-ya,
shut up.
-Wuaa hyung, eso lo
entendí.- se sentía orgulloso.
-Arasseo. (Vale)- le pedía
silencio mediante un gesto.
Llegaron
al supermercado entre risas y comentarios obscenos, parecían tres
amigos normales, pero KiBum era la clave que los hacía más
normales. Nada más entrar por la puerta de aquel establecimiento
cada uno de ellos ejercía un papel primordial. Choi JoonChae era la
mamá con el carrito, con la lista de la compra en mano que consentía
los caprichos de los demás; Im SooDae era el niño caprichoso, al
que de todo le apetecía y sin saber bien cómo, de todo y en todo
momento podía comer; y Lee KiBum parecía convertirse en el agarrado
padre, midiendo y contando cada won
que gastaban, según él, no todos los médicos tenían el mismo
dinero, y él procuraba ahorrarlo bien. Entre unas cosas y otras
compraron lo suficiente, y un poco más.
-No me gusta venir a
comprar con vosotros...- replicaba KiBum.
-Hyung.- decía con
la boca llena.- Be Happy.
-Tranquilo, todo va a mi cuenta hoy, no te preocupes.
-SooDae, cuantas
veces te he dicho que no me hables con la boca llena de comida.
-Deeee,- tragó.- es
anti higiénico.
-Ayudadme.
-¿Y si te acuerdas,
por qué no lo haces?
-Porque se cayó de
la cama de pequeño.- los dos amigos reían con maldad.
-Aish... Annyo, esa
fue Im SooRi.
-Jinsil. (Cierto)- dijeron
serios a la vez.
-Touche.- subió
SooDae al coche.
Siempre se metían
con él de manera amigable, era el pequeño y siempre le decía que
era su forma de aceptarlo en la pandilla. Aunque de eso ya habían
pasado muchos años. Im SooDae ya era uno más de ellos, tal y como
lo podía ser JiHoo. No solo los años, también las cosas que
pasaron forjaron a fondo esa amistad. Y por eso y con más razón los
admiraba a cada uno de ellos y se sentía orgulloso de los "hyung's"
que tenía.
-Mmm, Hyung,- decía
esta vez SooDae en los asientos de atrás muy inclinado entre los
delanteros.- una pregunta...- los dos pusieron las orejas, SooDae
podía soltar cualquier barbaridad en cualquier situación y en el
momento menos inesperado.- ¿qué pasó ayer con Kim Hanna?- los ojos
de sus hyung's se abrieron, efectivamente no se esperaban esa
pregunta.
-Pues...- dijeron
los dos.
Estos se miraron
raros. JoonChae con un carraspeo siguió mirando a la carretera,
como, si después de haber metido la pata, el tema no fuese con él.
-Pues,- KiBum miraba
a JoonChae de reojo.- no pasó nada, solo fue un susto.
-¡Y tanto que un
susto! Hyung era un momento muy importante.- le acercaba la cara de
sufrimiento y rabia que llevaba.
-Aparta, hombre. ¿Importante? ¿Por qué importante?- Im SooDae se sentó recto y
nervioso tras las palabras de su hyung.
-Im-im-im-portante
por por... ¡YooNa y nuestro Hyung!- se alteraba y se ponían aún
más nervioso.- De verdad, eh, que tenga que ser yo el que lo tenga
que hacer todo. No os preocupáis por la boda de hyung, ni por comprar
leche de plátano. ¡En que mundo vivimos!- hacía sobre exagerado. Ellos se reían de lo nervioso que se había puesto en un segundo.
-SooDae,
SooDae-ah, tranquilo, te vas a marear y me vas a vomitar en el coche,
y eso si que algo de lo que me preocupo.
-Cierto. Pero
comentarte que no fue nada.- puso la oreja.- Solo que Hanna-shi tenía
una herida, y casualmente por algún esfuerzo se le había abierto,
no era nada más.
-Pues bien que
saltaste...- protestó JoonChae.
-¿UNA HERIDA?
-Tú te quedaste en
blanco...- se picaban suavemente los dos amigos.
-¡AI DIOS MIO! ¡QUE
TRAGEDIA!- seguía con su numerito Im Soodae.
-Que conste que
todavía no estoy preparado para esas situaciones...- se justificaba
JoonChae.
-¡HYUNG HYUNG!
-Ara (Lo sé), por eso yo
si.- le dio unos golpecitos en el hombro.
-¡HYUNG! ¿Pero
esta bien? ¡RESPONDE MALDITA SEA!
-¡IM SOODAEEE!- le
gritaron los dos amigos.
-¡Respira por
favor! ¡Que te he dicho del coche!- el aludido empezó a respirar
fuerte.
-Solo tenía una
herida en el brazo, nada más.
-¿COMO DE GRANDE?-
KiBum empezó a señalar la parte del brazo donde Hanna tenía la
herida.- Por favor... no bajes más.
-Es broma.- rió confidente.
-Tú, y tus malditos
chistes macabros de médicos.
No se hizo largo el
camino a casa de JoonChae, aunque esta estuviese a las afueras.
Llegaron cargados de comida que pudieron descargar gracias a que
salieron a ayudarles.
-¡OPPAA!- salió
disparada, corriendo a la pata coja, una Choi SeungChae
emocionadísima.
-Es la única mujer
que no se cae rendida por mi.- comentaba Im SooDae.- JoonChae le pegó
un "capón".
-Tío, que es mi
hermana.- abrió los brazos para recibirla. Pero pasó por su lado
como si de un viento realmente fugaz se hubiese tratado.
Este se levantó
poco a poco, un tanto decepcionado. SeungChae se lanzó encima de Lee
KiBum, tirando este, de la sorpresa, la leche de plátano de SooDae.
-SooDae tú... Omo.-
se puso colorado.
-Oppaa hacía tiempo
que no venías a verme.- lo abrazaba con fuerza.
-¡Mi leche!- fue a
recogerla del suelo.- De verdad, que poco considerados...
-Omo...
SeungChae-shi. Qué alegría.- le dedicaba siempre a ella su mejor
sonrisa.
-SeungChae-ah, oppa,
SeungChae-ah.- le corregía avergonzada.
-Ya. Ya. Que corra
el aire.- la cogió en volandas JoonChae.
-¡Oppa!-
rechistaba.
-Mian. (Lo siento)
-Oppa, oppa...- la
imitaba su hermano.- Quédate a más de un metro de distancia de
KiBum, aratji? (¿De acuerdo?)
-Meeerong.-
rechistó.
Los tres amigos
fueron a sacar las bolsas del coche.
-SeungChae-ah, ayúdame a sacar las bolsa.
-Dee, oppa!
-¿Cómo lo hará?-
dijeron SooDae y JoonChae a la vez, mientras veían como KiBum se
alejaba con SeungChae hablando y riendo.
-Yo quiero de mayor
ser cómo él.- suspiraba Im SooDae. Joonchae se reía.
-Se tú mismo.
Eso es lo importante.- el amigo le asintió.
Entraron en la casa
con dirección a la cocina, lo dejaron todo encima de las encimeras.
Desde la puerta que daba al jardín ya se escuchaba jaleo. Salieron a
ver qué pasaba. Ya estaban casi todos allí. No se perdían ni una.
-Por fiin. Ya ha
llegado la comida.
Habían preparado
la mesa de la terraza. Fuera se encontraban los señores Choi, la
pareja feliz, Im SooRi y Tao, un compañero de SooDae; varias amigas
de YooNa y una pareja amigos de JiHoo. ¿Faltaba alguien?
-Pero qué horas son
estas de salir a comprar.
-Pues a las horas a
las que avisas tú de que vamos a comer en MÍ casa, dongsaeng.
-Dee, dee,
mianhaeyooo. (Sí, sí, lo sientooo)- le hizo un corazón con los dedos.
-¡Hey! Tao, al
final has podido venir.- saludaba con un apretón de manos Im SooDae
a su compañero.
-Dee. Ayer no pude
ir a la boda por lo del viaje. No podía faltar.
Comenzó el
diálogo.
-Bueno, adeul (hijo),
nosotros nos tenemos que ir. Que lo paséis muy bien.
-Deee.
-Disfrutar, estáis
como en casa.- decía Choi JungSoo mientras se marchaba.
-Puees... ¿Quién
tiene hambre?
Todos respondieron,
había un hambre voraz entre aquellos amigos. Siempre pasaba lo mismo
aún siendo la una del medio día. Song Jonghyun y Park MinSoo, se
fueron directos detrás de Kang JiHoo a preparar la barbacoa. No
podían dejar que él pringara. Y lo mismo pasó con Park YooNa.
-Jebal, jeeebal,(Por favor, por favooor) dongsaeng quédate aquí con tus amigas.- la llevaba JoonChae fuera de
la cocina.
-Aigoo... Siroo! (No quierooo) De
seguro que destrozas la cocina.
-Tranquila,
YooNa-noona, yo voy con él.- le dijo Im SooDae.
-Aiigooo...- miró a
JoonChae.- No dejes que él entre a la cocina.
-Arasseo,
arasseo. (Vale, vale)- le sonreía.
-Yaa... Noona,
dangsin-eun nappeum yeoja. (Eres una mala mujer)- hizo el amago de pegarle, este sonrío.
JoonChae entró a la cocina, y detrás de él Im SooRi.
-Annyong, oppa. (Hola)
-SooRi-ni, ¿me
ayudas?
-Dee...- dijo
insegura- Lo voy a intentar... sabes que la carne cruda...
-Jinsil.
Eotteon, gwenchanna, (Es verdad. Entonces, no pasa nada) ve colocando los tuppers que ha traído Oh
SaeByeong en la mesa.
-Oh... Dee. Oppa...,
cuando puedas, hablamos. Okay?
-Okay.- le sonrío.
Salió fuera sonrojada.
No pasaron ni unos
segundos después de que ella saliera cuando...
-¿Prefieres que te
ayude yo?- JoonChae mantenía la cabeza agachada intentando quitarle
el plástico a una de las cajas.
-YooNa... No te he
dicho que te vayas fuera...- levantó la cabeza.
No era YooNa. Se
mantenía en la puerta de la cocina apoyada. Mientras lentamente
pasaba su lengua por la comisura del labios.
-YooNa? Annyo. (No)
Se
quito las gafas de sol, mientras se reía de la cara de pasmado que
tenía. Llevaba unos shorts ajustados altos y una camisa de cuadros
de color verde, a conjunto con unas vans
también
verdes.
-Ya... ¿Al final
has venido? Te podrías haber quedado en casa, tampoco era necesaria
tu presencia.
-Aigooo,- le estiro
del pelo- de momento mantente calladito, pareces estar más... bueno,
tampoco quiero pasarme.- Él la miro de reojo con cara de asco.
-Ya, ya, pues
ayudame.
-Siroo.(No quiero)- se iba
hacía fuera, él la cogió de la mano y la miro con cara de no saber
bien que hacer.
-Aissh... Te ayudo,
te ayudo. Pero porque veo que no tienes ni idea.
-Dee, claro, será
por eso.
-Y
porque la que te iba a ayudar...- se metió un poco de kimchi
a la boca.- Tampoco te iba resultar de mucha ayuda...- JoonChae le
metió a presión otro trozo para que callara.
-Tú también
deberías estar callada. Te ves igual de mal, pero es lo que hay.- le
pegó la aludida en el brazo, el otro se giró irritado.
-Desagradecido...-
le dedicó el piropo con la boca llena de kimchi.
-Kim Hanna-ni?
Entró alguien por
la puerta de la cocina. Hanna dejó lo que estaba haciendo
rápidamente.
-Omo, JongDong-ni.-
un escalofrío recorrió la columna de Choi JoonChae.- Me había
olvidado de ti, mianhaeyo. (Lo siento)
-Anny-mida. (No pasa nada)- se
colocaba las gafas.
-Ven voy a
presentarte a la gente. Que no conozcas, claro.
-Dee.- le hizo una
reverencia.
-Ottokae? Kuman,
kuman. (¿Cómo? Para, para.)- él se llevaba la mano a la cabeza.- Gwiyeo...(Que lindo...)- Pasaron
completamente de JoonChae, y se dirigieron a fuera.
-Omoo, Kim
Hanna-shi.- se escuchaba decir fuera de la cocina.
-¿Ha pasado de mí?
¿Otra vez?- miraba a todos los lados, siguió preparando las cosas.-
Y encima deja de ayudarme...- paró en secó, y salió también. No
se iba a quedar ahí solo. O eso pensaba él.
-Yaa, creía que no
ibas a venir.- sonreía pícara YooNa- Pero te traes a Geum JongDong.
¿Qué tramas?- le preguntó bajito. Hanna le sonrío.
Todos se estaban
presentado, JongDong era tímido, pero tenía algo que hacía que
quisieras hablar con él. Eso era lo que más le gustaba a Hanna.
Porque ella no era de abrirse a las personas, y encontrar a JongDong
había sido muy gratificante, y lo mismo pensaba Park YooNa. JoonChae
vino por detrás y le extendió la mano.
-Choi JoonChae.- le
dijo secamente.
-Mmm,
annyoghashaeyo (Hola), JoonChae-shi.- le estrecho la mano, este lo miro de
reojo y asintió quitando rápido la mano.
-Bueno, venga, que
todo el mundo haga algo.- todos rieron y asintieron.
-Dee! Que hay mucha
hambre.
-Hanna, ven
conmigo.- le dijo JoonChae.
-Yes, sir.- esta
cogió a JongDong.
-Yo puedo ayudar en
lo que sea.- JoonChae lo miro sorprendido, "¿Qué hace este
aquí?", pensó, pero su cara lo dijo todo.
-Venga a trabajar.-
se restregaba las manos Kim Hanna.
-Tampoco te
esfuerces mucho, tú.- entró también en la cocina KiBum.
-Pues ayúdame, y así
no hago todo el trabajo.
-Dee.- se miraban coquetos. JoonChae los miraba atónitos.
-¿No somos muchos
en la cocina?- soltó JoonChae.
-Annyo.(No)- dijeron
KiBum y JongDong a la vez. Lo cual provocó la carcajada de Hanna, y
una cara de pasmarote irritado en JoonChae.
"¿A qué
juegas?", pensaba uno; "Vengo preparada.", pensaba la
otra. Se le quedaron dentro las ganas de comentarle algunas cosas,
pero lo primero de todo era actuar con normalidad. Tampoco sabía
bien que decirle. A veces se sentía mejor solo molestándola. Parecía
que simplemente volvía todo a su curso.
Rápidamente
prepararon la poca comida que habían traído y la colocaron en la
mesa. Todos se acercaban ansiosos, sobre todo Kim Hanna, Im SooDae y
Chang Tao, sus estómagos rugían con los primeros aromas de la carne
haciéndose en la parrilla.
-Mmmm, maldita sea.
Podría hacerse más rápido.
-Creo que voy a
morir del hambre...- se frotaba la barriguita- Por cierto... ¿Tú
nombre era?
-Tao, Chang Tao.- le
tendió la mano.
-Oh, dee, mian. (Oh, sí, lo siento)-
comenzaron a servir la carne.- Soy un tanto mala con los nombres.
Todos empezaron a
sentarse en aquella larga mesa de madera cuadrada con sus bancos a
juego. Hanna tomo asiento después de Tao, justo a su lado.
-Y... ¿Eres
modelo?- pregunto curiosa. Las orejas de JoonChae, KiBum y SooDae
prestaron atención y cogieron sitio cerca o en frente de ellos.
-Dee... ¿Cómo...?- se quedó sorprendido y de él salió una risilla tímida.
-Jinjja? Mollao. (¿En serio? No sé)- se llevó la mano a la cabeza sorprendida.- Tienes pinta. Alto,
guapo, pareces tener buen cuerpo y te juntas con Im SooDae... En
verdad... Lo último que he dicho no tiene mucho sentido para sacar
eso...- se quedó rallada.
-Creo que era lo que
tenía más sentido.- dijeron las tres marujas que escuchaban
atentamente.
-Omo, de
todas maneras acertaste.- se sonrieron.
-¡Ya, Ya! Prestadme
atención. Y no comáis...- miraba JiHoo fulminantemente a sus
jóvenes amigos.-Solo quería hacer un pequeño brindis- alzó su
cerveza- por los mejores amigos que un... que un hombre como yo...
-Ya, hyung, yo creía
que eras una chica.- todos comenzaron a reírse.- Que decepción.
-Ya, yaa,
JoonChae-ah, tú puedes comenzar a comer.- le dijo para que callara
la boca.
-Arasseo. (Ya lo sé)- le sonrió tontamente y fue a meter sus manazas en la comida. YooNa y Hanna que lo tenían cada una al lado le pellizcaron del
brazo.- ¡Au!
-Bueno,
continuando... deciros que siempre os he tenido, y no pedí nada a
cambio, igual que vosotros a mi me teníais cuando lo necesitabais...
y que por muchas cosas malas...- se calló unos segundos, segundos en
los que un helado y amargo escalofrío recorrió la garganta de
Hanna- o raras que haga. Al fin y al cabo siempre os... me vais a
tener ahí.
-Hyung...- todo el
mundo estaba abrumado con las palabras de Kang JiHoo.- Me has dado
miedo.- hacía pucheros Im SooDae.
-Parece que te vayas
a morir y sean tus últimas palabras... ¿Tienes alguna enfermedad
mortal?- preguntó curioso el único médico de la sala.
-¿Qué dices?
Exagerado.
-¿No puedo decirles
a mis amigos cuanto les quiero?
-Di que sí jeobo.(cariño) ¡Fighting!- JiHoo le sonrío culpable.
-¡Ya! Pues solo di
que nos quieres mucho y punto. No te vayas por las ramas.- alzó la
voz JoonChae.
-No te piques.- le
dijo Song Jonghyun.
-Annyo! (¡No!) Solo...
que me molesta su palabrería.
-Aigoo, habló de
palabrería el compositor más ñoño del mundo.- soltó una voz por
encima de la suya. Era la de Lee KiBum.
-UUUUh, abriendo el
cajón de mierda. Lo ha abiertoooo, abiertoooo.- metía cizaña
SooDae.
-Esa ha sido buena.-
le seguía Chang Tao. Se chocaron los dos amigos las manos.
-Ya... KiBum-ah.
Qué tú no sepas apreciar la música. No es, mi problema.- se le
hinchaba la vena del cuello, odiaba esos comentarios, y KiBum lo
sabía.
-Creo que tengo
mejor gusto musical que tú.
-¿Ya empezamos?-
comentaban a los lados del duelo, mientras JoonChae y KiBum se
miraban desafiantes.
-Son críos,
tenéis que dejarlos.- dijo gracioso, intentando destensar el ambiente con una carcajada.
-¿Y entonces por
qué no te haces músico? Ah. Pero si el cantante y el compositor soy
yo. Fíjate.- remarcó.
-Wuaaaa, esto se
pone interesante.- decía Tao.
-Señoras y señores
hagan sus apuestas. ¿Quién creen que ganará? ¿Hanna quién crees
que sabe más de música?- le preguntó ilusionado invadiendo el
lugar de su compañero.
Kim Hanna no prestó
atención a la pequeña disputa de los dos amigos, todavía le estaba
dando vueltas a lo que les había dicho Kang JiHoo con su tan emotivo
discurso, y eso que se encontraba en medio de todo aquel berenjenal.
-Molla...(No sé...)- dijo
flojito. Tao y SooDae se miraron extrañados.
-Lo siento, pero vi
más importante salvar vidas.- ese comentario no le sentó nada bien.
-Yo con mi trabajo y
mi esfuerzo, intento hacerla feliz.- le dijo serio.
-Mianhaeyo, (lo siento) no
pretendía decir eso.- todo el mundo trago fuerte. Muchos, por no
decir la mayoría, no sabían porque se disculpaba pero la tensión
que se respiró en aquellos segundos les fue suficientes para
mantener el silencio.
Hanna alzó la
cabeza al escuchar aquellas últimas palabras, no entendía aquella
escena, pero ella se sentía exactamente igual.
-Bueno... creo que
es mejor, seguir comiendo. No vamos a dejar esta comida tan rica en
el plato.
-Sí...- comentaban
todos.
Cada uno intentó
sacar un tema diferente en la mesa, para que no volviera a ocurrir
aquella escena en un día de "celebración"; pero y con
todos los temas más interesantes del mundo Choi JoonChae, Lee KiBum
y Kim Hanna parecían estar muertos por dentro. Sin ninguna muestra
de preocupación por unirse a aquellas conversaciones. Cada uno tenía
sus razones. Y que aquellas palabras hubiesen salido de sus bocas no
significaba el enfado, pero si la angustia y el pesar. Lo único que
resultaba raro era la mente de Hanna. "JiHoo-shi... ¿que tratas
de decirme?", pensaba.
Comentarios
Publicar un comentario