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Capítulo 3 - Cena con sentimientos, jebal




Se sentó bruscamente en su cama. Se sentía un tanto extraña y culpable, pero no por él, por su trabajo, o eso era lo que quería creer. Esto iba a ser diez veces más duro para él que para ella. Ya estaba viendo los titulares: “Idol que se pelea con turista se casa con ella de la noche a la mañana”. Parecía un dorama de risa de lo patético que era todo.
Se quitó los tacones para ir más cómoda, y se acostó en la cama. Fue entonces cuando se dio cuenta de que su cuarto seguía tal y como lo dejó. Giró su cabeza hacia la izquierda y miró las cuatro manos que estaban pintadas en la pared. Estaban sus huellas, las de Park Yoona, las de Kang Jihoo y las de Choi Joonchae. Y estas últimas estaban rayajeadas con rotulador negro. Giró rápidamente la cabeza hacia el otro lado, y con un suspiro cerró muy fuerte los ojos, hasta que se durmió.
Pasó algo más de media hora cuando sus padres la despertaron con sus voces. Se pararon a hablar en frente de su habitación, y seguido se les escuchaba ir de un lado a otro armando un poco de escándalo.
-¿Qué hacéis?- les preguntó mientras se restregaba los ojos.
-Omo.- se sorprendió su madre- Hanna-ni, por dios, lávate esa cara y retocate el maquillaje y...
-¿Qué más?
-Cámbiate de ropa, por favor.
Hanna echó la cabeza hacia atrás y fue directa al lavabo.
-¡Uh!- se asustó al mirarse al espejo, llevaba todo el maquillaje corrido, era peor que un mapache. Y eso era un insulto para los mapaches.
Se lavó la cara y con toallitas se quitó el maquillaje que le quedó. Se echó crema y se hizo una coleta. Iba muy básica. Como siempre, algo de rimel y maquillaje, la raya japonesa y unos labios rosas. Bonito y discreto. Fue a la maleta y cogió uno de los tantos vestidos que tenía. Era de color negro con la espalda al descubierto. Lo conjuntó con unos botines negros. El pelo lo dejó tal cual se quitó la coleta. Ya estaba preparada. Así que bajó al salón y allí estaba su padre, chillándole a su madre desesperado, que cuanto le falta.
-Hal-abeoji (Abuelo), ¿tú no vienes?- preguntó al verlo sentado en frente de la tele tomándose un helado.
-Annyo. Wae? (No. ¿Por qué?) ¿Quieres que vaya?
-Mmmm...- le cogió una cucharada de helado- Dee. (Sí)
-Pues entonces me quedo en casa.
-Aigooo... que aburrido, que poco me quieres de verdad.
-Ya, jinjja... (en serio) Corre, que te están esperando. Ka!- le señaló la puerta.
-¡Hal-abeoji malo!- lo miró risueña y le dio un beso en la frente- Bye.
-¡Kim Baekha!- la llamó Kim Moonsik.
-Jeobo... (Cariño...)- puso cara de perrito abandonado- que ya estoy lista.
-Venga umma... GAJA! (¡Vamos!)
Subieron al coche apresurados. Sabían que no llegaban tarde, pero Kim Moonsik siempre prefería prevenir que curar. Por eso mismo los anuncios sorpresa no le gustaban mucho, pero sabía desenvolverse ante ellos. Aunque la mayoría solía darlos él.
Llegaron a casa de Choi Jungsoo. Él, su mujer y Choi Seungchae, su hija, les dieron la bienvenida. Si que era verdad que la pequeña Seungchae estaba muy cambiada. Llevaba el mismo flequillo de siempre, e iba de colegiala, con el uniforme del colegio donde Kim Hanna iba cuando era pequeña.
-Unni?- dijo ella.- Cuánto tiempo.- permanecía recatada al lado de su madre.
-OMO, que guapa estás- le dijo Hanna- pero si ya no eres aquella nena de mochetes.- todos rieron.
-No, ahora es mucho más trasto.- completó Choi NooMin.
-Bueno, pasad no os quedéis en la puerta. Joonchae-ya no ha venido aún, pero no creo que le quede mucho.- Hanna tragó saliva al escuchar su nombre.
Kim BeakAh y Choi NooMin se dirigieron al sofá para esperar a que estuvieran todos.
-¿Appa, Choi JungSoo-shi puedo tratar con vosotros una propuesta?- les preguntó Hanna.
-Por supuesto. ¿Es del contrato?
-Anny, anny. (No, no.)
-Pues vamos a mi despacho entonces.
Los tres se dirigieron al despacho. Kim MoonSik cerró la puerta a su paso.
-¿Y de qué se trata tú propuesta?
-Pues, como ya sabéis. O no. Yo tengo, o tenía, ya no lo sé,- sonreía- en España un local, donde mi compañera y yo hacíamos fotos. Por resumirlo un poco. La cosa es que no me gustaría dejarlo así sin más.- estaba preocupada por lo que le iban a contestar. No quería perder esa parte de ella, y menos de esta forma.
-¿Lo que quieres es expandirla?
-O poder llevar las dos cosas a la vez...
-¿Quieres seguir con tú trabajo allí, y también dirigir desde aquí?
-No crees que es mucho trabajo...- la miraba de reojo su padre.
-Es que todo esto ha sido un imprevisto para mí. Yo tenía muchas cosas allí preparadas, y no me gustaría dejar de lado todos esos proyectos. Además de que he dejado de lado allí a buenos amigos que han trabajado muy duro...
-Pero sabes que aquí vas a tener más éxito.
-¿Y por qué no puede tener éxito en más sitios?
-Pero Kim Hanna...
-Appa, escucha, que te parece hacer negocios con nuevos diseñadores. Diseñadores que ahora se están metiendo en las pasarelas francesas y españolas. Nosotros incluso hemos llegado a ir a Inglaterra. Ya sabemos que en Corea “Sons of Golden” es la agencia más famosa, y en Estados Unidos tenemos renombre gracias a sancheom (tío). ¿Por qué no Europa?- los dos hombres de negocios se quedaron pensativos unos segundos, después de escuchar la enorme propuesta que acababa de plantear Kim Hanna.
-Puede que sea bueno para la agencia hyung (hermano mayor).- a Hanna le encanto esa expresión, ya que suponía complicidad entre los dos hombres.
-Pero hay que pensarlo muy bien.
-Solo una cosa Hanna.
-Dee? (¿Sí?)
-Contacta con Kim MoonSoo-shi, habla con él. Si lo convences para que supervise tu programa y se quede aquí hasta la firma del contrato. Puedes hacerlo.
-Dee?! ¡Yes!- hizo un gesto de victoria- Wua, gamsahamnida. (Gracias) Sois los mejores.- les dedicó una gran sonrisa. Los dos hombres rieron orgullosos por la emoción que la joven desprendía.

. . .

En el coche sin haberse cambiado de ropa después de la entrevista del dorama, Choi Joonchae, conducía camino a casa de sus padres. Como hacía casi todos los fin de semana, era algo habitual. Escuchaba la radio cuando alguien lo llamó al móvil. Descolgó el manos libres.
-Yeobosseo? (¿Diga?)- preguntó.
-Hyung, ¿wasseo? (Hermano, ¿qué tal?)- Choi Joonchae ya sabía quien era tras decir esas tres palabras con aire de pasota.
-Hey, Im SooDae. ¿Qué tal la cita?
-Wua, tío fatal... parece que mi madre esta pensando en arruinarme la vida con tal de casarme con “alguien de mi estatus”.- dijo con voz nasal, mientras Joonchae se reía.
-Como te entiendo...
-Hyung, ¿a ti también te han concertado citas?
-Si algo así...
-¿La has conocido ya?
-Dee... (Sí...)
-Dee? (¿Sí?) ¿Y esta buena?- preguntó sobresaltado.
-Aigo... Tú siempre con lo mismo.- colocó un segundo su cabeza en el volante.
-Dee, dee, kunde... (Sí, sí, pero...) ¿y el cuerpo, cómo lo tiene?- alguien le pegó, aunque Joonchae no se enteró.- Noona... (Hermana mayor)- dijo muy flojito.
-Yo no me fijo en esas cosas.- mentía.- Tampoco me llevé una buena imagen de ella.
-Waeo? (¿Por qué?)
-¡Ya! ¿Quieres preguntarle?- escuchó una voz femenina por el teléfono. Lo que provocó que los dos amigos saltarán del asombro.
-¡Im SooRi-ya!- dijo Joonchae.- ¡Qué susto! Que voy conduciendo, por dios...
-Aigoo, oppa no me hables así...- decía arrepentida la joven.
-Bueno... Hyung, ¿qué ha pasado con la chica esa?- le preguntó confuso Soodae, al verse amenazado por su hermana.
-Pues al parecer es una maleducada. No te fíes de ella oppa. ¿La conocías?- interrumpió Soori.
-¿Tú la conoces noona?
-Naega? (¿Yo¿)- dijo extrañada.- Anny... (No...)
-¿Segura?
-¡Ais!¡Dee, dee, ¿qué te pasa?!- le pega en el hombro.
-Pero que lío lleváis los dos...- decía en voz baja Joonchae.
-Hyung... ¿Hyung? ¿Sigues ahí?
-Dee? Dime Soodae-ya.- Joonchae siempre que aquellos dos hermanos empezaban a discutir se evadía para desconectar. Tantos años escuchando sus reproches y chillidos tenían que ser ignorados.
-¿Oppa qué haces hoy para cenar?
-Estoy de camino a casa de mis padres, lo siento.
-Oh... no pasa nada.- dijo ella apenada.
-Pero... ¿estás hablando tú con él o yo?- comentó Soodae.
-¡Ais! Toma.- le dijo ruda Soori levantandole la mano, mientras instintivamente Soodae reculaba para protegerse.- Nos vemos mañana oppa, annyeong. (Adiós.)- a Joonchae siempre le hablaba de con fina y dulce.
-Dee, annyeong Soori-ni. (Sí, adiós Soori-ni)
-Pues... Hyung, quedamos, arasseo? (¿de acuerdo?)
-Naeil? (¿Mañana?)
-Okay. Y se lo decimos al torero.- le salió muy gracioso el acento español.
-¿El torero?- se le caían las lagrimas de la risa.- Perfecto.- dijo en español también.
-Nos vemos hyung.
-Kut. (Final)- colgó.
Estaba a punto de llegar a casa de sus padres, el trayecto se le había hecho más ameno gracias a esos dos hermanos. Im SooDae tenía tres años menos que Joonchae, Kibum, su hermana y los amigos que hizo en el instituto. Siempre fue el pequeño gamberro que tenía las peores ideas, pero también el que recibía todas las collejas, la mayoría de veces merecidas.
Ya había llegado, y como siempre, dejó el coche cerca de la puerta. Se quedó extrañado al ver otro coche, que casualmente se parecía al de Kim Moonsik. Era su coche. Poco a poco se le fue haciendo un nudo en el estómago. Cuando fue a girar el pomo de la puerta principal, para encontrarse con la realidad de una vez, le sonó el móvil. Era de nuevo Soodae.
-Hyung, disculpa. ¿A qué hora hemos quedado?
Joonchae iba entrando en el hall, cuando divisó a lo lejos a su madre y a la señora, o señorita, como a ella le gustaba que le dijeran, Kim Beakah, la madre de Kim Hanna. En ese momento, si que entró en pánico.
-Dee? ¿A las siete?- le contesto nervioso y flojito.
-¡Joonchae-ah!- gritó Seungchae asomada desde la cocina, que fue corriendo a la pata coja mientras comía galletas.
-¿A las siete unas cervezas?- le preguntaba Im Soodae a través del móvil.
-Por fin...- se metió una galleta en la boca.- Tengo mucha hambre, ¿sabes?- él le sonreía y le acariciaba la cabeza rudamente con la mano que le quedaba, ya que con la otra seguía sosteniendo el móvil, y tratando de escuchar las incoherencias que decía su amigo.
-Pues si quedamos a las siete nos tomamos una cerveza y... ¿cenamos? ¿O solo bebemos? Y si vamos... No mejor no, porque noona dice que se apunta, bueno... alguna caerá...- Soodae hablaba prácticamente solo.
-¿Qué dices?
-¿Me dices a mi oppa?
-Anny, es Im Soodae- señaló al móvil.
-Ah, ese...- dijo con cara de asco Seungchae- Ya, oppa, vas muy guapo.
-Oh, gomawo (gracias) peque.
-Pero...- se quedó indecisa.
-¿Cómo?- la miró extrañado.
-Kim Hanna-unni va tan guapa, su look es como sencillo pero elegante, ¿sabes? No se como decirte.
Seungchae le seguía hablando, igual que lo hacía Im Soodae todavía, pero Choi Jooncahe se quedó ido. Solo se repetía con fuerza: “Tranquilo, tranquilo, solo es Kim Hanna, intenta resolver tus dudas ahora, tranquilo”.
De repente se abrió la puerta del despacho de su padre, y miró rápidamente. Tenía el corazón en un puño, estaba esperando verla, o no. Colgó por inercia el móvil. Im Soodae se quedó un tiempo hablando solo y cuando se dio cuenta pensó: “Se habrá despedido y no me di cuenta”. Kim Hanna salió la segunda después de su padre. Cuando localizó a Joonchae, casi en medio de la sala, su risa y charleta se convirtieron en seriedad y silencio.
-Choi Joonchae-ya, por fin estas aquí.
-Dee...- Kim Moonsik le dio unos golpes en la espalda.
-Omo, Joonchae-ni, ya estas aquí.- fue su madre a abrazarlo.
-Que guapo estas.- le decía muy directa y efusiva Kim Baekah.- Omo, se puso rojo.- él le sonrío.
-Dee, dee, parece que se le vea más gracias al pelo.- todo rieron, incluida Hanna, aunque solo con una sonrisa.
-¡Ya!¡Niña!- le respondió él.
-Bueno, ya está la cena, ¿nos sentamos?- dijo Choi Noomin, que los dirigió hasta el salón.
Tomaron asiento como si no hubiera pasado mucho tiempo. Choi Jungsoo y Kim Moonsik se colocaron enfrentados presidiendo la mesa, y los demás solo escogían los lugares que quedaban. Seungchae se sentó al lado de Kim Hanna, que tenía enfrente suya a Joonchae. Los platos iban pasando igual que la conversación y sus miradas no paraban de chocarse.
-Moonsik-ya.
-Dime, hyung.
-¿Entonces cuando se llevará a cabo la propuesta de tu hija?
-¿Propuesta?- dijo Joonchae.
-¿Qué propuesta jeobo?
-Un trabajito que nos a propuesto hacer...
-Para beneficiar a la agencia.- le cortó Kim Moonsik.
-Dee...
-Pues podríamos empezarla en cuanto pase la boda.- Joonchae y Hanna no pudieron evitar atragantarse con la comida por ese comentario. Kim Moonsik los miró de reojo.- La boda de Park Yoona y Kang Jihoo.
Hanna se limpió aliviada la comisura de la boca.
-¿Pero no es demasiado pronto? ¿Samcheon estará aquí?
-Tú solo tienes que llamarlo...
-Seguro que tú tío estará aquí en un segundo si lo llamas tú.- le interrumpió esta vez Choi Jungsoo para devolverle la jugarreta a su colega. Eran cosas de la buena relación que tenían, una competición por ver quién acababa la frase antes.
A Kim Hanna y a Choi Joonchae les encantaba eso de sus padres, tanto, que en el pasado les preguntaban sobre ciertos temas donde sabían que al final acabarían incluso discutiendo. Kim Moonsik miró a Choi Jungsoo de reojo y empezó a hacerle muecas, este le respondía de la misma manera, lo que provocaba que la joven Seungchae se riera a carcajadas. Le encantaba cuando su padre se comportaba como un niño.
-Que divertidos.- dijo la joven.
-Parecen niños de verdad.- le siguió Kim Hanna. Todos rieron menos los dos hombres.- Aigoo... se me había olvidado lo divertidas que eran las competiciones de appa y Choi JungSoo-shi.
-Pues lo hacen continuamente.- le respondió Choi Noomin.
-Ahora si que estoy en casa entonces.- le sonrió a su madre.
-Oye unni, ¿y en qué trabajas?- preguntó curiosa la joven.
Kim Hanna mientras tragaba la comida que llevaba en la boca, levantó la mano, para que ninguno de los dos hombres respondieran por ella, ya que como se había visto, eran propensos a querer explicarlo todo.
-Soy fotógrafa, la mayoría del tiempo, pero podría desempeñar otro tipo de trabajos relacionados con el montaje, dirección, estilismo de vídeos, anuncios, sketch, etc, y cosas así. En España mis compañeros y yo decidimos tocar muchos aspectos, no solo quedarnos en un estudio haciendo fotos para bodas, comuniones, era demasiado triste. A veces hemos trabajado para revistas de moda, blogs... La verdad es que conocimos a mucha gente gracias a los desfiles. Nos llamaban aspirantes para hacer sus primeros álbumes. También hemos trabajado con academias de modelos. Las cosas nos han ido muy bien la verdad, mucha gente nos ha llamado para las pasarelas. La verdad es que somos buenos en nuestro trabajo. Y Madrid es una ciudad que nos permite abrirnos muchas puertas.
-La verdad es que con lo que nos cuentas, no dudamos que seáis tan buenos, habéis llegado muy lejos.- le dijo Choi Jungsoo.
-Gamsahamnida. (Gracias) Además, nos benefició el ir a Londres, a París,... Fue todo bastante bien la verdad, en cuestión de cuatro años más o menos. Pero claro, somos un equipo grande, entonces también nos lo hemos podido permitir.
-Wuaa... ¿Enserio? ¿Has viajado tanto? Yo también quiero un trabajo así.- dijo Seungchae encantada.
-¿Pero tú no querías estudiar medicina?- interrumpió por primera vez Joonchae.
-Dee?- dijo distraída.
-Como Kibum...- a Seungchae se le salían los ojos y el corazón cada vez que escuchaba su nombre.
-Ki-bum?- preguntó Hanna.
-Dee, Kibum-oppa...- suspiró- Es un super médico.- aunque estaba como interno en el hospital de Seul- Guapo y muy sexy.- sonreía como una tonta.
-¡Choi Seungchae-ah!- chillo Choi Jungsoo. Lo que asustó a la pobre.
-Es amigo de Joonchae-ni desde el instituto.
-Ahora mismo, no lo recuerdo...- si recordaba algo de aquellos chicos, pero lo que pasaba es que no quería recordar demasiado. Además, ese nombre, a parte, se le hacía muy familiar, pero su memoria parecía ser la de un pez en ese momento.
-Bueno... ¿Y la propuesta, tiene que ver con internacionalizarse? ¿O algo por el estilo?- comentó Joonchae intentando no parecer muy interesado.
-Sí, y servirá para no desperdiciar el duro trabajo de Kim Hanna-ya.
-Gamsahamnida (Gracias), pero primero hay que ver si Moonsoo-samcheon quiere. La verdad, es que si no hubiese sido por el apoyo y el sacrificio de mis compañeros, amigos... hubiese sido muy difícil.
-¿La gente fue amable?- preguntó Choi Jungsoo mientras seguía cenando.
-Dee, hice muchos y muy buenos amigos. Y Andrea, mi compañera, bueno, que decir. Conseguí una parte de mi sueño gracias ella, ya que también es la jefa de “Colorful”.
-Y... ¿cuál es la otra parte de tu sueño?- preguntó Joonchae mirando al plato.
-Aún no lo he decidido.- mintió. Detrás se hizo un apacible silencio.
-Y tú Joonchae-ah, ¿tienes algún sueño que cumplir?- preguntó Kim Baekah.
-Lo importante ahora es mi carrera, no quiero pensar en otra cosa, además, creo que ya tengo suficientes distracciones.- sonrío.
-Oppa. ¡Tú eres el mejor! Arachi? (¿Vale?) ¡Fighting!- le dijo Seungchae muy ilusionada. Él le respondió con una gran sonrisa y el puño alzado al ras de la mesa.
Verlo sonreír provocó sosiego en Hanna, pero a la vez ese sentimiento le producía una especie de alerta y se repetía una y otra vez: “dos años Hanna, solo dos años”.
Acabaron de cenar y se sentaron alrededor de una mesa de café todos excepto Seungchae y Hanna, que paseaban por aquella casa. Seungchae le mostraba la casa y cada uno de los detalles de cada habitación que a la joven le parecían importantes y le contaba una historia con cada uno de ellos. Joonchae intentaba escucharlas desde un sillón al lado de aquella mesa de café mientras se hacía el distraído mirando el móvil.
Hanna se reía con las historias y los comentarios que le contaba Seungchae, esa niña se había vuelto muy efusiva. Choi Noomin le ofreció a Hanna un té que aceptó con gusto. Salió al patio de atrás a tomárselo con la pequeña loca de Seungchae. Hanna se colocó en aquella barandilla de piedra con su té, donde muchas otras veces también disfrutó de uno. Seungchae a su lado le contaba cómo a su hermano, el día de su cumpleaños, se le cayeron los pantalones, y reía como loca burlándose de él. Hanna lo recordaba como si fuese ayer, y había veces que acababa partes de aquella historia, como que fue por culpa de Hanna que Joonchae acabase casi desnudo ese día. Lo que dejaba a la joven sorprendida.
-Es verdad. ¿Porque no me acuerdo de cuando eras amiga de Joonchae-oppa?- reía dulcemente- Baboo...- se decía a ella misma.
Joonchae las observaba desde la puerta. Decidió esconderse un poco, para no ser descubierto.
-Hanna-unni.
-Dee?
-¿Por qué no me acuerdo tanto de ti? Se supone que fuiste amiga de oppa.
-Mmm, pues puede ser porque eras una enana- le acarició la cabeza- cuando yo y él eramos amigos.- Joonchae se mordió el labio con rabia.
-¿Y por qué ahora no? Bueno...
-Digamos...- Joonchae esperaba la respuesta con nervios- que algo no... no quisiera que siguiésemos siendo bueno... o que dejásemos de vernos o algo así.- removía el té inquieta- Cuando me quise dar cuenta él ya no estaba cuando yo lo necesitaba, y yo deje de ser la misma. El instituto no fue fácil, ¿sabes?- Joonchae se sorprendió- Y por unas cosas y por otras, decidí irme a estudiar a otro sitio, dejé atrás lo malo. Y como ves. Ahora es todo mucho mejor.- le dedicó una sonrisa, aunque aquella sonrisa era triste, en gran parte.
-Mianhamnida. (Lo siento.)
-Waeo? (¿Por qué?)- se sorprendió.
-Seguro que oppa hizo algo.
-Annyo. (No) Fui yo.- él se quedo boquiabierto al escucharla, pensando en que pudo haber hecho ella.
-Y... ¿Qué vais a hacer con el contrato?
-Firmar y poco más.- Seungchae se sorprendió, “O la sonrisa de Hanna es de verdad o es muy buena actriz”, pensó. Ella ya no era una niña, a lo mejor si un poco inmadura, pero se daba cuenta de las cosas muy rápido.- ¿Y solo esperas a qué el tiempo pase, no?
-Dee.- Seungchae se giró y vio el brazo de Joonchae que sobresalía por la puerta.
-Hanna-unni, voy a entrar, tengo un poco de frío.
-De acuerdo.- Choi Seungchae se fue por otra puerta, dejando al tonto de su hermano ahí “escondido”.
“¿Qué te pasa Hanna?”, se decía a ella misma, “No puedes ni estar dos segundos calladita, recuerda lo que le has dicho a Yoona”, “Se fuerte”. Se quedó mirando las pocas estrellas que habían esa noche.
-Muy fuerte.... Que tonta eres.- dijo en español.
Joonchae cogió fuerzas de donde pudo. Y al rato Hanna notó la presencia de alguien a su lado, apoyado también en la piedra. No le hizo falta girarse para reconocer quién era.
-¿Qué haces?¿Piensas en tu nuevo sueño?- Joonchae no sabía que decir.
-Anny, (No) ¿y tú?
-Nega? (¿Yo?)
-¿Tú único sueño es tu carrera?
-Dee? Dee...- estaba dudoso.
-La verdad, si me llegaran a decir que eras tan efusivo, no me lo creería.- le contestó.
-¿Cómo?
-Que no te conozco. Bueno tampoco lo hice en su momento... Pero cuando te vi en la entrevista...- la cara de Joonchae cambió. Y la de ella al verlo, “no debería haberle dicho eso”, pensó.
Joonchae se sintió desprotegido de nuevo, aunque muy enfadado, de que aquellas palabras hubiesen salido de su boca. Y solo el hecho de pensar, que ella había visto la entrevista, era mucho peor.
-Mian... (Lo siento...)
-No me hacen falta tus disculpas.- se giró.
-Ja...- contestó rencorosa- ¿Qué quieres Choi Joonchae-shi?- escuchar como lo llamaba de esa manera lo quemaba por dentro.
-He salido a tomar el aire.
-Si claro, como si no te conociera.- dijo bajito mirando a otro lado.
-No, no me conoces.- sus miradas se cruzaron. Los ojos de él parecían fuego, y los de ella puro y frío hielo.
-Cierto, dejé de conocerte hace mucho tiempo.
-¿A caso te hice algo?- “¿Por qué a cabo de sacar el tema?”, se lamentaba.
-Ja... No sé, ¿a lo mejor hiciste el imbécil, o el idiota? Bueno eso son sinónimos. A lo mejor, ¿la diva?
-¿Diva?- lo miro indignado.
-Bueno aunque parece que lo sigues siendo.- la conversación cada vez iba a peor.
-¡¿Pero tú?!- resopló, y colocó las manos en la barandilla de piedra apretándola con fuerza.
Ella se terminó la taza de té de un trago, y él se quedo mirándola de reojo.
-¿Qué te pasa?- dijo secamente.
-Me sorprende que hayas cambiado tanto.
-Como si tú no lo hubieses hecho. ¿Tanta necesidad tenías de hacer el ridículo? ¿Qué es eso, rubio?- le cogió un mechón de pelo con dos dedos, en señal de desprecio.
-¡Ya!¡Ja!- se rió irónicamente soltándole la mano de su pelo- La que lo sabe todo de la moda.
-Por lo menos para el pelo no tengo tan mal gusto como otros.- se tocó el pelo.
Él la miró de arriba a bajo.
-¿A quién quieres sorprender? ¿O engañar?
-¿Cómo?
-Debajo de esa fachada seguramente sigas siendo la misma niña inmadura de siempre.
-Aquí el único inmaduro eres tú, perdona.
-Yo no he sido el que ha tirado un café por la cabeza de alguien, ¿o a caso eso te parece muy maduro?- se pusieron los dos en jarras a la vez, se dieron cuenta y cambiaron la posición.
-¿Pero que te has creído? DIVA. Encima que te intento pedir perdón y me cortas, “No, no necesito tus disculpas, bla bla...”- le repitió lo que le había dicho pero con voz tonta.
-¡Ya! Yo no hablo así. ¿Y que tienes con lo de diva?
-D-I-V-A.
-¡Ya!
-Neon! (¡Tú!) Que vas de idol guay, pero cuando te pones bajo presión o no reaccionas- le puso cara de zombie.- o... o ¡saltas!- dijo en voz alta.
-¿Disculpa? A lo mejor la diva eres tú.
-Nega? (¿Yo?)
-¡Dee!¡Neon! (¡Sí, tú!) Que vas de aires Europeos como si lo supieras todo.
-Yo lo único importante que se es que en dos años pierdo de vista otra vez tu careto.
-En algo estamos de acuerdo entonces.
-¡Perfecto!- dijo irritada.
-¡Perfecto!- le respondió de la misma manera, pero cruzándose de brazos.
Se hizo un silencio. Hanna decidió irse de allí, y si podía ser de aquella casa.
-Hanna-ya...- se paró en seco, y se giró enfadada al escuchar que la llamaba de nuevo.- ¿Por qué te fuiste?- él la miraba con los ojos tristes, y ella al escuchar esas palabras y al verle, solo podía sentir una angustia que le recorría todo el cuerpo.



. . .

Hanna fue donde estaban sus padres.
-Umma, appa...- todos la miraron- ¿Es un poco tarde, no creéis?
-Mmm...- se miraron entre ellos.
-La verdad, es que estoy un poco cansada del viaje, y se está haciendo tarde, tampoco quiero molestar.
-Omo, es verdad.
-Tranquila, por eso no te preocupes.- dijo Choi Noomin.
-Bueno entonces procedemos a irnos, mañana seguimos hablando, hyung.
Se despidieron de nuevo. Cuando llegaron a casa, Hanna subió a su cuarto lo más rápido que pudo. Se colocó en frente del espejo y se quitó el maquillaje de una forma muy bruta, aunque se estuviese haciendo daño, en ese momento no le importaba.
Se tiró en la cama, y acto seguido empezó a patalear como loca. Cuando paró se dio la vuelta colocando la cara en la almohada. No estaba cómoda, y se estaba ahogando. Cambió de postura nuevamente. Y solo le venía a la cabeza la imagen de Joonchae. ¿Habría sido injusta? ¿Muy dura?
-Anny, anny...-cerró los ojos y apretó el puño lo más fuerte que pudo. Y se durmió

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